Jeremiah había estado observando todo desde su sitio favorito. Llevaba años visitando a su hermano de esa forma,en ocasiones hasta hablaba con él. Cuando lo veía muy ebrio,y lo miraba más vulnerable que nunca.Ellos jamás habían sido unidos,su propia madre los había separado al nacer para que nadie supiera que habían nacido gemelos. A uno lo entregó a la hermana mayor del Rey Luis,recién fallecido y el otro lo había criado ella con ayuda de niñeras.La educación de ambos había sido distinto. Mientras él era criado con disciplina,su hermano había crecido con mimos. No envidiaba su posición,su propia tía le había hablado lo suficiente del tema para saber que para su propio padre había sido una carga la corona. Casado con una mujer que lo despreciaba y llevando todo el peso de su reinado.Jeremiah observó como Phillippe estaba perdiendo la razón. Y estaba tratando de quedarse con el muchacho. Tenía un hijo, cómo Dios pudo darle un hijo a una persona como su hermano. Entonces recordó los
El Rey seguía sujeto de manos y pies,también la boca estaba amordazada. Iba dentro de una carreta,podía sentir el brincoteo de las piedras clavarse en su espalda. Cuando por fin sintió que se detuvo.Alguien lo quitó las vendas del rostro y puedo ver a un grupo de gitanos. Entre ellos estaba Julianna,pudo reconocerla de inmediato. Sus ojos verdes eran inconfundibles.Ella se acercó hasta al Rey.—¿Me recuerdas? Soy la misma mujer que un día engañaste con falsas promesas.Phillippe la observó con desprecio.—Lo hice,pero lo tomes a mal,lo hice con varias más,no fue algo tan especial.El cinismo del Rey perturbo a los gitanos que estaban cerca.—No fue algo especial,pero masacreste a mi Pueblo,diste muerte a los míos y desde ese día no hemos tenido paz. ¿Acaso no te arrepientes de lo que has hecho?El Rey la contempló nuevamente con furia.—Lo que le pase a la gentuza como tú no me interesa,más vale que me suelten,prometo arrasar con cada uno de ustedes si no me dejan libre.El Rey esta
La piel en sus tobillos se iba marcando poco a poco y la sangre seca formaba una costra alrededor de las dolorosas marcas que las cuerdas viejas hacían desde la noche anterior. Empezaba a dejar de sentir el dolor que le venía escociendo desde el mismo momento en que Moncada le sujetó fuerte los tobillos y las manos, Éstas ya no las sentía desde hacía mucho, su espíritu luchó mucho por no perder la calma, pero el dolor de su cuerpo era poco en comparación al de su alma.Un certero golpe le atinó en la sien y Solan cayó desmayado otra vez. ¿Cuántas horas habrían pasado ya desde que ese viejo repulsivo le encerrara de nuevo? la cuenta la perdió fácilmente y ese caso era mejor. Tratar de no llevar la cuenta del dolor y la angustia que pasaba cada que Moncada necesitaba dinero y la mejor forma que tenía de conseguirlo era a través de él.Un murmullo se escuchó de pronto y Solan abrió los ojos con lentitud, era una rata que se paseaba por su habitación con una libertad que a él le era negad
El choque del acero de espada con espada fue lo último que Gabrielle escuchó. Sus ojos se negaban a cerrarse y dejar de ver quienes eran sus captores,así que con el aliento pausado volvió a empuñar su espada y soltar un certero golpe contra el tipo que lo tenía en el suelo. El hombre cayó de pronto y Gabrielle se levantó un poco aturdido. Tras él la pelea estaba casi acabada y para su mal augurio ellos iban perdiendo. Amerís se encontraba a unos metros suyo empuñando su espada contra uno de los pillos que los estaban apresando,Gabrielle sacudió su cuerpo y volvió a erguirse.-¡Mueran todos los malditos!-escuchó que gritaban a lo lejos. Y se le secó la garganta al escuchar esas palabras. Era verdad y lo sabía, cualquier soldado de su majestad que cayera en manos de el fantasma sabía que ese era su destino, morir por el hierro de su espada o en el peor de los casos ser torturado hasta pedir clemencia y con ella venía la muerte como un dulce tónico.Gabrielle estaba aterrado,tan sólo ten
Las risotadas resonaron en las paredes con fuertes vibraciones que lograban hacerlo estremecer de miedo. La cuenta de los días que llevaba allí estaba pérdida casi como su lucidez. El hambre que tenía lo volvió preso de la locura. Una noche se arrastró hasta quedar cerca de los barrotes de su celda al ver como un plato de comida era metido a través de ellos,pero al lograr llegar hasta ahí con un esfuerzo sobrehumano,comprendió que todo había sido producto de su cansada imaginación.¿Cuánto tiempo más pasaría preso? Era preferible la muerte a seguir ahí. No deseaba otra cosa más en esos momentos que volver a ver al ángel del señor con su manto oscuro y tomarlo de la mano para salir sin vida de ese lugar. Esperaba su partida con ansia y justificaba sus largas noches con la espera de aquel hombre.De pronto sintió un fuerte retortijón en el cuerpo, la barriga le dolía y trató de soltar sus manos de tan fiero agarre,pero fue inútil luchar contra el trabajo tan bien elaborado de quien lo h
Los ojos de Monseñor se clavaron sobre Solan. Los largos y arrugados dedos de el hombre estaban sobre su mentón,mirándole muy fijamente, esperando el siguiente movimiento del delincuente.-Solan.Fantôme apretó los dientes y los puños,ambos al mismo tiempo en que vio el rostro del monstruo fijos sobre él.-Tanto tiempo.La molestia se subió por la garganta de Solan en forma de bilis. Jamás odiaría a nadie tanto como odiaba a Monseñor Barberino. Ese hombre que marcó su pasado de la forma más ruin en la que un hombre podía hacerlo. Él subió el mentón altivo y sus dedos buscaron la empuñadura de su espada. Monseñor lo observó y una sonrisa cruel se asomó de sus labios.-No esperaras que te deje largarte con el oro y la vida intacta ¿verdad?.Claro que no esperaba eso,a pesar de que la gente respetaba a ese hombre, fantôme sabía la alimaña que era por dentro. La clase de alma repulsiva que tenía monseñor.Pero por el contrario de cuando tenía quince años,ahora no le temía.-No es mi inten
Gabrielle comió con desesperación, tomó un trozo de pan y se lo llevó a la boca al mismo tiempo que daba un enorme sorbo al tarro de vino. El líquido entró por su garganta provocando un doloroso espasmo al igual que la dura corteza del pan. Habían pasado muchos días en los que no había probado bocado alguno,tantos que había perdido la cuenta y la lucidez. Adasius lo contempló sorprendido,habían pasado por lo menos cinco días desde que lo capturaron y aún seguía vivo. La idea le sorprendió,no era mayor que Foran, si acaso un año o menos. No comprendía cómo es que alguien tan joven se unía a las líneas de Phillippe aun a sabiendas de que en nada bueno acababa esa tonta decisión.-Come despacio muchacho, te atragantaras.Gabrielle no le miró ni por un instante,sus manos mugrientas tomaron el pan con desesperación para llevárselo a la boca y bebió como un desquiciado.Adasius sonrió,pobre crío, si supiera lo que le esperaba con la llegada del Fantôme. Pero ya un poco curioso,al notar que
Amerís eliminó al delincuente con el que peleaba de un tajo certeramente atinado. El ataque los había cogido desprevenidos y apenas le había dado tiempo de desenvainar su espada antes de ser atacado y dejar tirado al hombre en un charco de sangre.-Los siento-. Murmuró Amerís antes de inclinarse sobre el suelo y sacar la espada del cuerpo. Se enderezó y buscó entre la batalla a su amigo Gabrielle con desesperación, minutos antes de ser emboscados discutían la probabilidad de vida que tenían siendo guardias de la corte y las pocas de llegar a viejos.-Ahí,en el calor de la batalla verás cosas que desearías no ver,pero tus ojos te exigirán hacerlo,sentirás el nudo que oprime tu pecho y el zumbido de mil abejas gobernando tu cerebro.Gabrielle le miró aterrado y Amerís había soltado una carcajada vaga al notar la palidez de su amigo.-No juegues con eso, Amerís. La muerte es una dama que merece respeto y no tontear con ella.Sin embargo no jugaba.-Pronto sabremos el sabor de los labios