Su alma descanso, extrañaba tanto escucharla que quería que fuera eterno ese momento o mejor aun quería desaparecer la distancia para estar junto a ella, abrazarla protegiéndola de todo, como en su sueño…

—Si mi princesa ¿Cómo estás? — a través del teléfono supo que estaba llorando, y eso le partió el corazón no podía soportar ser el culpable de esas lágrimas

—Tú como estás, te hicieron mucho daño­— apretó la mandíbula, ese infeliz seguramente había tortura a su princesa con el video, pero un día le haría pagar esas lágrimas de Paola, porque ella no se merecía sufrir así, ella merecía sonreír y ser feliz.

—Yo estoy bien princesa, no te preocupes— respiró tragando el nudo que se estaba formando en su garganta— dime cómo estás tú, nuestro hijo…

—Estamos bien, hoy iremos al ultrasonido— eso le dolió, por culpa de ese infeliz se estaba perdiendo de esos momentos que no se volverían a repetir— no sabes cómo me gustaría que estuvieras conmigo…

—Yo también quisiera estar contigo— hubo un mom