Tano:En la actualidad—¡JODER, JODER! Esto es una broma—dije al borde de un shock nervioso. Esto, definitivamente me tomaba por sorpresa. ¿Qué haría yo con una bebé?, si soy un completo inútil, mi nana me cocina, lava y plancha.Ya se me hace tarde como para plantearme que soy “padre” esto, esto es una confusión.Sacó el móvil, inmediatamente llamó a Nath, de seguro él, sabrá que hacer. De dos timbrazos, el bicho este me responde con su voz ronca y adormitada, odiando al mundo completamente. Me vale una madre.—¿Qué pasa tío?, son las siete y pico de la mañana, joder—exclama en modo de protesta.Suelto un suspiro hondo, tomando a la niña de la cesta, se remueve en mis brazos incomoda, genial. ¡Ya somos dos!—Estoy en serios problemas, necesito que vengas urgente a la oficina de papá, también quiero que pases a un supermercado, necesito pañales y biberones—espetó con molestia, la niña no deja de quejarse.—¿Pañales, biberones… que coño esta pasando?—dice asombrado, ya despabilado.¡Di
Tano:Entré al despacho de mi padre, como era habitual en este lugar; humo por el tabaco y su vicio de fumar todo el tiempo. Una chimenea se quedaba corta con esta habitación y el culpable que fumaba sin parar.Veo como esta todo, fotos de mi madre en todo el espacio de pared, fotos mías y de mis hermanas, él se da cuenta de mi llegada y se levanta de su asiento, me apretuja en un abrazo eterno, si que lo necesitaba pero no podía demostrarlo. No ahora.—Querido hijo, hasta que por fin llegas decente a estas instalaciones, cuéntame… ¿Qué te trae por acá?—dice dándole una buena calada al cigarrillo.Mis nervios no pueden más, es demasiada la presión que ejerce su sola mirada en mi ser. Mi padre siempre ha sido un hombre muy ocupado, intimidante, muy pero muy exigente y sobre todo… protector. Tal vez no se note lo íntimo, pero siempre está al pendiente de mí.—Pa…—tomó aire y dejó de tartamudear—, Papá, tengo tres noticias y creo que dos de ellas no te gustaran pero, ahí van—acoto.Él so
Tano:Raquelita se ofreció amablemente a ayudarme con María E, lo agradecía eternamente ya que Marina tenía no sólo el día libre, sino la semana completa y hoy; lunes apenas. —Te habéis creído lo de ser padre, ¿Qué no?—dice Nathan, escupiendo su veneno. Lo veo con el ceño fruncido, ruedo los ojos en señal de aburrición y Raquel lleva a la bebé en la parte de atrás, de inmediato la bebé empieza a llorar, supongo que es por hambre. No me equivoco, podré ser tonto pero no tanto. —Deberíamos aparcar en la farmacia, Tano. Esta chavala está hambrienta y necesitamos fórmula—dice preocupada, con súplica y la bebé también. —Claro, porque este idiota— señaló a Nathan y le doy un puño en el hombro con la mano que tengo disponible—, no compro la fórmula, solo los biberones, yo creo que deberíamos llevarla al pediatra—acotó y ella asienta con la cabeza. —Perfecto pero ahora si debe comer. No ha comido nada en toda la mañana, se morirá—dice al borde de un colapso. Gracias al cielo, encontramo
Tano:Está es la primera noche con una bebé, con una mujer… una mujer qué no protestar a al dormir o eso es lo que yo creo.Llamé a Marina, le pedí, le implore que regresará mañana mismo, que tenía problemas en casa y que la necesitaba urgente, ella quedó preocupada y dijo que estaría a primera hora. Raquel y Nath me ayudaron a ordenar la casa y la habitación que María Elvira iba a ocupar, pero como no se quedaría por mucho tiempo a mi lado, no hice mayor cosa; la cuna, el mosquitero y algunos juguetes que le ayudarían a dormir, fueron los primeros que metimos a mi habitación, Raquel insistió en que la niña no podía dormir sola, debido a las altas posibilidades de una “Muerte de cuna”, carajo, ¿en qué cabeza cabía eso?—Bueno, esta princesa merece un baño y a la camita—Dijo Raquel, cantadito y con muchísimo amor y cuidado.Nath empezó a reír en son de burla, viendo como yo estaba acomodando la tina para bañar a la pequeña, coloque lo que debía e inmediatamente Raquel nos obligó a entr
Tano:La bebé estaba profunda, cuando por fin macarena la dejó en su cuna, empezó el fogueo… la empotre en la pared, besando cada parte de su exquisita piel, subiendo su camisón de encaje totalmente a su cintura, dejando contemplar la desnudez de su abdomen y las torneadas piernas que tiene.Ella gime y habla entre susurros, si esto es el preámbulo, pues vamos bien.—¡Mmmm! Me excita estar aquí, empezando a seducir a un chulo papá soltero… eres demasiado sexy—dice entre gemidos.Juego con la lycra de su bikini, estirando y metiendo mi mano en medio de sus piernas, palpando ese punto dulce que la hace enloquecer, gime ver a de mi oído, uno de los dedos entra en su humedad, haciéndola temblar. Estoy tan cachondo que me urge sin duda alguna poseerla.Sus ojos destellan con una mirada lujurioso, pidiendo más de lo que estoy dando, mientras que mi mirada se pasea por todo el sensual cuerpo que estoy a punto de poseer. Bajo totalmente sus bragas hasta el piso, la desnudos con delicadeza, po
Narrador omnisciente:Tano fue muy decidido a la cita con el pediatra, internamente se sentía con miedos, pero desde que la pequeña de ojitos avellana había llegado a su vida, él se había convertido en un ser más sensible, con más fuerza para seguir la vida.Llegaron al pediatra por fin, con ojeras pronunciadas y una bebé risueña, entraron al consultorio donde el médico los atendió gustoso, explicó que no debía de darle ese tipo de cosas a una bebé de cuatro meses y que ya estaba próxima a cumplir los cinco.Era una bebé muy fuerte, no por algo era la hija de ese madrileño rebelde, que a pesar de sus errores e inexperiencia, trató de acomodarse a una bebé que llegó de la nada.—Bueno Tano, tu niña con este medicamento estará mejor y, dándole su biberón a tiempo. Puedes armarle una rutina de sueño y de movimiento libre desde ya—expreso el galeno.Tano se sorprendió porque no sabía de qué rayos estaba hablando el doctor, era inexperto en el mundo de la paternidad.—¿Qué carajo es eso de
Tano:Había llegado a la oficina, luego del incidente en servicios familiares. Quedé en una cita con la tronchatoro y, esta vez no llevaría a la niña y menos a Raquelita.Pará mí fortuna, estaba pálido y me miraba espantoso, cuando gire la vista hacia la derecha, estaba ella ahí.Esa colombiana de cabellos azabache, blanca como la nieve y ojos verdes casi grises, sus labios carnosos color rosa y esa mirada imponente me habían hecho recordar inmediatamente la madrugada en esa playa majestuosa y la resaca de ese mismo día, andando la llegada de María E el día siguiente.Ella no me vio, así que pase de largo junto con Raquel y la bolita de azúcar qué con todo se reía.—Tano, debo de empezar a entrevistar a las chicas, tu padre se encuentra en la planta viendo unos ensambles que se animo a probar—Dijo Raquel, entregándome a la bebé en brazos.La pequeña pelusa estaba muy sonriente, la cargue y bese su cabeza. Eso me había hecho sentir miserable, era tanto el miedo que tenía de fracasar co
Catalina:El mundo es demasiado pequeño, las casualidades existen y está era confirmación de eso.Aquel madrileño bohemio y loco que conocí en Santa Marta, sería mi nuevo jefe, Raquel, su ex asistente me contó todo lo que había pasado y me sorprendí, aunque sabía que el tipo era capaz de criar a una niña, también estuve consiente de que tendría miedos y que el mote que tan bien se cargaba cuando le conocí, estaba a punto de terminar aquí.Una niñita preciosa había domado su corazón, se notaba a kilómetros el amor que sentía por “Bodoque” y aunque el no quisiese reconocerlo, le estaba pasando.—¿Cómo averiguaras todo eso?—expresó Raquel, preocupada por el futuro de esos dos.Es que era incierto porque, aunque Tano estuviera dispuesto, él no sabía nada sobre bebés, yo menos pero tenía la ventaja de haber cuidado a mis hermanos pequeños y esa era una gran ventaja.—Fácil, solo quiero el nombre completo de la bebé, buscaremos en el sistema de registros de las personas, tu me acompañaras e