—Gracias por invitarme a cenar, Teresa. —Me obligo a forzar una sonrisa de despedida para aquella mujer tan amable que me había acogido esta noche. Sin embargo, mis ojos no podían evitar desviarse de vez en cuando hacia la rubia colocándole la chaqueta a Alex. Él parecía bastante feliz por toda la atención que estaba recibiendo— Espero poder prepararle un postre algún día como agradecimiento.La mirada iluminada de la madre de Alex me hace olvidarme de mi extraño mal humor por un momento.—¿Horneas?—Y muy bien. —Me permito alardear, aunque mi vista se nubla de pronto cuando me llegan los recuerdos. No, ahora no— Aunque tengo un tiempo sin hacerlo, pero por usted le haría uno de mis mejores postres.Realmente se merecía puras cosas buenas. Ya ella lo pasaba bastante mal al estar luchando con esa terrible enfermedad y me daba cuenta de lo duro que intentaba verse fuerte solo para no preocupar a su hijo.Eso me trae muchos recuerdos.—Gracias, Olivia... Había pasado mucho tiempo que no
—¿Por qué tuviste que mencionar el examen de mañana? —Se queja el rubio mientras tocaba mi escritorio, donde reposaban mis hojas de estudio y los libros que me había prestado Alex. Podía escucharlo quejarse una vez más, para después verlo caminar y acostarse de un salto en mi cama, desordenando las almohadas y algunos peluches que tenía en ella— Arruinaste mis planes de esta noche... Bueno, siempre puedo hacer nuevos planes.—¿Qué haces aquí? —Me giro a verlo, bien alejada, con los brazos cruzados y con la puerta semiabierta.—Ya te lo dije, vine a informarle a tu familia que pujaré por ti en la subasta. —Responde como si no fuera nada. Bufo entre indignada y divertida con la situación. Ya no era el chico dulce que me gustaba, ni el que me había abordado en el campus la otra vez. Este era un Jared gilipollas.¿Por qué rayos me gustaba?—Ya. ¿Y qué te da tanta seguridad de que ganarás esa subasta? No serás el único allí. —No podía creer que estuviera discutiendo este tema. Ojalá pudie
—¿Qué estás haciendo aquí? —Termino la llamada de golpe con las chicas y me aproximo hacia el castaño sonriente y despreocupado que estaba frente a mí— ¿Estás loco? Papá podrá tenerte demasiada estima, pero si se entera que estás aquí, te matará.Está loco.Muy loco.¡A todos nos van a matar!—Excitante, ¿no? —Me guiña un ojo y yo solo lo miro indignada por su audacia o estupidez; la verdad, no lo sabía muy bien. Afortunadamente, había cerrado con llave y si a alguien se le ocurría venir, tendría que tocar la puerta.Nos van a desheredar.—¡Estás loco! —Tener que hablar en voz baja no me ayudaba en mi labor de insultar a Alex, quien parecía realmente divertido con toda la situación— Nos podemos meter en problemas por esto. Necesitas el trabajo y no quiero ser la culpable de que…No puedo terminar la frase, ya que un par de labios carnosos y necesitados invaden los míos en un beso fuerte y pasional, acallando mis quejidos.Haciéndome suspirar con solo un movimiento.Dios, esos labios.
—Te ves terrible. —Mónica pasaba una toallita húmeda por mi cara, preparándola para luego maquillarme un poco. El baño se había convertido en nuestro espacio de descanso desde hace un rato— ¿Desde cuándo vienes a la universidad sin maquillaje? Me encojo de hombros y simplemente suspiro sin mucho ánimo. Estaba agotada, quería dormir toda la tarde y que nadie me molestara, pero desafortunadamente hoy tenía entrenamiento, así que mi día apenas estaba comenzando y no tenía pensado ser mejor que ayer. —Apenas logré dormir una hora gracias a Alex. —Medio me quejo porque, aunque su visita había sido completamente inesperada, sí que había sido placentera— Al menos pude presentar mi examen sin problemas. Estaba bastante confiada con mis respuestas; había agotado las últimas energías que me quedaban en ese salón de clases, así que cuando salí fue que pude darme cuenta de lo horrible que me veía. Bueno, no tanto así, pero para como estaba acostumbrada a venir a clases, sí que era un cambio r
Entré en la habitación privada de la clínica casi sin aliento; mi corazón latía con fuerza en el pecho. No podía creer la coincidencia que me había llevado hasta aquí, pero cuando vi a Teresa, supe que no podía dejarla sola. Sin perder tiempo, me acerqué a la cama y tomé su mano, tratando de ofrecerle un poco de consuelo mientras los médicos trabajaban a su alrededor.Pude notar su cara de asombro al verme allí; no se lo esperaba en absoluto. También noté que el doctor que la estaba atendiendo me miraba en varias ocasiones, seguramente sin reconocerme. Creo que este era su médico de cabecera.Rayos.En un tiempo récord lograron estabilizar a la señora Teresa; ya solo quedaba una enfermera revisando sus signos vitales. La madre de Alex ya estaba despierta y solo miraba en silencio a la enfermera hacer su trabajo, de vez en cuando me miraba a mí.De pronto, mi teléfono comienza a sonar y rápidamente sospecho que se trataba de mis amigas o de Roger, pero antes de que pudiera mirar el apa
Estuve tres días sin saber de Alex después de la recaída de su madre.Papá había decidido que lo mejor para él era que permaneciera unos días cuidando a su mamá hasta que estuviera lo suficientemente bien como para concentrarse de nuevo en el trabajo. Mientras tanto, yo estaría bajo el cuidado de Roger.No pude negarme a aquella orden de papá.¿Cómo hacerlo?Yo también estaba de acuerdo en que lo mejor para Alex era pasar todo el tiempo que pudiera al lado de su madre, y ahora más que nunca.No había podido dormir bien.No podía. No después de prácticamente prometerle a Teresa que guardaría su triste secreto.¿Cómo podía ocultarle algo así a Alex?¿Después de todo lo que hemos hecho?Lo único bueno de su inesperado descanso es que no lo había visto, porque si lo hubiera hecho, estaba completamente segura de que no sería capaz de guardar silencio por más de cinco minutos.Apenas me mirara fijo, cantaría como un ruiseñor.Diablos.Ahora tampoco podía ser tan obvia, ya que había sido bas
—¿Te escapaste? —Aún seguía abrazada a Alex; no sabía muy bien cuánto tiempo había pasado, pero él tampoco había tenido ningún interés en separarse de mí.Sí, lo pude notar.—Mis padres creen que estoy en casa de Mónica. —Respondo en voz baja, separándome lentamente de su cuerpo.Ni siquiera quería levantar la mirada; sabía que estaría viéndome con desaprobación.Estaba arriesgando mucho aquí.—Liv...—Quería verte. —Mis palabras lo paralizan por unos pocos segundos, que para mí fueron eternos. No sabía por qué había dicho eso— ¿Estás bien?Solo necesito saber eso.—Lo estoy. —Sonríe con un poco de ternura. Sus espectaculares ojos grises se hicieron pequeñitos— ¿Te escapaste solo para saber si estaba bien?Si lo dices así, suena un poco...¿Estúpido?Te lo dije.—Quería saber cómo estaba tu madre.—Pudiste haber respondido mi mensaje. —Me dice. Los dos seguíamos fuera de su casa.—No quería estorbarte.Aquello hace reír a Alex, pero al ver mi rostro enrojecido, vuelve a ponerse serio.
—¿Quieres un poco de agua? —Teresa me miraba con ojos brillantes mientras asentía y se sentaba en la cama. Hacía pocos minutos que había despertado y daba la casualidad de que me encontraba en su habitación guardando una ropa que Micaela había lavado. Entre los tres nos habíamos dividido las tareas del hogar para poder terminar temprano.Qué bueno que vine, o si no, Micaela y Alex habrían pasado demasiado tiempo juntos.—Toma.¿Qué? ¿Tienes celos?—Gracias, cariño. —Apenas prueba un sorbo, pero deja el vaso de vidrio a un lado y luego me hace una seña para que me siente a su lado, cosa que hago de inmediato. Su cálida mano atrapando la mía— Me alegra mucho verte.¿En serio?—Quería saber cómo estaba. —Es lo único que respondo porque, después de descubrir su situación, era un poco difícil para mí actuar como si nada estuviera pasando.Mi corazón se partía cada vez más con cada segundo que pasaba.—Eso ya lo sabes. —Suspiro al ver esa mirada brillante llena de melancolía. Esto no es ju