capítulo 11

Desde hacía un tiempo permanecía encerrado en su habitación y se negaba a responder a todo aquel que se había atrevido a llamarlo. No necesitaba la compañía de nadie, mucho menos sus miradas piadosas. Quería desaparecer, deseaba cerrar los ojos y no volver a abrirlos, deseaba no sentir toda esa rabia que hasta ahora era lo único que lo mantenía vivo, solo desaparecer. El incesante golpeteo en la puerta lo trajo de nuevo a la realidad...No podía huir. La cabeza le daba vueltas,se levantó algo mareado e iba a arrancarle la piel a quien se atrevía a llamar de esa forma, pero el único que lo hacia era Horas. Avanzó unos pasos y de nuevo el golpeteo fuerte se escuchó, Solan apretó los dientes molesto y murmuró una maldicion. Al abrir la puerta se sorprendió de su error,no era Horas quién había llamado,era Malaquias, y por su rostro y dureza no estaba de buen humor.

—¿Puedo pasar?.

Solan se encogió de hombros y se hizo a un lado, dejando que Malaquias entrara una vez más en
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