—Aprendí muchas cosas allá arriba… Disfruté inmensamente, no sabes cuánto. —El príncipe se acerca lentamente hacia la hechicera haciendo que esta tiemble no solo de atracción, también con terror—, pero con lo que me quedé fue que… no es mi lugar, ese no es mi sitio… —La mano del príncipe se posó sobre la mejilla de la hechicera y su dedo pulgar acarició sus labios suavemente—. Mi sitio está contigo hechicera, en tu boca.Con esa última frase, el príncipe se arrojó sobre ella, presionó su cuerpo contra el suyo hasta atraparla contra la pared en un beso feroz, anhelante, deseoso, un beso que por un momento logró arrancarle todo el dolor y la angustia del pecho a la hechicera, la hizo olvidar todo, cada recuerdo se iba presentando en su mente y era descartado como basura hasta que uno se clavó con fuerza, aferrándose a no extinguirse, ese recuerdo donde el príncipe caminaba con una doncella por la playa, cayendo encima de la hechicera como agua helada logrando que tuviera fuerzas para ale
El asombro en los ojos de los marineros que la rodean se vuelve más grande al ver como se empieza a sumergir en el mar sin que este la regrese a la playa de forma violenta, como si permitiera que se adentrara cada vez más en él, siendo un motivo más por el que prefieren mantener su distancia, por precaución. Köpek es un hombre muy alto, con una estatura de 1.95 y no solo lo ven por eso, su cabello negro y su piel blanca contrastan de forma llamativa. para un marinero es imposible tener la piel tan blanca, pero en el caso de él es imposible que no fuera de otra forma y si lo ves directo a los ojos te sientes succionado por un par de hoyos negros, su mirada es fría, pesada, intimida a cualquiera que intente enfrentarlo. Su rostro al igual que el resto de su cuerpo tiene marcas, cicatrices de batallas pasadas, su ojo izquierdo es atravesado por una línea que empieza en la frente y termina en el pómulo, sin hablar de la cicatriz que atraviesa su boca de lado derecho. Su andar es pesado,
—Quiero creer que en un futuro a la gente no le importará que dos hombres muestren su amor en público. Seamos sinceros, hay muchos marineros que no les gustan las mujeres —dice Cooper divertido viendo a todos esos borrachos a su alrededor.Köpek simplemente decide voltear hacia otro lado, ignorando lo que para él considera un tema desagradable y más para hablar con ella. —Además también tengo fe en que en el futuro una mujer pueda vestirse de hombre y no sea mal vista. —Cooper dispuesto a voltear el juego y ahora ser quien molesta al viejo tiburón se para frente a él con los brazos cruzados y analizando el rostro de su molesto compañero.—Es antinatural. —Con esa única respuesta, Köpek cree que puede dar por finalizada la conversación y ser el vencedor.—¿En serio? ¿Me lo dice el tiburón hecho humano? —Con esa pregunta le quita la victoria a Köpek, dejándolo sin palabras. Todos saben que en este tipo de discusiones pierde el que se queda sin algo bueno que decir. El silencio entre am
El camino se vuelve silencioso, Köpek no es alguien muy parlanchín, por lo general se pasa escuchando la palabrería de Cooper, pero esta vez se mantiene en silencio. Llegan a la playa y ven a lo lejos el navío de Hornigold, en la proa alcanzan a ver un hombre alto, tal vez no tan alto como Köpek, pero si lo suficiente para llamar su atención. Su piel bronceada por el sol y sus cabellos rubios son lo primero que percibe Cooper a la distancia, su andar es confiado y ve al mar con devoción. ¿Será ese tal Morgan? Sigue su camino recorriendo la playa, evitando chocar con los marineros que están en un vaivén eterno entre llevar y traer cosas de los barcos. Más allá del puerto donde un montículo de rocas hace difícil continuar con su camino, un pequeño arco de piedra se forma de la punta y baja hacia el agua, como un enorme brazo que sujeta la isla al mar. Cooper pasa pegado a las rocas, pasando por el estrecho camino de arena rodeando las piedras y ahí, del otro lado, en una cueva natural
—El corazón del mar —dice Cirice sin darle muchas vueltas. De forma inconsciente la hechicera se queda petrificada cuando escucha a la sirena pronunciar ese nombre que no había escuchado en años, decide prestarle atención mientras mueve más cosas, aparentando que no es de su interés, por lo menos no del todo. —Hay un bergantín español con un botín muy grande, entre todas las joyas está ese diamante. Hornigold me dijo que está maldito. Un joyero se lo venderá al rey de Francia, pero… no entiendo muchas cosas. —¿Qué no entiendes? —Voltea lentamente Gumbora prestando toda su atención a Cirice, ni siquiera parpadea. —Si es una joya encontrada en la India y será un regalo de un joyero francés a un rey francés… ¿Qué hace en un barco español? —Porque esa joya no es ni francesa ni hindú… esa joya como su nombre lo dice, es el corazón del mar o por lo menos salió de él… Ese joyero o es un ladrón o está haciéndole un favor a cierta familia española. —La hechicera habla de lo que sabe y tie
Cuando pone el primer pie en cubierta nota que está desierta, ni una sola alma haciendo nudos o fregando el suelo, lo cual es demasiado extraño para un barco como este, incluso el vigía está ausente. No es capaz de dar el primer paso cuando el filo de una navaja se pone sobre su garganta obligándolo a levantar el mentón y respirar suavemente, buscando no hacer ningún movimiento brusco que pueda terminar degollándolo. —Y… ¿tú eres? Una voz gruesa choca con su oído, un aliento a alcohol y un pulso firme en la mano armada, nada sirve para poder identificar al hombre. —Es Cooper, no le hagas daño. —Hornigold sale del camarote del capitán extendiendo sus manos con miedo de que el hombre no haga caso y corte el cuello de su aliado. De pronto el hombre que lo tenía amenazado lo suelta y con un empujón lo lanza hacia delante, haciendo que Cooper de un par de pasos trastabillando y logrando erguirse evitando caer. De primera instancia cubre su cuello con la mano como si temiera que en ese
De inmediato la sirena voltea hacia Hornigold que sigue pensativo, sin ser capaz de levantar la mirada. Cooper con paso firme y la frente en alto baja del barco sintiéndose frustrado por no poder cambiar la decisión de los piratas, pero… ¿por qué esforzarse? ¿Qué gana con que ellos conserven su vida? ¿Desde cuándo se volvió partidaria de defender a los humanos? Ellos se ganan su suerte y sobre advertencia no hay engaño, ya hizo su trabajo advirtiéndoles los riesgos de su acción, si no quieren entender no es su culpa o ¿sí? Conforme camina por la playa se empieza a despojar de su ropa aventándola al piso y dejándola sobre la arena. Se arranca la camisa y sigue caminando furibunda volteando cada cierto tiempo asegurándose que el barco sigue atracado en el malecón, pero cuando la luz del sol se extingue se da cuenta que no piensan ceder ante sus planes y su codicia, el barco se pone en movimiento, se empieza a alejar de la playa ante su mirada cargada de impotencia y frustración. Refunfu
Sabiendo que tal vez está a punto de cometer el mismo error que la arruinó, la sirena cierra los ojos, tuerce la boca y agarra valor para emprender su camino hacia el pirata. Nada a toda velocidad con Köpek detrás de ella intentando evitarlo, este abre sus quijadas buscando pescar la aleta de la sirena, pero cuando las va a cerrar siente remordimiento al saber el daño que le provocaría, así que decide simplemente seguirla, esperando poder ser más rápido que ella y lograr embestirla o alejarla de otra forma que no le haga tanto daño, pero por primera vez se da cuenta que la sirena nada más rápido de lo que alguna vez demostró antes, tal vez el tener un motivo hace que el corazón le de fuerza al resto del cuerpo y pueda lograr lo que jamás logró antes. La sirena llega hasta el pirata, lo abraza intentando que no se hunda más y teniéndolo tan cerca, frente a frente, algo dentro de ella vuelve a latir, es su corazón quien parece haber despertado. Siempre lo sintió anestesiado, pasmado, co