Capítulo 5
~ Tamia ~

Pasó otro mes en el que las cosas empeoraron entre Leo y yo; ya no pasaba tiempo conmigo y sutilmente se había mudado de nuestro dormitorio. Se veía venir, pero aun así me molestaba.

Además, llevaba a Amanda a las funciones a las que lo invitaban y me dejaba a cargo de la manada.

Ya estaba trabajando en mi salida, así que me decía a mí misma que solo tomaría un poco más de tiempo. A menudo miraba donde descansaba su marca en mi cuello y quería quitármela. Odiaba verla, tanto que siempre la cubría, al menos mis lágrimas ya se habían secado.

Algunas Lunas simpatizaban conmigo y otras felicitaron a Amanda, aunque ella no había sido nombrada Luna aún y yo sabía por qué; Amanda era doctora y no estaba entrenada para la batalla.

Nombrarla Luna significaría que tendría que asumir todas mis responsabilidades, incluyendo liderar batallas y supongo que su vida era demasiado importante para eso. Mientras tanto yo planeaba sorprender pronto a Leo.

Poco después, estaba sentada en mi oficina cuando Leo irrumpió y comenzó a gritarme, comportándose como un loco desquiciado, nunca me había hablado así antes. Como había gente alrededor, tuvo que disculparse.

"Pero ¿qué es lo qué pasa?" Pregunté.

"¿Por qué enviaste hombres tras Amanda?" Me interrogó y fruncí el ceño.

"¡Respóndeme carajo!" Gritó y yo negué.

"No envié a nadie tras ella." Dije.

Levantó la mano para darme una cachetada, pero se detuvo y miró su mano con incredulidad, entonces me miró con los ojos llenos de lágrimas, obviamente estaba avergonzado de lo que estuvo a punto de hacer.

"Tengo a un hombre en la celda que dijo que lo enviaste a matar a Amanda, ¿por qué harías eso? No es nuestra culpa que estemos destinados, no es mi culpa, Tamia. ¿Por qué no puedes hacerlo fácil para todos nosotros?" Vi como las lágrimas le corrían por las mejillas. Se sentó en la silla de mi oficina, inclinó la cabeza y lloró.

Sus palabras me dolieron no por la acusación, sino porque dijo que no era su culpa haber encontrado a su compañera destinada. Me senté y lo miré con indiferencia.

"Lo he hecho fácil, Leo. ¿Cuándo fue la última vez que me hablaste con amor? ¿Cuándo fue la última vez que salimos juntos a algo que no fuera una reunión de seguridad? ¿Cuándo fue la última vez que pasaste tiempo conmigo como tu esposa? ¿Cuándo fue la última vez que dormimos en la misma cama? ¿Cuándo fue la última vez que me hiciste el amor?" Le pregunté y me miró con los ojos hinchados.

Sabía que estaba confundido, pero yo era la que estaba sufriendo.

"Apenas y hemos hablado en las últimas dos semanas y tú irrumpes en mi oficina para acusarme de enviar unos hampones a hacerle daño a tu compañera, pero ni siquiera te molestaste en preguntar o investigar mejor antes de venir aquí." Reflexioné y él parecía avergonzado.

"Dijiste que un prisionero en custodia dijo que lo envié a matar a Amanda, ahora dime, ¿qué pruebas tiene?" Leo se quedó sin saber cómo responder.

"De todos modos, no lo hice. Alguien está tratando de incriminarme y deberías ser lo suficientemente inteligente como para saber que yo no planeé esto porque nunca fallo." Añadí.

"¿Es por eso por lo que decidiste buscar casa sin decírmelo? Me enteré de todas las solicitudes a los Alfas vecinos pidiendo que te permitieran tener una propiedad en sus tierras, ¿acaso pensaste que no me enteraría?" Me preguntó sonando herido y luché contra el impulso de hacer cualquier gesto.

"Estoy segura de que a Amanda le gustará el espacio y no habrá necesidad de que gima más fuerte de lo necesario cuando estén juntos." Dije y él guardó silencio.

"Eres mi esposa y la Luna de esta manada, no se te permite irte." Dijo, comportándose como una víctima.

"Le he advertido a todos los Alfas que si te dan refugio, tendrán que enfrentarse a mí. Puedo tener una compañera destinada, pero tú sigues siendo mi esposa y no te dejaré ir, tendrán que pasar sobre mi cadáver antes de dejarte ir, Tamia." Dijo con determinación, haciendo una promesa.

Hubo un tiempo en que eso habría hecho que mi corazón latiese más fuerte, pero eso se acabó en el momento en que recibimos a Amanda en nuestro hogar.

"Deberías dejarme ir Leo, porque ya no siento lo mismo." Mis palabras lo lastimaron aún más.

"Hablaremos de eso en casa. Lamento haber irrumpido en tu oficina y lamento haberle creído al idiota ese sin investigar el asunto. Hay una cena mañana por la noche y quiero que me acompañes, quiero que todos sepan que todavía eres mi esposa y que te amo." Agregó.

Sonreí porque iba a ir de todos modos, Linda me había enviado una invitación y prometió presentarme a sus amigos.

Aunque ambas estábamos en la misma situación, eso no significaba que lo manejaríamos de la misma manera.

"Nos vemos en casa." Dijo y se fue.

Llegué a casa y Amanda estaba en el sofá llorando. La ignoré por completo y fui a mi dormitorio, solía ser la habitación principal que compartía con Leo, pero hace mucho que él ya no dormía allí.

Para mi sorpresa, lo encontré en la habitación. No me molesté en preguntarle cuál era el problema con Amanda, solo fui al chifonier para dejar mi ropa e ir a ducharme. Cerré la puerta detrás de mí cuando entré al baño, no quería que entrara o que siquiera pusiese una mano sobre mí.

Poco después lo escuché intentar abrir la puerta y sonreí. Me di cuenta de que debía haberle dicho a Amanda que dormiría en mi habitación esta noche, lo que debió haber herido sus sentimientos.

Sabía que no había forma de que él hiciera eso solo para complacerme, quería algo de mí, pero decidí ignorarlo.

Después de ducharme, me vestí en el baño y me aseguré de que el camisón de encaje que llevaba puesto fuera lo suficientemente sexy. Había cambiado mi guardarropa para tener más atuendos sexualmente provocativos y hasta tenía maquillaje. Salí del baño y fui a sentarme al tocador.

"¿Desde cuándo empezaste a cerrar la puerta del baño con llave?" Preguntó, sentado al pie de la cama.

"Cuando una tercera persona se mudó a mi hogar y tú te mudaste sutilmente a su habitación." Respondí sonando aburrida.

"Esta sigue siendo nuestra habitación y sigues siendo mi esposa, Tamia. Soy nuevo en esto, pero estoy intentándolo." Sonaba como un disco rayado, así que suspiré.

"Por supuesto." Dije sonriendo y él suspiró. Se acercó a mí y besó su marca en mi cuello.

"No lo fuerces, Leo. Tu corazón no está en ello." Él suspiró y se pasó los dedos por el cabello.

"Estás muy distante. Te deseo." Dijo besando su marca de nuevo y me congelé.

"No tienes que tocarme porque me quejé." Le dije, pero él chupó su marca.

"Noté que cambiaste tu guardarropa." Bromeó y bloqueé todas las emociones.

"No lo hice por ti." Le dije, aún sin responder a sus caricias y pronto se rindió.

"Por favor, hagamos que esto funcione, no quiero ser como Kyle y Max." Dijo suplicándome, yo solo sonreí.

"Tal vez yo también encuentre a mi compañero destinado y podamos tener una orgía." Su rostro se oscureció.

"Si no puedes soportar que duerma con otra persona, ¿por qué debería hacerlo yo?" Señalé su hipocresía y se alejó de mí.

"¿Qué quieres decirme?" Le pregunté, sabiendo que había venido a mi habitación por una razón.

"¿Te importaría no asistir a la cena que organiza el Alfa Kyle? Sé que te pedí que vinieras conmigo, pero Amanda esperaba ir." Dijo y me reí.

"No lo creo, Leo. La diversión no está limitada para ti y tu compañera. Tengo una invitación de la Luna Linda y planeo honrarla."

Su expresión facial pasó al enojo. "Por eso cambié de opinión sobre llevarte, porque no quiero que te relaciones con esa zorra, ha avergonzado a su esposo demasiadas veces y tiene un problema con la bebida. Lástima que rechazarla debilitará a Kyle o estoy seguro de que lo habría hecho en un santiamén." Me reí.

"Por supuesto que lo habría hecho, tal como tú lo harías. Ver a ambos pasando por lo mismo debe haberte hecho aceptar sus valores. Él quería que ella fuera miserable y ella eligió hacer algo al respecto, no veo nada de malo en eso. " Luego añadí, "Desafortunadamente, nosotras no podemos irnos, así que Linda intenta encontrar amor y afecto de la mejor manera posible, no la critiques por ello." Dije, defendiéndola. Él parecía desconcertado, "Por favor, no me digas que planeas seguir sus pasos Tamia, porque no te compartiré, me niego a compartir."

"Sin embargo, yo tengo que hacerlo." dije, señalando la insensatez y el egoísmo de sus palabras.

Me puse mi bata y me dispuse a acostarme. "Dile a tu compañera que no necesita ponerse a lloriquear como un bebé, que irá a la cena contigo, y por tú parte no tienes que dormir conmigo como compensación." Comenté mientras me metía debajo de las sábanas.

Él se quedó congelado y perplejo, por lo que le señalé la puerta. "Sal de mi habitación, Leo."

Noté que seguía petrificado sin saber qué hacer y sabía que era por mí, pero no me importaba.

"Tamia." Comenzó, pero lo corté.

"El día que duerma con otra persona y vuelva a buscarte, ¿me tocarás?" Pregunté y no pudo responder.

"No me pidas que haga lo mismo entonces." Aplaudí para apagar las luces.

Llegó el día del evento, los dos se fueron antes que yo y escuché a Leo dando instrucciones de que no me llevaran al lugar, no quería que fuera.

Pero desafortunadamente para él, Avery había decidido pasar por nuestra manada y recogerme de camino al evento. Avery y Linda entendían por lo que estaba pasando y siempre estaban allí para apoyarme.

Me coloqué un vestido rojo sin espalda que mostraba mi escote y curvas, además, la artista que me hizo el maquillaje hizo un excelente trabajo; no sabía que era tan bonita hasta que ella me maquilló. Durante los años que estuve con Leo, él nunca quiso que usara maquillaje y ropa reveladora, ahora veía por qué, era porque yo era hermosa.

Al estar con él desde que tenía diecisiete años le dio tiempo para meterse en mi cabeza y jugar con mi autoestima, pero ya no más. Estaba decidida a salir y eventualmente, tal vez encontrar a mi compañero destinado.

"Alguien está vestida como para matar." Dijo Avery y le sonreí, me había recogido en la limosina de su esposo.

"Debo decir que estás manejando bien esta desagradable situación con Amanda, creo que habrían dejado que Lea la olvidara si no fuera la hija de un Alfa." Sonaba enojada y me reí.

"Dudo que Leo pudiera olvidarla, intentó resistirse a ella, pero el vínculo era demasiado fuerte." Dije y suspiré, ella me sirvió una bebida.

"Al menos hizo un esfuerzo, el mío no lo hizo. La aceptó y se la cogió de inmediato." dijo, sonriendo.

"Brindemos por estar en el lado perdedor del destino." Tomamos nuestros tragos y reímos.

Al llegar a la fiesta, Avery y yo entramos al salón de baile y el lugar se quedó en silencio, todos nos miraron con asombro. Escuché a la gente susurrar y todos los comentarios me favorecían.

Borracha como siempre, Linda se acercó a nosotras y nos abrazamos, luego me llevó a una mesa donde estaban sus invitados extranjeros.

Me presenté, al principio estaban confundidos, sabiendo que Leo había llegado con otra mujer y la había presentado como la Luna de la manada de la Montaña, pero Linda fue la primera en descartarlo.

"Oh, esa es su zorra y esta es su esposa. Parece que el destino tiene una forma bien intrincada de arruinar las cosas buenas." Dijo y se tragó su bebida.

El evento pasó lentamente y no me moleste por preocuparme donde estaban Leo o Amanda con la mirada. De hecho, él intentó vincularse conmigo varias veces y lo bloqueé. Estaba pasándolo bien y los caballeros allí presentes me prestaban mucha atención.

Estaba en medio de eso cuando alguien se acercó a mi mesa; era un caballero muy guapo, rubio, con ojos azules, musculoso y confiado, no parecía ser de estos lares, así que le sonreí.

"No te atrevas, Tamia." Escuché la celosa voz de Leo en mi mente.

"Mírame atento entonces." Respondí mentalmente y le sonreí al desconocido.

"Mucho gusto, soy el Alfa Devin de la manada del Bosque Verde, me gustaría que bailáramos una pieza, si no te importa mucho." Dijo y fruncí el ceño.

Si era de una región diferente, ¿Qué estaba haciendo aquí?

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