Tano:La bebé estaba profunda, cuando por fin macarena la dejó en su cuna, empezó el fogueo… la empotre en la pared, besando cada parte de su exquisita piel, subiendo su camisón de encaje totalmente a su cintura, dejando contemplar la desnudez de su abdomen y las torneadas piernas que tiene.Ella gime y habla entre susurros, si esto es el preámbulo, pues vamos bien.—¡Mmmm! Me excita estar aquí, empezando a seducir a un chulo papá soltero… eres demasiado sexy—dice entre gemidos.Juego con la lycra de su bikini, estirando y metiendo mi mano en medio de sus piernas, palpando ese punto dulce que la hace enloquecer, gime ver a de mi oído, uno de los dedos entra en su humedad, haciéndola temblar. Estoy tan cachondo que me urge sin duda alguna poseerla.Sus ojos destellan con una mirada lujurioso, pidiendo más de lo que estoy dando, mientras que mi mirada se pasea por todo el sensual cuerpo que estoy a punto de poseer. Bajo totalmente sus bragas hasta el piso, la desnudos con delicadeza, po
Narrador omnisciente:Tano fue muy decidido a la cita con el pediatra, internamente se sentía con miedos, pero desde que la pequeña de ojitos avellana había llegado a su vida, él se había convertido en un ser más sensible, con más fuerza para seguir la vida.Llegaron al pediatra por fin, con ojeras pronunciadas y una bebé risueña, entraron al consultorio donde el médico los atendió gustoso, explicó que no debía de darle ese tipo de cosas a una bebé de cuatro meses y que ya estaba próxima a cumplir los cinco.Era una bebé muy fuerte, no por algo era la hija de ese madrileño rebelde, que a pesar de sus errores e inexperiencia, trató de acomodarse a una bebé que llegó de la nada.—Bueno Tano, tu niña con este medicamento estará mejor y, dándole su biberón a tiempo. Puedes armarle una rutina de sueño y de movimiento libre desde ya—expreso el galeno.Tano se sorprendió porque no sabía de qué rayos estaba hablando el doctor, era inexperto en el mundo de la paternidad.—¿Qué carajo es eso de
Tano:Había llegado a la oficina, luego del incidente en servicios familiares. Quedé en una cita con la tronchatoro y, esta vez no llevaría a la niña y menos a Raquelita.Pará mí fortuna, estaba pálido y me miraba espantoso, cuando gire la vista hacia la derecha, estaba ella ahí.Esa colombiana de cabellos azabache, blanca como la nieve y ojos verdes casi grises, sus labios carnosos color rosa y esa mirada imponente me habían hecho recordar inmediatamente la madrugada en esa playa majestuosa y la resaca de ese mismo día, andando la llegada de María E el día siguiente.Ella no me vio, así que pase de largo junto con Raquel y la bolita de azúcar qué con todo se reía.—Tano, debo de empezar a entrevistar a las chicas, tu padre se encuentra en la planta viendo unos ensambles que se animo a probar—Dijo Raquel, entregándome a la bebé en brazos.La pequeña pelusa estaba muy sonriente, la cargue y bese su cabeza. Eso me había hecho sentir miserable, era tanto el miedo que tenía de fracasar co
Catalina:El mundo es demasiado pequeño, las casualidades existen y está era confirmación de eso.Aquel madrileño bohemio y loco que conocí en Santa Marta, sería mi nuevo jefe, Raquel, su ex asistente me contó todo lo que había pasado y me sorprendí, aunque sabía que el tipo era capaz de criar a una niña, también estuve consiente de que tendría miedos y que el mote que tan bien se cargaba cuando le conocí, estaba a punto de terminar aquí.Una niñita preciosa había domado su corazón, se notaba a kilómetros el amor que sentía por “Bodoque” y aunque el no quisiese reconocerlo, le estaba pasando.—¿Cómo averiguaras todo eso?—expresó Raquel, preocupada por el futuro de esos dos.Es que era incierto porque, aunque Tano estuviera dispuesto, él no sabía nada sobre bebés, yo menos pero tenía la ventaja de haber cuidado a mis hermanos pequeños y esa era una gran ventaja.—Fácil, solo quiero el nombre completo de la bebé, buscaremos en el sistema de registros de las personas, tu me acompañaras e
Tano:Amanecí con unos pies pequeños en la cara, esa pelotita era un relojito para dormir y no hablo de lo puntual, sino que caminaba como la aguja de un reloj, sin dejarme a mi conciliar sueño.Aunque tuviera su habitación para ella sola, determine que odiaba estarme levantando para caminar e ir por ella de nuevo, así que, la cuna que desde un principio había comprado; la que pensé que sería un gasto innecesario, ahora era la salvación que tenía.—¡Buenos días a esa cosita preciosa!—dijo Marina, entrando a la habitación con Raquel nuevamente.Yo no sabía si Raquel se quería instalar aquí o madruga a o, en dado caso, no dormía. Me sentía protegido, un amor de madre que siempre me hizo falta porque, aunque papá me cuidara y fuera su favorito, no era igual esa sensibilidad y ese amor tierno de madre.No quería que María E, pasara por ese proceso como yo y menos sin padre, ayer había sido un completo idiota al querer darla a servicios familiares y, aunque la “denuncia” había quedado, deb
Tano:Después de salir de servicios familiares, lleve a Catalina a comer un helado, yo seguía siendo ese niño de 14 años que enamoraba a la chica que en verdad le gustaba. Constanza se había llevado muchos cosas buenas de mi corazón, pero no por eso no haría lo imposible para reconstruirlo, sanarlo y enamorar a esa colombiana que me estaba ayudando con mi hija.—¿Ósea que el de chocolate te da alergia?—pregunte.Ella se rio y asintió, comiéndose un helado de piña colada.Me parecía algo irrisorio que alguien fuese alérgico al chocolate, ¡JODER!.—Claro, es que pues aja, así nace uno y que puede hacer. Ahora bien, ¿por dónde empezaremos a buscar a la madre de María E?—espeto, limpiándose la comisura de los labios con la lengua.Ese gesto era jodidamente sensual, todo me parecía sexy.Llevaba días de abstinencia, estaba cachondo por todo y tan solo la risa de esa mujer y su icónico “Ajá” me encendían.Luego recordé que María E cumpliría cinco meses la semana próxima y debía de hacer alg
Tano:Inmediatamente tome a Catalina de la mano, fuimos huyendo hacia casa, no podía dejar que el bodoque con patitas estuviera llorando, tenía miedo, eso siempre reinaba en mí. Me estaba volviendo loco al volante, pero Catalina me tranquilizó dándome un beso en la mejilla.No podía ser algo normal que me e cariñara tan pronto con un ser que había llegado de la nada a mi vida. Y menos, de una chica que era un poco más joven que yo. —Hazme el favor de llamar a Raquelita y pregúntale como sigue la pelota. —¿La pelota?—Así le digo a María E, es un mote chulo —Chulo no es, pero bueno. Ella llamo a Raquel quien de inmediato respondió la llamada, mientras que María Elvira seguía gritando a horrores. —Tano, cántale—Dijo Catalina, mientras que me veía con pena. Mi cara lo expresaba todo y eso me ponía mal, el solo hecho de escuchar llorando a mi hija, me desgarraba. —¿Yo, cantar?—Si Tano sin miedo, canta así como me cantaste en Santa Marta—expresó la pelinegra preciosa. Contemplándo
Tano:Estoy aquí, jugando, cantando y aprendiendo los nombres de los animales de la granja de Zenón, ya estoy hasta el copete, pero a bolita de ojos caramelo le encanta escucharme… no tengo ni la menor idea de que pasara en los días siguientes y solo se que estoy de pie por y para ella.Raquel había sido un soporte enorme y sin hablar de Marina y el idiota de Nath, quien casi no se aparecía porque ya yo tenía “candado”, esto según su vocablo corriente. —Puedes dármela, la llevare a recorrer la empresa en lo que tu coordinas con ese hombre el tema de la remodelación, anda, dámela—Dijo Marina, mientras que yo dejaba a María E en sus brazos. —Que te acompañe Raquel, y que nadie me moleste por un buen rato, me duele la cabeza, ya tomaré algo. ¡cosita de papá, te portas bien!—le dije a mi bodoque, mientras ambas salían de la oficina. Desde que Catalina se fue molesta del apartamento por el tema de no querer nada formal con nadie, ella no me había dirigido la palabra la semana completa y