¿Quién demonios no había dormido por tener que entregar trabajo? Pues, ese día, Kate
Sus ojos ardían y caminaba embobada por toda la casa sin querer soltar su mullida almohada con ganas de recostarse a dormir sobre ella. Por dios, era una vampira, bastante que había habituado su horario al de un humano para tener energía para trabajar por el día. Era un ser nocturno por naturaleza.
Maldito el buenazo de su jefe.
Le había exigido esperar en los bajos de su edificio a las 5:30 de la mañana donde la pasarían a recoger.
Suspiró acomodando su cabello medianamente con una bolsa de sangre en su boca chupando de sorbito en sorbito para no vomitar. Estaba tan sedienta que era doloroso. Deseaba que llegara el otro día. Necesitaba ir de nuevo al mismo bar donde se había emborrachado. Seguro que su ahora esclavo volvía de nuevo intentando saber de ella. Le pondría una gruesa correa para que no se escapara.
Ah. Deseaba tanto beber de él. La sangre que tomaba en ese momento sabía asquerosa y sus ojos estaban húmedos de las arcadas que retenía para no escupirla.
Suspiró y miró el reloj. Ya casi era hora.
-Adiós Toby- se despidió de un enorme perro de peluche que descansaba en el sofá y que era lo único que se había mantenido a su lado a lo largo del tiempo. Estaba viejo y con algunos parches, pero prefería eso a algo que pudiera dejarla de lado.
Con el único conjunto formal que tenía bajó las escaleras. Ella vivía en un pequeño apartamento en el segundo piso. Para ella con el tamaño suficiente. Lo que más le gustaba era la terraza donde solía disfrutar de la brisa nocturna. Y sin vecinos chismosos.
Se sentó en el muro de afuera y esperó. En diez minutos en lujosos auto negro con las ventanas nevadas se detuvo delante de ella.
La puerta del conductor se abrió para girar y ponerse delante de ella.
-Entra, el jefe espera- respondió el que ella ya sabía que se llamaba Domic.
Kate pensó que este hombre era demasiado recto. Era el secretario de Nicolae y su asistente personal, guardaespaldas, chofer y todo lo que podía hacer un hombre al lado de su jefe.
Al igual que el Ceo era muy alto, con espalda ancha y músculos que se notaban definidos por debajo de la tela. Su mirada siempre era fría y Kate temió que si soltaba algún comentario fuera de lugar lo más seguro era que le arrancara la lengua.
Se levantó, pero antes de que la puerta le fuera abierta Domic le murmuró.
-Escucha atenta, el Ceo está de muy mal humor y por la salud de tu cuello y del mío, cuida tu lengua delante de él. Mejor, ni siquiera la uses, entendido-
Kate pestañeó varias veces.
-¿En serio puede matarnos?-
-¿Qué hacen? No tengo todo el día, acaben de entrar- la voz de Nicolae se escuchó desde adentro y se notaba impaciente.
Domic abrió la puerta para ella y la dejó entrar
-Disculpe Ceo- Domic hizo una ligera reverencia y tras Kate entrar retomó la marcha.
Kate no dijo palabra dentro del auto, sobre todo porque el hombre a su lado se notaba bien serio y sin ganas de decir ni buenos días, y enfrascado en su tableta. Además, ella tampoco estaba muy feliz. Que un humano mandara a un vampiro ya era humillante. Pero de la forma que lo hacía ese hombre, la dejaba sin palabras.
-Jefe esto es lo que me pidió- le extendió el sobre con los documentos. No había dormido terminándolos. Maldito explotador.
Nicolae desvió la mirada del sobre y después hacia ella, sin muchas ganas. Sus dos orbes azules se quedaron fijos en la joven delante de él notando que vestida de esa forma se veía muy diferente a cuando estaba como el día anterior. Aunque esos espejuelos y su cabello en un simple moño, no se ajustaba. Su mirada fue tan intensa que Kate retrocedió en su asiento y se revisó ella también por si algo en su atuendo estaba mal.
-¿Ocurre algo? ¿Me veo tan fea así?- pestañeó algo confundida, tenía mucha confianza en su imagen.
-Nada- Nicolae apartó sus orbes tras agarrar el sobre- Solo me pareciste familiar-
Si como no. Claro que le iba a resultar familiar. Trabajaba en su empresa. Y familiar era la sensación que la volvió a recorrer. Ese picor en su piel que había sentido al tenerlo delante. Se pasó las manos por sus brazos. ¿Qué estaba ocurriendo? Una idea vaga le pasó por su mente y la desechó. No y no, él no servía ni para sospecha.
Durante el viaje no hubo una sola palabra dentro del auto a menos que indicaciones por parte de Nicolae de cosas pendientes a hacer. Kate no le prestó atención. En cambio, pensaba en los diferentes escenarios en los que podría reencontrarse con su esclavo y cómo la mantendría con ella. Por un momento una leve sonrisa sádica adornó el borde de su boca. Le haría pagar por toda la preocupación por la que cursaba ahora.
Nicolae dejó al lado el sobre que estaba leyendo una vez que habían llegado. Ya había revisado lo dado por su empleada y pensó que había sido una buena idea haber dejado que se encargara del proyecto. Pero más que eso, por alguna razón esa chica era bastante… inusual. A cada rato la mirada de reojo y el rostro de ella estaba torcido en una mueca.
-Compórtate y no hables más de lo necesario- la voz de Nicolae era grave y autoritaria cuando llegaron a su destino.
Ella lo miró alzando una ceja
-¿Qué demonios tienen todos con mi boca y lengua?- protestó Si supieran de lo que es capaz-
Y entre los dos se formó un silencio incómodo. Nicolae entrecerró los ojos… esa frase… esa forma de hablar…
No, solo eran imaginaciones suyas.
Kate salió detrás de Nicolae del auto, que se alejó para estacionarse, y lo siguió hacia dentro de una estancia similar una construcción antigua y bastante deteriorada. El espacio destinado para la sección de foto con el concepto de las ruinas para un mejor impacto de los colores. A Kate le gustó la idea y se emocionó con lo que podía crear basado en aquello. Y estaba tan inmersa en su alrededor e ideas que no notó que el Ceo se había detenido y chocó con su espalda.-Duele- se sobó la nariz adolorida y se acomodó rápido las gafas. Notó que Nicolae la miraba por encima de su hombro - Lo siento- levantó sus manos en son de paz. Demonios con este hombre, que le pasaba.Estar tan cerca de él le daba constancia de lo alto que era y de lo ancha y fuerte que era su espalda. Había un ligero olor proveniente del humano que picó en su nariz. Olía rico, quizás demasiado haciendo que su boca se hiciera agua y sus colmillos picaran.-Señor Niles- alguien se acercó corriendo a él con una cámara e
Kate se congeló y cerró la boca sin poder retraer sus colmillos. El olor a sangre era demasiado fuerte y su garganta seca solo pedía ser humedecida por este néctar delicioso. Pero aun así fue consciente de la situación, sobre todo porque no salía de la impresión de que su jefe la hubiera salvado. No se veía ese tipo de hombres.Ahora venía el otro problema. Dado el impacto de los hechos estaba más lúcida, sabiendo que, si la descubrían en ese momento, como vampira que era quizás lo que le había pasado años antes se repitiera.Se asustó y apretó al hombre más fuerte contra ella, pudiendo sentir aún más su cuerpo. Si no fuera por el estrés y el lugar, pues quitarle la ropa allí mismo no sería un problema metiéndole la corbata en la boca.Pronto las cosas sobre ellos fueron apartadas poco a poco haciendo que la luz golpeara el rostro de Kate que lo escondió en el pecho de Nicolae. El calor se extendió por su piel casi como si la quemara. Gimió de dolor. Era como si todo el efecto de la s
Nicolae abrió lentamente sus ojos encontrándose con la el techo blanco y difuso del hospital. El olor a desinfectante hizo que frunciera la nariz. Su cabeza palpitaba, pero no era tanto como se imaginaba.-Ceo- la voz de Domic a su lado hizo que girara la cabeza- Qué bueno que está bien- el secretario no mostró realmente emoción en su rostro, pero parte de su trabajo era parecer frío y sin huecos para ser atacado.-¿Qué pasó?- su mente estaba algo confusa.Recordaba que había vuelto a las ruinas donde se realizaba la sección de foto y no haber encontrado a la chica que había ido con ellos en el lugar que le había dicho. Solo cuando Domic había preguntado, le habían dicho que estaba tranquila un poco más allá, donde la sombra daba alivio. Al menos le había hecho caso que no hacer un espectáculo o alejarse mucho. Le gustaban las personas sumisas y que acataran órdenes.Pero no se esperó que esa precisa chica, sumida en sus pensamientos se viera cubierta con un bulto de cosas que se prec
Kate no solo asistía a ese lugar por lo que podía resolver en las noches. La razón principal era que ese joven de ahí que no parecía de más de 24 años era el dueño de todo aquello y escondía muy bien sus 540 años. Era un vampiro al igual que Kate. Quizás no tan igual.Kate, era una vampira pura, no había sido convertida como aquel chico. Sus padres eran vampiros reales, por lo que ella había vivido una buena vida en sus primeros años, antes de que todo se volviera una locura y fueran asesinados delante de sus ojos, cuando el alba estaba levantando y ellos estaban en su momento más vulnerable.
Nicolae entró por la puerta de aquella discoteca por segunda vez en su vida. Nunca pensó que lo volvería a hacer. Solo había asistido una sola vez porque se la habían recomendado y se arrepentía en un 50%.¿Por qué en un 50%?Porque le habían desgraciado su vida, ahora con la marca en su cuello que lo condenaba por toda su existencia si es que era que duraba mucho. Sino encontraba a la responsable de todo aquello precisamente su existencia no duraría mucho. Sin embargo… no podía negar que, por otro lado, había tenido el mejor sexo de su vida por no mencionar el orgasmo. Nunca se había quedado inconsciente tras uno, y esa vez ni siquiera recordaba en qué posición había terminado. Todo se había vuelto negro tras la avasalladora ola de sensaciones orgásmicas.Ahora estaba ahí. Buscando a esa misma persona. Había dicho que acabaría con ella. La dejaría en el sol para que se tostara y lo librera de aquel grillete. Porque no era imbécil. Sabía que lo que lo había mordido era una jodida vamp
Nicolae gruñó y encaró a Mary. No le había gustado para nada esa respuesta. Él no le rogaba a nadie. Mary por su parte le sonrió y siguió limpiando los vasos en el mismo lugar como si no hubieran hablado lo anterior.La música comenzó a disminuir al igual que la euforia rato después. La chica de la tarima se bajó y caminó jadeando hacia la barra deteniéndose al lado de Nicolae. Su rostro estaba completamente sudado, pero tenía una sonrisa de lado a lado.Mary le puso un vaso
Kat entró en el lujoso auto detrás de Nicolae. Ese tipo olía a riqueza y estilo por cada poro de su cuerpo.La vampira sonreía bien divertida mientras su cabeza maquinaba todas las cosas que podía hacer por aquella noche con aquel hombre. De seguro podría cargarla y pegarla a la pared mientras la penetraba con todo lo que tenía. Kat no era muy pesada y fácil de sostener, pero sus ¨parejas¨ nocturnas era muy poco creativas en la cama y terminaban aburriéndola.Giró la cabeza y miró de arriba abajo al hombre que estaba sentado detrás del volante. Con las luces de la calle era aún más fácil apreciar los detalles de él que en el bar, aunque su mente estaba confusa y no grababa los detalles dado el nivel de ebriedad que tenía.Una O se formó en sus labios y entrecerró los ojos con interés. El tipo estaba bueno por cada centímetro de él. Sobre todo, su rostro. Era alguien bien masculino y hasta cierto punto hermoso. Guapo y sexy eran las palabras perfectas para él.Movió su mano de su regaz
Kat alzó una ceja y sonrió divertida.-De todos los tipos que pude haberme encontrado hoy me acabo dar cuenta que lo hice con el mayor imbécil de toda la discoteca y que al parecer me va a mantener bien entretenida esta noche- se separó de Nicolae hasta el otro extremo del elevador. Se giró y recostó en la baranda de la caja de cristal movible con vista al jardín del hotel- Ves este- se señaló por encima del hombro después de sacar más su trasero- Te puedo asegurar que no necesita de ti para ser feliz bebé. Así que no tientes mi paciencia y sé bien creativo, prometo compensarte-Nicolae apretó los dientes ante la provocación y se movió muy rápido agarrando el cuello de la chica. La giró de vuelta hacía él dejando la espalda delgada contra la pared de cristal. Los dedos no presionaban con fuerza, más bien, era una forma de demostrarle quien mandaba. Pero ante la cercanía de ambos cuerpos la tensión sexual entre ellos aumentó al punto que jadearon ligeramente.Kat sonrió coqueta. Y a p