Por la mañana Walker ingresaba a la clínica, después de haber pasado toda la noche en vela pensando qué demonios hacer. Con pesar opto por desconectarla.
— Buenos días señor Walker. Lo saluda el médico.
— ¿Cómo amaneció esta mañana?
— Igual que ayer, no hay ningún cambio en su cerebro. ¡Lo siento!
— Entonces, yo… lo autorizo.
— ¿Esta seguro?
— Si cree que no hay más que hacer, entonces… guarda silencio.
— Sé que es difícil, pero la señorita Smith no ha presentado ningún movimiento cerebral. Y su condición empero al dejar de respirar por su cuenta.
— Si. Asiente. — Puedo verla antes de que…
— ¡Claro! Preparare los documentos.
Lión aplana
Lión miro expectante a su mujer, sonrió internamente porque sabía muy bien que ella se imaginaba una cosa muy distinta a lo que él estaba imaginando. Pero aun así, era eso o nada.—¿Y bien? Lo insto la rubia emocionada.—Quiero que me permitas hacerte el amor.La cara de sorpresa de Eileen era como un poema. A Lión le pareció bastante tierna. Lo sabía, él sabía que ella estaba pensando en otra cosa. Su mente aun parecía algo ingenua para él, así que imagino que tenía mucho trabajo por delante ensuciándola. ¡Y lo disfrutaría haciéndolo!—¿El amor? Pregunta con descredito.—Llevo mucho tiempo sin que me permitas tocarte o mirarte, no pretendas que me reprima por más tiempo. Decía en la misma posición de antes.—Pero yo. La rubi
Walker mira a su esposa con incredulidad, la verdad es que estaba muy extrañado por la noticia ya que habían mantenido relaciones muchas veces y ella aún no se quedaba embarazada. Y así de la nada suelta que lo estaba.—Lo supe esta mañana. Sonríe la rubia viendo la expresión de confusión de su marido.—Pero, ¿estas segura? Hemos tenido varios encuentros y no te habías quedado yo…—Me hice un test, y salió positivo.—Eileen. Éste la abraza con fuerza.—Por eso te pido que por favor te cuides, ¿quieres?—No te preocupes por eso. Sonríe con un brillo de maldad en los ojos.[…]Algunas horas después de que Lión abandonara la casa. No le tomo mucho en descubrir quien se había ganado la muerte segura. Así que fue hasta su of
Caminaba de regreso a casa esa tarde. Por desgracia su maldito coche se le había pinchado una yanta obligándola a regresar a pie. Agotada y con ganas de irse a la cama forzaba a sus pies a avanzar. Bueno tampoco es que aquellos tacones ayudaran mucho, eran demasiado altos. El recorrido por el museo la habían dejado exhausta ese día, quién lo diría que llevar las riendas de uno le restara tanto tiempo a su vida. Pero asumía una labor muy importante, y era mantenerlo a flote. Ya que muchos idiotas la acosaban para que convenciera a su jefe de vender. Pero Eileen Smith, no estaba dispuesta a ceder. Ese museo era muy importante para ella, había sido su primer empleo. Quien le brindó la oportunidad de salir adelante sin la ayuda de nadie. No pensaba dejárselo a los buitres. Sabía que su envejecido jefe no quería venderlo, pero por su estado de salud ya no estaba tan segura. Esos tipos presionaban mucho, y las constantes amenazas que recibía por parte de ello
La piel de la pelirroja blanquece mucho más de lo que ya es… sus ojos parecían desenfocados por la cercanía de su jefe. Y mucho más con aquella semejante altura, la chica estaba casi que se arqueaba solo para evitar que este se acerca más a su rostro.—Lo lamen… lo lamento mucho señor Walker, no volverá a pasar. Dice ella rápidamente.—No. Este lleva los nudillos a la mejilla de ella. —No volverá a pasar, pero yo podría pasarlo por alto si tú…—Señor Walker, discúlpeme. Pero es que yo estoy casada.Lion afino los ojos, enfocando las pecas de la nariz de aquella chica que sudaba a mares. No recordaba que en el currículo de esta estuviera plasmado que estuviera casada.—No recuerdo haber visto esa opción marcada en tu currículo.—Me he casado hace dos días. Dice con nerv
Eileen regresa a su casa después del susto que había recibido… aun todo su cuerpo temblaba de miedo. Dejo las cosas sobre la mesa y noto que su contestador tenía un mensaje. Presiono el botón rojo para escuchar.Era su jefe, el señor Romel… le notificaba que la quería ver por la mañana, ella solo suspiro. Encamino sus pasos hasta la habitación, necesitaba una ducha para relajar su cuerpo. Y dormir, sobre todo dormir. Al día siguiente tendría que pasar buscando su coche para luego ir a casa de su jefe.[…]Lión sube hasta su piso, yéndose directo hasta el bar donde se sirve un trago. Unos segundos después el timbre de la puerta de su apartamento suena. Este camina hacia ella con la copa en su mano. En cuanto abre la puerta sonríe abiertamente.—Sabía que vendrías a mí.La pelirroja se queda en el marco de
Eileen mira fijamente al anciano postrado en la cama, este guardaba una sonrisa muy extraña en sus labios. Lo que la hizo pensar que su jefe estaba planeando algo de lo que ella no estaba enterada.—Necesitas esposo Eileen…—Señor Romel, yo no necesito un esposo. Como estoy, me va muy bien. Esta sonríe nerviosa.—No, no… y es por eso que he hecho una cita con el hijo de un viejo amigo mío. Estoy seguro que te ira muy bien con él.—¿Una cita? Esta se pone en pie. —A mí no me hace falta tener citas señor Romel, creo que está exagerando las cosas.—Ni hablar, he pautado una reunión entre ustedes mañana por la tarde. Así que no hagas ninguna cita. La señala con el dedo. —Quiero que te veas con ese joven, y luego me dices que tal te fue.—Señor Romel, no quiero ser grosera. Pero no quiero
Eileen escuchaba atentamente a esa mujer, si las cosas seguían así tendría que hablar con la policía… pero… el señor Romel le había dicho que eso solo empeoraría las cosas, pero entonces ¿Qué carajos iba hacer? Las constantes amenazas ya eran más fuertes.—Váyase de mi oficina.En un movimiento ágil la flaca llega hasta ella para tomarla por el cuello y apretar con evidente molestia. De sus ojos solo chispeaba ira, se notaba que no estaba para juegos.—Escúchame estúpida, como vuelvas hablarme de ese modo te juro que meteré una maldita bala en tu cabeza. Aprieta un poco más el cuello de Eileen. —Habla con el viejo, ¡que venda! O algo muy malo pasara.Cuando la suelta, Eileen tose frenéticamente… la chica se agarra el cuello como intentando recuperar todo el aire que no pudo tomar mientras
Eileen entro en aquel hermoso restaurante saturado de clientes adinerados, empezó a sentirse no muy cómoda yendo aquel lugar. Pero si allí estaba su cita que otro remedio tenia. Suspiro, siguiendo al cupiere hasta la mesa donde la esperaba el tal Williams. Al pillarlo de lejos noto que era bastante atractivo, pero ¿Qué tal era su personalidad? Se preguntó.—Señor Severu… la señorita Smith ha llegado.—¡Oh, Eileen! Este se pone en pie plantando un beso en su mejilla.—Hola, Williams. Esta le sonríe.—Siéntate por favor. Espero que te guste el champagne.—Sí, me gusta.Este le sirve una copa, para luego mostrarle una radiante sonrisa. Eileen se sonrojo un poco por las atenciones recibidas por parte de su cita. Pensó que quizás no iba a ser tan mala, si su compañero la iba a tratar de esa maner