Su pullover de rayas blancas y rojas, su jean azul desgastado y zapatillas deportivas, ese era el conjunto preferido de Kate para ir al trabajo. La razón, no llamar la atención en ningún sentido debido a lo oculto que tenían que vivir los vampiros. Ya les habían dado caza en el pasado y los pocos que quedaban tenían que tener un perfil bajo para sobrevivir. Al menos su área como era de diseño hacía que su vestuario pasara desapercibido. Aunque en la noche prefería la ropa más ajustada y sexy y unos provocativos labios rojos. Quien la viera no la reconocería.
Se dio una última revisión en el espejo. Sus ojos todavía estaban exaltados e hinchados, por lo ocurrido esa mañana en el hotel. Los había tenido que cubrir con sus acostumbrados espejuelos grandes. También lo hacía porque estos tenían la tendencia a cambiar de color cuando menos se lo imaginaba. Ah problemas por todos lados.
Por último, se pasó la mano por el cabello de color rubio cenizo, que hacía juego con sus ojos muchos más intensos. Lo odiaba, y eso que no contaba que era prácticamente indomable por la cantidad que tenía aun cuando lo llevaba a la altura de los hombros.
Una vez delante del asiento de su puesto de trabajo en la empresa donde laboraba, se dejó caer pesadamente. En su mente solo calculaba el tiempo para terminar su jornada y salir a buscar a su esclavo. Debía encontrarlo lo antes posible.
-¿Oye, te sientes bien?- escuchó a su lado y miró a su compañero de trabajo. Kate no recordaba el nombre de ese humano. Solo llevaba poco tiempo en la empresa
-Si, por qué lo preguntas- hizo una sonrisa incómoda.
-Porque te ves como una m****a. Se te ven las venas de lo pálida que estás- le señaló el cuello.
En primera que sutileza tenía ese hombre. En segunda. ¿SE LE VEN LAS VENAS? ¿YA? Pero si apenas habían pasado unas pocas horas. Los síntomas de deterioro no podían aparecer tan rápido.
-Con permiso- agarró su bolso y corrió en dirección al baño.
Cerrando la puerta del cubículo se sentó sobre uno de los retretes y rebuscó en su bolso una pequeña bolsa del tamaño de su mano con un líquido rosado claro y casi transparente. Sangre reforzada químicamente, lo único que podría salvarla temporalmente.
La muy m*****a mercancía diseñada para hacer pasar a los vampiros por humanos costaba un ojo de la cara y la mitad del otro. Sudaba todo el desgraciado mes para poder pagar solo cuatro bolsas. Y a ella el dinero no le llegaba por tubería.
Resopló y abrió el pequeño tubito de donde comenzó a tomar el líquido que esta vez le resultó amargo e incluso asqueroso. Casi tuvo el reflejo de vomitar, pero lo tragó. No podía darse el lujo de escupirlo y menos dado su estado.
Si la cosa seguía así estaría en problemas. Una vez que todo el contenido estuvo en su sistema se dejó caer hacia atrás. Su cuerpo picaba, pero al menos la piel comenzaba ser más… ¿humana?
Demonios, en qué estaba pensando cuando había marcado a un esclavo. El tiempo simplemente estaba corriendo, sino lo encontraba moriría dado que su cuerpo rechazaría cualquier sangre… y él tampoco estaría bien. Su cuerpo ya de seguro había cambiado para complacer a su nuevo amo y sus necesidades.
Una vez que regreso a su asiento sintió que estaba más agotada aún que cuando había llegado.
-KATE- alguien gritó su nombre exaltándola viendo a la directora de toda esa planta- El Ceo desea verte-
Oh, oh.
La vampira no fue la única que palideció. Nicolae Niles, un hombre de unos 32 años que era conocido por su carácter tan frío que podía congelarte con la mirada. Sus caminos nunca se habían cruzado. El tipo podía controlar su multimillonaria empresa desde el asiento de su oficina.
Que fuera llamada así no parecía nada bueno. Rezó para que no la expulsaran. No recordaba haber hecho algo mal ¿O sí?
Caminó detrás de la mujer seguida de la mirada de lástima de los demás trabajadores hasta el elevador.
-Su secretario te recibirá. No hables más de lo necesario- le advirtió la directora antes de marcar el piso para que solo Kate subiera.
Ella tomó una profunda respiración dentro. Recordaba que los vampiros 200 años atrás habían estado en la cima de la cadena de alimentación. ¿Qué demonios había ocurrido en los últimos años?
Esperó que el elevador se detuviera y la puerta volviera a abrirse, y efectivamente un humano alto, trajeado, de cabello negro y ojos marrones la esperaba allí. A él si lo había visto, pocas, pero contaban.
Kate, céntrate que te van a botar. Se dijo para sí misma y siguió al hombre que la guío hasta una enorme puerta. El secretario la tocó y una voz grave se sintió desde adentro.
Kate pudo jurar que tembló ligeramente pero no pudo saber el por qué.
Pasó detrás del secretario hacia el interior de la estancia. Toda acristalada por donde entraba tanta claridad que los ojos de Kate molestaron aun con los anteojos y los cubrió con el borde de la mano.
-¿Es ella?- la misma voz que oyó antes retumbó en las paredes.
Kate no pudo evitar alzar un poco la vista se sorprendió. Esperaba que fuera algún humano de belleza común, pero este hombre era una bestia.
-WOW- se le salió y hasta el hombre detrás del escritorio separó la mirada de los papeles que revisaba.
Kate se mordió la lengua mientras era testigo de todo su aspecto. Tenía un rostro masculino que no dejaba de ser hermoso y salvaje que llevaba completamente afeitado. Gruesas cejas encima de un par de orbes azules, ni oscuros ni claros. Una nariz delgada y unos labios que le hizo morderse los suyos.
Su cabello lo llevaba en un estilo completamente diferente a los hombres de su edad, era más corto atrás rozándole la nuca mientras adelante era más largo, aunque lo peinaba relajadamente hacia atrás, había algunos finos mechones que acariciaban sus altos pómulos. Y de un color oscuro con reflejos rojizos y marrones que completaba su perfecta imagen.
Y si hablaba del cuerpo, sus hombros amplios y un fuerte pecho bajo un elegante traje negro y su corbata roja a juego con su cabello. Hacía años que Kate no veía a nadie así por lo que casi le levanta el dedo dándole el aprobado, pero se contuvo.
La mirada del Ceo era peligrosa. Parecía una bestia en un cuerpo humano.
Y no solo eso, por alguna razón, y aunque como tal nunca se había cruzado con él su cuerpo entero comenzó a picar. No supo de donde apareció esta sensación, pero hasta su garganta se secó y sus colmillos picaron. Se abofeteó mentalmente. Ese tipo ni de lejos habría ido a la discoteca en la que había agarrado a quien ahora era su esclavo.
-¿Tú fuiste quien hizo estos bocetos?- Nicolae alzó la barbilla y lanzó sobre la mesa un sobre con algunos dibujos.
Kate asintió. Nicolae alzó una ceja interesado en la sencilla chica que tenía talento. Mucho realmente.
-Voy a usar tu concepto para la próxima campaña de maquillaje. Tráeme una propuesta de producto final- le dijo autoritario.
-Para cuando lo necesita- Kate se atrevió a preguntar.
-Para mañana-
La vena de la sien de Kate palpitó en su sien y se aguantó una buena dosis de palabras obscenas para decirle al hombre. ¿Qué se pensaba que era el diseño? Necesita al menos una semana para tener todo como a ella le gustaba. Maldito explotador. No le pagaban horas extras.
-Traeme, aunque sea la muestra de color y la distribución en los soportes- Kate volvió a respirar- Y llega a las cinco de la mañana-
La vampira frunció el ceño tras sus gafas.
-¿A las cinco?-
-Iremos al estudio donde se preparan las fotos. Quiero un trabajo que no tenga que estar pagando por gusto y no tengo tiempo para errores. Así que irás con nosotros- alzó sus ojos y la miró por debajo de sus espesas y largas pestañas repasándola de arriba abajo- Lleva una vestimenta formal -
-Entendido… Jefe- dijo ella alzando una ceja. Exigente el tipo.
¿Quién demonios no había dormido por tener que entregar trabajo? Pues, ese día, KateSus ojos ardían y caminaba embobada por toda la casa sin querer soltar su mullida almohada con ganas de recostarse a dormir sobre ella. Por dios, era una vampira, bastante que había habituado su horario al de un humano para tener energía para trabajar por el día. Era un ser nocturno por naturaleza. Maldito el buenazo de su jefe. Le había exigido esperar en los bajos de su edificio a las 5:30 de la mañana donde la pasarían a recoger. Suspiró acomodando su cabello medianamente con una bolsa de sangre en su boca chupando de sorbito en sorbito para no vomitar. Estaba tan sedienta que era doloroso. Deseaba que llegara el otro día. Necesitaba ir de nuevo al mismo bar donde se había emborrachado. Seguro que su ahora esclavo volvía de nuevo intentando saber de ella. Le pondría una gruesa correa para que no se escapara. Ah. Deseaba tanto beber de él. La sangre que tomaba en ese momento sabía asquerosa y su
Kate salió detrás de Nicolae del auto, que se alejó para estacionarse, y lo siguió hacia dentro de una estancia similar una construcción antigua y bastante deteriorada. El espacio destinado para la sección de foto con el concepto de las ruinas para un mejor impacto de los colores. A Kate le gustó la idea y se emocionó con lo que podía crear basado en aquello. Y estaba tan inmersa en su alrededor e ideas que no notó que el Ceo se había detenido y chocó con su espalda.-Duele- se sobó la nariz adolorida y se acomodó rápido las gafas. Notó que Nicolae la miraba por encima de su hombro - Lo siento- levantó sus manos en son de paz. Demonios con este hombre, que le pasaba.Estar tan cerca de él le daba constancia de lo alto que era y de lo ancha y fuerte que era su espalda. Había un ligero olor proveniente del humano que picó en su nariz. Olía rico, quizás demasiado haciendo que su boca se hiciera agua y sus colmillos picaran.-Señor Niles- alguien se acercó corriendo a él con una cámara e
Kate se congeló y cerró la boca sin poder retraer sus colmillos. El olor a sangre era demasiado fuerte y su garganta seca solo pedía ser humedecida por este néctar delicioso. Pero aun así fue consciente de la situación, sobre todo porque no salía de la impresión de que su jefe la hubiera salvado. No se veía ese tipo de hombres.Ahora venía el otro problema. Dado el impacto de los hechos estaba más lúcida, sabiendo que, si la descubrían en ese momento, como vampira que era quizás lo que le había pasado años antes se repitiera.Se asustó y apretó al hombre más fuerte contra ella, pudiendo sentir aún más su cuerpo. Si no fuera por el estrés y el lugar, pues quitarle la ropa allí mismo no sería un problema metiéndole la corbata en la boca.Pronto las cosas sobre ellos fueron apartadas poco a poco haciendo que la luz golpeara el rostro de Kate que lo escondió en el pecho de Nicolae. El calor se extendió por su piel casi como si la quemara. Gimió de dolor. Era como si todo el efecto de la s
Nicolae abrió lentamente sus ojos encontrándose con la el techo blanco y difuso del hospital. El olor a desinfectante hizo que frunciera la nariz. Su cabeza palpitaba, pero no era tanto como se imaginaba.-Ceo- la voz de Domic a su lado hizo que girara la cabeza- Qué bueno que está bien- el secretario no mostró realmente emoción en su rostro, pero parte de su trabajo era parecer frío y sin huecos para ser atacado.-¿Qué pasó?- su mente estaba algo confusa.Recordaba que había vuelto a las ruinas donde se realizaba la sección de foto y no haber encontrado a la chica que había ido con ellos en el lugar que le había dicho. Solo cuando Domic había preguntado, le habían dicho que estaba tranquila un poco más allá, donde la sombra daba alivio. Al menos le había hecho caso que no hacer un espectáculo o alejarse mucho. Le gustaban las personas sumisas y que acataran órdenes.Pero no se esperó que esa precisa chica, sumida en sus pensamientos se viera cubierta con un bulto de cosas que se prec
Kate no solo asistía a ese lugar por lo que podía resolver en las noches. La razón principal era que ese joven de ahí que no parecía de más de 24 años era el dueño de todo aquello y escondía muy bien sus 540 años. Era un vampiro al igual que Kate. Quizás no tan igual.Kate, era una vampira pura, no había sido convertida como aquel chico. Sus padres eran vampiros reales, por lo que ella había vivido una buena vida en sus primeros años, antes de que todo se volviera una locura y fueran asesinados delante de sus ojos, cuando el alba estaba levantando y ellos estaban en su momento más vulnerable.
Nicolae entró por la puerta de aquella discoteca por segunda vez en su vida. Nunca pensó que lo volvería a hacer. Solo había asistido una sola vez porque se la habían recomendado y se arrepentía en un 50%.¿Por qué en un 50%?Porque le habían desgraciado su vida, ahora con la marca en su cuello que lo condenaba por toda su existencia si es que era que duraba mucho. Sino encontraba a la responsable de todo aquello precisamente su existencia no duraría mucho. Sin embargo… no podía negar que, por otro lado, había tenido el mejor sexo de su vida por no mencionar el orgasmo. Nunca se había quedado inconsciente tras uno, y esa vez ni siquiera recordaba en qué posición había terminado. Todo se había vuelto negro tras la avasalladora ola de sensaciones orgásmicas.Ahora estaba ahí. Buscando a esa misma persona. Había dicho que acabaría con ella. La dejaría en el sol para que se tostara y lo librera de aquel grillete. Porque no era imbécil. Sabía que lo que lo había mordido era una jodida vamp
Nicolae gruñó y encaró a Mary. No le había gustado para nada esa respuesta. Él no le rogaba a nadie. Mary por su parte le sonrió y siguió limpiando los vasos en el mismo lugar como si no hubieran hablado lo anterior.La música comenzó a disminuir al igual que la euforia rato después. La chica de la tarima se bajó y caminó jadeando hacia la barra deteniéndose al lado de Nicolae. Su rostro estaba completamente sudado, pero tenía una sonrisa de lado a lado.Mary le puso un vaso
Kat entró en el lujoso auto detrás de Nicolae. Ese tipo olía a riqueza y estilo por cada poro de su cuerpo.La vampira sonreía bien divertida mientras su cabeza maquinaba todas las cosas que podía hacer por aquella noche con aquel hombre. De seguro podría cargarla y pegarla a la pared mientras la penetraba con todo lo que tenía. Kat no era muy pesada y fácil de sostener, pero sus ¨parejas¨ nocturnas era muy poco creativas en la cama y terminaban aburriéndola.Giró la cabeza y miró de arriba abajo al hombre que estaba sentado detrás del volante. Con las luces de la calle era aún más fácil apreciar los detalles de él que en el bar, aunque su mente estaba confusa y no grababa los detalles dado el nivel de ebriedad que tenía.Una O se formó en sus labios y entrecerró los ojos con interés. El tipo estaba bueno por cada centímetro de él. Sobre todo, su rostro. Era alguien bien masculino y hasta cierto punto hermoso. Guapo y sexy eran las palabras perfectas para él.Movió su mano de su regaz