Khail Petrov
Mis ojos repasaron la foto varias veces antes de dejarla sobre mi escritorio boca abajo. Había estado observándola los últimos quince minutos sin poder detenerme. Ya era hora de olvidarme de ella por las próximas horas si quería tener un día provechoso.
Pero era difícil no evocar a mis pensamientos su piel tersa y suave, sus ojos como un respiro en un bosque fresco, su cabello salvaje que por más tratara de peinar volvía a su estado natural.
Simplemente no podía dejar de observar su belleza, belleza que quería admirar, tocar, poseer, una belleza de la que quería apoderarme.
Soltando un suspiro me intenté levantar de mi escritorio para salir a tomar un poco de aire fresco e intentar bajar la tensión en mi polla cada que imaginaba su piel desnuda, pero en ese mismo instante Vol
Mis manos sudaban mientras me acercaba al enorme edificio corporativo y me cuestioné en mi mente si era correcto venir. Pero es que no tenía otra opción, cada paso que daba me llevaba al precipicio y todo por la forma en la que él se estaba adueñando de todo alrededor de mi vida. Había decidido ir después del almuerzo y aunque mi ropa no era la adecuada para el lugar al que estaba a punto de entrar, intenté con todas mis fuerzas aparentar estar segura de mis acciones y de lo que estaba haciendo. Con mi corazón martillando a una velocidad atemorizante contra mi pecho me acerqué a la puerta y el seguridad la abrió para mí sin molestarse en observarme por más tiempo del necesario. Al ver el enorme lugar repleto de personas que probablemente esperaban una cita con trajes a medida, tanto hombres como mujeres, me sentí jodidamente fuera de lugar. Pasando saliva de forma nerviosa me acerqué a la recepción y la hermosa mujer de cabello rubio analizó mi rostro con cuidado. —Buenas tardes
Él se hizo a un lado y me señaló el camino extendiendo su brazo.Yo caminé frente a él intentando que mis pasos no fueran temblorosos debido a toda la atención no solicitada que estaba recibiendo.Cuando llegué al ascensor y me adentré en él quedé en la parte delantera, él se fue hasta el final y sentí su cuerpo rozar el mío cuando se inclinó para presionar el último piso en el tablero del ascensor.Mi respiración se atascó y solo me relajé levemente cuando las puertas se cerraron dejándonos fuera de los ojos de las personas curiosas.—Estás nerviosa —lo escuché decir a mis espaldas —y asustada.No confirmé sus suposiciones, solo miré hacia los números en el tablero y cuando las puertas se abrieron salí algo apresurada encontrándome con una oficina de cristales con un escritorio y una mujer de cabello castaño del otro lado. Sus ojos se levantaron en nuestra dirección y salió apresuradamente mientras yo continuaba caminando.—¿Necesita algo señor? —cuestionó suavemente y lo escuché dar
Mi ceño se frunció al escuchar que me llamaba señora, pero lo dejé pasar y me hice a un lado al saber que claramente era el hombre que Khail había dicho que enviaría.Le señalé las cajas a un lado de la puerta y él la subió una arriba de la otra antes de levantarse con ellas en mano y salir de la casa.Tomé la maleta y dos mochilas que Adam y yo teníamos repletas con sus cosas y cerré la puerta despidiéndome de mi antigua vida.—Gracias por los alimentos —asentí hacia la mujer prostituta que compartía piso con nosotros y continuamos hacia las escaleras.Le había dejado todo lo que estaba en mi refrigerador y alacena frente a su puerta, después de todo terminaría descompuestas o vencidas si se me ocurría dejarlas ahí. Adam bajó primero que yo con pasos cuidadosos y sin querer sostenerse de la baranda.Yo sabía perfectamente por qué lo hacía. Él sabía que estaba sucio y tocarlo no era una opción para él.En cuanto estuvimos en el primer piso el hombre se acercó a nosotros y tomó mi mal
Una sonrisa bailó en los labios de Khail y estaba segura de que no se esperaba esa respuesta.—Tienes razón, mis disculpas.—Aceptadas, señor Petrov.—Solo dime Khail —pidió lentamente mientras levantaba una mano y hacía una seña a alguien que no podía ver.No pasó mucho tiempo cuando unas chicas de algunos veintitantos años entraron al comedor con platos cubiertos hasta dejarlos sobre la mesa frente a nosotros tres.Ellas llevaban vestidos negros acampanados con delantales blancos amarrados en la cintura y que pasaban por sus cuellos. Sus cabellos estaban recogidos en moños y una de ellas tenía una trenza que terminaba en el rebuscado moño trenzado.Era particularmente bonita. Con sus ojos azules enormes y largas pestañas, pero parecía tan recta cuando dejó el plato frente a mí y lo descubrió antes de irse por donde había venido junto a las demás que no pude identificar correctamente, ya que solo ella se había llevado mi atención.Frente a mí había un delicioso plato. Parecía ser un
Había hecho tantas cosas de las cuales no me arrepentía y todo para tenerla aquí y ahora. Acurrucada junto al pequeño niño que se aferraba a su cuerpo mientras descansaba en una cama del segundo piso de mi mansión. Definitivamente no era algo que había estado considerando a largo plazo. Pero de una forma u otra la sensación me dio cierta calidez con la cual fue difícil luchar. Soltando un suspiro suave y lento me di la vuelta y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mí con cuidado. Ambos tenían habitaciones separadas, pero supuse que después del largo día que tuvieron que pasar ambos al cambiarse de hogar, terminaron dormidos sobre su cama con las mismas prendas con las que habían llegado. Sintiendo mi sangre vibrar en mis venas y recorrer mi cuerpo hasta mi ingle, me encaminé hacia la última habitación del pasillo y empujé la puerta sintiendo la frustración recorrerme todo el cuerpo. Había tenido una erección toda la m*****a noche mientras intentaba pasar bocado con
Sin Adam alrededor me sentía de cierta forma menos vulnerable. La mayoría de las veces evitaba decir cosas que tuvieran alguna repercusión en él a corto plazo.Él no me hacía débil, me hacía precavida, por lo que una vez estuvo duchado y vestido, nos encaminamos hacia la cocina para que pudiera prepararle un desayuno rápido y su lonchera.Pero al llegar a la cocina encontré un plato listo con wafles y frutas y una lonchera con suficiente almuerzo para tres niños junto a su plato.Con el ceño fruncido lo vi alimentarse y la delicada señora a la que no me molesté en mirar, me cuestionó si necesitaba desayunar, pero se me había cerrado el estómago con la percepción que estaba teniendo de esta situación.Por mi boca no pasaría un bocado, aunque lo forzara.El chofer que según sabía, Khail nos había asignado, nos llevó a la escuela y luego a mí de regreso a la casa. No pasó desapercibida para mí la forma en la que las madres de la escuela que dejaban a sus hijos me miraban y ni hablar de l
—Pero me has quitado mi libertad.—Tienes horas aquí, fierecilla, no predispongas tu mente a todo lo negativo.Se separó de mi cuerpo respirando pesadamente y mi cuerpo tembló cuando se dio la vuelta y pasó sus dedos por su cabello tratando de calmar el fuego que había visto en esos hermosos ojos azules.Ya no eran témpanos de hielo dispuestos a congelar todo a su paso.Ahora eran un hielo derretido que amenazaba con quemarme si me acercaba demasiado. Y ese fuego de alguna forma fue tan familiar que no dudé el haberlo visto en algún otro lugar.—Tendrás un trabajo en una de las más prestigiosas compañías del país, tu hijo podrá tener una educación de acuerdo con sus capacidad intelectuales, podrás descargar un poco del peso que has estado llevando desde que tu madre enfermó y sobre todo seguirás siendo libre. No quiero mantenerte atada a estas cuatro paredes, Dalia, no limitare tus salidas, definitivamente no. El trato es claro, vives conmigo, trabajas conmigo y ningún otro hombre se
Obviando esos recuerdos cerré la puerta con cuidado y terminé de recorrer el oscuro pasillo para llegar a las escaleras.Todas las luces estaban apagadas y eso ocasionó que un leve escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Nunca había recorrido los lugares de esta casa en plena noche y sobre todo en penumbras.Pero agradecía el leve fulgor que entraba por las ventanas que poseían las cortinas corridas, ya que daban una tenue iluminación que me dejaba ver mi camino sin tener que tropezar con nada.En cuanto llegué a la cocina me acerqué al refrigerador y abrí una de sus puertas agradeciendo la cantidad de luz que se esparció gracias a su apertura.Aunque el frío que me azotó provocó un leve estremecimiento en todo mi cuerpo provocando que mis pezones se apretaran contra la delgada tela de mi blusa de pijama de seda blanca. Cortesía del dueño de este lugar que me había cedido la cantidad de ropa en aquel extravagante closet.Una vez la luz fue suficiente para poder ver con algo de claridad,