Eileen escuchaba atentamente a esa mujer, si las cosas seguían así tendría que hablar con la policía… pero… el señor Romel le había dicho que eso solo empeoraría las cosas, pero entonces ¿Qué carajos iba hacer? Las constantes amenazas ya eran más fuertes.
—Váyase de mi oficina.
En un movimiento ágil la flaca llega hasta ella para tomarla por el cuello y apretar con evidente molestia. De sus ojos solo chispeaba ira, se notaba que no estaba para juegos.
—Escúchame estúpida, como vuelvas hablarme de ese modo te juro que meteré una maldita bala en tu cabeza. Aprieta un poco más el cuello de Eileen. —Habla con el viejo, ¡que venda! O algo muy malo pasara.
Cuando la suelta, Eileen tose frenéticamente… la chica se agarra el cuello como intentando recuperar todo el aire que no pudo tomar mientras la agredían. Mira de reojo a la rubia quien ya se encontraba saliendo de su oficina, dejándola con un miedo del carajo.
La chica se sienta en su silla con todo el cuerpo temblándole como gelatina. Las cosas estaban muy mal, esas personas eran muy peligrosas y sus amenazas no eran para tomárselas para juego. A esas alturas Eileen ya no sabía qué hacer, si renunciar para salvar su propio pellejo o quedarse y morir intentando proteger la reliquia de su jefe.
[…]
Kara subía en el ascender yendo hasta la oficina de su jefe… en cuanto la puerta se abrió a la primera que ve es a la estúpida de la secretaria de este.
—Bienvenida, señorita Kara.
—¡Cállate idiota! Le dice sin siquiera verla.
Entra directamente en la oficina de Lión, encontrándolo sentado metido en su ordenador. Este no se molestó en levantar la mirada.
—Espero que traigas buenas noticias.
—La verdad es que no. La mujer insiste en que el viejo no venderá.
—¿De verdad? Este levanta solo la mirada. —Que resistente es esa chica.
—O muy idiota. Le he dejado una advertencia. No creo que aguante mucho el acoso.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Lo vi en sus ojos, estaba muerta del miedo. Esta sonríe.
Lion estaba muy sorprendido por la resistencia de esa mujer, realmente ya había captado toda su atención. Y ni siquiera la había visto, quizás ya era hora de que personalmente metiera sus manos en el asunto. Kara parecía no resolver nada.
—La quiero ver. Sentencia volviendo la vista al ordenador.
—¿Para qué?
—Quiero saber con quién estoy tratando.
—¿Cuándo la quieres ver?
—¡Mañana! Ahora vete, tengo trabajo que hacer.
—Como quieras. Esta se pone en pie para retirarse.
Lion sonríe pensando que sería interesante acosar personalmente a esa mujer… sus métodos eran más eficaces que los de Kara. Pensaba llevarla al extremo, conseguiría esa firma.
A la mañana siguiente, Eileen recibió una llamada de su supuesta cita. Al parecer no iba a poder recogerla a su casa, así que le había dejado la dirección para que llegara al restaurante directamente. Ella pensó que ese tío no era muy galante después de todo.
—Iré solo porque el señor Romel me lo ha pedido, pero no pienso darle alas a ese sujeto. Se dijo para sí misma.
Para cuando la noche cayo, Eileen no hallaba que ponerse para una cita. Aunque no estuviera de acuerdo con nada de lo que estaba haciendo, tampoco pensaba ir vestida como una perfecta chiflada al mejor restaurante de Tampa. Eso no iba a pasar.
Finalmente eligió un hermoso vestido tipo coctel color vino, que acentuaba sus caderas y resaltaba sus curvas. Poco maquillaje, y opto por llevar el cabello suelto. Estando conforme con su apariencia, abandono el apartamento.
[…]
Walker ingresaba en el mejor restaurante de la ciudad, en la entrada lo recio el cupiere que de inmediato al verlo llegar corrió hacia el con una sonrisa en los labios.
—¡Oh, señor Walker! Que maravilloso tenerlo esta noche por aquí. Déjeme y lo llevo a su mesa.
—¡No! Dice este tajante. —Quiero saber cuál es la mesa de la señorita Smith.
—Eh bueno, solo tenemos un caballero que espera a una señorita con apellido Smith.
—Sí, quiero saber cuál es su mesa.
—¡Claro! Es aquella, donde se encuentra aquel joven.
El mafioso fijo sus ojos en el sujeto que ocupaba la mesa, bebía champagne… este amusgo los ojos, porque el tío estaba solo. Tendría que esperar a por ella. Y todo por no querer llegar directamente al museo o su casa. Kara le había dicho que era una reunión, que lo más probable era por trabajo. Pero ese sujeto iba muy formal, y bebía champagne.
—Quiero una mesa muy de cerca de la suya.
—Pero su habitual mesa esta lista. Le dice el cupiere.
—He dicho que, cerca de esa mesa. Ordena con voz peligrosa.
—En seguida señor Walker. Responde con nerviosismo.
Segundos después, Lión se encontraba tomando whisky en una mesa muy junta a la de Eileen. Llevando la mirada en la dirección al mequetrefe se encontraba sentado en ella. Se preguntó qué tipo de reunión tendría con Williams Severu. Lo conocía, era el hijo de un empresario reconocido.
¿Qué tenía que ver el museo con ese tipo? Ahora tenía otra misión, averiguar qué tipo de conversación tendría la joven con el idiota. Y también aprovecharía para conocerla por primera vez.
Este bebió un trago de su copa, miro su reloj… ya llevaba quince minutos esperando esa mujer. Ya estaba cabreado, en eso levanto la mirada justo hacia la entrada cuando sus ojos azules enfocan a una mujer muy hermosa pasar por las puertas de cristal.
Lion la detallo completamente, su piel era tan blanca como el papel. Llevaba el cabello muy largo, tan brillante y abundante. Sus ojos eran de un color cautivador, eran del mismo color de la bebida que estaba tomando. ¿Sería ella? Se preguntó. La vio caminar detrás del cupiere, mientras que la seguía con la mirada. El cotoneo de sus caderas era enloquecedor, tanto que lo hizo morder sus labios.
Entonces su fascinación se acabó cuando la vio sentarse en la mesa del imbécil de Williams. Este se puso en pie, saludándola con un beso en la mejilla. Esa reunión no parecía para hablar de trabajo… aquello parecía una maldita cita. Lion apretó los dientes.
Eileen entro en aquel hermoso restaurante saturado de clientes adinerados, empezó a sentirse no muy cómoda yendo aquel lugar. Pero si allí estaba su cita que otro remedio tenia. Suspiro, siguiendo al cupiere hasta la mesa donde la esperaba el tal Williams. Al pillarlo de lejos noto que era bastante atractivo, pero ¿Qué tal era su personalidad? Se preguntó.—Señor Severu… la señorita Smith ha llegado.—¡Oh, Eileen! Este se pone en pie plantando un beso en su mejilla.—Hola, Williams. Esta le sonríe.—Siéntate por favor. Espero que te guste el champagne.—Sí, me gusta.Este le sirve una copa, para luego mostrarle una radiante sonrisa. Eileen se sonrojo un poco por las atenciones recibidas por parte de su cita. Pensó que quizás no iba a ser tan mala, si su compañero la iba a tratar de esa maner
Esa mañana Eileen redactaba un informe semanal que iba dirigido a Romel. Se encontraba metida de lleno en ello sin darse cuenta de la presencia masculina que se encontraba recostado de brazos cruzados en la entrada de su oficina.Lion observaba detenidamente aquella rubia que había visto la noche anterior en compañía de un idiota. Inclina un poco la cabeza, realmente parecía bastante distinta a la mujer que conoció el día anterior. La sexy rubia con aquel hermoso vestido de noche había desaparecido. Ahora solo veía a una rubia con el cabello recogido y una muy cubierta camisa.Era cómico, llevaba cinco minutos allí de pie y ella ni cuenta se había dado de él. ¿Acaso era tan distraída? Parecía interesante jugar un poco con ella. Pero, primero a lo primero.—¡Buenos días, señorita Smith!—¡Demonios! Exclama es
—¿Por qué eres tan cabezotas, Romel? Ya eres un viejo, no puedes hacerte cargo de ese lugar. Responde impasible.—Ese no es tu asunto.—Ya veo. Le has delegado poder a esa joven, ¿Qué puede hacer ella? Ya la he visto. El viejo palidece más de la cuenta. —Ella no sabrá qué hacer cuando tú te mueras, y por lo que veo no creo que dures mucho en esta vida. Camina hacia una repisa con fotos viejas. —Si me vendes a mí, no tendrás que preocuparte por nada más. Toma una foto de una mujer.—No toques esa fotografía. Ordena el anciano molesto. Este solo medio sonríe.—Piénsalo Romel, sabes bien que no tengo toda la paciencia del mundo. O lo haces por las buenas. O yo te obligo a que lo hagas por el lado muy malo. Lo mira por el rabillo del ojo.—No te tengo miedo. Mi muerte está muy cerca, no le temo a morir
Pero que estaba haciendo en su casa, no le había bastado con el atentado que su gente le dio. Tenía que ir personalmente hasta su casa para terminar con el trabajo. Con los nervios de punta, Eileen corrió hacia el teléfono para llamar a la policía. No estaba a salvo.—Por favor, necesito ayuda. Un asesino se encuentra en la puerta de mi casa. Vengan ayudarme por favor. Grito en pánico.La rubia se quedó sentada en el sofá comiéndose las uñas, esperando que la fueran auxiliar, miraba la puerta como si ese asesino la pudiera tirar en cualquier momento y lograr su objetivo (asesinarla)—Señorita Eileen… estoy esperando que me abra la puerta. No parece ser una mujer con malos modales. Y yo no soy un hombre con mucha paciencia.Ella lo escuchaba y más desconfianza sentía. ¿Qué pasaba si perdía la paciencia? Minutos después e
Lión regreso al casino, hecho una completa furia encamino sus pasos hasta la recepción.—¿Dónde está Kara? Pregunta a las recepcionistas.—Señor Walker. Estas se ponen en pie. —No la hemos visto el día de hoy.—Cuando vean a esa maldita, la envían directo a mi oficina.Este sigue el camino hasta el ascensor, saca su teléfono del bolsillo marcando el número de Kara. Pero el teléfono timbraba y ella no contestaba. Lión lanza el teléfono contra la puerta del ascensor justo cuando este se abría. A quien vio ponerse de pie fue a Vilma, sus mejillas estaban coloradas pero él no estaba de ánimos.—¿Has visto a Kara? Pregunta serio.—No señor. Ella no ha venido por aquí.—¡Encuéntrala!—En seguida señor.Sigue el camino
Esa mañana Eileen despertó más agotada que nunca, a pesar de haber dormido toda la noche realmente no descanso nada. Le dolía todo el cuerpo, parecía como si un camión hubiera pasado sobre ella. Llevo la mirada hacia el techo, sentía la cara tan hinchada sumándole al terrible dolor de cabeza que la estaba volviendo loca. Cerró los ojos pensando que si hubiera prevenido lo que iba a pasar al trabajar en aquel museo se pudo evitar muchos problemas.Suspiro justo cuando la alarma en su mesa de noche sonó… ya era hora de levantarse de la cama e ir a trabajar. Pero solo pensar en tener que caminar algunas cuadras para coger un taxi la hacía cambiar de parecer. También que sus malestares físicos le impedían poner un pie en el suelo. Golpeo el escandaloso aparato en el momento que se sentó. La rubia se picó el puente de la nariz.— ¡Joder! Que mal
—Toc-Toc… la voz ronca de un hombre fue quien realizo el sonido de simulación de tocar la puerta, lo que causo que Eileen diera un respingo. —¡Lo siento! Te he asustado. Dice Williams sintiéndose culpable.—¡Williams! Eres tú. Disculpa, es que no te esperaba. Yo… esta guardo silencio. —¿Qué haces aquí?—He venido para llevarte almorzar. Este le sonríe. —Espero que no estés muy ocupada porque… ¡por dios! ¿Pero qué fue lo que te paso en la cabeza? Pregunta dándose cuenta al fin de sus heridas.—Nada. Responde ella llevándose una mano a la frente. —Fue un accidente. Dice restándole importancia.—¿Estas de broma? Pero si tienes una buena cortada en la cabeza, eso no es nada para ti. Williams se acerca a ella que Eileen se siente intimidada. Serían los traumas que e
Al salir del casino, en vez de tomar el Mustang pidió que le llevaran el Camaro… subió al coche rápidamente poniéndolo en marcha…No le tomo mucho tiempo para dar con la mansión de Jonás Campi. Un poderoso empresario multimillonario dueño de todos los moteles de Tampa. En cada rincón de la ciudad existía un asqueroso motel de mala muerte perteneciente a este sujeto, también era el propietario de un sinfín de mujeres destinadas para la prostitución.El viejo tenía a las mejores chicas, desde la más virgen e inexperta hasta la más experta y sádica. Buscaras lo que buscaras él siempre tenía lo que desearas. Pero eso no le daba derecho de hacer lo que le viniera en gana pensó Lión apretando el volante con fuerza. Como se atrevía a robarle, el muy maldito se las pagaría. Él era el jefe, toda Tamp