—Aquí no hay ataúdes ni tesoros, ¿parece más bien un…?— ¿Un altar? —respondió Faustino, sorprendido por la escena. Se quedó pensando un rato antes de encontrar una descripción adecuada.Avanzaron lentamente. De pronto, el terreno descendió abruptamente. Una escalera de cien peldaños descendía hacia una enorme plaza subterránea, del tamaño de un campo de fútbol. Vista desde arriba, tenía la forma perfecta de un diagrama de los Ocho Trigramas, con una puerta de piedra en cada esquina, todas firmemente cerradas. En el centro, se veía el símbolo del círculo sagrado.— ¡Faustino, mira! Esas dos columnas… ¡son idénticas a las del mural! —exclamó Mariana.Siguiendo la mirada de Mariana, vieron dos enormes columnas de piedra, una frente a la otra, idénticas a las columnas con serpientes entrelazadas del mural. Las columnas estaban situadas como si fueran los dos puntos del círculo sagrado.Los Ocho Trigramas, el círculo sagrado...—Esto no es una tumba real… ¿qué significado tiene esta disp
Con su cuchillo, Faustino extrajo una escama roja del tamaño de una mano, con un brillo multicolor.—Esto es… ¡es una escama de serpiente! —exclamó Mariana, reconociendo la escama a pesar de la sangre, quedando impactada.—Sí, una escama de serpiente. Increíble que una serpiente haya hecho esto… —Faustino sintió un escalofrío. La imagen era aterradora.—Una escama tan grande… la serpiente debe medir al menos diez metros… ¡no, decenas de metros! —dijo Mariana, su rostro lleno de miedo—. ¿Será el monstruo que ha vivido en esta tumba durante miles de años?—Debe serlo —respondió Faustino, con un tono grave—. Lo sospechaba, pero no estaba seguro. Ahora, con esta escama, lo confirmo. Las serpientes de coral que salen del embalse deben ser sus descendientes.Faustino se sentía cada vez más pesado.—La gente que estaba en la entrada de la tumba… también debe haber sido asesinada por esta serpiente.Mariana había dicho que la tumba tenía al menos dos mil años de antigüedad, lo que signific
— ¿Cuándo se cerró el pasaje? ¡No podemos regresar! —exclamó Mariana, al darse cuenta de que ni ella ni Faustino se habían dado cuenta del cierre.El altar sagrado detrás de ellos se abría cada vez más, revelando un enorme agujero negro e insondable. Se oían ruidos como si algo duro rozara el suelo, y el hedor nauseabundo era insoportable, casi haciéndolos perder el equilibrio.—Faustino, ¿qué hay ahí dentro…? —preguntó Mariana, con voz temblorosa, presa del pánico, agarrando a Faustino.—Es la gran serpiente. ¡Rápido, busquemos otra salida! ¡Si nos alcanza, estamos muertos! —Faustino, con el corazón latiéndole con fuerza, arrastraba a Mariana mientras corrían. Era imposible no sentir miedo ante tal criatura, pero la razón le decía que el pánico solo aceleraría su muerte. Debía mantener la calma. Los miembros de Guante Negro no habían muerto todos, debía haber otra salida. Pero las ocho puertas de piedra estaban cerradas, y la salida superior bloqueada. Era un callejón sin salida
La cola de la serpiente aún mostraba rastros de sangre. A pesar de su enorme tamaño, su velocidad era impresionante, acortando la distancia entre ella y Faustino y Mariana.—¡Bang! ¡Bang! —Faustino, negándose a ser devorado, disparó mientras corría, pero fue en vano; la serpiente no reducía la velocidad, acercándose cada vez más, a menos de veinte metros.—¡Tiene que haber una salida, tiene que haber una salida, pero ¿dónde está…? —Faustino estaba desesperado. ¿Sería el agujero negro que se abrió en el círculo sagrado? No, imposible. Era el hogar de la serpiente, insondable; caer allí significaba la muerte. ¿Cómo podría ser un pasaje?—¡Sss! —El sonido de la serpiente sibilando se acercaba. Faustino ya no se atrevía a mirar atrás. Si la situación continuaba así, ambos morirían en menos de un minuto.—Faustino, déjame ir… —dijo Mariana, llena de culpa—. Tú correrás más rápido solo. Que me coma ella, quizás puedas encontrar una forma de escapar mientras tanto… Su fuerza la estaba
—¡Sss! —La respuesta a Mariana fue una risa burlona. Una gruesa cola de serpiente se abalanzó hacia sus piernas, mientras que la boca de la serpiente se preparaba para tragarse a Faustino, que estaba inconsciente. La escena del siguiente segundo era inimaginable.—Si hubiera sabido que esto pasaría, no te habría traído a la tumba… —Mariana, arrepentida y desesperada, cerró los ojos.Pasaron unos siete u ocho segundos. La serpiente no atacó. ¿Qué estaba pasando? Se oyeron pasos claros.—Faustino… ¿eres tú, Faustino? —A pesar del miedo que la paralizaba, Mariana abrió los ojos con todas sus fuerzas. Lo que vio la dejó completamente atónita.Faustino, en algún momento, había caminado lentamente hacia la serpiente. Cada paso era lento, pero firme. La serpiente, que debería haber atacado, retrocedía a medida que Faustino avanzaba. Sus ojos rojos como la sangre mostraban confusión, incredulidad, asombro, miedo y terror.¡Tenía miedo de Faustino!Esa escena tan inexplicable dejó a Mari
En un abrir y cerrar de ojos, apareció frente a Mariana y la agarró por el cuello. Parecía que esa frase había tocado su punto débil.—Oye, suéltame, ¡me ahogo! —Mariana tenía un arma, pero no se atrevía a dispararle al cuerpo de Faustino. Sin embargo, estaba segura de que el Faustino actual ya no era el mismo.—Hormiga, cuando hables conmigo, mantén una postura adecuada. ¡O te sometes a mí, o mueres!Faustino soltó a Mariana y habló con frialdad.—Tos… tos… —Mariana, con el corazón latiéndole con fuerza, sintió que había estado a punto de morir. No tenía idea de cómo devolver a Faustino a la normalidad. Solo pudo fingir asentir.—De acuerdo, me someto a ti…—¡Sss! —La serpiente salió de nuevo del altar del círculo sagrado, se acercó a Faustino y escupió una hoja dorada con extraños caracteres grabados. Faustino hizo un gesto con la mano, y el papel dorado voló hacia él y desapareció. Mariana quedó profundamente impresionada.—Sígueme.Faustino guardó el papel dorado y miró a Mar
Independientemente de la situación, Mariana sintió que esto no era bueno para Faustino. Aunque el Faustino actual parecía imponente, majestuoso y poderoso, incluso controlando a la serpiente gigante, a Mariana le gustaba el Faustino lascivo y mujeriego de antes.—Sígueme.Mientras Mariana seguía distraída, escuchó la voz imponente de Faustino, que no admitía réplicas. Al levantar la vista, vio que Faustino ya se había alejado unos siete u ocho metros.—¿Me vas a matar o me vas a sacar de aquí? ¡A dónde me llevas!Mariana lo siguió, sin poder contener su nerviosismo y sus dudas.Faustino se detuvo, se volvió lentamente y en un abrir y cerrar de ojos apareció frente a Mariana.—Si quisiera matarte, ya lo habría hecho. Hablas demasiado, es molesto.Dicho esto, con un toque de su mano, un rayo de luz plateada penetró en la frente de Mariana.—¿Qué… qué me has hecho?Inmediatamente, Mariana sintió que se oscurecía la vista y perdió el conocimiento.…No se sabe cuánto tiempo pasó. Cuando M
—¿Cómo he llegado aquí?Faustino recuperó el conocimiento al poco tiempo, pero el entorno lo sorprendió. Al mismo tiempo, sintió una fuerza increíblemente poderosa dentro de él. Usó su visión penetrante y se sobresaltó. La perla plateada que tenía dentro ahora tenía una marca similar a un rayo, y estaba envuelta en una capa de llamas. Faustino no entendía la razón.—¿Dónde está esa maldita serpiente?Faustino miró a su alrededor, pero no encontró rastro de la serpiente gigante. De repente, notó a Mariana inconsciente en la plataforma. La llamó un par de veces, pero al no obtener respuesta, saltó de la plataforma para comprobar su estado.—No está envenenada ni herida, solo ha perdido el conocimiento por debilidad. Menos mal, menos mal.Faustino la abrazó y le presionó el punto entre las cejas. Pero Mariana estaba demasiado débil y no despertaba.—Aquí no hay comida… bueno, que beba un poco de mi sangre.Faustino lo pensó un poco y se mordió el dedo, colocándoselo en la boca de