La piel de la pelirroja blanquece mucho más de lo que ya es… sus ojos parecían desenfocados por la cercanía de su jefe. Y mucho más con aquella semejante altura, la chica estaba casi que se arqueaba solo para evitar que este se acerca más a su rostro.
—Lo lamen… lo lamento mucho señor Walker, no volverá a pasar. Dice ella rápidamente.
—No. Este lleva los nudillos a la mejilla de ella. —No volverá a pasar, pero yo podría pasarlo por alto si tú…
—Señor Walker, discúlpeme. Pero es que yo estoy casada.
Lion afino los ojos, enfocando las pecas de la nariz de aquella chica que sudaba a mares. No recordaba que en el currículo de esta estuviera plasmado que estuviera casada.
—No recuerdo haber visto esa opción marcada en tu currículo.
—Me he casado hace dos días. Dice con nervios. Y allí fue que Lión comprendió porque estaba llegando tan tarde últimamente.
—Te digo un secreto Vilma, ¡me gustan las mujeres casadas! Este sonríe con malicia acercándose a los labios de su secretaria.
—Por favor… señ… pero antes de que este pudiera tocar los carnosos y rosados labios de la chica asustada que estaba a punto de ceder a sus encantos, el maldito teléfono comenzó a sonar.
La chica abre los ojos y lo mira como esperando permiso para moverse… este solo le queda suspirar.
—Contesta. Le ordena alejándose de ella. Lión pilla a la chica tomar el aparato con manos temblorosas.
—Es Kara… dice que si puede subir.
—¡Que suba! Responde con fastidio.
Lión encamina sus pasos hasta su oficina, pero no antes de advertirle a su secretaria algo muy importante.
—Ya hablaremos de tus llegadas tarde, Vilma. Termina la palabra dándole la espalda a la pelirroja y cerrar la puerta.
Lión va directo hasta el bar de su oficina para servirse un trago… entonces la puerta se abre dándole paso a una mujer blanca sumamente delgada, con el cabello corto como el de un hombre. Sus ojos eran negros y profundos delineados con lápiz negro bastante grueso.
Su cuerpo era firme, vestía vaqueros ajustados en conjunto con un top rojo en forma de corazón. Lión al verla le ofrece un trago levantando el suyo, pero esta niega.
—No he venido para beber, Lión. Le dice con notorio fastidio.
—¿Entonces a qué? no te pedí que vinieras Kara. Responde tomando un trago.
—Ese viejo me tiene harta, es tan difícil de convencer. La chica se desploma sobre el sofá de cuero de Lión.
—Bueno, es tu trabajo Kara. Preocúpate de ese asunto.
—Lion, déjame asesinar al maldito viejo y resolvemos ese asunto. Espeta molesta.
—¡No! Bebe lo que resta del líquido ambarino de su vaso. —Quiero que siga vivo para cuando me firme los documentos.
—¿Por qué? Si lo elimino, sería fácil pasar su propiedad a tu nombre. Solo me tomaría unos días.
—Kara… solo has lo que te he dicho.
—¡Ahs! Que molesto eres. Odio hacer este trabajo.
—¿Qué hay de la mujer? Lión se sirve otro trago.
—Esa perra no ayuda en nada, esta tarde le he mandado un pequeño aviso a la muy desgraciada. Espero que funcione y hable con el miserable viejo. Creo que ella podría convencerlo de vender el museo.
La chica hablaba mientras revisaba una de sus uñas… Lión la pillo, ella podría aparentar ser muy inofensiva con esa cara de modelo que se gastaba. Pero la realidad era otra, Kara era mala y frívola. Desde luego, no tanto como él.
—Quiero que me mantengas al tanto de todo lo que pase con ese asunto, trata de resolverlo rápido. Ya quiero que comience la construcción de mi nuevo casino.
—No sé cómo carajos quieres que lo haga, tanto Romel como esa mujer se reúsan. Se me acaban las ideas… al menos las inofensivas, si fuera por mí, hace rato que los hubiera eliminado. ¡A ambos!
Recalca la última palabra mirando a su jefe con una ceja alzada.
—Si no puedes lograr persuadir a esa mujer o al viejo, entonces personalmente lo haré yo. Sentencia este para beberse otro trago.
—Como quieras. Esta se pone en pie. —Ya me voy, tengo cosas en las que ocuparme.
—Kara, quiero vivo al viejo. La amenaza.
Esta se detiene en el marco de la puerta, dándole la espalda a su jefe. La chica frunce el ceño mientras hace un mohín con los labios.
—No pienso hacerle nada.
—¡Mas te vale! Vuelve amenazar con voz ronca.
La joven abandona la oficina dejando a Lión sumergido en sus pensamientos. Este suspiro yéndose hasta la silla, meneo un poco la copa. Guardaba las esperanzas de que Kara resolviera ese asunto del museo, detestaba cuando tenía que solventar el mismo ese tipo de problemas.
La única forma de que el mismo concluyera negocios tan triviales como ese, era porque realmente tendría que ser muy importante. Le dio otro sorbo a su trago, era fuerte y quemaba. Pero sí que lo relajaba. Necesitaba quitarse con urgencia el estrés.
Dejo el vaso a medio terminar sobre la mesa para luego ponerse en pie… cerro los botones de su saco mientras que caminaba hasta la puerta, la pelirroja se puso en pie no más al verlo salir de la oficina.
—Estaré en mi suite, Vilma.
—Sí señor, ¿se le ofrece algo?
—No… este detiene sus pasos. —Pensándolo mejor, si se me antoja algo en especial. La mira con el rabillo del ojo.
—¿Qué será señor? La joven tenía una libreta y lapicero en sus manos.
—Se me antoja una pelirroja pecosa.
La joven se pone tensa, y tan tiesa como una tabla… Vilma miro el anillo dorado en su dedo, jamás traicionaría a su esposo se dijo a sí misma. Mira a su jefe que esperaba una contestación, y con lo mucho que lo conocía sabía que deseaba una respuesta afirmativa.
—No… no puedo, lo siento señor Walker. Yo amo a mi esposo.
—Eso me agrada, pero descuida el no tendrá por qué saberlo. Lión da algunos pasos hacia ella. —Solo lo sabremos tu y yo, y créeme te haré gozar.
Este la envuelve con sus brazos para apoderarse de sus labios con fiereza. Vilma forcejea un poco hasta separar a su jefe.
—Por favor, no vuelva a besarme.
—¡Muy bien! Responde sonriendo. —Ya vendrás a mí.
Eileen regresa a su casa después del susto que había recibido… aun todo su cuerpo temblaba de miedo. Dejo las cosas sobre la mesa y noto que su contestador tenía un mensaje. Presiono el botón rojo para escuchar.Era su jefe, el señor Romel… le notificaba que la quería ver por la mañana, ella solo suspiro. Encamino sus pasos hasta la habitación, necesitaba una ducha para relajar su cuerpo. Y dormir, sobre todo dormir. Al día siguiente tendría que pasar buscando su coche para luego ir a casa de su jefe.[…]Lión sube hasta su piso, yéndose directo hasta el bar donde se sirve un trago. Unos segundos después el timbre de la puerta de su apartamento suena. Este camina hacia ella con la copa en su mano. En cuanto abre la puerta sonríe abiertamente.—Sabía que vendrías a mí.La pelirroja se queda en el marco de
Eileen mira fijamente al anciano postrado en la cama, este guardaba una sonrisa muy extraña en sus labios. Lo que la hizo pensar que su jefe estaba planeando algo de lo que ella no estaba enterada.—Necesitas esposo Eileen…—Señor Romel, yo no necesito un esposo. Como estoy, me va muy bien. Esta sonríe nerviosa.—No, no… y es por eso que he hecho una cita con el hijo de un viejo amigo mío. Estoy seguro que te ira muy bien con él.—¿Una cita? Esta se pone en pie. —A mí no me hace falta tener citas señor Romel, creo que está exagerando las cosas.—Ni hablar, he pautado una reunión entre ustedes mañana por la tarde. Así que no hagas ninguna cita. La señala con el dedo. —Quiero que te veas con ese joven, y luego me dices que tal te fue.—Señor Romel, no quiero ser grosera. Pero no quiero
Eileen escuchaba atentamente a esa mujer, si las cosas seguían así tendría que hablar con la policía… pero… el señor Romel le había dicho que eso solo empeoraría las cosas, pero entonces ¿Qué carajos iba hacer? Las constantes amenazas ya eran más fuertes.—Váyase de mi oficina.En un movimiento ágil la flaca llega hasta ella para tomarla por el cuello y apretar con evidente molestia. De sus ojos solo chispeaba ira, se notaba que no estaba para juegos.—Escúchame estúpida, como vuelvas hablarme de ese modo te juro que meteré una maldita bala en tu cabeza. Aprieta un poco más el cuello de Eileen. —Habla con el viejo, ¡que venda! O algo muy malo pasara.Cuando la suelta, Eileen tose frenéticamente… la chica se agarra el cuello como intentando recuperar todo el aire que no pudo tomar mientras
Eileen entro en aquel hermoso restaurante saturado de clientes adinerados, empezó a sentirse no muy cómoda yendo aquel lugar. Pero si allí estaba su cita que otro remedio tenia. Suspiro, siguiendo al cupiere hasta la mesa donde la esperaba el tal Williams. Al pillarlo de lejos noto que era bastante atractivo, pero ¿Qué tal era su personalidad? Se preguntó.—Señor Severu… la señorita Smith ha llegado.—¡Oh, Eileen! Este se pone en pie plantando un beso en su mejilla.—Hola, Williams. Esta le sonríe.—Siéntate por favor. Espero que te guste el champagne.—Sí, me gusta.Este le sirve una copa, para luego mostrarle una radiante sonrisa. Eileen se sonrojo un poco por las atenciones recibidas por parte de su cita. Pensó que quizás no iba a ser tan mala, si su compañero la iba a tratar de esa maner
Esa mañana Eileen redactaba un informe semanal que iba dirigido a Romel. Se encontraba metida de lleno en ello sin darse cuenta de la presencia masculina que se encontraba recostado de brazos cruzados en la entrada de su oficina.Lion observaba detenidamente aquella rubia que había visto la noche anterior en compañía de un idiota. Inclina un poco la cabeza, realmente parecía bastante distinta a la mujer que conoció el día anterior. La sexy rubia con aquel hermoso vestido de noche había desaparecido. Ahora solo veía a una rubia con el cabello recogido y una muy cubierta camisa.Era cómico, llevaba cinco minutos allí de pie y ella ni cuenta se había dado de él. ¿Acaso era tan distraída? Parecía interesante jugar un poco con ella. Pero, primero a lo primero.—¡Buenos días, señorita Smith!—¡Demonios! Exclama es
—¿Por qué eres tan cabezotas, Romel? Ya eres un viejo, no puedes hacerte cargo de ese lugar. Responde impasible.—Ese no es tu asunto.—Ya veo. Le has delegado poder a esa joven, ¿Qué puede hacer ella? Ya la he visto. El viejo palidece más de la cuenta. —Ella no sabrá qué hacer cuando tú te mueras, y por lo que veo no creo que dures mucho en esta vida. Camina hacia una repisa con fotos viejas. —Si me vendes a mí, no tendrás que preocuparte por nada más. Toma una foto de una mujer.—No toques esa fotografía. Ordena el anciano molesto. Este solo medio sonríe.—Piénsalo Romel, sabes bien que no tengo toda la paciencia del mundo. O lo haces por las buenas. O yo te obligo a que lo hagas por el lado muy malo. Lo mira por el rabillo del ojo.—No te tengo miedo. Mi muerte está muy cerca, no le temo a morir
Pero que estaba haciendo en su casa, no le había bastado con el atentado que su gente le dio. Tenía que ir personalmente hasta su casa para terminar con el trabajo. Con los nervios de punta, Eileen corrió hacia el teléfono para llamar a la policía. No estaba a salvo.—Por favor, necesito ayuda. Un asesino se encuentra en la puerta de mi casa. Vengan ayudarme por favor. Grito en pánico.La rubia se quedó sentada en el sofá comiéndose las uñas, esperando que la fueran auxiliar, miraba la puerta como si ese asesino la pudiera tirar en cualquier momento y lograr su objetivo (asesinarla)—Señorita Eileen… estoy esperando que me abra la puerta. No parece ser una mujer con malos modales. Y yo no soy un hombre con mucha paciencia.Ella lo escuchaba y más desconfianza sentía. ¿Qué pasaba si perdía la paciencia? Minutos después e
Lión regreso al casino, hecho una completa furia encamino sus pasos hasta la recepción.—¿Dónde está Kara? Pregunta a las recepcionistas.—Señor Walker. Estas se ponen en pie. —No la hemos visto el día de hoy.—Cuando vean a esa maldita, la envían directo a mi oficina.Este sigue el camino hasta el ascensor, saca su teléfono del bolsillo marcando el número de Kara. Pero el teléfono timbraba y ella no contestaba. Lión lanza el teléfono contra la puerta del ascensor justo cuando este se abría. A quien vio ponerse de pie fue a Vilma, sus mejillas estaban coloradas pero él no estaba de ánimos.—¿Has visto a Kara? Pregunta serio.—No señor. Ella no ha venido por aquí.—¡Encuéntrala!—En seguida señor.Sigue el camino