Antonella es atendida por el médico, quien se encarga de los detalles finales, cortar el cordón umbilical y cerciorarse de extraer la placenta. Además de verificar que el bebé esté completamente bien. La ternura y el deseo de proteger a su pequeña Isabella es inminente en la pelirrubia, mas al mirar su delicado rostro y su cabello oscuro, no puede dejar de pensar en Albert. En tanto, de regreso en su casa, Albert se siente angustiado, una rara sensación lo invade: miedo, ansiedad, impotencia; una de ellas o tal vez todas juntas. La sola idea de no volver a tener a sus hijos cerca, lo aterra; el miedo de haber perdido a Antonella para siempre aunado al hecho de sentirse atado de manos ante ambas situaciones, lo llenan de frustración.En cambio, en su mansión, Marta se muerde los codos de a ira al saber que Albert fue puesto en libertad, a pesar de su denuncia. Sin embargo, por otro lado se siente satisfecha al saber que él no podrá acercarse a sus hijos y ese, sí es el peor de los
Esa mañana, al despertar, Angelo se entera del nacimiento de la niña, a través del guardaespaldas, quien lo ayuda a asearse y vestirse para llevarlo hasta la habitación donde está Antonella y que pueda ver a la bebé. —Felicidades, mi amor. Ya nuestra hija está con nosotros. —Se acerca a ella. Aunque Antonella sonríe, siente incomodidad cada vez que Angelo enfatiza la palabra “nuestra”. ¿Realmente la sentía como suya o sólo lo decía para hacerla sentir bien? En realidad, Angelo siempre deseó ser padre de una niña, pero la vida sólo le dio la oportunidad de tener un hijo. Un hijo del cual no ha sabido nada desde hace cinco años, pero que aún así, sigue siendo su único descendiente. Al ver a la pequeña, en brazos de Antonella, siente mucha ternura. —¿Puedo cargarla? —pregunta y ella asiente. Angelo toma a la niña entre sus brazos y le sonríe. Se ve tan contento que Antonella siente que ha sido injusta por pensar mal de él. Es como si en el fondo buscase una excusa para achacarl
La noticia del nacimiento de la hija de Antonella, llega a los oídos de Albert de boca de Blas. —Me alegra mucho por ella. —Sí, mi geme está realmente feliz. —¿Es niño o niña? —Niña y se llama Isabella como su abuela. Albert siente una emoción inexplicable: una mezcla de ternura y paz que lo envuelve, dos cosas que llevaba varios meses sin experimentar. —Qué bueno, por lo menos ella podrá tenerla a su lado. Blas lo mira compasivo “si él supiera toda la verdad, si Albert supiera que aquella niña es su hija”, piensa. Mas, aquel secreto no le pertenece, por lo que debe guardar silencio. —Necesito que me contactes a un buen abogado —ordena. —Sí, señor. ¿En qué especialidad lo necesita? —Blas pregunta, suponiendo que es para algo relacionado con el caso de su hermano.—Voy a luchar por la custodia de mis hijos. —afirma con severidad, lo cual despierta las dudas en su asistente ¿Habría descubierto la verdad del falso embarazo?—¿Ocurrió algo? —Sí, mi ex mujer me den
—Bien, la niña está en perfecto estado, Sra Paulini. —dice el pediatra, mientras revisa a la pequeña Isabella.— A pesar de ser siete mesina, todos sus órganos se desarrollaron de forma perfecta. Antonella sonríe mientras contempla los ojos grises de su pequeña, exactamente iguales a los de Albert. —Gracias, doctor. —Siempre a su orden, Sra Paulini. El médico familiar sale de la habitación, mientras Antonella deposita a su bebé dentro de la cuna. Desde hace dos meses, Angelo viene haciéndose cargo de la empresa, mientras Antonella permanece en casa, cuidando de la bebé. La relación entre ellos es cada vez más distante y fría, algo que para la pelirrubia, resulta muy conveniente. El hecho de que ella haya decidido dejar a la pequeña Isabella en su misma habitación, ha provocado algunos inconvenientes en la pareja.—Deberías dejarla en su propia habitación —comenta él.— Se supone que la mandamos a decorar para que tuviese su propio espacio. —Isabella es prematura, Angelo.
—Mira a la cámara preciosa —el fotógrafo le pide a Marta— Bien dame una sonrisa pícara. ¡Eso! El hombre de cabello rubio y ojos verdes termina la sesión de fotos para las que ha sido contratado. —Merci, mademoiselle! —se despide besando la mano de Marta. —Quedaste divina —comenta su manager, mientras le muestra en su PC, las fotografías. —Me flipas, realmente quedaron estupendas. —Por supuesto, querida. André es el mejor fotógrafo en la actualidad. Por cierto esta noche habrá una exposición de su trabajo fotográfico en la galería que está cerca del hotel. ¿Te gustaría ir? —Claro por supuesto. Necesito divertirme un poco, no todo puede ser trabajo ¿no crees? —Entonces prepárate para esta noche, ponte divina. Te pasaré buscando a las 8:00.—Vale. Tal cual lo acordado, Marta va hasta su habitación para descansar un poco y luego alistarse para la gran noche. En tanto, Albert se dirige en el coche con sus hijos para festejar el cumpleaños de Sam. —Iremos a cenar y lue
Aquel encuentro casual con el fotógrafo se convierte en un vicio para Marta, quién retrasa su regreso a Madrid sólo con intenciones de estar con aquel hombre. Sin embargo, lo que ella significa una relación apasionada, para André es la oportunidad de hacer su sueño realidad: volverse un hombre rico ante de los cuarenta. —Entonces, me dices que eres dueña de una empresa aérea. —Sí, soy socia de mi ex marido. Mas, poseo la mayor parte de las acciones de AVEMiller, sólo que ese tipo de negocios, no es lo que me gusta. —Te entiendo. Mas, no deberías dejar a un lado algo que puede independizarte financieramente. Si quieres tengo un amigo que es un campeón en eso de las inversiones en criptomonedas. —He escuchado sobre ese tema, pero no logro entender de qué va, realmente. —Deja todo en mis manos, yo puedo apoyarte en todo lo que necesites. —dice mientras se desliza hacia la parte inferior de la cama y se interna entre sus muslos. Marta sonríe al verlo y cierra sus ojos para d
Albert aguarda ansioso, el regreso de Marta, necesita que sea ella quien se ocupe de sus hijos, durante su ausencia. Sin embargo, no imagina que ella ha hecho algunos cambios en sus planes. Al llegar esa noche a la mansión, la empleada le informa que Marta aún no ha llegado. —Eso no puede ser, me aseguró que estaría de regreso hoy en la tarde —responde visiblemente irritado por la inconsistencia moral y la irresponsabilidad de su ex mujer. Dos días atrás… Luego del cumpleaños de Sam, de ver como su hijo se hundía en la tristeza, Albert toma la decisión de llamar a Marta poniendo en riesgo incluso su situación legal. —¿Qué demonios quieres Albert? No tenemos nada de que hablar, ¿olvidas tu orden de alejamiento? —espeta. —No, Marta. No lo olvido. Aquí quien parece haber olvidado su rol de madre, eres tú. Sam estuvo todo el día esperando tu llamada. ¿Cómo pudiste olvidar su cumpleaños? Es tu hijo, se supone que eres su madre. —¡Joder! ¿Para eso me llamas tan temprano? Ese
—¿Qué dices? —pregunta aturdido. —Es ella, mi Marta iba en ese avión. —dice con voz temblorosa y se quiebra. Minutos atrás, justo cuando Ofelia iba a contarle a los niños aquella media verdad, es interrumpida por su marido. —¡Ofelia! —dice recostándose en el marco de la puerta, con el rostro pálido. —Sí, Luis, dime. —pregunta confundida. —Ven, por favor. Tengo, tengo algo que decirte. —Aquella actitud es muy rara, por lo que Ofelia se levanta de la cama y antes de salir le dice a sus nietos:—Ya regreso, coman sus galletas y su helado.Visiblemente preocupada, la mujer sale de la habitación y se dirige al dormitorio de al lado. —¿Qué ocurre Luis? —pregunta. —Cierra la puerta, por favor. No quiero que los niños oigan lo que debo decirte. —Me estás asustando, por Dios —entre junta la puerta y se acerca. —¡Es Marta! —exclama en voz baja. —Termina de decirme que pasa con mi hija. —El avión donde iba —los ojos de Luis, se llenan de lágrimas, se quita los anteojos y