Las risotadas resonaron en las paredes con fuertes vibraciones que lograban hacerlo estremecer de miedo. La cuenta de los días que llevaba allí estaba pérdida casi como su lucidez. El hambre que tenía lo volvió preso de la locura. Una noche se arrastró hasta quedar cerca de los barrotes de su celda al ver como un plato de comida era metido a través de ellos,pero al lograr llegar hasta ahí con un esfuerzo sobrehumano,comprendió que todo había sido producto de su cansada imaginación.
¿Cuánto tiempo más pasaría preso? Era preferible la muerte a seguir ahí. No deseaba otra cosa más en esos momentos que volver a ver al ángel del señor con su manto oscuro y tomarlo de la mano para salir sin vida de ese lugar. Esperaba su partida con ansia y justificaba sus largas noches con la espera de aquel hombre.De pronto sintió un fuerte retortijón en el cuerpo, la barriga le dolía y trató de soltar sus manos de tan fiero agarre,pero fue inútil luchar contra el trabajo tan bien elaborado de quien lo había apresado.Pero de pronto una de sus manos se vio libre y de su boca salió un jadeo. Casi una sonrisa de júbilo. Le asustó escuchar su propia voz, era algo que había olvidado casi por completo. Trató de girar su cuerpo y lo logró con mucho esfuerzo. Su piernas estaban terriblemente magulladas y su carne abierta dejando ver la asquerosa sangre seca pegada a su lastimada piel blanca.¿Porqué? ¿Por qué el señor no mandaba a su ángel a su encuentro? Lo esperaba con ansia,deseaba volver a verlo y dejarse arrastrar por aquel ángel de la muerte y dejar su última morada como un feo recuerdo solamente.Entonces escuchó un ruido y sus sentidos adormilados se pusieron en alerta. Trató de enfocar su atención y miró como una enorme rata corrió dentro de su celda.Era grande y gorda. Un animal afortunado,puesto que había saciado su apetito hasta casi reventar y podía verlo por la anchura de su barriga. Enfocó el oído y pudo escuchar la algarabía entonces. Los hombres del fantôme tenían una fiesta seguramente, ahí era donde el animal había encontrado su sustento. La rata corrió pero él logró atraparla con la mano libre.La pobre ni podía correr apenas,el peso de su cuerpo había aumentado su volumen al doble y le era imposible tener la misma ligereza que cuando no había atiborrado a su pobre barriga.-E..eres muy afortunada.Le dijo en un susurro,no queriendo ser escuchado por sus captores. Los ojos carmesí del animal lo asustaron lo suficiente como para no desear comérsela. La vio con renovada repulsión y la soltó dejándola libre.Su estómago dio un nuevo gruñido y Gabrielle cayó desmayado nuevamente.Un hombre había estado observando desde las penumbras. Miró con horror como aquel chiquillo tomaba al animal y lo miraba como si fuese comida. Aquel acto fuera de causar repulsión le causó un enorme vacío en el pecho. Pero después reprimió esa sensación y dio un bufido mental.¿Qué pretendía un mozalbete como ése al unirse a las filas del rey? ¿Mujeres,dinero? ¿ambas?.Abrió el cerrojo de los barrotes,dejó entrar su excesiva repulsión por la sabandija esa.Su casaca le cubrió el pecho y Solan tomó una enorme bocanada de aire antes de entrar. El fétido olor que flotaba en el aire que se colaba por sus fosas le causó una arcada llevándose una mano a la nariz. El olor a excremento y orina le asquea.El chico seguía tirado en el suelo desmayado,su cabello caía sobre su rostro y Solan tuvo que arrodillarse para poder ver de nuevo el rostro del chico. Dio un bufido al verlo, no podía creer que su ambicioso corazón lo hubiera llevado hasta sus calabozos. Si ese era el destino que querían los soldados de la corte,ése tendrían. De pronto el chico removió su cuerpo con lentitud y Solan iba a irse en ese momento, pero el maldito crío se giró muy aprisa y logró ver a Solan de refilón.-Ya era hora ángel del señor,te esperaba con ansia.Apenas si podía pronunciar palabra,su garganta dolía y estaba seca,aún así forzó a su cuerpo a reaccionar ante aquella bella aparición.Solan le dio una dura mirada sin entender de qué rayos hablaba. ¿Por qué le decía que ya era hora? ¿Y sobre todo porqué lo confundía con un ángel?...Solan tomó su casaca para cubrir su rostro, pero el preso tomó el extremo de la prenda y lo apretó entre sus dedos,aferrándose a ese trozo de tela como si su vida dependiera de ello.-¡No,ángel del señor! ¡No te vayas,llévame contigo!.Solan se quedó quieto sin hallar qué decir o cómo actuar. Jamás había sentido piedad por ninguna de esas ratas,ellos mismos buscaban el destino con el que terminaban sus días,sabían con antelación que sus días estaban contados estando en la corte del rey.-¡Suéltame! .- Solan gruñó muy quedamente,no queriendo que sus hombres lo vieran dentro de una de las celdas,sus mentes se confundieron y podía perder respeto. Gabrielle apretó la casaca con la poca fuerza que reunió su mano. El Fantôme permaneció quieto viendo la cara del chico, destrozada y hermosa.-¡Ángel...no me dejes!.Solan apretó los dientes en completa negación, la sola idea de que esa alimaña siguiera tocándolo le asqueaba. Pero algo en sus ojos le recordó más de lo que deseaba olvidar,le recordó que tenía un pasado doloroso.-Fantôme,si deseas...Horas después se detuvo en la entrada de la celda con sus fuertes brazos cruzados sobre el pecho. Pero la furiosa mirada que él fantôme le dio le hizo callarse abruptamente. No se había percatado de la presencia del gigante tras él, mucho menos de que lo hubiera observado entrar a los calabozos.Solan se dio la media vuelta,no sin antes darle un vistazo al preso de refilón. El chico se miraba agotado,casi sin vida,de todos los presos que alguna vez hubiera capturado,ése era el mas joven y tonto de todos. Tragó un nudo que se formó en su garganta y Horas miró al fantasma dudoso.-Tiralo en el muelle,ya no nos sirve de nada. Ordenó Solan y luego salió de la celda dejando a Horas con el chico.-Pero Fantôme -insistió el hombretón.Ya irritado y con el semblante duro,Solan se dio la media vuelta mirando a Horas con dureza.-Por mí haz lo que te dé la gana con él.Horas miró al chico con una sonrisa burlona colgando de sus labios,mostrando su torcida fila de dientes al muchacho,estiró el pie y lo hizo girar de un golpe. Algo en ese chico le removió la poca entraña que tenía. De la misma forma que entendió que Solan se veía reflejado en ese chico.Gabrielle, que hasta el momento había permanecido callado para tratar de entender,subió el rostro al momento que el monstruo le dio un fuerte golpe con su bota para hacerlo girar.-Bien muchacho, estás de suerte,él fantôme está de buen humor hoy.*Gabrielle dio un respingo voluntarioso cuando el agua helada cayó por su espalda y llegó a sus nalgas. Le lanzó una mirada furiosa al hombretón y volvió a apretar los dientes.-Apestas muchacho, ¿pues que has estado haciendo? - Horas se burló del chico mientras seguía vertiendo chorros de agua por su cuerpo. El muchacho no respondía,permaneció muy quieto esperando lo que el gigante hiciera con él, a pesar que le quedaban pocas fuerzas,las usó para lanzarle miradas cargadas de odio, no juntaba el valor para expresar lo que su mente tanto se preguntaba. ¿Lo dejarían vivir? Esa pregunta rondó por los rincones de su mente,sembrando la duda y especulando sobre su futuro sin ser capaz de preguntar.-¡Hum! Creo que una buena friega te pegará bien.-¿Ahora te ha dado por cuidar los puercos?.Jeremiah lo interrumpió. Gabrielle miró las puntas raspadas de sus botas sin poder levantar la cabeza,lo hubiera vuelto a intentar,pero Horas volvió a hundir la mano en su cabeza al sentir que el muchacho intentaba alzar.-Soy un alma caritativa-Lanzó una mirada hacia Jeremiah y sus dedos se aferraron más al cabello de Gabrielle,aplastó la cabeza del muchacho cuando sintió que trataba de mirar hacia su compañero. Le hacía un favor,Jeremiah no era un tipo que le gustara ser escrutado.-Déjate de tonterías y termina de una buena vez,Fantôme te necesita-Gabrielle,que logró alzar levemente la cabeza,miró por un segundo los ojos furiosos de Jeremiah. Rondaba los cuarenta años y podía notar un acento diferente.-¡Joder! Casi termino de limpiar a mi mascota. Gabrielle entendió que su tortura no terminaría aun,el gigante ese se encargaría de que deseara morir lo antes posible.El hombre rubio torció la boca al ver que Horas limpiaba al maldito soldado.-No te demores,salimos en un momento. Hizo un fuerte sonido con sus pies al arrastrarlos al salir,y Gabrielle suspiró. Sentía un temor especial hacia ese hombre del que sentía por Horas,el gigante provocaba un temor que podría causar pesadillas,pero no como el que el rubio causaba. Se podía notar la poca paciencia que tenía hacia todos,y podía deducir que daba un tajo con su navaja al que quisiera meterse con su camino.Horas dejó de lavarlo. Gabrielle miró como secaba sus manos con una manta vieja,y enseguida se la arrojó al rostro y lo miró salir.¿Cuánto tiempo estaría preso? Empezaba a rogar porque lo dejaran morir de una vez. Por otra parte, había perdido la esperanza de que su ángel volviera en su encuentro,quizá solo era un sueño.*Los dedos de Solan tamborilean sobre el viejo escritorio,las botas gastadas permanecían juntas sobre este y su semblante se notaba rígido,como cuando le venía una buena idea a la cabeza. De pronto la puerta se abrió y por ella entró Jeremiah. Era casi tan alto como Horas,su cuerpo era más fuerte que el de Solan,pero más delgado que el del gigante,sus ojos verdes eran como dos canicas cargadas de odio y sus labios siempre formaban una fina línea evidenciando su permanente estado de alerta.-Estamos listo-. Informó lanzando una dura mirada hacia la puerta,esperando que Horas apareciera. Sus dedos rozaron su empuñadura,y sus piernas permanecieron inmóviles. Solan no le veía,estaba demasiado concentrado en el rostro del chico. ¿Cómo podía alguien confundirlo a él con un ángel? ¿A él? Era imposible, no había algo más lejos de la verdad que eso.Sus manos estaban llenas de marcas duras que formaban callos alrededor de sus palmas y tenía la marca de una fea cicatriz que atravesaba su espalda de lado a lado. Un hermoso regalo de él, su peor enemigo. Así que cómo confundirlo.Solan alzó los ojos al ver al gigante entrar por la puerta y poner sus manos en jarras,se notaba satisfecho, como alguien que ha tenido una buena noche.-Ahora si podemos irnos,mi mascota está limpia, y solo me falta alimentarla,pero puede esperar para eso,nuestro asunto es más urgente-. Los amarillentos y filosos dientes de Horas formaron una burlona sonrisa,de esas de las que estaba acostumbrado a dar a sus presas.Solan subió los ojos y lo miró por debajo de sus espesas pestañas.-Que alguien lo alimente,no queremos que tu perro muera de hambre.Entonces el gigante ensanchó la sonrisa de oreja a oreja,casi como un niño que ha recibido un regalo.-Malaquias puede hacerlo-. Fue la sugerencia de Jeremiah,pero ante eso Horas hizo una mueca despectiva.-Ni de chiste,no quiero sus mariconadas cerca de mi perro,es la mascota que él fantôme me ha regalado.Solan puso los ojos en blanco al igual que Jeremiah.-Adasius se queda también,pídele que lo alimente. Jeremiah,al escuchar la orden de Solan se quedó viendo hacia la puerta por donde Horas salió a prisa para avisar a Adasius.-No entiendo porqué tanta buena voluntad con un perro como ése, las niñadas de Horas empiezan a fastidiarme.Solan fingía no escucharlo. Él mismo no entendía porque su comportamiento con ese perro. Debía haber dejado que alguien le diera muerte y no dejar que Horas se acercara tanto a él. Pero por dentro sabía perfecto que no evitaría tal hecho sí le complacía a su amigo. Porque eso era lo que el gigante era para él. Su amigo,su guardián,casi su padre.*París estaba dormida,sus calles estrechas cubiertas de olores mezclados de putrefacción,pan roído y pez en mal estado. Tres hombres se mezclaron entre las sombras. El rubio tomó la soga entre sus manos y en un sólo tiro certero logró que ésta se quedará fija a la gárgola, dio un jalón comprobando que no se zafara. Con los ojos dio la indicación y Fantôme fue el primero en subir por ella. Jeremiah permaneció a su lado sosteniendo la soga y Horas,con ojos cautelosos vigiló para ambos lados de la calle.Solan logró trepar sin hacer el menor ruido,se agarró de la cabeza de la gárgola para empujar una vez más a su cuerpo y llegar a la parte alta de la catedral. Jeremiah le siguió en completo silencio mientras el gigante se quedaba vigilante.Con una seña de dos dedos Solan indicó a Jaremiah que vigilara mientras él entraba. Por el campanario había una abertura estrecha por la cual Solan podía entrar las veces que fueran necesarias. Una escalera vieja y chirriante le esperaba. En completo silencio bajó por ella. Debía ser cauteloso y no alertar a la corte de Monseñor Barberino. El maldito hombre tenía custodia las veinticuatro horas del día,algo que le permitía entrar a la catedral sin ser visto,mientras la guardia custodiaba la seguridad de Monseñor.Una vez más iba a buscarlo,lo único que Solan podía ambicionar en la vida,sabía que era una locura encontrar algo que estaba casi seguro que colgaba del cuello de monseñor Barberino,pero también le servía como vendetta contra el demonio ése.En cuanto bajó se dio cuenta de que la custodia estaba con el cura. Toda el ala norte estaba despejada,que era por donde el hombre tenía su despacho. Solan caminó varios pasos antes de entrar por la vieja puerta de roble. Era pesada, lo que le ayudaba a amortiguar el ruido de esta. De pronto oyó voces. El corazón le dio un brinco en el pecho y sus dedos le picaron deseosos. Amaba la sensación de la carne cortada por su espada,y esta ocasión no sería la excepción. Se escondió tras la pared, viendo a dos guardias pasar descuidados,riendo y charlando por algo,para luego verlos alejarse.Dejó pasar un par de minutos y trató de nuevo de abrir la puerta, ésta no estaba asegurada, Monseñor era un hombre que no permitía los delitos, así que no era de esperarse que no imaginara que le fuera robado algo en sus narices,porque estaba seguro que de igual forma era un hombre desconfiado. Un grave error el custodiar más allá de su persona,ya que Solan no se cansaba de mostrarle que donde él estuviera,monseñor no podría descansar tranquilo. Que arrogancia la suya de pensar que hasta la catedral respetaría un hombre como el fantôme,que ingenuo. Jamás podría respetar un lugar al que repudia tanto.Entró,en el lugar había un escritorio igual al que él tenía en su guarida,justo debajo. Río, seguramente monseñor había aumentado la recompensa a quien diera con el verdadero paradero de el fantôme. Pero de igual forma sabía que nadie que supiera su escondite le delataría tan fácilmente. Muchos preferían morir antes de echar de cabeza a su mayor benefactor.Sabía dónde guardaba el oro que su majestad,el rey , Phillippe daba como remesa a la iglesia. Entonces sonrió triunfante casi al llegar hasta allí. No había hecho tanto ruido, pero casi al llegar el corazón casi sale de su pecho al notar que alguien giraba el sillón y lo miraba fijamente...Los ojos de Monseñor se clavaron sobre Solan. Los largos y arrugados dedos de el hombre estaban sobre su mentón,mirándole muy fijamente, esperando el siguiente movimiento del delincuente.-Solan.Fantôme apretó los dientes y los puños,ambos al mismo tiempo en que vio el rostro del monstruo fijos sobre él.-Tanto tiempo.La molestia se subió por la garganta de Solan en forma de bilis. Jamás odiaría a nadie tanto como odiaba a Monseñor Barberino. Ese hombre que marcó su pasado de la forma más ruin en la que un hombre podía hacerlo. Él subió el mentón altivo y sus dedos buscaron la empuñadura de su espada. Monseñor lo observó y una sonrisa cruel se asomó de sus labios.-No esperaras que te deje largarte con el oro y la vida intacta ¿verdad?.Claro que no esperaba eso,a pesar de que la gente respetaba a ese hombre, fantôme sabía la alimaña que era por dentro. La clase de alma repulsiva que tenía monseñor.Pero por el contrario de cuando tenía quince años,ahora no le temía.-No es mi inten
Gabrielle comió con desesperación, tomó un trozo de pan y se lo llevó a la boca al mismo tiempo que daba un enorme sorbo al tarro de vino. El líquido entró por su garganta provocando un doloroso espasmo al igual que la dura corteza del pan. Habían pasado muchos días en los que no había probado bocado alguno,tantos que había perdido la cuenta y la lucidez. Adasius lo contempló sorprendido,habían pasado por lo menos cinco días desde que lo capturaron y aún seguía vivo. La idea le sorprendió,no era mayor que Foran, si acaso un año o menos. No comprendía cómo es que alguien tan joven se unía a las líneas de Phillippe aun a sabiendas de que en nada bueno acababa esa tonta decisión.-Come despacio muchacho, te atragantaras.Gabrielle no le miró ni por un instante,sus manos mugrientas tomaron el pan con desesperación para llevárselo a la boca y bebió como un desquiciado.Adasius sonrió,pobre crío, si supiera lo que le esperaba con la llegada del Fantôme. Pero ya un poco curioso,al notar que
Amerís eliminó al delincuente con el que peleaba de un tajo certeramente atinado. El ataque los había cogido desprevenidos y apenas le había dado tiempo de desenvainar su espada antes de ser atacado y dejar tirado al hombre en un charco de sangre.-Los siento-. Murmuró Amerís antes de inclinarse sobre el suelo y sacar la espada del cuerpo. Se enderezó y buscó entre la batalla a su amigo Gabrielle con desesperación, minutos antes de ser emboscados discutían la probabilidad de vida que tenían siendo guardias de la corte y las pocas de llegar a viejos.-Ahí,en el calor de la batalla verás cosas que desearías no ver,pero tus ojos te exigirán hacerlo,sentirás el nudo que oprime tu pecho y el zumbido de mil abejas gobernando tu cerebro.Gabrielle le miró aterrado y Amerís había soltado una carcajada vaga al notar la palidez de su amigo.-No juegues con eso, Amerís. La muerte es una dama que merece respeto y no tontear con ella.Sin embargo no jugaba.-Pronto sabremos el sabor de los labios
El olor nauseabundo de la celda le provocó arcadas. Solan se echó hacia atrás unos pasos antes de que la cordura se le fuera de nuevo de las manos. -No me haga daño Fantôme. Pidió con cierta desesperación.Solan sonrió con suficiencia. París estaba repleta de delincuentes, de la peor calaña del mundo,y sin embargo había también pobres ilusos que caían ante la ilusión de ser parte de la corte.-El daño te lo has hecho tú mismo,soldado.Se le estiró el rostro tratando de sonreír,aunque realmente no quería hacerlo. Quería acercarse de nuevo y poder quemarse un poco con el roce de la piel del traidor aquel que tanto le provocaba.-Señor.Rogó el pobre muchacho inútilmente, Solan ni siquiera lo miraba ahora y Gabrielle se preguntó el motivo por el que él fantôme le había atacado de esa forma.El delincuente se dio la vuelta y se llevó una mano a la nariz antes de salir de ese inmundo lugar.-No deberías quejarte tanto Soldado, tú amo vendrá pronto a verte y quizá hasta te saque de esta ce
—Puedes sentarte a un lado mío, soy el menos peligroso. El muchacho le guiñó un ojo,pero Gabrielle dudó si era lo correcto. Aquel muchacho se miraba distraído y amable,pero no podía confiar,ya el gigante le había dicho lo peligroso que podían llegar ser aquellos hombres,todos eran delincuentes o mercenarios,así que se quedó parado con el rostro de nuevo echado al piso y solo agudizando el oído por si lograba escapar de ese lugar,no volver a toparse con ellos.—Anda,siéntate aquí,Horas está muy ocupado alegando con Fantôme.Levantó la cabeza y le miró. Parecía un costal de huesos y unas manos mugrientas,pero la sonrisa en su cara se notaba sincera,más aún cuando le miraba de esa forma y le palmeaba para que se sentara a su lado. Aun así prefirió buscar el permiso del gigante,que ahora estaba hasta el otro extremo del comedor murmurando cosas con él Fantôme, a él ni caso le hacía.—Bueno.Respondió Gabrielle más cohibido que seguro. Se encogió todo lo que pudo para no ser abiertamente no
La mujer pasó su larga uña por el perfil delgado de Phillippe,por su mejilla,por su mentón y finalmente entre sus labios hasta sentir la húmeda lengua del rey lamiendo su dedo con lujuria y una mirada hambrienta. Ella se acercó hasta quedar sentada a horcadas sobre Phillippe,el seguía jugando con aquel dedo que lo instaba al pecado y lo invitaba a seguir presa del deseo. Ella jugó con él como si fuera un niño,él solo se dejaba arrastrar sin pudor ante aquella salvaje mujer. Ella acercó sus labios hasta los de Phillippe sin llegar a tocarlos,dejando que su aliento envenenara los labios del rey,éste parecía convulsionado en placer. Las manos de Phillippe viajaron hasta las nalgas de ella y las apretó con fuerza empujando mas la pelvis de la mujer,que dio un jadeo voluntarioso al sentir que el rey estaba ya excitado. Phillippe se sintió generoso y repartió un par de lametones sobre el cuello de ella haciéndola arquear de placer, pero aquello no era suficiente. Ella lo tomó con fuerza del
-Se...señor ¿A dónde vamos?.-Horas.-¿Co..cómo?.-Horas,ese es mi nombre,o si prefieres puedes llamarme amo,pajarito.Gabrielle se quedó paralizado un momento en medio del callejón. Era de madrugada aun y hacia muy poco que se había despedido de Foran. El muchacho no era tan malo después de todo y parecía quererse llevar bien con él.-¿Se...señor?. Gabrielle no dejaba los balbuceos aun frente a el gigante. Una parte suya quería tomar enserio las palabras de Horas, pero la parte mas racional de su cerebro le ordenaba seguir con la misma actitud precavida.-Díme,pajarito.-Usted me confunde,señor.Por fin Gabrielle se animaba a expresar en voz alta alguna de sus ideas. El temor hacía que su lengua se paralizaba la mayor parte del tiempo.-¿Ah sí? ¿Y eso porqué?.Preguntó Horas intrigado luego de lanzarle una mirada escrutadora al muchacho. También Gabrielle pensó que Horas había evadido con gran habilidad el decirle a dónde se dirigían. Porque el "rondín" como había dicho Adasius, el p
Desde hacía un tiempo permanecía encerrado en su habitación y se negaba a responder a todo aquel que se había atrevido a llamarlo. No necesitaba la compañía de nadie, mucho menos sus miradas piadosas. Quería desaparecer, deseaba cerrar los ojos y no volver a abrirlos, deseaba no sentir toda esa rabia que hasta ahora era lo único que lo mantenía vivo, solo desaparecer. El incesante golpeteo en la puerta lo trajo de nuevo a la realidad...No podía huir. La cabeza le daba vueltas,se levantó algo mareado e iba a arrancarle la piel a quien se atrevía a llamar de esa forma, pero el único que lo hacia era Horas. Avanzó unos pasos y de nuevo el golpeteo fuerte se escuchó, Solan apretó los dientes molesto y murmuró una maldicion. Al abrir la puerta se sorprendió de su error,no era Horas quién había llamado,era Malaquias, y por su rostro y dureza no estaba de buen humor. —¿Puedo pasar?.Solan se encogió de hombros y se hizo a un lado, dejando que Malaquias entrara una vez más en