Empecé a esperar a que pasara algo que me salvara de tener que cocinar. Amelia se fue a reunirse con las chicas en el comedor mientras que yo fui a la cocina. Ya era un desastre, había tostadas quemadas por todas partes. No sé cómo, pero habían quemado unas lonjas de jamón y el aire olía a humo, así que me imaginé que acababan de quemar algo más. Dominic tenía masa de panqueques por todo el cuerpo y el extintor estaba cerca de la estufa, así que me pregunté qué había pasado. Me di cuenta de que Max y Kyle estaban trapeando el piso, mientras que Andrew y Clay cortaban frutas para la ensalada. Parecían saber lo que hacían, así que supuse que eligieron lo único que se les daba bien. "Devin dijo que deberíamos sorprender a las chicas." Dijo Sylvester con aceite en la cara, por lo que me dieron ganas de reírme. Vino estaba con el exprimidor sacándole el jugo a las naranjas, le había tocado lo más fácil. "¿Qué estaban pues planeando hacer?" Pregunté. "Huevos revueltos, panqueque
~ Leo ~Max y Kyle fueron muy eficientes organizando a mis guerreros, así que llegué directamente al sitio de encuentro con Marcel, Theodore, David, Devin, Sylvester y mi papá. Necesitábamos a todos los que tenían autoridad de Alfa en el equipo. Sabía que lo que iba a hacer estaba en contra de los derechos de mí gente, pero eran tiempos difíciles y tenía que tomar medidas desesperadas. Más de quinientos hombres se reunieron al aire libre siguiendo mis órdenes, por lo que me paré en un lugar un poco más alto para poder verlos a todos. Desde allí, pude ver cómo se inclinaron para honrar al Rey al arrodillarse."¡Levántense!" Ordenó Sylvester, por lo que se pusieron de pie. Me alegré de que no fuera del tipo de hombre que le gustaba alimentar su propio ego. Además, seguramente estábamos frente a los traidores, así que serían unos malditos hipócritas al arrodillarse delante de Sylvester. Me aclaré la garganta tomando un vaso con agua para hablarles. Casper me dio un micrófono, y quise r
Después de saber quién había sido el culpable, me despedí del resto de los guerreros, ellos se fueron en silencio, pero ahora se veían mucho más tranquilos. Cuando se llevaron al Kappa James, sentí mucha rabia. Tuvo suerte de que Marcel y Theodore me detuvieran, porque si no, lo habría matado a golpes. Me lastimé la mano cuando golpeé al Kappa, pero lo disfrute, era lo mínimo que se merecía por haber sido tan imprudente, ahora tenía que pensar en cómo íbamos a conseguir ácido nítrico, aunque no sabía sí sería suficiente, en caso de que un ejército nos atacara y teníamos que ir a visitar a Erik lo más pronto posible. Regresamos a la casa, pero Sylvester estaba muy callado, supuse que estaba así porque el incendio fue algo inesperado que afectaba nuestro planes, además de eso, teníamos amenazas inminentes por todos lados. No sabíamos en quién confiar ni qué hacer, lo cual era estresante.Teníamos que aliarnos a uno de nuestros propios enemigos para poder vencer al otro, porque si no,
~ Leo ~ Me levanté del suelo y entré a la casa para esperar a Amelia. El tiempo pareció detenerse en esos momentos, me sentía el hombre más feliz del mundo y me puse a pensar en cómo sería nuestro futuro juntos. Luego caminé de un lado a otro, aun conmocionado por la noticia.Eso hubiera sido genial si estuviéramos en nuestra pequeña cabaña, sabía que a Amelia le gustaba la privacidad que teníamos allá. Estaba temblando de la emoción, pero quería ir a preguntarle a Sylvester, Marcel o a Theodore cómo reaccionaron cuando supieron que sus mujeres estaban embarazadas y si hicieron algo especial para ellas, porque estaba tan feliz que no sabía qué hacer, entonces sentí que sería algo tonto preguntar eso porque cada uno es diferente, y reaccionan de diversas formas. Lo mejor sería ser yo mismo y esperar a que llegara. Me quedé recostado en la cama pensando en el futuro, después de unos treinta minutos, vi que la puerta se abrió y Amelia entro a la habitación. Se veía preocupada y sus o
Salí silenciosamente de mi habitación para no despertar a Amelia y bajé las escaleras, pero le dije a Macy que estuviera pendiente de ella y le sirviera lo que quisiera. De camino a la sala, me encontré con mi mamá y me preguntó por Amelia, le dije que estaba durmiendo, pero ella insistió en que estaría a su lado para cuidarla. Era entendible que fuese tan protectora con Amelia, ahora ella llevaba en su vientre el futuro de la familia Albert, además, podía ver lo emocionada que estaba mi madre con la noticia. Mi mama fue a cuidar de Amelia y yo seguí caminando hacia la sala para planear el siguiente paso en contra de Yuri. Sin embargo, en cuanto llegue a la sala, Sylvester abrió una botella de champaña y todos se levantaron para felicitarme. Definitivamente, el chisme no corre, sino que vuela, y estaba seguro de que alguna de las chicas fueron la que les habían contado."Felicitaciones Leo, ¡vas a ser papá!" Me dijo Sylvester muy emocionado, y yo sonreí. Sentí como si por fin h
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas