Capítulo275
Las gélidas y turbulentas aguas envolvieron por completo a Mariana.

Una intensa sensación de frío y miedo, junto con una profunda asfixia, hicieron que Mariana llorara sin control.

Por el miedo, ni siquiera se atrevía a abrir los ojos, pataleando desorientada. ¿Qué hacer?

¿Acaso moriría aquí?

¡El vasto reservorio podría describirse como infinito!

Caer al agua significaba la muerte incluso para el mejor nadador.

En medio de su desesperación, Mariana sintió de repente unas manos fuertes que la sujetaron por sus abundantes glúteos, elevándola a la superficie.

—Cof, cof... —al abrir los ojos, Mariana vio a Faustino flotando frente a ella.

—Faustino... ¡buaa, me asusté tanto!

Como si fuera su última esperanza después de caer al agua, Mariana se aferró fuertemente a Faustino sin atreverse a soltarlo.

—Señora, no puedo creerlo, ¡aunque estuvieras molesta conmigo no tenías que romper el bote!

—¡Ahora no solo no podremos atrapar a los saqueadores, sino que apenas podremos salvarnos!

Dijo Fausti
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