LimboEn el mundo de los sueños, Lira se encontró atrapada en una visión aterradora. Era como si la oscuridad envolviera cada centímetro de Shadow Hills, proyectando sombras siniestras sobre cada rincón. El aire estaba cargado de un silencio sepulcral, que anunciaba la inminente llegada de una entidad oscura y malévola.Los árboles retorcidos parecían retorcerse bajo la influencia de una fuerza maligna, y el viento aullaba como un lamento melancólico. Las luces de las estrellas se apagaron, sumiendo la escena en una inquietante penumbra, como si la propia noche hubiera sido engullida por una profunda oscuridad.Y entonces, en la sombría penumbra, Lira pudo vislumbrar una figura que se acercaba. Un hombre apuesto y atractivo surgió de la oscuridad, sus rasgos eran irresistibles, pero su mirada desprendía un aura siniestra. Cada paso que daba resonaba en la habitación, provocando escalofríos en la espina dorsal de la banshee.El corazón de Lira latía frenéticamente en su pecho, una comb
DecididoSebastián corre por el bosque, con los pies golpeando frenéticamente el suelo húmedo. Le pesa el corazón y su mente está llena de dudas y desesperación. Sabe que Lira no habría dicho esas palabras si no hubiera estado bajo la influencia de Lucius. Cada gruñido ronco que escapa de sus labios resuena en la noche, revelando su dolor interior.Su hermano, Adrian, un hombre lobo negro de ojos preocupados, corre tras él, intentando alcanzarle. Sin embargo, incluso con sus veloces piernas, tiene problemas para seguir el ritmo de la agonía y la furia que impulsan a Sebastian."¡Sebastián, espera! ¡Tenemos que pensar con calma!", grita Adrian.Pero Sebastian no se calma. Su mente es una tormenta de emociones contradictorias. Quiere creer que Lira le ama y que sus palabras no son ciertas, pero el dolor del rechazo resuena en lo más profundo de su alma. Teme perder a la mujer que ama en las malvadas garras de Lucius.La luna llena brilla en el cielo, proyectando sombras danzantes entre
Recuerdos del loboLas altas e imponentes árboles se cerraban sobre Sebastian Blackwood mientras adentraba en el bosque. Seguía su instinto, guiado por la necesidad de descubrir el motivo por el cual Lucius Nightshade había aprisionado a Lira en su oscuro castillo. Sebastian sabía que necesitaba información, y el único ser capaz de proporcionársela era la loba reclusa, una de las más antiguas de su manada.Las retorcidas ramas del bosque creaban trampas ocultas, pero Sebastian, un alfa fuerte y habilidoso, se deshacía fácilmente de ellas. Su objetivo estaba claro, y nada lo detendría para alcanzarlo. Después de atravesar los peligros del bosque, finalmente llegó a la clareira donde la loba reclusa reside.Allí estaba la pequeña y sombría casa, él ya había estado allí de niño acompañando a su abuelo, no recordaba mucho, solo que le pidió que esperara por él lejos de la casa, era otro de los entrenamientos que su abuelo le enseñaba, pues él sería el alfa algún día y se encargaría de tod
Sebastian se sumergió profundamente en la mente de la loba, transportado a un momento de felicidad familiar. Podía ver cada detalle del ambiente, desde las sonrisas sinceras hasta el sonido de la música que resonaba en las habitaciones. El padre de la loba entonaba una melodía suave mientras tocaba un instrumento de cuerda, encantando a todos los presentes. La madre, llevando platos de comida fresca desde la cocina, caminaba con gracia por la pequeña casa. Las hermanas, felices e despreocupadas, jugaban alrededor de la mesa. El hermano, cuidadoso, llevaba leña hacia dentro de la casa.Sin embargo, la felicidad se interrumpió abruptamente cuando una de las chicas llamó al padre y señaló por la ventana. Un hombre alto, grande y rubio caminaba como una fiera salvaje hacia la pequeña casa de la familia. Todos corrieron hacia donde estaban los padres, y la loba, con una mezcla de curiosidad y preocupación, guio a sus hermanas hacia dentro de la casa siguiendo las instrucciones de la madre.
Sebastian Blackwood estaba sentado en medio del denso bosque, con la mirada fija en la loba que lo observaba, y ella esperando la respuesta que le había dado: ¿Qué había hecho Lucius Nightshade? La ansiedad se apoderaba de su cuerpo mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para contarle a la loba sobre la situación de su amada, Lira. Después de un largo suspiro, Sebastian comenzó a hablar, su voz cargada de preocupación."Loba, vine aquí para saber quién es el vampiro que se llevó a Lira como su prisionera, ella está esperando un hijo mío y actué como un idiota, dije cosas horribles cuando ella me dijo que estaba esperando un bebé. Él la está usando de alguna manera, estoy seguro.""¿Un bebé? Pero ¿cómo un hombre lobo como tú puede tener...?""Yo tampoco lo sé, pero ella está esperando un hijo y estoy seguro de que es mío.""¿Ella es un ser sobrenatural?""No, loba, ella es humana. Si lo fuera, lo sabría.""Sebastian, joven mío, siéntate. He visto esto suceder hace mucho ti
La travesía"Aquí está mi máquina", Adrian quitó el paño que cubría el coche."No estás pensando en viajar en ese cacharro viejo, ¿verdad?" Morgana se rió de él."¿Estás seguro de que este coche llegará a la costa?" Sebastian le dijo a su hermano mientras miraba el coche. "Creo que sería mejor que vayamos en mi coche.""No, 'Lujuria' se encargará", él golpeó la carrocería del coche azul. "Siempre se las arregla."A medida que el día se desvanecía lentamente, iluminando el cielo con delicados matices de naranja y rosa, el trío compuesto por Sebastian, Adrian y Morgana continuaba en busca de respuestas. Las carreteras sinuosas cortaban paisajes idílicos y pequeñas villas, creando una sensación de escapismo y descubrimiento.Con una sonrisa de anticipación en los labios, Adrian dirigía el volante de su querido vehículo de lujo, una creación automovilística a la que cariñosamente llamaba "Lujuria". Cada curva del camino era una oportunidad para que Adrian realzara las características únic
La isla envolvió a Sebastian en una atmósfera densa y desconocida. Mientras seguía a Penglog a través de los oscuros senderos y la alta vegetación, una sensación de aprensión lo dominaba. Ya había estado allí en el pasado con su abuelo, pero esta vez todo parecía más intrigante, aunque Sebastian estaba inquieto. La voz de Adrian, siempre juguetona, resonó en su mente, ecoando la incertidumbre del momento."¿Será que ese montón de huesos allí adelante sabe hacia dónde nos está llevando?" Penglog sacó una de sus espadas y en un instante la tenía en el cuello de Adrian, quien gruñó ferozmente. "Solo estaba bromeando."Sabía que el filo de la espada de esa criatura contenía un veneno que inmoviliza a su víctima, así que Sebastian intervino."Él solo estaba bromeando, mi hermano no sabe comportarse", el líquido pegajoso que salía de Penglog se pegó en la mano de Sebastian, quien lo limpió en la camisa de su hermano, cuyos ojos se volvieron rojos y su rostro se endureció aún más. "Adrian, p
La MaestraA las serenas orillas de un lago azul, la belleza trascendental del lugar los envolvió de tal manera que las palabras se volvieron superfluas ante la magnificencia que presenciaron."Esto es... Magnífico", dijo Morgana con los labios entreabiertos."Es muy hermoso, y nada parecido a aquella isla sombría. Y esto me está dando miedo", se manifestó Adrian también.Una voz suave, casi etérea, resonó suavemente en la brisa, como si las propias palabras fueran tejidas con hilos de encantamiento. Este sonido hipnótico susurró a través del aire, envolviendo a los presentes en un trance de reverencia silenciosa.El lago estaba abrazado por una atmósfera mágica; sus aguas serenas reflejaban el azul del cielo de manera tan clara que parecían espejos hacia un mundo divino. Sin embargo, nada se comparaba con el imponente árbol que se alzaba majestuosamente en el centro del lago. Sus ramas se extendían en patrones intrincados e inimaginables, como si fueran las esculturas de una divinida