—Puedes sentarte a un lado mío, soy el menos peligroso. El muchacho le guiñó un ojo,pero Gabrielle dudó si era lo correcto. Aquel muchacho se miraba distraído y amable,pero no podía confiar,ya el gigante le había dicho lo peligroso que podían llegar ser aquellos hombres,todos eran delincuentes o mercenarios,así que se quedó parado con el rostro de nuevo echado al piso y solo agudizando el oído por si lograba escapar de ese lugar,no volver a toparse con ellos.—Anda,siéntate aquí,Horas está muy ocupado alegando con Fantôme.Levantó la cabeza y le miró. Parecía un costal de huesos y unas manos mugrientas,pero la sonrisa en su cara se notaba sincera,más aún cuando le miraba de esa forma y le palmeaba para que se sentara a su lado. Aun así prefirió buscar el permiso del gigante,que ahora estaba hasta el otro extremo del comedor murmurando cosas con él Fantôme, a él ni caso le hacía.—Bueno.Respondió Gabrielle más cohibido que seguro. Se encogió todo lo que pudo para no ser abiertamente no
La mujer pasó su larga uña por el perfil delgado de Phillippe,por su mejilla,por su mentón y finalmente entre sus labios hasta sentir la húmeda lengua del rey lamiendo su dedo con lujuria y una mirada hambrienta. Ella se acercó hasta quedar sentada a horcadas sobre Phillippe,el seguía jugando con aquel dedo que lo instaba al pecado y lo invitaba a seguir presa del deseo. Ella jugó con él como si fuera un niño,él solo se dejaba arrastrar sin pudor ante aquella salvaje mujer. Ella acercó sus labios hasta los de Phillippe sin llegar a tocarlos,dejando que su aliento envenenara los labios del rey,éste parecía convulsionado en placer. Las manos de Phillippe viajaron hasta las nalgas de ella y las apretó con fuerza empujando mas la pelvis de la mujer,que dio un jadeo voluntarioso al sentir que el rey estaba ya excitado. Phillippe se sintió generoso y repartió un par de lametones sobre el cuello de ella haciéndola arquear de placer, pero aquello no era suficiente. Ella lo tomó con fuerza del
-Se...señor ¿A dónde vamos?.-Horas.-¿Co..cómo?.-Horas,ese es mi nombre,o si prefieres puedes llamarme amo,pajarito.Gabrielle se quedó paralizado un momento en medio del callejón. Era de madrugada aun y hacia muy poco que se había despedido de Foran. El muchacho no era tan malo después de todo y parecía quererse llevar bien con él.-¿Se...señor?. Gabrielle no dejaba los balbuceos aun frente a el gigante. Una parte suya quería tomar enserio las palabras de Horas, pero la parte mas racional de su cerebro le ordenaba seguir con la misma actitud precavida.-Díme,pajarito.-Usted me confunde,señor.Por fin Gabrielle se animaba a expresar en voz alta alguna de sus ideas. El temor hacía que su lengua se paralizaba la mayor parte del tiempo.-¿Ah sí? ¿Y eso porqué?.Preguntó Horas intrigado luego de lanzarle una mirada escrutadora al muchacho. También Gabrielle pensó que Horas había evadido con gran habilidad el decirle a dónde se dirigían. Porque el "rondín" como había dicho Adasius, el p
Desde hacía un tiempo permanecía encerrado en su habitación y se negaba a responder a todo aquel que se había atrevido a llamarlo. No necesitaba la compañía de nadie, mucho menos sus miradas piadosas. Quería desaparecer, deseaba cerrar los ojos y no volver a abrirlos, deseaba no sentir toda esa rabia que hasta ahora era lo único que lo mantenía vivo, solo desaparecer. El incesante golpeteo en la puerta lo trajo de nuevo a la realidad...No podía huir. La cabeza le daba vueltas,se levantó algo mareado e iba a arrancarle la piel a quien se atrevía a llamar de esa forma, pero el único que lo hacia era Horas. Avanzó unos pasos y de nuevo el golpeteo fuerte se escuchó, Solan apretó los dientes molesto y murmuró una maldicion. Al abrir la puerta se sorprendió de su error,no era Horas quién había llamado,era Malaquias, y por su rostro y dureza no estaba de buen humor. —¿Puedo pasar?.Solan se encogió de hombros y se hizo a un lado, dejando que Malaquias entrara una vez más en
-¿Estás despierto?. No respondió, permaneció muy quieto,con la mejilla pegada al colchón y los ojos fuertemente apretados. Moncada se acercó y le dio un puntapie en el estomago-Despierta alimaña,tienes mucho trabajo por hacer. El muchacho sollozó y se sorbio la nariz con su brazo mugriento.-Señor,otra vez no,por favor. Pero de nada le valía suplicar, Moncada tenía una enorme deuda de juego,¿y para qué tenía al chaval ese,si no? El hombre bufo mal humorado y lo tomó del brazo con fuerza y arrastro al muchacho fuera de la celda.-¡No señor! ¡se lo suplico, otra vez no!-gritó el muchacho. Tenía tiempo sin decir una palabra, ya no se quejaba,ya no lloraba,ya no comía,pero esa noche el cuerpo le dolía a morir,la noche anterior Moncada le había vendido a unos soldados,y ellos,en su afán de verlo sufrir le habían golpeado hasta saciarse y le habían violado tantas veces como habían querido.-¿A dónde llevas al chaval?. Escuchó Moncada que le hablaba uno de los presos de Phillippe. Era muy al
Una mano le cubrió la boca y Gabrielle abrió los ojos de golpe,aún no podía ver a quien lo tomó por sorpresa,todo estaba oscuro y su atacante aún no hacia el primer movimiento con el que le permitiera saber lo que pasaría a continuación.-¡Shhh! No hagas ruido. Foran le lanzó una mirada precavida hacia donde Horas estaba durmiendo. Un suave ronquido del gigante les aseguró que no se había despertado. Con un gesto de su mano el muchacho le indicó a Gabrielle que lo siguiera en silencio. Éste se apoyó en los codos y salió fuera de la cama con mucho cuidado. La puerta estaba entre abierta y por lo que pudo notar no había nadie más.-¿Qué sucede?.(...)Era un castigo tanto para él como para sus seguidores el ser merodeadores de la noche,huyendo de la luz y el orden,viviendo entre sombras y caos,sin ser capaces de dar un paso atrás,sin poder huir del odio que corría por sus venas y aún así desear con desesperación ser libres y sentir el sol abrazar su piel de nuevo.Como él, muchos seguía
—Debiste esperar a que tu herida cicatrizara,mírate ahora,eso probablemente esté infectado.La herida tenía orillas rojizas y un desagradable aspecto,que para él, indicaba perfectamente la idiotez de Amerís.El muchacho hubiera deseado ser mas prudente,pero no era algo con lo que había nacido,sin embargo debía admitir que Parminius tenía razón esta vez.—¡Aarrggh!. Espera comandante,vas a arrancarme la piel.Pero aunque siguiera con las quejas no pensaba escucharle,solo una cosa le había pedido "Ser prudente" y cuidarse,algo tan sencillo como eso y aún así no lo había hecho.—Deja de quejarte,Esto es lo que querías,¿O no?,porque de lo contrario me habrías hecho caso. Y Amerís quiso alegar, pero era mejor quedarse callado y morderse la lengua antes de hacer enfurecer mas al comandante.—S...señor.Habló apretando los dientes y conteniendo el dolor que Parminius le causó al despegar completamente el vendaje que rodeaba la herida. El matasanos pudo haberse encargado de atenderle,pero eso
A Foran,los hombros le cayeron al ver la escena. No sabía quien era el hombre sobre el tejado que estaba siendo acechado por el comandante, pero agradecía no ser él. Cualquiera diría que se veían casi iguales,con la misma vestimenta pero sin serlo. Entonces lo miró escupir y el golpe que recibió como castigo. ¿Quién diablos era? A él le tocaba el rondín,sería él quien informara sobre el cargamento y poco entendía lo que estaba sucediendo. Entonces todo fue claro y su cuerpo se estremeció al ver el rostro de Julianna. ¡No,dios no! ¿Qué pasaba por la cabeza de esa loca mujer? ¿acaso quería morir?. Horas no estaría muy feliz de saberlo,y para ser honesto odiaba ser el mensajero de tan pésimas noticias. La vio hacer una pauta de insensata de obstinación cuando el comandante la tomó con fuerza del brazo y la arrastró tras de él. ¡Joder! La cosa iba a ponerse realmente fea.(...)Solan oyó el sonido de muchos pasos acercándose a su habitación y cogió la espada bajo las mantas. La tomó fuer