La tarde del viernes estaba cargada de un ambiente inusual, tranquilo y apacible. Aparecieron unos pocos alumnos más a revisión de prototipo en la clase de Sam y los proyectos iban muy bien. El único que estaba terminado era el de David, que en el día le hizo los ajustes que habían decidido con Bruno que debían realizarse. Pero los demás estaban bastante cerca de terminar, algunos apenas irían a hacer pruebas y aún tenían suficiente tiempo, eso tenía tranquila a Sam, sabía que habría proyectos que llegarían a último minuto, pero en general las cosas marchaban bien.Poco a poco se desocupó el salón y David se quedó con Sam, mostrándole los cambios y charlando sobre la visita a la fundación. Desde el día anterior estaban un poco tensos porque lo que había pasado parecía una advertencia de lo que podría ocurrir si seguían siendo descuidados. Aunque para Sam era increíble que alguien los siguiera, sonaba como a algo de ficción.Faltando unos pocos minutos para terminar, David comenzó a
David se encargó de los asuntos que tenía pendientes y mientras acababa de organizar los últimos pedidos que tenía que hacer, Sam y Francisco charlaban sobre la empresa. Sam notaba que no era una empresa tan pequeña como se la había imaginado según lo que le había contado David, pero entendía que tuviera sus reservas en contarle a los demás lo que poseía, uno nunca sabía cómo podía reaccionar la gente y había muchos peligros ahí afuera.David terminó todo y le entregó los documentos a su tío para que se encargara del resto. Francisco recibió la carpeta y asintió.—Me imagino que mañana no pasarás por aquí, como los últimos fines de semana —dijo Francisco, con aire casual. David se rio un poco.—Imaginas bien, ahora saldremos con Sam y me quedaré con ella. Regresaré mañana en la noche —contestó David mientras abrazaba a Sam, ella también se rio y asintió.—No te preocupes. De todas formas, es mejor que estés pendiente del teléfono, si algo sucede te aviso —dijo Francisco y luego se d
La mañana del sábado llegó con los dos amantes enredados entre las sábanas. Esta vez a diferencia de los sábados anteriores, Sam se despertó primero y preparó algo de desayuno.David durmió por un rato más y se despertó cuando Sam llegó con el desayuno en una bandeja para que lo disfrutaran juntos. Después de comer y de retozar un rato más en la cama, Sam fue a tomar una ducha. La mayoría de las veces David se duchaba con ella, pero esta vez decidió dejarla ir y quedarse en la cama un poco más.Aun se sentía algo melancólico. Normalmente no era así, pero empezaba a ver que debía solucionar las cosas en su casa o marcharse y con la carrera aún encima no era tan fácil solo irse, eso lo tenía pensativo. Tampoco quería dejar a su padre solo con Astrid, pero no podía seguir aguantando las cosas en casa como estaban. Algo tenía que hacer.Pensativo, salió de la habitación de Sam, recorrió el apartamento y entró a una pequeña habitación que ella utilizaba como biblioteca. No era muy espacio
Sam esperó, y esperó, y esperó. Pasó el sábado esperando una llamada que nunca llegó. Durmió muy poco y el domingo siguió esperando esa llamada, un mensaje, alguna señal de David, pero nada pasó. Habló con Norma y lloró un poco más, pero nada pasó, él no daba señas y a Sam se le rompía el corazón de a poquitos.Era exasperante no tener idea de que le había ocurrido, el mismo le había insistido en que fueran sinceros el uno con el otro y luego se fue así sin más. No se lo esperó nunca y el estrellarse con esa realidad le hacía sentir decepcionada de sí misma.¿Ahora que iba a hacer con todos esos sentimientos que le aplastaban el pecho? Ahora que no lo tenía cerca se daba cuenta de lo involucrada que estaba con él. Norma le insinuó que estaba enamorada y ella pensaba que aún no había llegado a ese punto, pero tal vez tenía razón.Cuando estuvo con él por última vez se sintió diferente, parecía que al fin Sam había podido abrir su corazón y luego, al día siguiente, el huía. ¿Sería que
Al terminar las clases, Octavio se acercó al salón de Sam, había pensado llamarla por megafonía pero no quería que nadie se enterara de lo que estaba pasando.Vio como Sam despedía a sus últimos alumnos. Parecía agotada y demacrada, como si no pudiera dormir bien. A pesar del maquillaje, la inflamación bajo sus ojos poco se podía ocultar.Octavio esperó a que el salón estuviera desocupado para entrar, tomándola por sorpresa.—Samantha. ¿Cómo estás? —saludó Octavio ocultando la molestia que sentía. Sam lo miró y trato de sonreír un poco.—Hola Octavio. Estoy bien, gracias por preguntar. —respondió Sam mientras acababa de organizar sus cosas para salir. Octavio asintió y se movió hacia la puerta.—¿Tienes algo de tiempo? Hay un tema importante que necesito discutir contigo —dijo Octavio, sorprendiendo a Sam, su tono era un poco más seco que antes.—Si claro —respondió Sam mientras recogía su bolso. Se sintió obligada a ir con él, le sonaba a que el asunto podía ser algo grave.Recorrier
David había pasado una semana terrible evitando a Sam. En realidad no quería alejarla, pero lo que había visto en su apartamento lo había puesto sobre aviso.Decidió desaparecer por un tiempo para ver como reaccionaba. Esperaba que ella fuera a buscarlo a su casa o tratara de interceptarlo en los pasillos de la universidad, pero no pasó ni lo uno ni lo otro y no sabía si eso le preocupaba o le molestaba.Lo único seguro es que la extrañaba demasiado. Pasaba las noches en vela recordándola, pero esa foto, ese detalle era el que lo retenía para ir a buscarla.Ya iba a pasar una semana desde que se había alejado de ella, incluso evitó ir a la clase del miércoles. Pero ya era viernes y ya no soportaba más. Tenía que verla, tenía que preguntarle por qué tenía esa foto y aclarar las cosas.Llegó a la universidad poco después de iniciada la clase, pero no sabía qué hacer, intentó acercarse varias veces al salón, pero cuando la oía hablar con sus compañeros, algo lo detenía. Salió hacia la ca
Como un fantasma oscuro, el vehículo deportivo de Octavio se deslizaba por las calles hacia el edificio donde vivía Sam. Sus dos ocupantes iban en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos.Sam se sentía mucho peor ahora que Octavio la había besado, no sabía si sería capaz de verlo a la cara en la universidad. Lo único que sabía era que debía dejarle claro que no podía corresponderle, que el que no se resistiera esta vez no significaba que estuviera aceptando sus intentos y que no lo iba a volver a permitir.Octavio por su parte trataba de aclarar sus ideas, sabía que el beso había sido forzado y ahora tenía demasiadas ganas de tenerla. Ya había empezado a dar pasos en esa dirección, ella no había rechazado del todo su acercamiento, así que no podía dejar de avanzar.Después de unos cuantos minutos llegaron a su destino. Octavio estacionó el auto y lo apagó, algo que a Sam le extrañó, pero aun así giró con toda la intención de despedirse. En ese momento, Octavio volvió a sujeta
El lunes llegó veloz y con él los miedos de Sam comenzaron a crecer como si estuvieran contendidos en un volcán a punto de hacer erupción. No tenía idea de cómo manejaría las cosas, ni siquiera estaba segura de que no le impedirían la entrada a la universidad y aunque eso le daba miedo, ya se enteraría al llegar, no había otra forma.Mientras se alistaba para salir, algo en su interior la retenía, pero no había posibilidad tampoco de no ir a trabajar. ¿Y si se hacía la enferma? ¿Si solo llamaba y decía que tenía problemas para ir? ¿Tal vez inventar que se murió la abuelita de algún vecino?Empezó a navegar por las distintas excusas, pero era lógico que Octavio no se tragaría esos cuentos y con eso lo único que lograba era retrasar lo inevitable. Así fuera por ir por la liquidación de su trabajo, tendría que ver de nuevo a Octavio y enfrentarlo.Respirando profundo, tomó su bolso, se armó con todo el valor del que fue capaz y salió del edificio rumbo a la universidad, como siempre. El