La mañana del sábado llegó con los dos amantes enredados entre las sábanas. Esta vez a diferencia de los sábados anteriores, Sam se despertó primero y preparó algo de desayuno.David durmió por un rato más y se despertó cuando Sam llegó con el desayuno en una bandeja para que lo disfrutaran juntos. Después de comer y de retozar un rato más en la cama, Sam fue a tomar una ducha. La mayoría de las veces David se duchaba con ella, pero esta vez decidió dejarla ir y quedarse en la cama un poco más.Aun se sentía algo melancólico. Normalmente no era así, pero empezaba a ver que debía solucionar las cosas en su casa o marcharse y con la carrera aún encima no era tan fácil solo irse, eso lo tenía pensativo. Tampoco quería dejar a su padre solo con Astrid, pero no podía seguir aguantando las cosas en casa como estaban. Algo tenía que hacer.Pensativo, salió de la habitación de Sam, recorrió el apartamento y entró a una pequeña habitación que ella utilizaba como biblioteca. No era muy espacio
Sam esperó, y esperó, y esperó. Pasó el sábado esperando una llamada que nunca llegó. Durmió muy poco y el domingo siguió esperando esa llamada, un mensaje, alguna señal de David, pero nada pasó. Habló con Norma y lloró un poco más, pero nada pasó, él no daba señas y a Sam se le rompía el corazón de a poquitos.Era exasperante no tener idea de que le había ocurrido, el mismo le había insistido en que fueran sinceros el uno con el otro y luego se fue así sin más. No se lo esperó nunca y el estrellarse con esa realidad le hacía sentir decepcionada de sí misma.¿Ahora que iba a hacer con todos esos sentimientos que le aplastaban el pecho? Ahora que no lo tenía cerca se daba cuenta de lo involucrada que estaba con él. Norma le insinuó que estaba enamorada y ella pensaba que aún no había llegado a ese punto, pero tal vez tenía razón.Cuando estuvo con él por última vez se sintió diferente, parecía que al fin Sam había podido abrir su corazón y luego, al día siguiente, el huía. ¿Sería que
Al terminar las clases, Octavio se acercó al salón de Sam, había pensado llamarla por megafonía pero no quería que nadie se enterara de lo que estaba pasando.Vio como Sam despedía a sus últimos alumnos. Parecía agotada y demacrada, como si no pudiera dormir bien. A pesar del maquillaje, la inflamación bajo sus ojos poco se podía ocultar.Octavio esperó a que el salón estuviera desocupado para entrar, tomándola por sorpresa.—Samantha. ¿Cómo estás? —saludó Octavio ocultando la molestia que sentía. Sam lo miró y trato de sonreír un poco.—Hola Octavio. Estoy bien, gracias por preguntar. —respondió Sam mientras acababa de organizar sus cosas para salir. Octavio asintió y se movió hacia la puerta.—¿Tienes algo de tiempo? Hay un tema importante que necesito discutir contigo —dijo Octavio, sorprendiendo a Sam, su tono era un poco más seco que antes.—Si claro —respondió Sam mientras recogía su bolso. Se sintió obligada a ir con él, le sonaba a que el asunto podía ser algo grave.Recorrier
David había pasado una semana terrible evitando a Sam. En realidad no quería alejarla, pero lo que había visto en su apartamento lo había puesto sobre aviso.Decidió desaparecer por un tiempo para ver como reaccionaba. Esperaba que ella fuera a buscarlo a su casa o tratara de interceptarlo en los pasillos de la universidad, pero no pasó ni lo uno ni lo otro y no sabía si eso le preocupaba o le molestaba.Lo único seguro es que la extrañaba demasiado. Pasaba las noches en vela recordándola, pero esa foto, ese detalle era el que lo retenía para ir a buscarla.Ya iba a pasar una semana desde que se había alejado de ella, incluso evitó ir a la clase del miércoles. Pero ya era viernes y ya no soportaba más. Tenía que verla, tenía que preguntarle por qué tenía esa foto y aclarar las cosas.Llegó a la universidad poco después de iniciada la clase, pero no sabía qué hacer, intentó acercarse varias veces al salón, pero cuando la oía hablar con sus compañeros, algo lo detenía. Salió hacia la ca
Como un fantasma oscuro, el vehículo deportivo de Octavio se deslizaba por las calles hacia el edificio donde vivía Sam. Sus dos ocupantes iban en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos.Sam se sentía mucho peor ahora que Octavio la había besado, no sabía si sería capaz de verlo a la cara en la universidad. Lo único que sabía era que debía dejarle claro que no podía corresponderle, que el que no se resistiera esta vez no significaba que estuviera aceptando sus intentos y que no lo iba a volver a permitir.Octavio por su parte trataba de aclarar sus ideas, sabía que el beso había sido forzado y ahora tenía demasiadas ganas de tenerla. Ya había empezado a dar pasos en esa dirección, ella no había rechazado del todo su acercamiento, así que no podía dejar de avanzar.Después de unos cuantos minutos llegaron a su destino. Octavio estacionó el auto y lo apagó, algo que a Sam le extrañó, pero aun así giró con toda la intención de despedirse. En ese momento, Octavio volvió a sujeta
El lunes llegó veloz y con él los miedos de Sam comenzaron a crecer como si estuvieran contendidos en un volcán a punto de hacer erupción. No tenía idea de cómo manejaría las cosas, ni siquiera estaba segura de que no le impedirían la entrada a la universidad y aunque eso le daba miedo, ya se enteraría al llegar, no había otra forma.Mientras se alistaba para salir, algo en su interior la retenía, pero no había posibilidad tampoco de no ir a trabajar. ¿Y si se hacía la enferma? ¿Si solo llamaba y decía que tenía problemas para ir? ¿Tal vez inventar que se murió la abuelita de algún vecino?Empezó a navegar por las distintas excusas, pero era lógico que Octavio no se tragaría esos cuentos y con eso lo único que lograba era retrasar lo inevitable. Así fuera por ir por la liquidación de su trabajo, tendría que ver de nuevo a Octavio y enfrentarlo.Respirando profundo, tomó su bolso, se armó con todo el valor del que fue capaz y salió del edificio rumbo a la universidad, como siempre. El
Sam sintió como una mano la sujetaba del brazo y la metía de un solo jalonazo al salón sin que ella pudiera hacer nada para detenerlo. Aquel grandulón cerró la puerta y arrinconó a Sam contra ella.Sam se quedó sin aire al ver que era David quien la había metido al salón y ahora tenía un brazo a cada lado de su cuerpo, evitando que ella se fuera de su escrutinio.Sam miró con tristeza y luego con molestia a aquellos intensos ojos verdes que le devolvían la mirada. David se veía molesto y sus ojos reflejaban también su rabia contenida. Tuvieron un pequeño duelo de miradas, mientras alguno de los dos se decidía por hablar primero.David se alejó un poco y puso frente a Sam unas fotografías arrugadas que había soltado del corredor.—Samantha. ¿Me quieres explicar que significa esto? —espetó David mientras batía las fotos de Sam y Octavio frente a ella. Sam las quitó de la vista con un manotazo y miró con furia a David.—Te lo explicaré, si primero me dices ¡por qué carajos me dejaste ab
Después de vivir algo tan difícil, David había decidido fortalecer su cuerpo y su alma. Pero por más fuerte que fuera, el trauma no había desaparecido. Era el motivo por el que había dejado a Sam y al aclararlo, las cosas para ella comenzaron a tener sentido.—Lo siento David. Entiendo por qué huiste de mí y por qué tuviste tanto miedo. Superar una situación así no debió ser fácil y te deja marcado para toda la vida. Y entiendo si ahora quieres permanecer al margen. Nunca ha sido mi intención lastimarte ni arrastrarte a alguna situación que te afecte. » Con las fotos que han salido a la luz, estoy hasta el cuello y sé que no tengo salida. Así que creo que lo mejor que puedes hacer, es decir que te forcé a salir conmigo, no tenemos por qué hundirnos los dos.David miró a Sam con el dolor a flor de piel. No podía permitir que ella se hiciera responsable por algo que había surgido entre los dos. Los miedos de David no eran una excusa para zafarse de la responsabilidad. En este caso, él