Eileen entro en aquel hermoso restaurante saturado de clientes adinerados, empezó a sentirse no muy cómoda yendo aquel lugar. Pero si allí estaba su cita que otro remedio tenia. Suspiro, siguiendo al cupiere hasta la mesa donde la esperaba el tal Williams. Al pillarlo de lejos noto que era bastante atractivo, pero ¿Qué tal era su personalidad? Se preguntó.
—Señor Severu… la señorita Smith ha llegado.
—¡Oh, Eileen! Este se pone en pie plantando un beso en su mejilla.
—Hola, Williams. Esta le sonríe.
—Siéntate por favor. Espero que te guste el champagne.
—Sí, me gusta.
Este le sirve una copa, para luego mostrarle una radiante sonrisa. Eileen se sonrojo un poco por las atenciones recibidas por parte de su cita. Pensó que quizás no iba a ser tan mala, si su compañero la iba a tratar de esa manera.
—Me alegra que hayas aceptado la invitación. Le dice el, dulcemente.
—Yo también me alegro. Dice bebiendo un sorbo de la copa.
La joven detalla mejor los rasgos de su compañero, quedando impactada por su gran atractivo. Era rubio, ojos marrones oscuros. Llevaba una insipiente barba que le daba un aspecto un poco más llamativo. Se sentía un poco más cómoda en su compañía, no lo iba a negar. Además, iba bien vestido podría ser un buen partido. Se alegró de haberse puesto aquel vestido de noche.
—Estas muy hermosa esta noche.
—Bueno, muchas gracias. Ambos se ríen mientras le dan otro sorbo a sus copas.
No era una maldita reunión de trabajo… era una maldita cita, ella había ido a ver a ese idiota a por una cita. Mataría a Kara se dijo para sí Lion. Pero que le podía ver de interesante a ese sujeto, era tan corriente. Típico hijo de papi.
Pidió otro trago sin apartar la vista de ella, parecía bastante contenta con aquel sujeto. Muy sonriente, hasta coqueta. Inclino su cuerpo en la silla, con una expresión imperturbable en su rostro tomaba trago tras trago.
Eileen disfrutaba de una agradable velada, hacía mucho tiempo que no la pasaba tan bien en compañía de un hombre. De pronto la joven siente una pesada mirada puesta sobre ella. Entonces disimuladamente busca a esa persona que la hace sentir inquieta. ¡Y lo encuentra!
Ella abre los ojos muy grandes, porque ese hombre no disimula para nada. Aun así, siendo pillado por ella no le importo porque la miraba fijamente con esos potentes ojos azules. Ella pestañeo repetidas veces, llevando sus orbes color ámbar a su compañero que hablaba y sonreía de manera dulce.
Intento concentrarse en él, pero ese sujeto no dejaba de verla. ¿Acaso tenía algo en la cara? No lo conocía de nada, era extraño que la estuviera observando de esa manera. Se preguntó desde cuando la estaría mirando. Esta mordió sus labios.
—¿Sucede algo, Eileen? Te veo incomoda. Su compañero frunce el ceño al ver su expresión.
—No, estoy bien. Sonríe, ocultando la mentira detrás de esa sonrisa.
—¿Segura? Es que siento que no estás aquí.
—Si. Si. Yo… pienso que es un poco tarde, estoy un poco cansada.
—Entonces te llevare a casa.
—¡Oh, no! Es que he venido en mi coche. Le dice ella disculpándose.
—¡Cielos! He sido una cita horrible, ni he podido ir a buscarte a casa.
Lion sonrió internamente mientras negaba, era tan idiota que no la había ido a buscar a su casa. Desde donde estaba podía escuchar completamente la conversación de la pareja. Bebió el último trago de su copa, se puso en pie llevando sus ojos hacia la chica blanca ante él.
Ella como que noto de sus movimientos fijando la vista en el… este mantuvo le mirada, amusgando sus ojos. Lion dejo unos billetes en la mesa, luego metió las manos en los bolsillos alejándose de la mesa.
El corazón de Eileen se volvió como loco, ¿pero quién carajos era ese tipo? Siguió esos anchos hombros hasta que se perdió por la puerta de la salida. Y fue cuando ella se dio cuenta que Williams también miraba en la misma dirección que ella. La chica pestañeo como regresando a la realidad.
—¿A quién estas buscando?
—A nadie. ¿Nos vamos?
—¡Eh, si! Claro, como gustes. Yo te sigo, no sería un caballero si no te llevo a casa.
—No hace falta, yo puedo irme sola.
—¡Ni hablar!
Ambos se ponen en pie, y en la salida se despiden yéndose cada uno a sus coches. Eileen lo pone en marcha mirando por el retrovisor divisando el coche de Williams.
Pero su mente en vez de estar pensando en su cita, solo recordaba aquella mirada azulada y penetrante sobre ella. ¿Quién era ese sujeto? Se seguía preguntando una y otra vez. En cuanto llego a su casa, Williams se bajó del coche alcanzándola en la entrada del estacionamiento del edificio de Eileen.
—La he pasado muy bien, me encantaría volver a verte Eileen.
—A mí también me gustaría verte.
—¿Qué te parece mañana? Y esta vez si te paso buscando.
—Eso suena bien. Sonríe.
—¡Estupendo!
Se despidieron, para luego esta introducir el coche dentro del edificio… la chica perdió de vista al rubio que se había quedado de pie en medio de la entrada. Ella pensó que aquel sujeto era como sacarse la lotería. Era muy dulce, y atractivo. Realmente le encantaría volverlo a ver.
[…]
Lion entro en el casino de su hotel, captando todas las miradas de las mujeres que se encontraban apostando o acompañando a sujetos mayores y envejecidos. El champagne abundaba por todos lados, las camareras repartían cigarrillos y uno que otros aperitivos. Este siguió su camino, por el medio del ajetreo de los clientes.
Llego hasta su mesa favorita, se sentó en ella y de inmediato una camarera le dejo una copa con su bebida favorita.
—¿Juega esta noche señor Walker?
—Claro que sí. Responde serio, estaba cabreado y necesita sacar un poco la frustración.
Repartieron las cartas, este tomo las suyas y sonrió. La surte siempre estaba de su lado. Pensó en esa mujer, no se preocuparía por ella. Porque pronto obtendría de ella lo que quería. Siempre era así. Ese museo seria suyo, así tuviera que ensuciarse un poco de sangre y tierra para conseguirlo.
Esa mañana Eileen redactaba un informe semanal que iba dirigido a Romel. Se encontraba metida de lleno en ello sin darse cuenta de la presencia masculina que se encontraba recostado de brazos cruzados en la entrada de su oficina.Lion observaba detenidamente aquella rubia que había visto la noche anterior en compañía de un idiota. Inclina un poco la cabeza, realmente parecía bastante distinta a la mujer que conoció el día anterior. La sexy rubia con aquel hermoso vestido de noche había desaparecido. Ahora solo veía a una rubia con el cabello recogido y una muy cubierta camisa.Era cómico, llevaba cinco minutos allí de pie y ella ni cuenta se había dado de él. ¿Acaso era tan distraída? Parecía interesante jugar un poco con ella. Pero, primero a lo primero.—¡Buenos días, señorita Smith!—¡Demonios! Exclama es
—¿Por qué eres tan cabezotas, Romel? Ya eres un viejo, no puedes hacerte cargo de ese lugar. Responde impasible.—Ese no es tu asunto.—Ya veo. Le has delegado poder a esa joven, ¿Qué puede hacer ella? Ya la he visto. El viejo palidece más de la cuenta. —Ella no sabrá qué hacer cuando tú te mueras, y por lo que veo no creo que dures mucho en esta vida. Camina hacia una repisa con fotos viejas. —Si me vendes a mí, no tendrás que preocuparte por nada más. Toma una foto de una mujer.—No toques esa fotografía. Ordena el anciano molesto. Este solo medio sonríe.—Piénsalo Romel, sabes bien que no tengo toda la paciencia del mundo. O lo haces por las buenas. O yo te obligo a que lo hagas por el lado muy malo. Lo mira por el rabillo del ojo.—No te tengo miedo. Mi muerte está muy cerca, no le temo a morir
Pero que estaba haciendo en su casa, no le había bastado con el atentado que su gente le dio. Tenía que ir personalmente hasta su casa para terminar con el trabajo. Con los nervios de punta, Eileen corrió hacia el teléfono para llamar a la policía. No estaba a salvo.—Por favor, necesito ayuda. Un asesino se encuentra en la puerta de mi casa. Vengan ayudarme por favor. Grito en pánico.La rubia se quedó sentada en el sofá comiéndose las uñas, esperando que la fueran auxiliar, miraba la puerta como si ese asesino la pudiera tirar en cualquier momento y lograr su objetivo (asesinarla)—Señorita Eileen… estoy esperando que me abra la puerta. No parece ser una mujer con malos modales. Y yo no soy un hombre con mucha paciencia.Ella lo escuchaba y más desconfianza sentía. ¿Qué pasaba si perdía la paciencia? Minutos después e
Lión regreso al casino, hecho una completa furia encamino sus pasos hasta la recepción.—¿Dónde está Kara? Pregunta a las recepcionistas.—Señor Walker. Estas se ponen en pie. —No la hemos visto el día de hoy.—Cuando vean a esa maldita, la envían directo a mi oficina.Este sigue el camino hasta el ascensor, saca su teléfono del bolsillo marcando el número de Kara. Pero el teléfono timbraba y ella no contestaba. Lión lanza el teléfono contra la puerta del ascensor justo cuando este se abría. A quien vio ponerse de pie fue a Vilma, sus mejillas estaban coloradas pero él no estaba de ánimos.—¿Has visto a Kara? Pregunta serio.—No señor. Ella no ha venido por aquí.—¡Encuéntrala!—En seguida señor.Sigue el camino
Esa mañana Eileen despertó más agotada que nunca, a pesar de haber dormido toda la noche realmente no descanso nada. Le dolía todo el cuerpo, parecía como si un camión hubiera pasado sobre ella. Llevo la mirada hacia el techo, sentía la cara tan hinchada sumándole al terrible dolor de cabeza que la estaba volviendo loca. Cerró los ojos pensando que si hubiera prevenido lo que iba a pasar al trabajar en aquel museo se pudo evitar muchos problemas.Suspiro justo cuando la alarma en su mesa de noche sonó… ya era hora de levantarse de la cama e ir a trabajar. Pero solo pensar en tener que caminar algunas cuadras para coger un taxi la hacía cambiar de parecer. También que sus malestares físicos le impedían poner un pie en el suelo. Golpeo el escandaloso aparato en el momento que se sentó. La rubia se picó el puente de la nariz.— ¡Joder! Que mal
—Toc-Toc… la voz ronca de un hombre fue quien realizo el sonido de simulación de tocar la puerta, lo que causo que Eileen diera un respingo. —¡Lo siento! Te he asustado. Dice Williams sintiéndose culpable.—¡Williams! Eres tú. Disculpa, es que no te esperaba. Yo… esta guardo silencio. —¿Qué haces aquí?—He venido para llevarte almorzar. Este le sonríe. —Espero que no estés muy ocupada porque… ¡por dios! ¿Pero qué fue lo que te paso en la cabeza? Pregunta dándose cuenta al fin de sus heridas.—Nada. Responde ella llevándose una mano a la frente. —Fue un accidente. Dice restándole importancia.—¿Estas de broma? Pero si tienes una buena cortada en la cabeza, eso no es nada para ti. Williams se acerca a ella que Eileen se siente intimidada. Serían los traumas que e
Al salir del casino, en vez de tomar el Mustang pidió que le llevaran el Camaro… subió al coche rápidamente poniéndolo en marcha…No le tomo mucho tiempo para dar con la mansión de Jonás Campi. Un poderoso empresario multimillonario dueño de todos los moteles de Tampa. En cada rincón de la ciudad existía un asqueroso motel de mala muerte perteneciente a este sujeto, también era el propietario de un sinfín de mujeres destinadas para la prostitución.El viejo tenía a las mejores chicas, desde la más virgen e inexperta hasta la más experta y sádica. Buscaras lo que buscaras él siempre tenía lo que desearas. Pero eso no le daba derecho de hacer lo que le viniera en gana pensó Lión apretando el volante con fuerza. Como se atrevía a robarle, el muy maldito se las pagaría. Él era el jefe, toda Tamp
Lión introdujo un Camaro bastante estropeado en su mansión, al bajarse de este muchos sujetos se acercaron a él con armas en sus manos. Este siguió hasta el maletero del coche, al abrirlo saco a Jonás de este a punta de golpes y empujones.—Vamos Lión, te devolveré todo. Te juro que no me pasare por ninguno de sus casinos.—El dinero no es lo que me interesa Jonás, no lo entiendes. El hecho de que te atrevieras a robarme es imperdonable. Decía arrastrando su cuerpo. —Es inaceptable lo que has hecho, y por ello vas a pagar hijo de perra.—No, no, espera… yo puedo darte lo que quieras… lo que desees.—Ya debes conocerme, nadie hace tratos conmigo.Empuja el cuerpo de Jonás al sótano, el sujeto cae de bruces por las escaleras. Lión le sigue los pasos, en cuanto llego al final de estas encendió las luces. Encontrando al