—¡No voy a hacerlo! —Exclamo en voz alta mientras caminaba lejos de mi abuela. Incluso mamá y Lucian habían escapado de ella porque si Larissa Walker decidía intervenir, esto no terminaría bien para nadie— Le diré a papá y él detendrá esta tontería.—¡Olivia!Ni siquiera me detengo; sigo mi camino rumbo a la oficina de papá, furiosa por la absurda libertad que se había tomado mi abuela al colocar mi nombre en esa estúpida lista que tantas náuseas me daba.Ella no debió hacerlo.Mucho menos sabiendo la forma en la que pienso y de mis traumas.A ella no le importa. Nunca le ha importado.Estoy a punto de llegar a la oficina de mi padre, cuando de pronto escucho la puerta abrirse, pero ya era demasiado tarde para frenar. De inmediato choco contra algo duro y caliente. Estoy a punto de caerme de culo, pero una mano en mi muñeca impide mi inminente caída.Oh, es él.De un solo tirón, Alex me ayuda a ponerme de pie y, con su penetrante mirada gris, empieza a evaluarme en busca de posibles h
—¿Y sabes qué es lo que más odio de esto? —Sin poderlo evitar, suelto el lápiz con el que estaba haciendo mis prácticas y miro a mi compañero con desespero y rabia— Nadie me pregunta qué es lo que siento. Hacen cosas a mis espaldas y esperan que actúe bien. ¡Es absurdo! Me están vendiendo al mejor postor.Todavía no podía superar aquello, aún faltaban dos semanas para el evento de beneficencia de la abuela, pero de tan solo imaginar el momento, me daban ganas de vomitar.—¿Y eso qué tiene que ver con los activos y los pasivos, Olivia? —Pregunta un poco hastiado ya que desde que habíamos llegado a casa de su madre, que por cierto, no estaba, solo me había dedicado a seguir hablando sobre lo mal que me hacía sentir mi abuela. No puedo evitar soltar un largo suspiro— No me mires así, tiranosaurio. Fuiste tú la que me dijo que no querías hablar del tema, que necesitabas entender esto para aprobar el exámen y mira... Está atardeciendo y aún no aprendes nada.Él tenía razón, ¿pero cómo se d
—Gracias por invitarme a cenar, Teresa. —Me obligo a forzar una sonrisa de despedida para aquella mujer tan amable que me había acogido esta noche. Sin embargo, mis ojos no podían evitar desviarse de vez en cuando hacia la rubia colocándole la chaqueta a Alex. Él parecía bastante feliz por toda la atención que estaba recibiendo— Espero poder prepararle un postre algún día como agradecimiento.La mirada iluminada de la madre de Alex me hace olvidarme de mi extraño mal humor por un momento.—¿Horneas?—Y muy bien. —Me permito alardear, aunque mi vista se nubla de pronto cuando me llegan los recuerdos. No, ahora no— Aunque tengo un tiempo sin hacerlo, pero por usted le haría uno de mis mejores postres.Realmente se merecía puras cosas buenas. Ya ella lo pasaba bastante mal al estar luchando con esa terrible enfermedad y me daba cuenta de lo duro que intentaba verse fuerte solo para no preocupar a su hijo.Eso me trae muchos recuerdos.—Gracias, Olivia... Había pasado mucho tiempo que no
—¿Por qué tuviste que mencionar el examen de mañana? —Se queja el rubio mientras tocaba mi escritorio, donde reposaban mis hojas de estudio y los libros que me había prestado Alex. Podía escucharlo quejarse una vez más, para después verlo caminar y acostarse de un salto en mi cama, desordenando las almohadas y algunos peluches que tenía en ella— Arruinaste mis planes de esta noche... Bueno, siempre puedo hacer nuevos planes.—¿Qué haces aquí? —Me giro a verlo, bien alejada, con los brazos cruzados y con la puerta semiabierta.—Ya te lo dije, vine a informarle a tu familia que pujaré por ti en la subasta. —Responde como si no fuera nada. Bufo entre indignada y divertida con la situación. Ya no era el chico dulce que me gustaba, ni el que me había abordado en el campus la otra vez. Este era un Jared gilipollas.¿Por qué rayos me gustaba?—Ya. ¿Y qué te da tanta seguridad de que ganarás esa subasta? No serás el único allí. —No podía creer que estuviera discutiendo este tema. Ojalá pudie
—¿Qué estás haciendo aquí? —Termino la llamada de golpe con las chicas y me aproximo hacia el castaño sonriente y despreocupado que estaba frente a mí— ¿Estás loco? Papá podrá tenerte demasiada estima, pero si se entera que estás aquí, te matará.Está loco.Muy loco.¡A todos nos van a matar!—Excitante, ¿no? —Me guiña un ojo y yo solo lo miro indignada por su audacia o estupidez; la verdad, no lo sabía muy bien. Afortunadamente, había cerrado con llave y si a alguien se le ocurría venir, tendría que tocar la puerta.Nos van a desheredar.—¡Estás loco! —Tener que hablar en voz baja no me ayudaba en mi labor de insultar a Alex, quien parecía realmente divertido con toda la situación— Nos podemos meter en problemas por esto. Necesitas el trabajo y no quiero ser la culpable de que…No puedo terminar la frase, ya que un par de labios carnosos y necesitados invaden los míos en un beso fuerte y pasional, acallando mis quejidos.Haciéndome suspirar con solo un movimiento.Dios, esos labios.
—Te ves terrible. —Mónica pasaba una toallita húmeda por mi cara, preparándola para luego maquillarme un poco. El baño se había convertido en nuestro espacio de descanso desde hace un rato— ¿Desde cuándo vienes a la universidad sin maquillaje? Me encojo de hombros y simplemente suspiro sin mucho ánimo. Estaba agotada, quería dormir toda la tarde y que nadie me molestara, pero desafortunadamente hoy tenía entrenamiento, así que mi día apenas estaba comenzando y no tenía pensado ser mejor que ayer. —Apenas logré dormir una hora gracias a Alex. —Medio me quejo porque, aunque su visita había sido completamente inesperada, sí que había sido placentera— Al menos pude presentar mi examen sin problemas. Estaba bastante confiada con mis respuestas; había agotado las últimas energías que me quedaban en ese salón de clases, así que cuando salí fue que pude darme cuenta de lo horrible que me veía. Bueno, no tanto así, pero para como estaba acostumbrada a venir a clases, sí que era un cambio r
Entré en la habitación privada de la clínica casi sin aliento; mi corazón latía con fuerza en el pecho. No podía creer la coincidencia que me había llevado hasta aquí, pero cuando vi a Teresa, supe que no podía dejarla sola. Sin perder tiempo, me acerqué a la cama y tomé su mano, tratando de ofrecerle un poco de consuelo mientras los médicos trabajaban a su alrededor.Pude notar su cara de asombro al verme allí; no se lo esperaba en absoluto. También noté que el doctor que la estaba atendiendo me miraba en varias ocasiones, seguramente sin reconocerme. Creo que este era su médico de cabecera.Rayos.En un tiempo récord lograron estabilizar a la señora Teresa; ya solo quedaba una enfermera revisando sus signos vitales. La madre de Alex ya estaba despierta y solo miraba en silencio a la enfermera hacer su trabajo, de vez en cuando me miraba a mí.De pronto, mi teléfono comienza a sonar y rápidamente sospecho que se trataba de mis amigas o de Roger, pero antes de que pudiera mirar el apa
Estuve tres días sin saber de Alex después de la recaída de su madre.Papá había decidido que lo mejor para él era que permaneciera unos días cuidando a su mamá hasta que estuviera lo suficientemente bien como para concentrarse de nuevo en el trabajo. Mientras tanto, yo estaría bajo el cuidado de Roger.No pude negarme a aquella orden de papá.¿Cómo hacerlo?Yo también estaba de acuerdo en que lo mejor para Alex era pasar todo el tiempo que pudiera al lado de su madre, y ahora más que nunca.No había podido dormir bien.No podía. No después de prácticamente prometerle a Teresa que guardaría su triste secreto.¿Cómo podía ocultarle algo así a Alex?¿Después de todo lo que hemos hecho?Lo único bueno de su inesperado descanso es que no lo había visto, porque si lo hubiera hecho, estaba completamente segura de que no sería capaz de guardar silencio por más de cinco minutos.Apenas me mirara fijo, cantaría como un ruiseñor.Diablos.Ahora tampoco podía ser tan obvia, ya que había sido bas