Los días continuaron su curso y Sam iba sintiéndose un poco mejor con cada pequeño avance que tenía en la universidad. El profesor Fernández continuó trabajando con algunos de los grupos, mientras Sam asistía a terapia y a sus citas médicas de control, así que continuaban viéndose y apoyándose en la universidad. Sus compañeros docentes, también se mostraron muy atentos a ayudar a Sam, en especial María. Parecía intuir que las cosas no eran lo que aparentaban, pero tampoco hacía comentarios al respecto y eso tenía a Sam tranquila.Pero una de las cosas que más la tenían a la expectativa, era que le había entregado los datos de la ex alumna de Eduardo a Ramiro y él le aseguró que se encargaría de localizarla y convencerla para que presentara la denuncia contra Eduardo.Pero lo que no se esperaba es que Ramiro le llegara con una noticia aún más grande.—Sammy, ¡tengo buenas noticias! —le dijo Ramiro como saludo mientras entraba a su apartamento. Se quitó el saco y se sentó en su sofá.
El tiempo seguía avanzando, y aunque Sam y David estaban tratando de retomar su relación como era en el pasado, las cosas aún no fluían del todo.Cada mañana Sam trataba de hacer conciencia antes de abrir los ojos, de que la persona que dormía a su lado era quien le había salvado y no su agresor, sin embargo, David la notaba tensarse cuando se despertaba antes que él. Así que cada vez que la sentía moverse un poco, se despertaba y procuraba mantener sus ojos abiertos para que Sam se sintiera mejor al verlo.Y así empezaron de nuevo con una rutina tranquila, avanzando paso a paso, día tras día, creyendo que todo tardaría en acomodarse pero que al final podrían dejar ese episodio atrás. Pero esta solo era la calma que antecedía a la furia de la tormenta que estaba por llegar.Aquella mañana, ambos salieron del apartamento y como se les había vuelto costumbre, tomaron rutas diferentes para no llegar juntos a la universidad. Sam tenía que pasar a recoger los resultados de sus últimos ex
En cuanto salieron de la universidad, Álvaro buscó un taxi para que David y Sam se pudieran ir rápido. Se despidieron y Álvaro le pidió a David que lo mantuviera informado de lo que pasara. David se llevó a Sam con la preocupación de este nuevo impacto. Sam estaba en shock y él no tenía idea de cómo lidiar con eso. Solo veía que las lágrimas descendían por su rostro, pero su mirada estaba perdida. Como si estuviera atrapada en sus pensamientos.Mientras el taxi se dirigía al apartamento de Sam, decidió llamar a Norma, era la única que podía guiarlo.—¡Que milagro que llames tan temprano! —contestó Norma con tranquilidad.—Norma, tenemos un problema grave. Lo que sucedió con Sam se filtró en la universidad, hay fotos y un video y no sé cómo explicártelo, pero Sam está muy mal, no reacciona, solo llora…—Ay por Dios, ¡no puede ser! —contestó Norma ante la angustiosa retahíla de David—. Calma, ¿en dónde están?—Vamos hacia el apartamento de Sam.—De acuerdo, voy para allá.Norma term
Después de haber aclarado lo que David sabía de Natalia con los policías, estos se comprometieron a investigar si tenía alguna relación con la persona que le había pagado al hacker para vincularla al proceso de Eduardo o abrirle una investigación propia.Pero a pesar de que esto era un buen paso hacia descubrir quién estaba detrás de todo lo que le estaba ocurriendo a Sam, las cosas en casa no habían mejorado mucho. Sam seguía mal, tenía miedo, sentía como si las garras de Eduardo se extendieran aun por encima de la ley y David no estaba seguro de si era prudente decirle acerca de las sospechas que tenía.Después de un par de días de acompañar a Sam a todas partes, llevarla a sus terapias y tratar de hacer que se distrajera, ella volvió a instar a David a que regresara a estudiar.—Hermosa, no puedo dejarte sola. No quiero que estés aquí sufriendo. Si en realidad vas a renunciar, lo mejor es que yo también cancele mi semestre y el próximo año me inscriba en otra universidad. Puedo e
Ramiro se reunió con David fuera del apartamento de Sam para hablar de una nueva evidencia que había podido recabar. Pero no se esperaba la confesión que Natalia le había hecho y que había logrado grabar en video.—Vaya, esto es esclarecedor, pero a la vez ambiguo —le dijo Ramiro una vez que el video se terminó. David asintió con la cabeza.—Es cierto. No dice nada en firme, pero da a entender que ha tenido que ver con los distintos escándalos, todo con el fin de alejar a Sam, de quitarla de su camino.Volvieron a verlo un par de veces y la conclusión era la misma, no podían afirmar que Natalia era la autora intelectual de los escándalos, del corredor de la vergüenza, del lío con la junta directiva y de todas las demás cosas que habían estado pasando a su alrededor. Sin embargo, había hablado de documentos y otras cosas que pod&ia
Álvaro llevó a David a aquel café solitario que se había vuelto su sitio de reunión. El sitio no era especialmente bueno, pero la privacidad lo valía. Se sentaron en la mesa más apartada, pidieron café y se quedaron en silencio mientras el mesero se alejaba. David quería desahogarse, contarle a alguien todas estas cosas que acosaban su mente y si bien confiaba en Álvaro, algo le hacía dudar. ¿Y si él estaba del lado de Natalia? La última vez se había mostrado de parte suya y de Sam, lo había apoyado, pero se sentía paranoico. Si hace un mes le hubieran dicho que Natalia tenía algo que ver con todos los escándalos de Sam, él lo hubiera negado e incluso la habría defendido, porque creía que Natalia no tenía la necesidad de urdir esa clase de planes. Con lo que había sucedido en las clases de Sam, él hubiera apostado por que Natalia iría de frente o al menos apostada tras su padre y su dinero. Pero todo apuntaba a que Natalia era la mente maestra detrás de todo y debía tener algún t
Las nubes grises se agolpaban en el cielo, desplazadas por el viento de agosto. El ritmo en el centro de la ciudad era caótico, y entre el mar de gente, una mujer rubia trataba de correr haciendo repiquetear sus tacones en el asfalto. Alternaba entre caminar por la acera y por el borde de la calle para avanzar más rápido. Samantha miró el reloj en su muñeca, aquella reliquia que le regaló su madre y que solo usaba en eventos especiales. Si seguía andando tan lento llegaría tarde y eso solo significaría amargarse la noche. Después de algunos minutos de caminar a lo máximo que le daban sus pies, se arrepintió de haberse puesto esos zapatos endemoniados que no acostumbraba usar. Pero al fin alcanzó a vislumbrar el edificio principal de la universidad autónoma. «Ya casi, ya casi» Se decía a sí misma, dándose ánimos mientras ingresaba al edificio buscando el auditorio principal. Junto a la entrada del auditorio se mostraba una enorme pancarta que decía: «La importancia de las cultura
Todo era bullicio en la universidad central. El nuevo semestre había iniciado hacía un par de días y aunque era normal que muchos alumnos no llegaran la primera semana, había mucha gente ya recorriendo los pasillos y buscando sus clases.David miraba el horario que había logrado acomodar en la app de la universidad. Se demoró en entrar a organizarlo porque la última vez que acomodo su horario, la universidad no tenía una app. Era increíble que a sus veintitrés se sintiera desubicado con la tecnología recién implementada en la institución y tan perdido por haber aplazado su carrera por dos años.Aun veía el horrible horario de los viernes, que tenía una clase en la mañana y un amplio espacio hasta la tarde. Ya se imaginaba que esa última clase daría pie para más de una escapada a beber o a bailar con los compañeros de clase. Pero ese año debía concentrarse, apenas iba en quinto semestre y no podía seguir aplazando las cosas, necesita terminar pronto la carrera para poder seguir trabaj