Un gemido, una caricia, el sonido de las sábanas cayendo de la cama, de las pieles frotándose entre sí por el constante vaivén de las caderas. De labios devorándose hasta sangrar.
De colmillos asomándose, de la piel siendo rota y de la sangre siendo tragada.
-Eres delicioso- la voz femenina sonó jadeante y complacida
-Lo sé- una masculina respondió con seguridad y prepotencia.
***
Kate se revolvió en la mullida cama. Su cuerpo estaba pesado. Sus labios hinchados y dolían, sus muslos todos pegajosos por no mencionar lo que salía de entre ellos. Su interior estaba hinchado y palpitante debido a la actividad nocturna, y su trasero que de seguro estaba rojo porque el muy maldito latía como mil demonios, como si hubiera sido azotado sin ninguna consideración.
Gruñó contra la almohada. No quería levantarse. Deseaba seguir durmiendo, pero los martilleos de la resaca en su cabeza hacían que una vez consiente no pudiera volverse a dormir.
-Maldición- murmuró con voz muy ronca, su garganta era una total lija- No vuelvo a tomar una sola gota de alcohol en mi vida-
¿Tomar? ¿Alcohol? ¿La noche pasada? ¿Qué m****a pasó?
Se sentó de golpe en la cama, tan fuerte que todo a su alrededor y que de paso no reconocía se volviera borroso. Se apretó el tabique. Si, tenía una muy buena resaca. No quería ni imaginarse cuanto alcohol metido en su cuerpo para ni siquiera recordar cómo había llegado a...
Miró a su alrededor con los ojos entrecerrados. No había casi luz en la habitación, pero la poca que entraba por la ventana aumentaba las pulsaciones en su pobre cabeza. Era un cuarto de hotel, y uno muy lujoso, dicho sea. Las sábanas estaban todas revueltas y con el inconfundible olor a sexo impregnado en ellas.
-Qué lástima- dijo apretando los labios- No recuerdo quién demonios me folló anoche, pero debió ser bueno- estiró su cuerpo- Me siento tan satisfecha-
Una enorme sonrisa cruzó sus labios. Pocas veces había estado así, tan campante que su buen humor vino. Hasta su barriga estaba llena.
Y ahora ¿barriga llena?
Sus ojos volvieron a abrieron y una expresión de pánico opacó su sonrisa.
Rebuscó entre las sábanas para encontrar algunas gotas de sangre. Se pasó la lengua por el paladar y todavía quedaba un poco del sabor metálico y a la vez dulce de la sangre. Ni siquiera sus colmillos se habían retraído completamente.
Quien fuera la persona que la que se había estado revolándose había sido mordida por aquella boquita traviesa que tenía. No le gustaba la idea de haberlo hecho sin estar consciente. Siempre tenía un cuidado especial en mostrar lo que era. Después de todo, en pleno siglo 21, una vampira tenía una muy mala reputación que le precedía y no quería ser perseguida otra vez como 100 años atrás.
Respiró profundo. No podía alterarse. Intentó recordar algo de la noche pasada, pero nada, las sensaciones seguían presentes en todo su cuerpo, pero su cabeza había hecho borrón y cuenta nueva. Muy mal momento para ello.
-Cabecita mía coopera, que es necesario. Estamos en un problema- se golpeó la sien.
Pero analizándolo desde otro punto de vista, el hombre no estaba en el cuarto por lo que no estaba muerto, y la policía o los científicos locos no habían llegado por lo que todavía no había sido descubierta. La idea más sensata... acabar de mover el culo y desaparecer de allí antes que ellos hicieran acto de presencia.
Encontró que su ropa estaba pulcramente doblada en una silla. ¿El desconocido había sido tan considerado con ella? Porquería, nadie, después de una casual noche de sexo, actuaba así. Por lo que la recogió y se metió al baño.
Dejó que el agua caliente se llevara cualquier cosa de su cuerpo incluyendo los fluidos secos y se lavó rápido la cabeza. No sería nada bueno si llegara alguien. Se secó dejando su cabello húmedo y se vistió. Pasó por delante del espejo para darse los últimos retoques, pero no fueron sus hermosos ojos ámbar, ni su cabello color arena algunos tonos más claros, lo que hizo que su respiración se quedara atrapada en su garganta.
Sus dedos temblorosos abrieron un poco más el cuello de su blusa. Específicamente donde descansaba una marca, con un complicado patronaje, que se dibujaba alrededor de la parte baja de su cuello como si fuera un collar. Las finas líneas azuladas podían pasar por un simple tatuaje, pero nada más lejos de la realidad.
-Maldición, maldición ¿qué hice?- gritó y retrocedió. Resbaló con el piso húmedo y cayó sobre sus lastimadas nalgas. La conmoción era tan grande que apenas lo sintió.
Aquella marca era lo último que deseaba en esta vida. Significaba que había mordido a alguien durante el sexo y después de comprobar su compatibilidad lo había marcado como su esclavo de sangre, el grillete en su cuello era prueba de ello. Su ahora esclavo, en alguna parte de este mundo debía tener uno similar, de color rojo.
Se hizo presa del pánico.
¿Cómo demonios eso había ocurrido?
Un esclavo de sangre no era tan fácil como la gente pensaba. Sin él ahora ella estaba condenada. Comenzaría a hacerle rechazo a toda la sangre que no fuera la de su esclavo y en poco tiempo el grillete en su cuello se extendería y la consumiría. Una maldición a la que todos los vampiros le huían.
Por eso es que ya no tenían Esclavos de Sangre, a menos que fuera la persona que realmente desearan atar en esta vida o aquella que había nacido predestina en tu camino. El precio a pagar era muy alto.
Pero eso no era lo peor de todo.
Ni siquiera recordaba el rostro del hombre, al que supuestamente había hecho su esclavo.
Estaba en una situación complicada.
Su pullover de rayas blancas y rojas, su jean azul desgastado y zapatillas deportivas, ese era el conjunto preferido de Kate para ir al trabajo. La razón, no llamar la atención en ningún sentido debido a lo oculto que tenían que vivir los vampiros. Ya les habían dado caza en el pasado y los pocos que quedaban tenían que tener un perfil bajo para sobrevivir. Al menos su área como era de diseño hacía que su vestuario pasara desapercibido. Aunque en la noche prefería la ropa más ajustada y sexy y unos provocativos labios rojos. Quien la viera no la reconocería.Se dio una última revisión en el espejo. Sus ojos todavía estaban exaltados e hinchados, por lo ocurrido esa mañana en el hotel. Los había tenido que cubrir con sus acostumbrados espejuelos grandes. También lo hacía porque estos tenían la tendencia a cambiar de color cuando menos se lo imaginaba. Ah problemas por todos lados.Por último, se pasó la mano por el cabello de color rubio cenizo, que hacía juego con sus ojos muchos más
¿Quién demonios no había dormido por tener que entregar trabajo? Pues, ese día, KateSus ojos ardían y caminaba embobada por toda la casa sin querer soltar su mullida almohada con ganas de recostarse a dormir sobre ella. Por dios, era una vampira, bastante que había habituado su horario al de un humano para tener energía para trabajar por el día. Era un ser nocturno por naturaleza. Maldito el buenazo de su jefe. Le había exigido esperar en los bajos de su edificio a las 5:30 de la mañana donde la pasarían a recoger. Suspiró acomodando su cabello medianamente con una bolsa de sangre en su boca chupando de sorbito en sorbito para no vomitar. Estaba tan sedienta que era doloroso. Deseaba que llegara el otro día. Necesitaba ir de nuevo al mismo bar donde se había emborrachado. Seguro que su ahora esclavo volvía de nuevo intentando saber de ella. Le pondría una gruesa correa para que no se escapara. Ah. Deseaba tanto beber de él. La sangre que tomaba en ese momento sabía asquerosa y su
Kate salió detrás de Nicolae del auto, que se alejó para estacionarse, y lo siguió hacia dentro de una estancia similar una construcción antigua y bastante deteriorada. El espacio destinado para la sección de foto con el concepto de las ruinas para un mejor impacto de los colores. A Kate le gustó la idea y se emocionó con lo que podía crear basado en aquello. Y estaba tan inmersa en su alrededor e ideas que no notó que el Ceo se había detenido y chocó con su espalda.-Duele- se sobó la nariz adolorida y se acomodó rápido las gafas. Notó que Nicolae la miraba por encima de su hombro - Lo siento- levantó sus manos en son de paz. Demonios con este hombre, que le pasaba.Estar tan cerca de él le daba constancia de lo alto que era y de lo ancha y fuerte que era su espalda. Había un ligero olor proveniente del humano que picó en su nariz. Olía rico, quizás demasiado haciendo que su boca se hiciera agua y sus colmillos picaran.-Señor Niles- alguien se acercó corriendo a él con una cámara e
Kate se congeló y cerró la boca sin poder retraer sus colmillos. El olor a sangre era demasiado fuerte y su garganta seca solo pedía ser humedecida por este néctar delicioso. Pero aun así fue consciente de la situación, sobre todo porque no salía de la impresión de que su jefe la hubiera salvado. No se veía ese tipo de hombres.Ahora venía el otro problema. Dado el impacto de los hechos estaba más lúcida, sabiendo que, si la descubrían en ese momento, como vampira que era quizás lo que le había pasado años antes se repitiera.Se asustó y apretó al hombre más fuerte contra ella, pudiendo sentir aún más su cuerpo. Si no fuera por el estrés y el lugar, pues quitarle la ropa allí mismo no sería un problema metiéndole la corbata en la boca.Pronto las cosas sobre ellos fueron apartadas poco a poco haciendo que la luz golpeara el rostro de Kate que lo escondió en el pecho de Nicolae. El calor se extendió por su piel casi como si la quemara. Gimió de dolor. Era como si todo el efecto de la s
Nicolae abrió lentamente sus ojos encontrándose con la el techo blanco y difuso del hospital. El olor a desinfectante hizo que frunciera la nariz. Su cabeza palpitaba, pero no era tanto como se imaginaba.-Ceo- la voz de Domic a su lado hizo que girara la cabeza- Qué bueno que está bien- el secretario no mostró realmente emoción en su rostro, pero parte de su trabajo era parecer frío y sin huecos para ser atacado.-¿Qué pasó?- su mente estaba algo confusa.Recordaba que había vuelto a las ruinas donde se realizaba la sección de foto y no haber encontrado a la chica que había ido con ellos en el lugar que le había dicho. Solo cuando Domic había preguntado, le habían dicho que estaba tranquila un poco más allá, donde la sombra daba alivio. Al menos le había hecho caso que no hacer un espectáculo o alejarse mucho. Le gustaban las personas sumisas y que acataran órdenes.Pero no se esperó que esa precisa chica, sumida en sus pensamientos se viera cubierta con un bulto de cosas que se prec
Kate no solo asistía a ese lugar por lo que podía resolver en las noches. La razón principal era que ese joven de ahí que no parecía de más de 24 años era el dueño de todo aquello y escondía muy bien sus 540 años. Era un vampiro al igual que Kate. Quizás no tan igual.Kate, era una vampira pura, no había sido convertida como aquel chico. Sus padres eran vampiros reales, por lo que ella había vivido una buena vida en sus primeros años, antes de que todo se volviera una locura y fueran asesinados delante de sus ojos, cuando el alba estaba levantando y ellos estaban en su momento más vulnerable.
Nicolae entró por la puerta de aquella discoteca por segunda vez en su vida. Nunca pensó que lo volvería a hacer. Solo había asistido una sola vez porque se la habían recomendado y se arrepentía en un 50%.¿Por qué en un 50%?Porque le habían desgraciado su vida, ahora con la marca en su cuello que lo condenaba por toda su existencia si es que era que duraba mucho. Sino encontraba a la responsable de todo aquello precisamente su existencia no duraría mucho. Sin embargo… no podía negar que, por otro lado, había tenido el mejor sexo de su vida por no mencionar el orgasmo. Nunca se había quedado inconsciente tras uno, y esa vez ni siquiera recordaba en qué posición había terminado. Todo se había vuelto negro tras la avasalladora ola de sensaciones orgásmicas.Ahora estaba ahí. Buscando a esa misma persona. Había dicho que acabaría con ella. La dejaría en el sol para que se tostara y lo librera de aquel grillete. Porque no era imbécil. Sabía que lo que lo había mordido era una jodida vamp
Nicolae gruñó y encaró a Mary. No le había gustado para nada esa respuesta. Él no le rogaba a nadie. Mary por su parte le sonrió y siguió limpiando los vasos en el mismo lugar como si no hubieran hablado lo anterior.La música comenzó a disminuir al igual que la euforia rato después. La chica de la tarima se bajó y caminó jadeando hacia la barra deteniéndose al lado de Nicolae. Su rostro estaba completamente sudado, pero tenía una sonrisa de lado a lado.Mary le puso un vaso