Théo
En apariencia, me encuentro impasible, quien me viera diría que no siento dolor, remordimiento o si quiera un atisbo de cariño por mi prometida fallecida. Ni siquiera fui capaz de derramar una lágrima cuando me notificaron que la hallaron muerta en el piso del baño en su habitación del palacio.
Calliope estaba a punto de casarse conmigo, quedaban solo algunos detalles para el gran día de la boda, ese donde la iba a convertir en la Luna Real, en mi esposa. Sin embargo, una vez más, el maldit0 destino se ha encargado de arrebatarme un poco de felicidad.
Nadie lo sabía, pero ella ya estaba esperando al futuro heredero del reino. No habíamos sido capaces de esperarnos a la boda, la hice mía unas semanas antes y había sido lo más maravilloso. Desde hacía muchos años no sentía algo así con una futura Luna del reino, sin embargo, ahora, mi búsqueda por una Luna comienza de nuevo.
Con la presión del consejo por darle un heredero al reino e Mystara Citadel, he dejado de lado lo que mi lobo interior verdaderamente clama, una Mate con quien pueda enlazarme, la mujer loba destinada para mí. Como rey de todas las criaturas mágicas y no mágicas de este lugar, soy el único que no puede darse un lujo como ese.
La corona necesita un heredero apto y los clanes más influyentes y poderosos ya han dispuesto que sean los Montague los merecedores de dejar su línea sucesoria en la familia real.
Calliope era perfecta para eso. La conozco desde que era una niña, aunque yo le llevaba varios… siglos de diferencia. No es la primera loba con la que intentan emparejarme. Algunos piensan que de alguna forma estoy maldito, ¿cómo es posible que en tantos años no haya podido dejar, aunque fuera una sola descendencia al trono?
Por fuera aparento no darle importancia, pero por dentro sufro su pérdida, realmente pensé que podía llegar a quererla como mi Luna. Sin embargo, debo mantenerme sereno mientras estoy sentado en el trono, esperando la visita del Alfa Tristan Montague.
—Mi lord, el Alfa Tristan ha llegado —anuncia uno de mis sirvientes.
—Hágalo pasar de inmediato.
Mantengo una mirada serena, en lo que el Alfa Montague ingresa al salón del trono. El imponente y viejo lobo camina hasta quedar frente a mí, se inclina y me hace una reverencia.
—Rey Alfa, es un honor estar en su presencia —saluda.
—Olvídese de los formalismos, Alfa Tristan. Imagino el motivo de su visita.
—Por supuesto, queremos recuperar el cuerpo de Calliope, ella merece una digna sepultura en la tierra de sus ancestros.
—Ya lo tiene preparado, Killian se lo entregará al salir.
—Muchas gracias, rey Alfa. Aunque, esa no es la única razón de mi visita. Estoy aquí para solucionar el problema de la ausencia de Calliope.
—¿Qué quiere decir? Ya no habrá boda.
—Eso causará descontento en el pueblo y en el consejo. Todos esperan ansiosos que le dé un heredero a la corona y lo sabe, su majestad.
No me gusta nada la forma en la que Tristan me habla, pero lo dejo hablar porque realmente siento curiosidad por saber qué se trae entre manos.
—Escucharé tu propuesta.
—Majestad, no necesita suspender nada, puede continuar con las nupcias si se casa con Evadne en su lugar.
No puedo evitar ponerme de pie, ¿Evadne? La hermana menor de Calliope, por supuesto que la conozco, esa pequeña irrespetuosa y adorable loba que he tratado de ignorar desde el primer día que la conocí. Evadne es una de esas lobas con una belleza que no parece real.
Cuando llegó al palacio con su hermana parecía tímida. Nuestras miradas se encontraron y odié sentir lo que sentí al verla, era repulsivo. Por eso fui indiferente con ella, no podía mirarla con esos ojos.
—Lo siento Alfa Tristan, ¿acaso me está ofreciendo a su nieta menor? A penas y alcanza la mayoría de edad licántropa, no podría aceptarla, es una niña para mí.
—Eso no ha sido un problema en nuestras tradiciones antes. Además, Evadne tiene la edad suficiente para ser su esposa y darle herederos. Le aseguro que es tan competente como su hermana y mantendrá la línea de los Montague.
Aunque la propuesta del abuelo me salvaría de un desastre en el reino, es demasiado incluso para mí. Calliope era mayor que ella y aun así la consideraba joven, sin embargo, toda la corte la adoraba. Hubiese sido una Luna perfecta.
—Esa decisión no solo me corresponde a mí, tendrás que presentársela al consejo de lobos y si las otras criaturas están de acuerdo, entonces podría considerarlo.
—Ya imaginé eso, mi señor, por eso antes de la audiencia con usted, hablé con los Alfas del consejo. Todos aceptan —asegura, a la vez que saca un rollo de pergamino y lo extiende hacia mí.
Lo desenrollo con el corazón latiéndome a toda velocidad. La resolución es clara, los clanes aceptan que sea Evadne quien reemplace a Calliope como mi prometida y futura Luna del reino.
—Muy bien, si ellos aceptan… —No puedo poner más excusas—… aceptaré a Evadne como mi prometida.
El Alfa Tristan me reverencia, agradeciendo que hayamos llegado a un acuerdo. Luego de marcar nuestras firmas en el pergamino, estrechamos la mano y el hombre se despide con la promesa de que Evadne llegará para mañana a la salida del sol.
Mientras lo observo irse con el cuerpo envuelto en tela y flores de Calliope, una gran incertidumbre se asienta en mi pecho. Hace muchos años que dejé de ver a Evadne, cuando, por alguna razón, dejó de acompañar a su hermana a las visitas al reino.
—¿De verdad se casará con la pequeña Evadne? —me pregunta Killian, mi mano derecha y consejero, el Beta más poderoso.
—No tengo más opción.
—Pero, usted la desprecia.
Me quedo en silencio, pues en el fondo sé que mi desprecio hacia ella no es más que una cortina que oculta lo que en realidad siento en el fondo por esa chiquilla.
—Me temo que el reino tendrá que esperar mucho más por un heredero —murmuro.
EvadneMi corazón está a punto de saltar fuera de mi pecho. Mientras el carruaje se acerca al gran palacio de Mystara Citadel, mis manos sudan y el nerviosismo se apodera de mí. Volveré a ver a Théo por primera vez después de diez años.Diez largos años en los que no regresé al castillo debido a su indiferencia hacia mí. No me gusta admitirlo en voz alta, de hecho, nunca se lo dije a nadie; ni siquiera a Calliope, pero no podía soportar la forma en la que me trataba, mi corazón sufría. Por eso, preferí alejarme e intentar olvidarlo.Me repetí como un mantra que él se casaría con mi hermana mayor, y no debía tener esos pensamientos hacia él, sin embargo, ahora ya no soy una niña, soy una mujer, y tal vez eso cambie su percepción hacia mí.Suspiro profundamente, sé que no me quedan muchos años de vida, pues Alita confirmó que tengo el mismo cáncer hereditario de mi hermana. Aunque parece que todavía no ha comenzado a despertar la enfermedad en mi cuerpo, no obstante, Alita no me dio muc
Théo —¿No cree que al menos debería verla antes de la boda? —me cuestiona Killian por enésima vez—. La pobre lleva días recorriendo el castillo con la esperanza de toparse con usted. Ruedo los ojos una vez más. Por supuesto que debería verla, es lo que cualquier idiota con dos dedos de frente haría, pero yo no. No quiero verla, no quiero tener que toparme con esos ojos verdes y su cabellera rubia, prefiero aguantarme hasta el momento en que revele su rostro cubierto por el velo en el altar; porque, de otro modo, me arrepentiré más rápido de este matrimonio. —¿Ya para qué? La boda es esta noche. —Precisamente por eso, mi señor. —No insistas Killian, mejor ve a recordarles que deseo que su rostro esté cubierto todo el tiempo hasta el momento final. Al menos así puedo imaginar por un momento que es Calliope la que me espera frente al altar y no ella. Aprieto mis puños hasta sentir los nudillos blancos. Realmente estoy empezando a arrepentirme de mi decisión; esto es una maldit4 lo
Evadne En el instante en que nuestros ojos se encuentran, siento como si mi corazón estuviera a punto de desbordarse. Théo me observa con seriedad, la misma intensidad que ha mantenido desde nuestro primer encuentro. Su presencia no ha perdido nada; sigue siendo imponente con su cabello castaño y la barba densa que le otorga una virilidad inigualable. La corona que adorna su cabeza solo amplifica su atractivo masculino y su aura de poder. Théo continúa siendo el hombre lobo más seductor que haya cruzado mi camino; eso, sin lugar a duda, no ha cambiado. Siento mis mejillas arder en el mismo instante en que se acerca a mi mejilla. Cierro los ojos pensando que me dará un beso; en cambio, solo se limita a susurrar: —Disimula y sonríe para los súbditos. Enseguida se aparta y entrelaza mi mano con la suya como si nada. Las personas presentes en la gran sala aplauden nuestra unión a la vez que arrojan pétalos de flores azules y blancas a nuestro paso. A pesar de la algarabía que nos rod
Evadne 5 años después… —Su majestad, los del consejo me piden que le diga que ya están listos, puede entrar al salón —me avisa Thalia. Suspiro profundo e intento contener el nudo en mi garganta. Sabía que esto pasaría, sabía que más tarde que temprano los lobos y el resto de las criaturas decidirían confrontarme por la falta de un heredero. Cinco largos años han pasado desde que me casé con el rey Alfa, y cada maldit0 día de esos han sido una completa tortura. Él me desprecia, y se ha encargado de demostrármelo sin descanso. Por supuesto, a puertas cerradas. Ni un solo día desde el momento en que entrelazó nuestras manos para traerme a la habitación real ha sido capaz de volverme a tocar. Mi corazón sufre en silencio, esperando que tal vez llegue el día en que cambie de opinión, pero a estas alturas, creo que es solo un sueño insulso del que debo desprenderme. Théo no ha podido olvidar a mi hermana Calliope. Hace unos años me enteré de que ella estaba embarazada al momento de mo
ThéoEl trote de los caballos me acerca cada vez más al imponente castillo de Mystara. El sol se refleja en las almenas de las murallas, y el viento agita las banderas reales que ondean en lo alto. A veces, mientras avanzamos por el camino empedrado, desearía no tener que regresar nunca más, abandonar mis deberes reales y simplemente ser libre, sentir la brisa en mi rostro sin la carga de la corona. Pero sé que eso es algo que no puedo permitirme.A mi lado, Killian, mi Beta y consejero, cabalga con la misma determinación que siempre lo ha caracterizado. Juntos compartimos la responsabilidad de liderar esta cruzada, una que nos ha llevado a conocer de primera mano la realidad del poblado de Astral Crossroads en la ciudad de Eldergrove. Después de cumplir con la visita real, donde prometimos mejorar las condiciones para los habitantes del pueblo, decidimos regresar al castillo sin encontrar un motivo convincente para seguir retrasando nuestra llegada.Cinco largos y tortuosos años han
EvadnePor más que trato de mantener la compostura, la petición que Théo acaba de hacerme me deja estupefacta. Mis mejillas se calientan hasta arder y mis piernas comienzan a temblar como hojas al viento. ¿Acaso me acaba de pedir que lo limpie con mi lengua?—¿Qué? —digo casi sin aliento.Inevitablemente mi vista desciende a ese pecho brillante por el sudor, cada pectoral y músculo de su cuerpo torneado y muy bien marcado parece saltar a la vista para que lo haga. Mentiría si no dijera que fantasee con algo así alguna vez, sin embargo, mis oídos no pueden dar crédito a lo que escucho.Théo Valerius, el rey Alfa, el hombre más odioso y despiadado que he conocido en mi vida, me está pidiendo que le pase mi lengua como si tuviésemos ese nivel de confianza. No, esto tiene que ser una trampa.Sus ojos penetrantes me miran con expectativa, una ligera sonrisa se traza en su boca, oculta por esa barba tupida que siempre trae. Está midiéndome, lo sé.—¿No querías ser mi legítima Luna? Vamos, l
ThéoPor más que trato de no pensar en la insufrible y desafiante chiquilla, mi cabeza no es capaz de dejar de pensar en ella. Sin querer, las sensaciones que me produjo regresan a mí como si estuviese sobre mi cuerpo en este mismo momento. Su aliento caliente en mi pecho… estuvo a escasos milímetros de lamer mi piel… si la hubiera dejado…—¡No! ¿Qué mierd4s estás pensando Théo? —me digo a mí mismo. Ella no puede atraerme, eso sería como una jodida traición a mí mismo.Cuando salgo del baño Evadne ya no se encuentra en la habitación. Una parte de mí se pregunta a dónde pudo haber ido; luego de todo lo que nos dijimos, en sus ojos parecía haber una chispa de determinación.No sé por qué, pero simplemente la sola idea de pensarlo me desquicia. ¿Qué se trae entre manos la pequeña Luna de Mystara?Planeo echarme a descansar, pero antes de poder tocar las sábanas, tocan a mi puerta. Es la doncella de Evadne, la señorita Thalia.—Disculpe, su majestad, solo quería saber si la Luna Evadne se
EvadnePara ir al territorio de las ninfas debo esperar que se haga de noche, pues nadie debe saber lo que estoy a punto de hacer, sin embargo, no quiero tener que toparme con Théo, así que deambulo por el castillo y decido colarme por los altos jardines traseros del palacio.Una de mis cosas favoritas en el castillo es este lugar. Es como un bosque pequeño, escondido en medio de todo. Recorro el camino entre los árboles con lentitud, aspirando los aromas de los árboles y las flores; ojalá pudiera quedarme aquí para siempre.Luego de llegar casi al límite del jardín, donde las murallas terminan colindando con territorio virgen, tomo asiento y me recuesto contra un árbol, a la vez que saco un pequeño libro que he traído escondido entre mi vestido.Le abro y empiezo a leer una interesante historia sobre un reino distante, y así, sin darme cuenta me quedo dormida con el cuento en la mano.Un ruido sordo me despierta haciéndome sobresaltar. Han pasado algunas horas desde que estoy aquí, l