Capítulo 283
—¡Sss! —La respuesta a Mariana fue una risa burlona. Una gruesa cola de serpiente se abalanzó hacia sus piernas, mientras que la boca de la serpiente se preparaba para tragarse a Faustino, que estaba inconsciente. La escena del siguiente segundo era inimaginable.

—Si hubiera sabido que esto pasaría, no te habría traído a la tumba… —Mariana, arrepentida y desesperada, cerró los ojos.

Pasaron unos siete u ocho segundos. La serpiente no atacó. ¿Qué estaba pasando? Se oyeron pasos claros.

—Faustino… ¿eres tú, Faustino? —A pesar del miedo que la paralizaba, Mariana abrió los ojos con todas sus fuerzas. Lo que vio la dejó completamente atónita.

Faustino, en algún momento, había caminado lentamente hacia la serpiente. Cada paso era lento, pero firme. La serpiente, que debería haber atacado, retrocedía a medida que Faustino avanzaba. Sus ojos rojos como la sangre mostraban confusión, incredulidad, asombro, miedo y terror.

¡Tenía miedo de Faustino!

Esa escena tan inexplicable dejó a Mari
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