—Ya, ya lo sé —chasqueé mi lengua viendo como habíamos llegado al semáforo. Cuando puso la luz verde, este giró a la derecha de aquella calle—, tampoco es que quiero llenarlos de problemas. Ya tienes suficiente con tú drama.
—Tontería —se rio este—, tú eres más importante —me sonrojé, me gustaba pasar tiempo con mi hermano, quizá por eso los celos, lo que me costaba admitir es que lo había extrañado—, si es cierto que a Thorn lo odio, pero… es mejor no hablar del tema. ¿Supiste que su hermano está en el segundo semestre?
—Ya sé la rivalidad entre ambas familias…—suspiré—, padre ha odiado el padre de Thorn desde siempre, no entiendo por qué. No me quiere contar.
—Es por qué no eres actor, como yo —rodeé los ojos, el se rio viendo al frente, diciendo una grosería cuando un carro que estaba de frente, no lo dejaba pasar—, estos imbéciles. ¿Por qué no manejan bien? —gruñó—, papa y el padre de Thorn fueron amigos de la infancia —abrí los ojos—, el odio creció cuando entraron en el mundo de la actuación. Pero si, eso es todo lo que diré. Por eso es obligación que los odiemos.
—Ni si quiera sé quiénes son —me defendí. ¿Cómo podía odiar a alguien que no conozco? —, ¿a ti no te cae nada bien Thorn?
—No—suspiró—, traté de hablar con el director del drama para renunciar, pero me aumentó más el sueldo, porqué de verdad cree que el personaje puede encajar perfectamente conmigo. Y si, es cierto, pero en tan sólo pensar que hay escenas dónde Thorn y yo… tenemos que hacer….
—¿Qué…? —pregunté frunciendo el ceño.
—¿Papá… no te ha dado la charla? —abrió los ojos. Mi cerebro no podía más en estos momentos con tanta información que estaba procesando. ¿Charla? ¿Odio de familias? ¿Su hijo estaría en el segundo semestre? ¡Eran muchas cosas!
—El punto es —su rostro se había puesto pálido. Toqué su frente, este se rio—, estoy bien. Solo me sorprende que papá… bueno, no importa. Thorn y yo tenemos que hacer escenas… explícitas en el set —abrí los ojos.
—¿Hablas de eso que hacen los… adultos? —asintió con la cabeza.
—¡Pero no es lo que imaginas! —mis ojos se abrieron, ¿mi hermano haría eso… con alguien que odia? Tragué saliva—¸ no haremos el acto. Solo nos semidesnuda remos mientras nos besamos. ¡Lo dice el guion!
—Ahora entiendo porqué estabas tan frustrado esta mañana —me reí fuerte, este tenía el rostro rojo—, hey, ese sonrojo… otra vez. ¿Estás seguro que odias a Thorn?
—¡Claro que lo odio! —se quejó dándome un golpecito en el hombro. Me sobé este sin poder evitar reír—, nunca dudes de mi odio hacía a él, ¿entendido? Sólo que me… es mi primera vez que voy a hacer eso. Todos mis dramas siempre habían sido de ternura, amor, romance. Nunca había pasado a más allá. ¿Por qué la vida tiene que ser cruel conmigo, y ponerme a alguien que odio?
Me quedé en silencio sin saber que decir. Si estuviera en su lugar, estuviera a punto de explotar por pensar que me tenía que besar o desnudar frente a alguien que no puedo ver ni en pintura. Entendía su frustración, la presión que debe de sentir en estos momentos sin duda no debería de ser buena. Así que cuando detuvo el coche, lo abracé fuertemente. El hizo lo mismo, alejándome después.
—Ya, ya. ¡Oh, mira, ahí está Sammy! —miré como mi hermano alzó la cabeza hacía el lado de mi ventana—, ¡Samantha!
Gritó. Observé hacía dónde había gritado. La chica tenía una melena de color marrón claro que le llegaba hasta su espalda. Se veía pequeña, y toda risueña. No podía distinguirla bien, pero podía notar unos hoyuelos sobre su rostro gordito. Tenía un pequeño bolso de cintura que le rodeaba su cintura delgada, mientras venía hacía nosotros saludándonos con una mano.
—¡Wow! —sus ojos verdes se abrieron, cuando estuvo cerca pude notar que sus cejas marrones estaban pobladas, y sus labios recién pintados de un color rojizo fuerte estaba siendo iluminado por el sol de esa mañana. Ella juntó sus manos emocionadas al vernos—, ¡De verdad que son iguales!
—Sólo un poco —hablamos al mismo tiempo mi hermano y yo, sorprendiéndonos aún de que tuviéramos ese hábito. Sam pegó otro gritito de emoción.
—¡Esto es emocionante! Cuando me dijiste que tenías un gemelo, de verdad no lo podía creer… Y es mucho más guapo que tú —me guiñó el ojo. Mi rostro se sonrojó.
—¡Soy mucho más guapo que él! —replicó Mikla.
—Somos iguales, tonto —rodeé los ojos en verlo.
—Oh… cierto, bueno, si te dice guapo me está diciendo guapo a mi también—sonrió Mikla algo arrogante.
—¡Es increíble! —sonrió emocionada la chica, golpeando la puerta de la camioneta—, bueno, bueno, así que es a él, a quién le tengo que dar el tour por la universidad.
—Claro —asintió mi hermano—, asegúrate que siempre esté bien, y que esté rodeado de amigos. Nunca lo dejes solo, al menos no en los primeros días. Y si algo le sucede, ya sabes. Me llamas—le ordenó Mikla, ella asintió llevando una mano a su frente haciendo como un militar.
—Señor, si señor —se rio ella divertida. Me agradaba.
—Tú—me señaló, giré mi cabeza—, pórtate bien.
Asentí. Me bajé del coche, negando así con la cabeza. Vi cuando se alejó hacía la autopista de nuevo cuando me quedé a solas con Samantha. Ella no llevaba uniforme, por lo que me hace pensar que estaba en el mismo semestre que mi hermano. Respiré hondo, con una sonrisa forzada porqué realmente, intentaba sonreírle. La chica se rio, definitivamente, mi sonrisa era la más falsas de todas. Suspiré en borrarla.
—¿Te gusta lo que tengo puesto? No estaba convencida de llevar esta falda larga, había de otra de otro color —suspiró haciendo un puchero, asentí sin saber que decir—, bueno, ven, te llevaré al aula.
Mientras caminaba a su lado, miré a los alrededores. Había muchas bancas para sentarse tanto del lado izquierdo como del lado derecho, posters apagados se encontraban al lado de ellos con varias coronas de flores. Caminamos subiendo los peldaños de la universidad, y actúe rápido para abrirle la puerta. Cuando entré en el edificio general, me sorprendí de lo hermoso que se veía.
Eran pasillos largos, gente caminando de aquí para allá y de allá para acá, algunos llevaban uniformes, otros no lo hacían lo cuál eran muchas las personas que lo hacían. Sam explicó que todos los pasillos estaban divididos de forma de ‘T’ y que, si se seguía derecho hasta el final, podían tomar las escaleras o el elevador que lo llevarían al tercer piso. Así eran en todas las facultades.
Porqué sí. Este era solo el edificio general, dónde estaba algunos recintos importantes como la entrada del campus. Ella se emocionó juntando sus manos cuando dijo que ‘el café azul’ era el mejor de todo los lugares, ya que era la cafetería más famosa del mundo, según su historia. Sonreí divertido, de verdad me estaba agradando.
—Así que…—chocó sus palmas de nuevo, viéndome a los ojos—, hermano gemelo de Mikla. ¿También estudias en la facultad de arte con nosotros?
—Sí—asentí—, es mi primer semestre.
—¡Así me dijo! —contestó impresionada—¸ ¡debiste de comenzar a los dieciocho la universidad! ¿Cómo es…? —ella se quedó callada. Me ponía realmente incómodo hablar de lo que tenía con los extraños. Mordí mi labio—, lo siento. Sé que…soy muy inquieta o curiosa.
—No… es… sólo culpa mía por no saber como expresarme —sonreí. Ella se alivió—, pero sí. Voy a comenzar el primer semestre.
—Oh, ¡entonces ya estás llegando tarde! ¡Ven, vamos!
Fui jalado hacía el pasillo derecho. Mientras caminaba, las paredes eran de un color gris, siendo sostenidas por un poco de madera. Realmente, la universidad era cara. Pasamos por unos cuántos conserjes, saludándolos con educación y al llegar a una puerta de cristal, ella estiró sus manos empujándola hacía afuera. Era el patio trasero.
—¡Aquí podrás ver casi todas las facultades! —sorprendido, observé cómo algunas torres se veían detrás de los árboles que estaban floreciendo. Los caminos eran de piedra, y en el medio, había un círculo de arbustos dónde había una fuente echando agua—, son diez facultades. Porqué solo dan diez carreras, si sigues derecho podrás encontrar todas las facultades, ahora, para ir al campus, tenía que cruzar por el otro pasillo—tragué saliva.
Samantha se quedó callada cuando un grupo de chicos pasó por delante de nosotros. Uno de ellos, tenía el cabello liso que le llegaba hasta el cuello. Tenía el uniforme desordenado, y unos ojos rasgados de color esmeralda oscuro. Me quedé en silencio porqué mi corazón latía cuando lo veía sonreír con sus amigos. Traté de no mirarlo, traté de solo ver como se alejaba con aquellos amigos. Si Sam estaba hablando, no la escuchaba.
—¡Es tan guapo! —suspiró la chica divertida—, él es Arthit. Es el chico más popular de la universidad, tú puedes tener alguna oportunidad con él.
—¿Y-yo? —abrí los ojos sorprendidos por su audacia, ella asintió divertida—, ¿por qué lo dices?
—Porqué les gusta a los chicos—susurró sobre mi oído—, es abiertamente homosexual. Puedo shipearlos, ¿verdad?
No dije nada. Ya Arthit no estaba. Negué divertido sintiendo un suave sonrojo. No sabía cual era mi orientación sexual. No sabía si sentía algo hacía las chicas o hacía los chicos. No había tenido contacto con nadie por estar encerrado en casa. Sentí un pequeño calor agradable en mis mejillas, negando así con la cabeza olvidando todas las estupideces que ella decía.
Mientras caminábamos me explicó algunas historias de él. Sinceramente no la escuchaba. ¿Por qué no me podía quitar de encima aquellos ojos? ¿Por qué recordaba a un desconocido? Algo debía de estar mal en mí. Suspiré viendo al edificio grande de cristal que estaba frente a nosotros. Me ajusté la corbata cuando varios chicos se acercaron a nosotros, una era una chica alta, más que yo. Tenía las coletas en su cabello anaranjada, mostrando unos lentes redondos sobre su nariz. Cuando me sonrió, pude notar sus Brackets.
—¡¡Mikla!!
Me sorprendí cuando aquella chica delgada me abrazo con ferocidad. Todo lo que había sentido cuando había mirado a Arthit desapareció tras un sentimiento de tempestad que sentía sobre mi pecho. Mi corazón me dolía. Y mis pulmones, comenzaban a acelerarse ferozmente sintiendo como mis ojos llorarían en cualquier momento.
No sabía como reaccionar. Era la primera que alguien me abrazaba que no fuese mi hermano o familia. Traté reaccionar, pero mis manos temblaban, mis piernas se detenían sin hacerme caso. El chico moreno que estaba con la chica se había dado cuenta de mi posición, así que la alejó con suavidad. Sam, colocó su mano sobre mi hombro preocupada.
—¿Mork? ¿Estás bien? ¿Quieres… que llame a tú hermano?
Miré su rostro de preocupación. Negué con la cabeza, respirando, sintiendo como todo volvía a la normalidad, bajé la mirada avergonzada.
—¿Mork? —preguntaron ambos chicos sorprendidos.
—Sí, es el gemelo de Mikl —contestó Sammy. Yo seguía avergonzado, sin poder verlos—, ¡casi lo matan!
—Yo no sabía que Mikla tenía un gemelo —la chica estaba asombrada—¸ lo siento.
—No te preocupes, vamos, llegamos tarde—asentí.
Me disculpé con los chicos, y sin decir nada subimos por las escaleras al entrar en la entrada. Una vez llegando al aula, todos me miraron sorprendidos. Sam, sonrió viendo al profesor.
—¡Profesor! —gritó Sam asustándolo por la espalda cuando entró el aula. Este, se giró haciendo que su carpeta callera al suelo, maldiciendo mientras los alumnos reían.
—¡No me asustes así! —gruñó el profesor—¸ ¿Qué pasa?
—Aquí… le traigo un nuevo alumno—se volteó hacía a mí. Sí, de nuevo todas las miradas se giraban hacía a mí—, es Mork Sang.
—¿Esto es la broma del año pasado? —abrí los ojos cuando miré su rostro, estaba calvo, la chiva la tenía por sus labios. Estaba cruzado molesto. Sammy y yo nos miramos sorprendidos—. ¡Mikla, ya te he dicho que esas bromas no son buenas!
—Pero… Profesor…—susurró Sammy, tocando el hombro fuerte de este—, profesor Chang… En serio, él no es Mork.—¡Ya basta! —se quejó este, mis ojos empezaron a chillar. Miré a los alumnos, mis pulmones empezaron a acelerarse rápidamente cuando comencé a respirar ferozmente—, ya estoy harto de que me hagas bromas pesadas como estas, Mikla.—No…No…—traté de responder, pero no podía.Mis pulmones estaban acelerados. Podía sentir como mis ojos estaban a punto de llorar en ese momento tras las risas de los alumnos que estaban sentados en aquellos pupitres de madera. Mis manos temblaban, y por más que trataba de reaccionar simplemente no podía hacerlo. Sentía que podía morir ahí mismo.Y fue ahí cuando alguien fue corriendo hacía a mí. Fue ahí cuando soló me concentré en él. Sus brazos me rodearon con suavidad sobre mi cuerpo, nuestras miradas se habían conectado con suavidad, y por alguna razón, mi ataque de pánico se estaba disminuyendo. Arthit. Era Arthit que me sonreía. Era él quién calmab
La música retumbaba en mis oídos en aquel espacio cerrado dónde estaba. Ahí estaba yo, un día antes de comenzar las clases, antes de iniciar un nuevo comienzo. Me encontraba en esos sitios dónde el alcohol y la música era un mismo corazón, dónde las personas que estaban pegadas no hacían más que restregarse porqué según ellos, eso era el baile moderno hoy en día. Miré a mi amigo, Win estaba sentado a mi lado moviendo su cabellera rubia.No sé si era yo. O era el alcohol que había estado ingresando en estas últimas horas, pero sentía aquella adrenalina recorrer por todo mi cuerpo, dónde pedía más acción que palabra. Soy, así era yo, un chico de veintiún años perdido de la vida, pero disfrutando de aquellos cuerpos que me ponían a mi merced. Tomé la mano del contrario, haciendo que este me mirara asesinamente. ¿Por qué Win era tan aburrido?—¿Qué? —pregunté absorbiendo la última gota de mi vaso, con una sonrisa de oreja a oreja—, estamos en la última noche de verano, Win. Déjate llevar.
Llegué a casa. Me bañé. Me acosté en la cama. Aún mi aliento olía apestaba alcohol por más que me hubiera aseado aquella noche, pero no importaba. Sabía que mis padres no llegarían directo a mi habitación, así que por esa parte estaba tranquilo. Miré al techo con suma ímpetu, pensando en las palabras de Win. ¿Cómo es que él aún tenía fe en enamorarse de alguien? Si que había cambiado a como lo conocí.Al final, me tomó por sorpresa cuando el sueño me venció. Me levanté al día siguiente cuando mi hermano, Thorn entró al cuarto. Sentí un fuerte dolor de cabeza, cuando me empezó a sacudir. Me quejé tirándole la almohada a su cabeza. Este, me devolvió el golpe.—Imbécil, levántate. No tienes porqué usar la agresividad—susurró mi hermano.—Cállate —respondí secamente, soltando suaves jadeos, levantándome. Tenía que aparentar que no me dolía la cabeza—, ya voy a desayunar.—Más te vale —argumentó este, soltando un suave suspiro. Miré como antes de ir a la puerta, se detuvo. Su espalda se aj
—¡Pero…! —¡Hey, vamos a llegar tarde y yo apenas tengo que ir a comer! —gritó Saint. Respiré desviando la mirada hacía a mis amigos que me señalaban. Así que asentí caminando hacía a ellos, con las manos en los bolsillos ignorando a las personas que estaba frente a nosotros, en vez de seguir hacía las aulas, fuimos a por unos bocadillos antes de entrar a clases. Nos sentamos en una mesa cerca de una ventana que daba de vista hacía la cafetería del campus, en el restaurante local de la universidad. En esta universidad, todo era elegante, siempre había personas muy interesantes con intenciones ocultas, aunque tengan que aparentar lo que son en realidad. Sabía bien que cada persona escondía su rostro, bajo una máscara que no podía ser revelada frente a los prejuicios. Por eso es que siempre trato de dar riendas a mi orientación sexual. Toda mi familia me aceptaba, aunque sabía que, a mi padre, todavía le costaba aceptar que tenía un hijo homosexual. Mis hermanos, mi madre, estaba agr
CANCIÓN: AT THE BEGINNING – RICHARD MAX FT DONNA LEWIS AÑO 1989 NARRA MORKNo podía dejar de pensar en él. Tenía el cabello como me gustaba, una vez que veía a chicos a escondidas por revistas de mi padre que según eran las celebridades del momento. También tenía unos ojos preciosos, y mi corazón, simplemente mi corazón no dejaba de latir. Mi piel se ponía sensible en ese aspecto en tan sólo recordar el momento cuando me sostuvo sobre sus brazos. Sí, sé que era algo absurdo. Por qué se preguntarán: ¿Mork, por qué te atrae alguien que nunca has conocido en tú vida? Pero siempre me han dicho, que si mi corazón late furiosamente hacía a una persona, es porqué seguramente vale la pena arriesgarse por eso. Mi padre y mi madre son un claro ejemplo de que ese dicho, era verdad.Al finalizar las clas
Caminamos por los pasillos. Era curioso como las personas se podían conocer siempre y cuando tenían buenos gustos en común. Era muy bonita aquella sensación de encajar en un grupo dónde poco a poco, ves probabilidades de ver una amistad en el futuro. Mi hermano gemelo siempre hablaba bien de las personas que estaban a su alrededor, así que, siempre tenía una tenue ilusión de que me pasara lo mismo.Siempre había tenido celos de mi hermano por esa parte. Él podía salir de casa. Él podía tener grandes amigos que siempre estaban en las buenas o en las malas. Si era cierto que los más íntimos de él se volvían mis amigos, pero siempre era por algo de interés. Nunca habían sido mis amigos de verdad. Por eso estaba emocionado en encontrar a este grupo, y más ahora, que Sama no se alejaba de mí contándome su vida. Ella decía que era la hermana pequeña de la familia, que tenía dos hermanos mayores a parte de ella: Ride y Santta. Ella decía que estaban casados, y que su padre esperaba mucho de
NARRA ARTHITEra increíble la forma en que se parecían. Uno era la persona más extrovertida que jamás había visto, y él, no hablaba. Me intrigaba saber más de él. Quería conocerlo. No sabía el porqué, cuando veía su sonrisa… ahí me tenía atrapado. No había sentido esto desde hace mucho tiempo, no desde que había conocido a Flex en mi primer semestre. Si, es un imbécil, era un idiota, pero el abrió mis ojos al mundo. Me hizo darme cuenta que los seres humanos no eran más que las criaturas más diabólicas, más malvadas del planeta.Aunque el profesor hablara dictando aquellas palabras que se suponía que debía de estar escribiendo, mis ojos lo veían a él. Mikla había sido mi salvador muchas veces de personas que querían abusar de mi inocencia, por eso, entendía que había algo diferente cuando Mork cruzó por aquella puerta. Era el único chico que usaba el uniforme correctamente, el que se peinaba bien, el que no tenía e
NARRA ARTHIT —¿Si verdad? —sonreí—, estoy más que aliviado. —Hola, Lydia —Saint levantó sus dos manos. Lydia sonrió devolviéndole el saludo—, ¿estás bien? —Si Saint, no te preocupes tanto, hombre. ¡Que adorable eres! Te queda bien ese peinado —el se sonrojó. Miré como se llevó las manos hacía su cabello, aquella pollina le cubría la frente. Reí. —Lydia…—fue Kris quién habló. Mi hermana lo miró fulminante—, que guapa te ves hoy. —Gracias —traté de no reírme. Sabía lo difícil que era para Kris decir un cumplido decente—, ¿Qué? ¿Perdiste una apuesta para decirme algo bonito? —¡Claro que no! ¡Jamás te usaría como apuesta! —todos lo miramos dudoso, por su tono de voz. Había estado nervioso. Se enderezó sobre su asiento—, simplemente me salió del alma decírtelo. ¿Puedes apreciarlo, sabes? Me quedé callado. ¡Iba tan bien! Joder. Negué con la cabeza, rodando los ojos. Aquí íbamos de nuevo: Kris le hablaba bonito, Lydia contestaba provocándole, y este no aprendía a canalizar su ira. Vi c