Las horas pasaron lentamente y lo único que supe hacer fue hablar a veces con Analís y mirar las fotos de mi hijo de casi cinco años en el móvil.
Él tenía los ojos negros, diferente a los míos que eran verdes y su cabello era lacio y tan negro como la noche.
Suponía que lo lacio lo había sacado de su padre, pues mi cabello era ondulado por todos lados.
Al recordar al padre del niño inevitablemente mi corazón se apretó. Se suponía que mi hijo no debía existir, pues yo tenía el aparato en mi brazo que evitaba que saliera embarazada, mi madre me había hecho colocarlo cuando cumplí diecisiete años y mi vida sexual comenzó a ser activa.
Se suponía que cada tres años debía cambiarlo, pero a penas habían pasado dos cuando le entregué mi cuerpo a aquel hombre de rostro desconocido para mí.
Lo único que mi mente recordaba era el toque de sus manos, sus besos tan intensos y su actitud tan distante, pero de igual forma se sentía tan cerca por la forma tan ardiente en la que me había hecho suya aquella noche.
Agitando mi cabeza me puse de pie al ver como las chicas entraban para tomar sus cosas y salir. Suponía que ya todo había acabado, por lo que algo aliviada me levanté de mi lugar para ir a hacer lo mismo.
—Liam te pide que por favor vayas a verlo al frente antes de irte.
Mis brazos cayeron a ambos lados de mi cuerpo al escuchar las palabras de una de las chicas y soltando un suspiro cansado me encaminé hacia la puerta arrastrando mis pies con tan solo unas bailarinas puestas.
Recorrí el pasillo de forma lenta sintiendo mi piel levemente fría al solo tener unos shorts y una polera cubriéndome.
Pero es que debía tener ropa de fácil acceso por si debía regresar al escenario en cualquier momento.
Al subir al escenario y cruzarlo no me encontré con Liam, nuestro jefe, por ningún lado.
El lugar estaba completamente vacío y los hombres que habían estado ocupando las mesas del centro ya no se encontraban.
De igual forma esperé unos minutos recostada del borde del escenario, esperando a que saliera probablemente de su oficina.
Pero quien salió del pasillo que daba hacia la habitación de seguridad y la oficina de Liam, no fue él, sino el mismo hombre que me había hecho paralizarme horas atrás cuando acabé mi presentación.
—Buenas noches —saludó con su voz varonil y algo ronca.
Su aroma era envolvente y exquisito, tanto que quise acercarme para olerlo mejor, pero contuve el arrebato al saber que sería una tontería hacer eso.
—Buenas noches —contesté en un susurro —¿en qué puedo ayudarle? —cuestioné sin dudarlo.
Lentamente fui atando cabos y al no ver a Liam por ningún lado entendí de qué se trataba todo esto.
—¿Cuánto cobras por noche? —su pregunta fue directa mientras sus ojos se enfocaban en los míos sin dudar un segundo y sin titubear ante su pregunta.
—No me vendo —le dejé saber luego de unos segundos en donde permanecí estupefacta por su cuestionamiento —lamento que mi trabajo como bailarina en este lugar le haya hecho creer eso, pero repito, no me vendo.
—¿Ah sí? —su voz tomó otro tono y aunque me hubiera gustado decirle que no tenía la necesidad de pagar por sexo por el físico que se cargaba, simplemente me amarré la lengua y decidí no decir nada más.
Sus ojos que parecían dos témpanos de hielo escanearon lentamente cada expresión de mi rostro, pero no encontró nada, pues me mantuve seria todo el momento sin dejar ver la forma tan extraña en la que me hacía sentir.
Y aunque quise intentar reconocer su voz, tratar de ligarla a aquel hombre que en algún momento me había comprado, no pude, pues la única palabra que salió de sus labios aquella noche fue:
—Desnúdate.
—Intente con otra, que tenga buenas noches —y sin dudarlo me di la media vuelta para largarme del club sin mirar atrás.
Él no dijo nada más, ni siquiera devolvió el buenas noches y lo agradecí, pues tener que girarme nuevamente para observar su rostro sería un sacrificio para mí. Pues no estaría segura de sí mantendría mi boca callada o le preguntaría si me recordaba de algún lado.
Pero era imposible, los hombres presumían y no les importaba en lo absoluto utilizar cualquier argumento para validar sus propuestas.
Si hubiese sido él, me hubiese dejado saber que aunque yo me jactaba de decir que no me vendía ya lo había hecho en otro momento de mi vida.
El pequeño de cabello negro totalmente lacio se removió perezosamente en mis brazos al percatarse de mi presencia.—Mami —sus ojitos se abrieron lentamente al sentir como paseaba mis dedos por su cabello —llegaste —una pequeña sonrisa cruzó sus labios y fue inevitable para mí no correspondérla.—Sí, te dije que volvería en un parpadear —él con cuidado se elevó de mis piernas y se recostó de mi pecho antes de llevar su dedito hacia su boca.—¿Cómo te fue? —Sus palabras eran suaves y aunque siempre había estado sorprendida de su capacidad comunicativa, esta vez no me sorprendió su pregunta.Él siempre me preguntaba
—Vas a terminar muerta como sigas así —mi mirada severa hizo que ella cerrara la boca.Definitivamente estaba al borde, mi cuerpo pedía a gritos un descanso y mis brazos y pies estaban adoloridos no solo por estar parada durante todo el día, sino también por haberme subido al tubo después de tanto tiempo en el suelo.—No tengo opción, el banco que cubrió los gastos del hospital me está respirando en la nuca, Denise, debo al menos pagar los pagos retrasados.—¿Lo dejo en cuanto se duerma? —quise decirle que no, que se quedara con él hasta que regresara, pero ambas sabíamos que aun no tenía el dinero suficiente para cubrir esos gastos.—¿A las doce
Mi última semana fue un maldito infierno.No había vuelto a ver al hombre de nombre desconocido con mirada oscura y helada, pero que no haya aparecido no quería decir que su incidencia en mi vida había desaparecido.No había podido bailar una sola maldita vez en el club.Había ido a la tarde siguiente para hablar con Liam y que pudiera darme mi dinero sin ningún contratiempo.Me pagó y casi grito al tener tanto dinero en mis manos después de tanto tiempo con ellas vacías, pero cuando me dijo que hoy no podía bailar cualquier emoción se diluyó de mi cuerpo.Habían reservado el club y entre las elegidas para bailar no estaba yo.
Mis pasos eran irregulares mientras caminaba por las calles de la ciudad, no tenía un destino específico, solo quería alejarme por unas horas de todo.De mi apartamento de mierda de dos compartimientos, del trabajo que ya no era mío, de la guardería en donde mi hijo se encontraba, del club en el que necesitaba trabajar.Simplemente caminé por las calles pareciendo una especie de alma en pena con rizos saliendo de mi moño y con las mejillas manchadas por las lágrimas que había derramado.Estaba desubicada, perdida, devastada.Estaba perdiendo todo y como si necesitara estar de vuelta en el principio, terminé recorriendo las calles de mi antiguo vecindario, ese en el que la casa de mi madre había
—Lo sentimos mucho, señorita, aparentemente hubo una confusión y el puesto ya ha sido ocupado, lamento mucho esto.No dije nada, ni siquiera le respondí, solo me levanté de mi lugar y me dirigí a la salida.No tenía por qué detenerme a escuchar lo que decía por más tiempo.Justo cuando salí de la cafetería mi móvil comenzó a timbrar y sin mirar el número desconocido la tomé con la esperanza de que fuera de alguna de las otras cafeterías.—La señora Cristi suele ser algo olvidadiza en ocasiones.Al escuchar su voz del otro lado de la línea toda mi piel se erizó y mi corazón com
Khail Petrov Mis ojos repasaron la foto varias veces antes de dejarla sobre mi escritorio boca abajo. Había estado observándola los últimos quince minutos sin poder detenerme. Ya era hora de olvidarme de ella por las próximas horas si quería tener un día provechoso. Pero era difícil no evocar a mis pensamientos su piel tersa y suave, sus ojos como un respiro en un bosque fresco, su cabello salvaje que por más tratara de peinar volvía a su estado natural. Simplemente no podía dejar de observar su belleza, belleza que quería admirar, tocar, poseer, una belleza de la que quería apoderarme. Soltando un suspiro me intenté levantar de mi escritorio para salir a tomar un poco de aire fresco e intentar bajar la tensión en mi polla cada que imaginaba su piel desnuda, pero en ese mismo instante Vol
Mis manos sudaban mientras me acercaba al enorme edificio corporativo y me cuestioné en mi mente si era correcto venir. Pero es que no tenía otra opción, cada paso que daba me llevaba al precipicio y todo por la forma en la que él se estaba adueñando de todo alrededor de mi vida. Había decidido ir después del almuerzo y aunque mi ropa no era la adecuada para el lugar al que estaba a punto de entrar, intenté con todas mis fuerzas aparentar estar segura de mis acciones y de lo que estaba haciendo. Con mi corazón martillando a una velocidad atemorizante contra mi pecho me acerqué a la puerta y el seguridad la abrió para mí sin molestarse en observarme por más tiempo del necesario. Al ver el enorme lugar repleto de personas que probablemente esperaban una cita con trajes a medida, tanto hombres como mujeres, me sentí jodidamente fuera de lugar. Pasando saliva de forma nerviosa me acerqué a la recepción y la hermosa mujer de cabello rubio analizó mi rostro con cuidado. —Buenas tardes
Él se hizo a un lado y me señaló el camino extendiendo su brazo.Yo caminé frente a él intentando que mis pasos no fueran temblorosos debido a toda la atención no solicitada que estaba recibiendo.Cuando llegué al ascensor y me adentré en él quedé en la parte delantera, él se fue hasta el final y sentí su cuerpo rozar el mío cuando se inclinó para presionar el último piso en el tablero del ascensor.Mi respiración se atascó y solo me relajé levemente cuando las puertas se cerraron dejándonos fuera de los ojos de las personas curiosas.—Estás nerviosa —lo escuché decir a mis espaldas —y asustada.No confirmé sus suposiciones, solo miré hacia los números en el tablero y cuando las puertas se abrieron salí algo apresurada encontrándome con una oficina de cristales con un escritorio y una mujer de cabello castaño del otro lado. Sus ojos se levantaron en nuestra dirección y salió apresuradamente mientras yo continuaba caminando.—¿Necesita algo señor? —cuestionó suavemente y lo escuché dar