Capítulo 285
Independientemente de la situación, Mariana sintió que esto no era bueno para Faustino. Aunque el Faustino actual parecía imponente, majestuoso y poderoso, incluso controlando a la serpiente gigante, a Mariana le gustaba el Faustino lascivo y mujeriego de antes.

—Sígueme.

Mientras Mariana seguía distraída, escuchó la voz imponente de Faustino, que no admitía réplicas. Al levantar la vista, vio que Faustino ya se había alejado unos siete u ocho metros.

—¿Me vas a matar o me vas a sacar de aquí? ¡A dónde me llevas!

Mariana lo siguió, sin poder contener su nerviosismo y sus dudas.

Faustino se detuvo, se volvió lentamente y en un abrir y cerrar de ojos apareció frente a Mariana.

—Si quisiera matarte, ya lo habría hecho. Hablas demasiado, es molesto.

Dicho esto, con un toque de su mano, un rayo de luz plateada penetró en la frente de Mariana.

—¿Qué… qué me has hecho?

Inmediatamente, Mariana sintió que se oscurecía la vista y perdió el conocimiento.

No se sabe cuánto tiempo pasó. Cuando M
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