El Rey estaba desesperado ahora. En el pasado,no le había preocupado la idea de que la gitana se escapara con el bastardo. Pero ahora las cosas habían cambiado,el niño tendría edad suficiente para reclamar el trono si a él le sucediera algo. Una noche su propio hermano se le había aparecido en sueños y le había planteado la idea, él había Sido asesinado con Jeremiah y el bastardo había subido al trono. Entonces la desesperación se apoderó de su mente ya dañada. No iba a permitir que nadie le arrebatará lo que por años le había costado mantener. Ya había alejado a las suficientes personas y se había desecho de las demás,entre ellos a su única familia.El anciano había sido encerrado hasta que hablara y les dijera algo que pudieran usar para encontrar al bastardo y poder darle muerte. De pronto el Comandante de su guardia entró y se detuvo ante su presencia.—Haz perdido el toque, Parminius. Antes hubieras podido encontrar y darle muerte a mis enemigos,ahora no te haz esforzado lo sufic
El aire era mucho más pesado y frío que otras noches,le abrazó el rostro con una caricia que le recordó a la muerte. Horas siempre había estado solo,jamás había tenido la compañía permanente de una mujer. Su afecto estaba reservado para muy pocos,por esa razón el corazón le estaba pensando en esos momentos. Dió un largo suspiro y se frotó las manos para entrar en calor. De pronto relajó los hombros al sentir de cerca la presencia de Solán. Sonrió levemente y después se giró lentamente.—Es la primera vez que me sorprendes. No esperaba verte aquí.Le dijo al líder de su pueblo. Él estaba parado,con las manos sobre las caderas y una mirada dura,como siempre.—Ya es muy entrada la noche,no te vi en tu habitación,y vine a buscarte. El único que estaba era ese crío que tanto te gusta proteger,duerme como si no debiera nada.—¡Nada debe! Es un crío como bien dijiste. Solán resopló molesto e iba a soltar una maldición,cuando Horas lo sorprendió con una declaración nueva que no esperaba.— Voy
Unos hombres venían custodiando una carreta.Ésta estaba cubierta por una enorme manta en color cielo. Era ya muy entrada la noche cuando se detuvieron antes de llegar a la catedral de Barberino. Éste, permaneció quieto, escondido dentro de la carreta,junto con el comandante Parminius y con su mano derecha Amerís. Era sencillo,habían tenido a un muy buen informante que les había había hablado de un cargamento para la iglesia. Y este hombre había sido atracado ya varias veces por el mismo Fantôme,pero jamás había podido ser apresado. Monseñor había insistido en ir a ese atraco,porque quería definitivamente atrapar al Fantôme,y le había dicho al comandante que no deseaba la recompensa,lo único que quería era poder testificar si era o no el hombre que tanto buscaban.La carreta estaba quieta,un hombre bajó de ella y apretó los nudos de las cuerdas,en gesto muy descuidado para el hombre que había estado observando todo desde el tejado de una de las casas mástiguas de París. El hombre lle
Julianna se despertó en medio de la noche con una agitación en el pecho que le recordó a la época en que su pueblo eran perseguidos. Era un malestar en el pecho,una opresión que no le gustaba,tenía un mal presentimiento. Había caído rendida después de mucho haber llorado por la decisión de su gente. No podía quitarse ese sentimiento de dolor y culpa que estaba arrastrando hasta el día de hoy. Si tan solo no hubiera sido tan tonta para creer las promesas de un hombre que era demasiado distinto a ella. Si tan solo hubiera escuchado a su amigo Adasius. Él era un buen hombre en toda la extensión de la palabra,la había protegido de todo y de todos,y sobre todo. Se había hecho cargo de Foran,sin ser realmente su hijo,y jamás había hablado del tema.De pronto escuchó mucho ruido en los pasillos y decidió levantarse para ir a investigar qué es lo que estaba pasando. Caminó hasta el fondo,dónde Solán solía hacer sus reuniones con su gente,ahí se encontraba Adasius, Jeremiah, Malaquías, Parmini
Jeremiah había estado observando todo desde su sitio favorito. Llevaba años visitando a su hermano de esa forma,en ocasiones hasta hablaba con él. Cuando lo veía muy ebrio,y lo miraba más vulnerable que nunca.Ellos jamás habían sido unidos,su propia madre los había separado al nacer para que nadie supiera que habían nacido gemelos. A uno lo entregó a la hermana mayor del Rey Luis,recién fallecido y el otro lo había criado ella con ayuda de niñeras.La educación de ambos había sido distinto. Mientras él era criado con disciplina,su hermano había crecido con mimos. No envidiaba su posición,su propia tía le había hablado lo suficiente del tema para saber que para su propio padre había sido una carga la corona. Casado con una mujer que lo despreciaba y llevando todo el peso de su reinado.Jeremiah observó como Phillippe estaba perdiendo la razón. Y estaba tratando de quedarse con el muchacho. Tenía un hijo, cómo Dios pudo darle un hijo a una persona como su hermano. Entonces recordó los
El Rey seguía sujeto de manos y pies,también la boca estaba amordazada. Iba dentro de una carreta,podía sentir el brincoteo de las piedras clavarse en su espalda. Cuando por fin sintió que se detuvo.Alguien lo quitó las vendas del rostro y puedo ver a un grupo de gitanos. Entre ellos estaba Julianna,pudo reconocerla de inmediato. Sus ojos verdes eran inconfundibles.Ella se acercó hasta al Rey.—¿Me recuerdas? Soy la misma mujer que un día engañaste con falsas promesas.Phillippe la observó con desprecio.—Lo hice,pero lo tomes a mal,lo hice con varias más,no fue algo tan especial.El cinismo del Rey perturbo a los gitanos que estaban cerca.—No fue algo especial,pero masacreste a mi Pueblo,diste muerte a los míos y desde ese día no hemos tenido paz. ¿Acaso no te arrepientes de lo que has hecho?El Rey la contempló nuevamente con furia.—Lo que le pase a la gentuza como tú no me interesa,más vale que me suelten,prometo arrasar con cada uno de ustedes si no me dejan libre.El Rey esta
La piel en sus tobillos se iba marcando poco a poco y la sangre seca formaba una costra alrededor de las dolorosas marcas que las cuerdas viejas hacían desde la noche anterior. Empezaba a dejar de sentir el dolor que le venía escociendo desde el mismo momento en que Moncada le sujetó fuerte los tobillos y las manos, Éstas ya no las sentía desde hacía mucho, su espíritu luchó mucho por no perder la calma, pero el dolor de su cuerpo era poco en comparación al de su alma.Un certero golpe le atinó en la sien y Solan cayó desmayado otra vez. ¿Cuántas horas habrían pasado ya desde que ese viejo repulsivo le encerrara de nuevo? la cuenta la perdió fácilmente y ese caso era mejor. Tratar de no llevar la cuenta del dolor y la angustia que pasaba cada que Moncada necesitaba dinero y la mejor forma que tenía de conseguirlo era a través de él.Un murmullo se escuchó de pronto y Solan abrió los ojos con lentitud, era una rata que se paseaba por su habitación con una libertad que a él le era negad
El choque del acero de espada con espada fue lo último que Gabrielle escuchó. Sus ojos se negaban a cerrarse y dejar de ver quienes eran sus captores,así que con el aliento pausado volvió a empuñar su espada y soltar un certero golpe contra el tipo que lo tenía en el suelo. El hombre cayó de pronto y Gabrielle se levantó un poco aturdido. Tras él la pelea estaba casi acabada y para su mal augurio ellos iban perdiendo. Amerís se encontraba a unos metros suyo empuñando su espada contra uno de los pillos que los estaban apresando,Gabrielle sacudió su cuerpo y volvió a erguirse.-¡Mueran todos los malditos!-escuchó que gritaban a lo lejos. Y se le secó la garganta al escuchar esas palabras. Era verdad y lo sabía, cualquier soldado de su majestad que cayera en manos de el fantasma sabía que ese era su destino, morir por el hierro de su espada o en el peor de los casos ser torturado hasta pedir clemencia y con ella venía la muerte como un dulce tónico.Gabrielle estaba aterrado,tan sólo ten