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—El baile es sencillo, Dalia. Solo debes acoplar los movimientos de la primera coreografía que creamos y en la marcha le cambiaremos un par de cosas, si no la recuerdas, me dices para mostrarte antes de empezar —las palabras de Analís fueron lentas mientras se sostenía del tubo de metal en tanto me observaba atenta mientras soltaba cada cosa.
Ella había sido la única compañera de baile que había tenido al llegar a este lugar, y se había convertido en una amiga para mí aun cuando solo hablábamos dentro de la instalación.
El Middle Night.
Hacía tanto tiempo que no pisaba aquel establecimiento que había olvidado cómo se sentía estar sobre el escenario, con aquel tubo de metal en el centro como única decoración y punto de enfoque.
Había estado ahí solo un par de veces después del nacimiento de mi hijo y todo porque eran tiempos en los que necesitaba algo de dinero extra para poder cumplir con todas mis responsabilidades.
Y como mi pequeño aún no podía quedarse con niñeras, decidí sacrificarme un par de años hasta que él pudiera adaptarse a estar con alguien desconocido.
Y es que sí, habían centros donde cuidaban a pequeños recién nacidos, pero, no tenía el dinero suficiente para eso y menos cuando aún tenía gastos del hospital que debía cubrir.
—No ha pasado tanto tiempo, Analís, aun recuerdo esto.
Ella me dio una leve sonrisa antes de separarse del tubo y caminar hacia la parte en donde se encontraban los parlantes que utilizaba para practicar.
Agradecía que ella me hubiera propuesto hacer mi número con ella, pues mi regreso sería menos llamativo de lo que sería si hubiese bailado sola.
Y ser llamativa era lo que menos quería, aunque considerando que bailaría semidesnuda para un montón de hombres que me lanzarían su dinero, esa pequeña frase era algo irónica.
La música llenó el lugar en cuanto Analís le dio a iniciar y pronto los recuerdos llegaron a mi mente.
El lugar de pronto se colocó repleto, se escuchaban los vitoreos de los caballeros que acudían esa noche, podía sentir las miradas y las risas estruendosas entraban por mis oídos como si realmente estuvieran ahí.
Con pasos lentos, largos y sensuales me fui acercando al tubo hasta estar frente a él, y cuando lo estuve, mi mano se elevó para sentir su frialdad y luego, sin una pizca de duda, sin pensarlo un segundo, realicé el primer movimiento para elevarme hasta la cima y dejarle espacio a Analís debajo.
Ambas seguimos el ritmo de la música elaborando de una forma limpia los pasos que aún estaban en mi mente y los cuales habíamos hecho infinidades de veces en aquel mismo lugar.
Los movimientos fueron fluidos, sin ningún error y en una sincronía que sorprendería a cualquiera, pues, hacía tanto tiempo que no bailábamos juntas, pero aún así nuestra conexión permanecía intacta.
Esa por la que tantas chicas dentro del lugar nos miraban por encima del hombro.
Pero yo nunca había venido aquí a agradarle a nadie, ni siquiera había sido mi intención conquistar a tantos hombres con mi presencia que los perfumes y dólares se regaban por todo el escenario permitiendo que regresara a casa con tantos billetes que no podía contar.
Pero, después de todo, eran para mi madre, para el tratamiento tan costoso que debíamos costear y solo para mantenerla viva durante un par de años más.
Pero antes de que eso sucediera había tenido que dejar que la deuda en el hospital creciera cada día más al ser menor de edad y no poder conseguir un trabajo medianamente decente.
Al final ella murió sin darme la oportunidad de poder hacer algo más.
Alejando esos pensamientos me enfoqué en el paso final de la coreografía en el que terminaba colgada de las manos de Analís mientras girábamos lentamente en el tubo.
Y por un segundo creí que mis manos se resbalarían de las suyas, pero ella me sostuvo fuerte y pude realizar la figura mientras una corta sonrisa escapaba de mis labios.
—Como si nunca te hubieses ido —susurró cuando la música acabó.
—Realmente eres mi alma gemela —ella soltó una leve risita y lentamente me dejé caer hasta que mis pies tocaron el piso del escenario.
—Hoy el local ha sido reservado para una reunión, solo unas cuantas chicas fuimos elegidas para esta noche, le dije a Liam que te presentarías conmigo y no tuvo problema alguno, así que, cariño, tu primer día será realmente tranquilo.
Mi sonrisa se ensanchó al saber que esta noche el local no estaría lleno de personas y una vez ella bajó por completo del tubo me aproximé para envolverla en mis brazos agradeciéndole de forma silenciosa el haberme incluido en este día.
Mi cabello estaba recogido en una coleta alta, mientras mi cuerpo no tan lleno de curvas estaba cubierto por tan solo un sostén negro con unas bragas que cubrían solo lo suficiente. Mi piel blanca brillaba gracias al spray de brillos que me había colocado y mis ojos verdes se encontraban perfectamente maquillados con toques dorados que lo hacían ver más profundos.Por lo general este tipo de ropa no era lo que generalmente utilizaba para mis presentaciones, pero esta noche debíamos adaptarnos a las reglas del dueño del local, pues después de todo él nos estaba pagando para que bailaramos esa noche para hombres realmente importantes.Sintiendo mi corazón martillear a una velocidad de vértigo me fui acercando a la parte trasera del escenario.
Las horas pasaron lentamente y lo único que supe hacer fue hablar a veces con Analís y mirar las fotos de mi hijo de casi cinco años en el móvil.Él tenía los ojos negros, diferente a los míos que eran verdes y su cabello era lacio y tan negro como la noche.Suponía que lo lacio lo había sacado de su padre, pues mi cabello era ondulado por todos lados.Al recordar al padre del niño inevitablemente mi corazón se apretó. Se suponía que mi hijo no debía existir, pues yo tenía el aparato en mi brazo que evitaba que saliera embarazada, mi madre me había hecho colocarlo cuando cumplí diecisiete años y mi vida sexual comenzó a ser activa. El pequeño de cabello negro totalmente lacio se removió perezosamente en mis brazos al percatarse de mi presencia.—Mami —sus ojitos se abrieron lentamente al sentir como paseaba mis dedos por su cabello —llegaste —una pequeña sonrisa cruzó sus labios y fue inevitable para mí no correspondérla.—Sí, te dije que volvería en un parpadear —él con cuidado se elevó de mis piernas y se recostó de mi pecho antes de llevar su dedito hacia su boca.—¿Cómo te fue? —Sus palabras eran suaves y aunque siempre había estado sorprendida de su capacidad comunicativa, esta vez no me sorprendió su pregunta.Él siempre me preguntaba Capítulo 4
—Vas a terminar muerta como sigas así —mi mirada severa hizo que ella cerrara la boca.Definitivamente estaba al borde, mi cuerpo pedía a gritos un descanso y mis brazos y pies estaban adoloridos no solo por estar parada durante todo el día, sino también por haberme subido al tubo después de tanto tiempo en el suelo.—No tengo opción, el banco que cubrió los gastos del hospital me está respirando en la nuca, Denise, debo al menos pagar los pagos retrasados.—¿Lo dejo en cuanto se duerma? —quise decirle que no, que se quedara con él hasta que regresara, pero ambas sabíamos que aun no tenía el dinero suficiente para cubrir esos gastos.—¿A las doce
Mi última semana fue un maldito infierno.No había vuelto a ver al hombre de nombre desconocido con mirada oscura y helada, pero que no haya aparecido no quería decir que su incidencia en mi vida había desaparecido.No había podido bailar una sola maldita vez en el club.Había ido a la tarde siguiente para hablar con Liam y que pudiera darme mi dinero sin ningún contratiempo.Me pagó y casi grito al tener tanto dinero en mis manos después de tanto tiempo con ellas vacías, pero cuando me dijo que hoy no podía bailar cualquier emoción se diluyó de mi cuerpo.Habían reservado el club y entre las elegidas para bailar no estaba yo.
Mis pasos eran irregulares mientras caminaba por las calles de la ciudad, no tenía un destino específico, solo quería alejarme por unas horas de todo.De mi apartamento de mierda de dos compartimientos, del trabajo que ya no era mío, de la guardería en donde mi hijo se encontraba, del club en el que necesitaba trabajar.Simplemente caminé por las calles pareciendo una especie de alma en pena con rizos saliendo de mi moño y con las mejillas manchadas por las lágrimas que había derramado.Estaba desubicada, perdida, devastada.Estaba perdiendo todo y como si necesitara estar de vuelta en el principio, terminé recorriendo las calles de mi antiguo vecindario, ese en el que la casa de mi madre había
—Lo sentimos mucho, señorita, aparentemente hubo una confusión y el puesto ya ha sido ocupado, lamento mucho esto.No dije nada, ni siquiera le respondí, solo me levanté de mi lugar y me dirigí a la salida.No tenía por qué detenerme a escuchar lo que decía por más tiempo.Justo cuando salí de la cafetería mi móvil comenzó a timbrar y sin mirar el número desconocido la tomé con la esperanza de que fuera de alguna de las otras cafeterías.—La señora Cristi suele ser algo olvidadiza en ocasiones.Al escuchar su voz del otro lado de la línea toda mi piel se erizó y mi corazón com
Khail Petrov Mis ojos repasaron la foto varias veces antes de dejarla sobre mi escritorio boca abajo. Había estado observándola los últimos quince minutos sin poder detenerme. Ya era hora de olvidarme de ella por las próximas horas si quería tener un día provechoso. Pero era difícil no evocar a mis pensamientos su piel tersa y suave, sus ojos como un respiro en un bosque fresco, su cabello salvaje que por más tratara de peinar volvía a su estado natural. Simplemente no podía dejar de observar su belleza, belleza que quería admirar, tocar, poseer, una belleza de la que quería apoderarme. Soltando un suspiro me intenté levantar de mi escritorio para salir a tomar un poco de aire fresco e intentar bajar la tensión en mi polla cada que imaginaba su piel desnuda, pero en ese mismo instante Vol