¡Hola! por favor¿me.puedes regalar un voto? te lo agradezco mucho. En este perfil sigo a todos los que me siguen
—¡Gabrielle!—. Foran le sorprendió al abrazarlo con fuerza y sonreírle al oído—Eres el hombre,pequeño. Tu plan ha salido a la perfección. Le estrujó los hombros y le sonrió directamente al rostro. Había sido perfecto...No esperaba que fueran a escucharlo,de hecho,esperaba mas bien que Horas le abofeteara el rostro y le mandara matar después,pero no había sucedido y ahora Gabrielle se sentía un poco mas tranquilo de saber que todo salió de acuerdo al plan.También sonrió con timidez hacia el único que le había mostrado una sonrisa sincera desde que llegó con el fantôme. Muy por el contrario,todos en el comedor se le había quedado mirando y Gabrielle pudo escuchar algunos susurros de lo que pretendió ser una charla discreta que falló por completo.—Ah,eso. Me alegro de poder haber sido ayuda un poco.Giró levemente la cabeza,justo en el momento en que Solan atravesaba el comedor y le miraba de una forma en que cualquiera creería que había mas con confianza entre ellos de lo que realmen
Phillippe se removió en su lugar e inclinó levemente el rostro dándole un enfoque distinto a lo que estaba viendo,luego sonrió,pero aquello parecía un espectáculo que pensaba disfrutar al maximo,como si el ver a Barberino no le causara repulsión alguna. ¿Sería que de verdad aquel hombre no tenía remordimientos? No lo parecía, al ver la forma tan apacible que tenía de dormir,como su respiración se notaba compensada y tranquila. Phillippe hizo un gesto de fastidio y colocó ambas manos en sus piernas para dar el vuelo y levantarse.-¡Ey,despierta!...Removió a monseñor con un gesto brusco, pero éste no parecía sentir molestia alguna. -¡Anda ya,despierta!.-¿Eh?.Monseñor se despertó confundido y molesto. Nadie nunca se atrevía a molestarlo,entonces ¿quién rayos lo intentaba ahora?-Phillippe ¿Qué es lo que deseas?-gruñó,decidido a sacarlo de su habitación cuanto antes. El rey volvió a torcer una mueca burlona,con una mano en el mentón, como si realmente le costara trabajo pensar en algo e
El hombre era alto,pero no demasiado. La noche aun no se alejaba por completo y podía distinguir sus rasgos a través de una rendija que dejaba entrar un poco de luz por la ventana. Se notaba joven,y de figura espigada. No había comparación con el hombre que lo había llevado a esa choza.Amerís se preguntó qué era lo que estaban hablando cuando de pronto vio como el joven le sujetaba con fuerza de la camisa y empezaba una alegata que para aquel hombre se notaba un tanto aburrida.¿Por qué no lo enfrentaba de la misma forma?. Era ridículo dejarse reñir por alguien de la mitad de su peso. Aquella pelea no debía importarle, sin embargo, se sorprendió a sí mismo prestándoles su completa atención.Algo en su forma de actuar le decía que esos dos tenían una estrecha relacion y lo mas probable es que esa pelea no llegara muy lejos, e inesperadamente aquello dio un giro dramático. Su supuesto benefactor había tomado las mejillas del joven y se había apoderado de sus labios para devorarlos en u
>.Dos pasos eran los que le separaban de él, y desde esa distancia podía oler el nerviosismo del chiquillo. Era una dulce mezcla de placer y anhelo el que sentía recorrerle por las venas,trató de contenerse,pero ¡Joder! No podía,él le atraía demasiado. No sabía si era la inocencia que aparentaba tener,o el miedo que sabía le tenía. -No,no te muevas-. Pidió al llegar al lado suyo y ver que Gabrielle trataba de retroceder,lo que le fue imposible al estar tan cerca de la pared. Con un pie tanteó y se percató de que el fantôme lo tenía apresado. Apretó los puños a los costados esperando el primer golpe que no llegó.-¿Crees que te voy hacer daño?. Le preguntó Solan al ver sus manos fuertemente apretadas. Gabrielle subió la mirada y tragó un pequeño nudo. Claro que creía,sino entonces para qué le acorralaba de esa forma,pero no dijo sus dudas en voz alta,sólo asintió muy levemente con la cabeza y bajó el rostro.-No,hoy no lo haré. Le dijo
Barberino propinó un fuerte golpe con su puño aun cerrado sobre la vieja mesa en la que solamente había una vela que se consumía casi por completo,y entonces, todo fue claro para él. No podía hacer mucho contra Phillippe como había tontamente imaginado. El rey era astuto y perverso,y claramente no eran las mejores combinaciones,no las que podrían servirle,supo que debía buscar la forma de deshacerse de él sin que nadie sospechara de su persona, todo era por el bien París, por supuesto. Pero ¿Cómo? No era tonto,no podía confiar en nadie, porque al final de cuentas nadie era tan leal como él mismo,entonces alguien llamó a la puerta con dos golpes duros.—Señor—. Dijo Parminius en cuanto estuvo frente a monseñor. Hizo una leve inclinación, como esas que sabía le gustaban al cura,aunque por dentro maldijeran el hacerlo. Las cosas habían cambiado para el comandante. La realidad se mostraba un poco mas clara ahora. Monseñor no era lo que todo el pueblo de París suponía. Se escondía tras un
La entrada le costó unas monedas. Retiró la vieja tela de enfrente y buscó con la vista un lugar donde sentarse. Sus hombres le habían contado alguna vez de las múltiples obras que habían visto en la vieja taberna. Sin embargo,hasta ahora le entraba el ánimo de acudir a esos eventos. No lo hacía porque de verdad los encontraba mediocres y un tanto aburridos. Pero claro,sus hombres apostaban a que cuando viera a la dama bailar,se quedaría prendado de ella,lo dudaba. Pero ahora estaba ahí,y curiosamente se sentía nervioso. ¿Él nervioso? Parminius trató de relajarse mientras una chiquilla de escasos quince años le colocaba un tarro lleno. Escudriñar una vez más, y no encontró a ninguno de sus Hombres—¡Idiotas!— Ahora por su culpa había caído muy bajo. De pronto una música lo sacó de sus pensamientos. Era el repique de una vieja guitarra tocada sin prisa en la escasa luz del lugar. Una mujer se asomó,llevaba el cabello suelto,pero no podía verle el rostro. Sus caderas comenzaron a moverse
Amerís soltó un gruñido voluntarioso y llevó la mano al costado del cuerpo,justo donde tenía la herida. Ese hombre le había gritado que se largara,y él por supuesto,no estaba dispuesto a rogarle a nadie por posada,aunque se desangrara en el camino y su sangre manchara las calles de su amada París, jamas le rogaría para quedarse. Contuvo el aliento,apretó los dientes y los ojos al mismo tiempo y avanzó dos pasos con toda la proeza que significaba el caminar con una herida recién abierta.—¿Qué rayos pretendes hacer?. Malaquias le preguntó molesto. Pero Amerís no pensaba responderle,se iría tan rápido que ese gitano no recordaría el haberle ayudado y si lo hiciera sería peor para él, porque no estaba dispuesto a agradecer nada. Siguió sin responder cuando había casi logrado atravesar la habitación en la que ambos estaban le detuvo Malaquias.—Estas loco si crees que puedes andar por las calles con una herida como esa. El rubio le lanzó una mirada de hastío y avanzó otro paso,pero Malaqui
-Porque no sería muy cortés hacerlo delante mío. Dijo una voz que los interrumpió. La gitana alzó la mirada y sintió un escalofrío recorrer por su espalda,no espera que fuera él quien los hubiera encontrado en esa extraña situación,de la cual,no tenía ni idea cómo había llegado. Parminius también se sorprendió al escuchar que los habían interrumpido,sin embargo, no dijo nada al no reconocer al hombre.-¡Adasius!-. Exclamó ella con sorpresa. El gitano le sonrió con dulzura,como alguien que ama demasiado y se sabe no correspondido. Él echó un vistazo hasta ellos,por supuesto lo que vio no le agradó. El hombre estaba demasiado cerca de ella,como si se tuviesen confianza,algo que golpeó su corazón. Sería un tonto si no aceptara el hecho de que Julianna parecía estar interesada en ese soldado,su nerviosismo la delataba.-Anda mujer,ve y termina de juntar tus cosas, yo despido a tu visita. Ella no le dijo nada,tan solo se dio la vuelta y le lanzó una mirada de soslayo al comandante temeros