Fuimos desvistiéndonos y dejando la ropa tirada en el piso, mientras nos acercábamos pasito a pasito a la cama, yo me quedé en bóxer y ella en su lencería de color negro, pero dejé de besarla cuando entramos porque quería que viera cuánto me importaba.

Las cortinas estaban cerradas, pero la habitación estaba iluminada con velas aromáticas, también había pétalos de rosas por todas partes. No lograron la decoración que quería, pero de todos modos, aprecié el esfuerzo que hicieron considerando que no tuvieron mucho tiempo para prepararlo todo.

"¿Esto es para mí?" Preguntó, cubriéndose la boca abierta por la sorpresa, luego me miró antes de volver a ver la decoración tan romántica. En ese momento, noté que dos lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas.

"Nunca en mi vida nadie había hecho algo así por mí. Es hermoso, Leo." Su voz se quebró por la emoción, la tomé de la mano y la recosté sobre la cama.

"Pues deberías acostumbrarte, porque mereces esto y mucho más." Le dije, inclinándome s