Esa mañana Eileen redactaba un informe semanal que iba dirigido a Romel. Se encontraba metida de lleno en ello sin darse cuenta de la presencia masculina que se encontraba recostado de brazos cruzados en la entrada de su oficina.
Lion observaba detenidamente aquella rubia que había visto la noche anterior en compañía de un idiota. Inclina un poco la cabeza, realmente parecía bastante distinta a la mujer que conoció el día anterior. La sexy rubia con aquel hermoso vestido de noche había desaparecido. Ahora solo veía a una rubia con el cabello recogido y una muy cubierta camisa.
Era cómico, llevaba cinco minutos allí de pie y ella ni cuenta se había dado de él. ¿Acaso era tan distraída? Parecía interesante jugar un poco con ella. Pero, primero a lo primero.
—¡Buenos días, señorita Smith!
—¡Demonios! Exclama es
—¿Por qué eres tan cabezotas, Romel? Ya eres un viejo, no puedes hacerte cargo de ese lugar. Responde impasible.—Ese no es tu asunto.—Ya veo. Le has delegado poder a esa joven, ¿Qué puede hacer ella? Ya la he visto. El viejo palidece más de la cuenta. —Ella no sabrá qué hacer cuando tú te mueras, y por lo que veo no creo que dures mucho en esta vida. Camina hacia una repisa con fotos viejas. —Si me vendes a mí, no tendrás que preocuparte por nada más. Toma una foto de una mujer.—No toques esa fotografía. Ordena el anciano molesto. Este solo medio sonríe.—Piénsalo Romel, sabes bien que no tengo toda la paciencia del mundo. O lo haces por las buenas. O yo te obligo a que lo hagas por el lado muy malo. Lo mira por el rabillo del ojo.—No te tengo miedo. Mi muerte está muy cerca, no le temo a morir
Pero que estaba haciendo en su casa, no le había bastado con el atentado que su gente le dio. Tenía que ir personalmente hasta su casa para terminar con el trabajo. Con los nervios de punta, Eileen corrió hacia el teléfono para llamar a la policía. No estaba a salvo.—Por favor, necesito ayuda. Un asesino se encuentra en la puerta de mi casa. Vengan ayudarme por favor. Grito en pánico.La rubia se quedó sentada en el sofá comiéndose las uñas, esperando que la fueran auxiliar, miraba la puerta como si ese asesino la pudiera tirar en cualquier momento y lograr su objetivo (asesinarla)—Señorita Eileen… estoy esperando que me abra la puerta. No parece ser una mujer con malos modales. Y yo no soy un hombre con mucha paciencia.Ella lo escuchaba y más desconfianza sentía. ¿Qué pasaba si perdía la paciencia? Minutos después e
Lión regreso al casino, hecho una completa furia encamino sus pasos hasta la recepción.—¿Dónde está Kara? Pregunta a las recepcionistas.—Señor Walker. Estas se ponen en pie. —No la hemos visto el día de hoy.—Cuando vean a esa maldita, la envían directo a mi oficina.Este sigue el camino hasta el ascensor, saca su teléfono del bolsillo marcando el número de Kara. Pero el teléfono timbraba y ella no contestaba. Lión lanza el teléfono contra la puerta del ascensor justo cuando este se abría. A quien vio ponerse de pie fue a Vilma, sus mejillas estaban coloradas pero él no estaba de ánimos.—¿Has visto a Kara? Pregunta serio.—No señor. Ella no ha venido por aquí.—¡Encuéntrala!—En seguida señor.Sigue el camino
Esa mañana Eileen despertó más agotada que nunca, a pesar de haber dormido toda la noche realmente no descanso nada. Le dolía todo el cuerpo, parecía como si un camión hubiera pasado sobre ella. Llevo la mirada hacia el techo, sentía la cara tan hinchada sumándole al terrible dolor de cabeza que la estaba volviendo loca. Cerró los ojos pensando que si hubiera prevenido lo que iba a pasar al trabajar en aquel museo se pudo evitar muchos problemas.Suspiro justo cuando la alarma en su mesa de noche sonó… ya era hora de levantarse de la cama e ir a trabajar. Pero solo pensar en tener que caminar algunas cuadras para coger un taxi la hacía cambiar de parecer. También que sus malestares físicos le impedían poner un pie en el suelo. Golpeo el escandaloso aparato en el momento que se sentó. La rubia se picó el puente de la nariz.— ¡Joder! Que mal
—Toc-Toc… la voz ronca de un hombre fue quien realizo el sonido de simulación de tocar la puerta, lo que causo que Eileen diera un respingo. —¡Lo siento! Te he asustado. Dice Williams sintiéndose culpable.—¡Williams! Eres tú. Disculpa, es que no te esperaba. Yo… esta guardo silencio. —¿Qué haces aquí?—He venido para llevarte almorzar. Este le sonríe. —Espero que no estés muy ocupada porque… ¡por dios! ¿Pero qué fue lo que te paso en la cabeza? Pregunta dándose cuenta al fin de sus heridas.—Nada. Responde ella llevándose una mano a la frente. —Fue un accidente. Dice restándole importancia.—¿Estas de broma? Pero si tienes una buena cortada en la cabeza, eso no es nada para ti. Williams se acerca a ella que Eileen se siente intimidada. Serían los traumas que e
Al salir del casino, en vez de tomar el Mustang pidió que le llevaran el Camaro… subió al coche rápidamente poniéndolo en marcha…No le tomo mucho tiempo para dar con la mansión de Jonás Campi. Un poderoso empresario multimillonario dueño de todos los moteles de Tampa. En cada rincón de la ciudad existía un asqueroso motel de mala muerte perteneciente a este sujeto, también era el propietario de un sinfín de mujeres destinadas para la prostitución.El viejo tenía a las mejores chicas, desde la más virgen e inexperta hasta la más experta y sádica. Buscaras lo que buscaras él siempre tenía lo que desearas. Pero eso no le daba derecho de hacer lo que le viniera en gana pensó Lión apretando el volante con fuerza. Como se atrevía a robarle, el muy maldito se las pagaría. Él era el jefe, toda Tamp
Lión introdujo un Camaro bastante estropeado en su mansión, al bajarse de este muchos sujetos se acercaron a él con armas en sus manos. Este siguió hasta el maletero del coche, al abrirlo saco a Jonás de este a punta de golpes y empujones.—Vamos Lión, te devolveré todo. Te juro que no me pasare por ninguno de sus casinos.—El dinero no es lo que me interesa Jonás, no lo entiendes. El hecho de que te atrevieras a robarme es imperdonable. Decía arrastrando su cuerpo. —Es inaceptable lo que has hecho, y por ello vas a pagar hijo de perra.—No, no, espera… yo puedo darte lo que quieras… lo que desees.—Ya debes conocerme, nadie hace tratos conmigo.Empuja el cuerpo de Jonás al sótano, el sujeto cae de bruces por las escaleras. Lión le sigue los pasos, en cuanto llego al final de estas encendió las luces. Encontrando al
Ella sintió como sus brazos fueron liberados y en ese instante abrió los ojos, dándose cuenta que el hombre que la acosaba estaba golpeando brutalmente a los agresores. La rubia retrocedió varios pasos pegando su cuerpo de la pared.Lión al notar a esos tipos queriendo abusar de la rubia sintió ira, él era el único que tenía derecho a molestarla. Cuando pillo que la tenían sujeta y que el líder de estos puso las manos sobre su bata, de un salto cayó del segundo piso de las escaleras de incendio. En cuando estuvo en tierra firme al primero en golpear fue al idiota que toco a la rubia.El sujeto cayo de bruces contra el suelo, mientras que los otros dos soltaron a Eileen para arremeter contra él. Lión giro su cuerpo rápidamente dejando su puño marcado en la nariz del primero al que llego a él. El segundo saco una navaja bastante grande.—&ie