Cuando te veas
Sebastian Blackwood caminaba con paso decidido por el opulento pasillo de la sede de su empresa. La rutina de un multimillonario nunca le concedía momentos de descanso, pero se sentía en control de cada detalle. Cuando llegó al ascensor privado, pulsó el botón y esperó pacientemente a que se abrieran las puertas.Al entrar en el ascensor, sus ojos se fijaron en una figura inesperada. Una chica pelirroja y con gafas, evidentemente tímida, sostenía una caja en las manos. Sebastian frunció el ceño, sorprendido por la presencia de la desconocida en su ascensor privado.Al mirarla, se dio cuenta de que la chica estaba visiblemente triste. Su mirada parecía perdida y su rostro mostraba una expresión abatida. La curiosidad se despertó en el interior de Sebastian, que no pudo ignorar el aura melancólica que rodeaba a la joven.Meditó por un momento si debía interrogarla sobre su presencia allí, pero una repentina bondad se apoderó de su corazón y su aroma era una mezcla de vida y muerte, dejándole perplejo. Después de todo, un hombre de su estatus no debería preocuparse por una simple desconocida. Sin embargo, algo le impulsó a romper el silencio."¿Adónde vas?", dijo Sebastian, con voz firme pero cargada de compasión.La muchacha se sobresaltó, levantando sus ojos sorprendidos para encontrarse con los de Sebastian. Había una mezcla de sorpresa y gratitud en su mirada. No podía creer que le estuviera hablando a ella."Lo siento, señor... I... Me he perdido. Me equivoqué de ascensor", murmuró, con un tono tembloroso e inseguro.Sebastian ladeó la cabeza, observándola con curiosidad. No se parecía a ninguna otra mujer que hubiera conocido. Había una sencillez en su presencia, un encanto genuino que atraía su atención."No hay de qué preocuparse", respondió Sebastian.Los segundos pasaron mientras el ascensor seguía descendiendo. El ambiente estaba impregnado de un silencio confortable, sólo interrumpido por el suave zumbido de los motores.Sebastian sintió una inexplicable conexión con aquella chica pelirroja. La curiosidad ardía en su interior, deseando saber más sobre ella."Esa caja parece pesada. Permíteme ayudarte a llevarla".Lira dudó un momento, pero no pudo resistirse a la amabilidad de sus ojos. Asintió tímidamente y le entregó la caja. Sus manos se tocaron y una corriente eléctrica pareció recorrer sus cuerpos, provocando escalofríos en ambos.La caja resbaló de las manos temblorosas de Lira y cayó al suelo del ascensor con un ruido sordo. Mientras ambos se agachaban para recoger los objetos esparcidos, ella levantó los ojos y se encontró con una mirada intensa y penetrante procedente de Sebastian. Sus ojos, antes claros, mostraban ahora un intenso y seductor brillo rojo.Lira sintió que un escalofrío le recorría la espalda y se apartó, apoyándose en la pared del ascensor. Sebastian avanzaba lentamente, con sus ojos rojos fijos en los de ella, como si fuera la única presa en su campo de visión.Su corazón latía desbocado, mezclando miedo y una extraña atracción. Sebastian se acercó y sus labios casi rozaron los de ella, creando una tensión eléctrica en el aire. Fue como si el mundo a su alrededor desapareciera y el único sonido audible fuera el rápido latido de sus propios corazones.Pero antes de que sus labios se encontraran, el ascensor se sacudió, interrumpiendo su momento de intimidad. Las puertas se abrieron bruscamente, dejando al descubierto un pasillo lleno de gente. Lira aprovechó la oportunidad para dar un paso atrás, mientras su pecho subía y bajaba con la respiración acelerada.Sebastián se quedó quieto un momento, y sus ojos volvieron a su estado normal. Mientras observaba a la mujer desaparecer por las concurridas calles, una determinación se apoderó de Sebastian. Sabía que no podía dejar escapar a aquella mujer sin descubrir su verdadera identidad.Tras unos días de búsqueda incesante, Sebastian encontró por fin el modesto piso donde vivía Lira. Sintió una punzada de emoción al saber que volvería a ver a la mujer pelirroja de las gafas. Aquel encuentro casual en el ascensor parecía tener ahora un propósito mayor.Mientras observaba la fachada del edificio, Sebastian percibió el inconfundible olor a lobo en el aire, algo que le intrigó profundamente. Era como si una conexión inexplicable le uniera a Lira de algún modo.Investigando más a fondo, descubrió que Lira había sido despedida injustamente de la empresa donde trabajaba. Una oleada de indignación recorrió su ser, alimentando su deseo de corregir esta injusticia y revertir la situación acercándola a él.Sebastián no sabía que Lira era empleada de Industrias Blackwood, pero ahora sentía la responsabilidad de hacerle justicia. Creía en su talento y quería volver a tenerla a su lado, tanto en lo profesional como en lo personal.Subió las escaleras de su edificio con sorprendente rapidez, su agilidad característica le permitió pasar desapercibido para cualquiera que se encontrara en el lugar. Al llegar a la puerta del piso, llamó con firmeza, esperando ansioso una respuesta.Lira, aún estupefacta al abrir la puerta y encontrarse con que el dueño de la empresa donde trabajaba, no respondía momentáneamente. Sus ojos se abrieron de par en par, sorprendida, mientras su corazón se aceleraba ante la imponente presencia de Sebastián.Sin dejar que la incomodidad se asentara por mucho tiempo, él rompió el silencio, pronunciando las palabras con calma y determinación: "Lira, ¿no vas a invitarme a pasar?".La invitación era tanto una demostración de su interés por establecer una conexión personal con ella como una oportunidad para resolver las cuestiones pendientes relativas a su despido de la empresa. Sebastián sabía que ese momento era crucial para restablecer la confianza entre ellos.Lira, todavía un poco conmocionada por la inesperada presencia de Sebastian, se hizo a un lado, permitiéndole entrar en su modesto piso. Cerró la puerta tras ellos, intentando recuperar la compostura y encontrar las palabras adecuadas para abordar aquella insólita situación.El ambiente dentro del piso era tenso, cargado de expectativas e incertidumbres. Sebastián observaba el ambiente con atención, captando pequeños detalles que revelaban un poco de la vida de Lira. Se dio cuenta del esfuerzo que ella hacía por mantener un hogar acogedor.Mientras ella intentaba encontrar el valor para entablar una conversación, Sebastián tomó la iniciativa. Se acercó suavemente, tratando de establecer contacto visual con ella. Su voz resonaba con sinceridad y determinación: "Lira, sé que las cosas no sucedieron como debían. Ignoraba que fueras mi empleada en la empresa hasta hace poco, y me sorprendió enterarme de tu despido improcedente".Lira por fin se animó a responder, con la voz temblorosa y cargada de emoción: "Sebastián, yo... no sé qué decir. Me dolió mucho que me despidieran, pensé que nunca sabrías de mí".Sebastián la interrumpió con suavidad, poniéndole una mano reconfortante en el hombro. "Entiendo tu frustración, Lira. Y estoy aquí para decirte que tienes mucho talento, y quiero arreglar esta injusticia. Me gustaría ofrecerte la oportunidad de volver a trabajar para la empresa, en un puesto que refleje tu verdadera capacidad. Quiero que seas mi asistente".Lira se sorprendió por la oferta de Sebastian, luchando por procesar sus palabras. Le miró profundamente a los ojos, buscando signos de sinceridad. Poco a poco, una sonrisa de esperanza apareció en su pálido rostro.El primer besoLira miró a Sebastián con una mezcla de sorpresa y felicidad cuando escuchó su petición de convertirse en su asistente personal. Sabía que esta oportunidad no sólo le permitiría estar más cerca de él, sino que también le abriría las puertas a un futuro prometedor en su carrera.Con una sonrisa radiante, aceptó la propuesta, sintiendo que su corazón se aceleraba ante la perspectiva de trabajar al lado del hombre que la encandilaba. Pasaron los días y la rutina de trabajo se estableció, con la pelirroja realizando sus tareas con eficiencia y dedicación.Mientras trabajaban juntos, Lira y Sebastian desarrollaron una dinámica especial. Con cada encuentro, con cada proyecto que compartían, la conexión entre ellos se hacía más fuerte. Con el tiempo, la atracción que existía entre ellos se hizo innegable, y cada mirada y cada sonrisa que intercambiaban tenían un significado profundo.Tras una intensa reunión, todos los demás empleados abandonaron la sala, dejándolos solos. El
No puedo quedarme con ellaSebastian entró en su lujoso despacho de Industrias Blackwood y encontró a su hermano pequeño, Adrian, sentado en su sillón con una sonrisa traviesa en la cara."Ah, hermano querido, he oido rumores interesantes sobre ti y la encantadora chica pelirroja. Parece que estás dejando la oficina patas arriba".Sebastian frunció el ceño, irritado por los comentarios y las posturas juguetonas de Adrian."Adrian, basta ya. Estos comentarios no tienen base alguna, y cualquiera que esté difundiendo estos chismes será severamente reprendido y posiblemente despedido."Adrián, al notar la seriedad en el tono de voz de su hermano, cambió rápidamente de expresión."Lo siento, Sebastián", pero hizo alguna payasada más y su hermano se puso furioso.Sebastián suspiró, tratando de controlar su ira."Sé que te gusta hacer bromas, Adrian, pero esta situación no tiene gracia. Es importante mantener la reputación de la empresa y desmentir los chismes infundados.Adrián agachó la ca
En busca de venganzaLucius Nightshade, propietario de Noctis Essence, estaba inmerso en una importante reunión de negocios cuando su teléfono móvil vibró insistentemente. Desvió brevemente su atención del asunto que estaba tratando y consultó el mensaje. Una foto mostraba a Sebastian Blackwood, acompañado de una misteriosa mujer pelirroja, entrando en un edificio del suburbio de Domino's Vale.Aunque Lucius se encontraba en medio de una reunión crucial, su curiosidad se despertó de inmediato. La intrigante imagen y la presencia de Sebastian Blackwood -un nombre que resonaba en su mente- despertaron su interés. Sentía una conexión indescriptible con la figura pelirroja, una sensación que no podía ignorar.Mientras los demás participantes en la reunión seguían discutiendo asuntos relacionados con los negocios, la mente de Lucius divagaba, preguntándose quién era aquella mujer y cuál era su relación con Sebastian Blackwood. Sentía una inquietud en su interior, un deseo ardiente de desen
¿No sabes quién es?Selena dejó escapar una risa irónica al ver que el hombre que tenía delante no respondía. "Lucius Nightshade, después de todos estos años, ¿has perdido por completo el olfato para los seres sobrenaturales? Esa mujer que yace en tu cama es algo que no había visto en mucho tiempo. Esta especie sobrenatural fue aniquilada hace cientos de años, pero pensé que la reconocerías. Ya que no lo hiciste, mírala. El color de su pelo, ¿no te recuerda a alguien?".Los ojos de Lucius se abrieron de par en par, comprendiendo por fin la magnitud del descubrimiento. "¿Una banshee? Pero yo creía que se habían extinguido hace siglos. ¿Cómo es que sigue viva?"Selena sacudió la cabeza, aún incrédula. "Parece que al menos una sobrevivió. Puede que ayudara, a una o a otra. Las banshees eran temidas y perseguidas, sobre todo en la época de la caza de brujas, junto con mis antepasados de Salem. Creía que ya no existían".Lucius miró a la banshee que yacía en su cama, lleno de curiosidad y
Un Banshee"No, no creo en lo sobrenatural" responde Lira a la pregunta de la mujer que tiene delante.Selena miró a Lira a los ojos con una sonrisa serena. Comprendía la resistencia de la chica a creer en lo sobrenatural, pero estaba decidida a mostrarle una perspectiva diferente. Lira no tenía ni idea de que ella también formaba parte de ese mundo. Un mundo en el que los humanos no viven, y mucho menos saben de su existencia. Selena comenzó a hablar suavemente sobre el poder trascendental de la naturaleza y cómo los elementos naturales pueden envolvernos en un mundo mágico de maravillas."Lira, entiendo que tengas tus dudas, pero piensa en cómo la naturaleza nos envuelve a cada instante. Mira los majestuosos árboles que se extienden hacia el cielo, los ríos que fluyen en armonía y los vastos océanos que albergan innumerables formas de vida. Estos son los elementos naturales que nos rodean, y en ellos reside una magia inexplicable".Mientras hablaba, Selena gesticulaba con las manos,
Reunión épicaLucius sintió que una mezcla de excitación y determinación recorría su cuerpo cuando su secretaria pronunció el nombre que había estado esperando: Sebastian Blackwood estaba en la empresa. Era el momento que tanto había esperado, el comienzo de su ansiada venganza.Lucius echó mano a su teléfono, que era su salvación en aquel momento, mientras Lira le hacía preguntas que no quería responder. Llevaba tanto tiempo queriendo enfrentarse a Sebastián y no quería que nadie a su alrededor se interpusiera en sus planes. Rápidamente, dejó a Lira y a Selena en su habitación, y caminó por los pasillos del castillo y sonrió, sabía que había hecho lo correcto al traer a esa mujer a su casa. La pelirroja que también lo había hechizado. Tenía una banshee en sus manos, y lo que más le complacía era saber que además de robarle el amor de su vida a Sebastian la tenía para siempre. Quería correr hasta allí, usar su habilidad sobrenatural, pero no podía dejar ningún resquicio, así que cogi
Secretos reveladosSebastian Blackwood estaba furioso, el calor de la ira burbujeaba por sus venas mientras Adrian lo arrastraba fuera de la imponente sede de la empresa Noctis Essence. La acalorada discusión con Lucius Nightshade no había hecho más que confirmar sus peores temores: Lira, su amada, estaba ahora en las garras del inescrupuloso Lucius.La adrenalina latía en su pecho, y Sebastian apenas podía contener la rabia que amenazaba con desbordarse. Antes de que tuvieran siquiera la oportunidad de subir al coche y trazar un plan para rescatar a Lira, apareció una figura inesperada. Morgana, la chica del pub, de mirada penetrante, salió en su coche completamente negro, bajó la ventanilla y llamó a los hermanos para que subieran."Venga subid al coche, necesito hablar con vosotros"Con recelo, Sebastian y Adrian aceptaron la oferta de Morgana, entrando en el coche. La tensión en el ambiente era palpable, pero la promesa de seguridad en el pub que ella poseía, les hizo subir, ya qu
VeteSebastian sintió que la tensión aumentaba mientras se abría paso por las concurridas calles de Shadow Hills. Mientras humanos y vampiros se mezclaban, unos cuantos ojos curiosos y perplejos se volvieron hacia él al ver correr al gran lobo. El miedo se extendió entre la gente, y gritos de sorpresa y pavor llenaron el aire.Mientras tanto, Sebastian seguía decidido en su misión. Se dirigía a la casa de Lucius, a pesar de todos los peligros a los que se enfrentaría. Los vampiros se dieron cuenta de su presencia y en lugar de temerle, como los humanos, corrieron hacia él, pues sabían que era una gran amenaza.Sabía que no podría enfrentarse solo a tantos vampiros, pero tenía un objetivo en mente. Lira estaba allí, necesitaba ser salvada por él, una banshee. ¿Por qué nunca se lo había dicho? ¿Y cómo esperaba un bebé de él? ¿Cómo había sucedido?Estaba seguro de que ella no se había liado con otro hombre, pues sabía que le quería y no le traicionaría. Sebastian se estaba odiando a sí m