Scarlet sintió el rastro de Morant antes de que Aiden pudiera captar completamente su presencia. Su conexión con sus hermanos la mantenía alerta, incluso en los momentos de mayor vulnerabilidad. La presencia de Morant era densa, cargada de una rabia contenida que Scarlet entendía demasiado bien.

—Aiden... —susurró Scarlet, fingiendo una calma que no sentía. —Quizás deberías quedarte aquí. Quiero asegurarme de que no hay nada fuera de lo común.

Aiden, todavía tenso, negó con la cabeza. —No. Si hay algo ahí fuera, quiero verlo contigo. Deseo que te encuentres a salvo. ¿Mientras estés conmigo? Eres mi responsabilidad.

Antes que Scarlet en el cuerpo de Paris, pudiera persuadirlo. Aiden se dirigía hacia la puerta. Scarlet lo siguió con una mezcla de frustración y preocupación, consciente de que Morant no se detendría si la situación escalaba.

Morant, oculto entre los árboles, se preparaba para atacar. La visión de Aiden caminando junto a Scarlet, desprevenido y confiado, encendió una ch