El panorama que se avistaba entre ambos bandos no era el más alentador posible, debido a que los lobos blancos que se encontraban por fuera del castillo eran capaces de devorar y destruir ciudades enteras sin presentar bajas en sus filas. Farager por su parte siendo el rey vampiro del inframundo, representaba la fuerza y la magia negra que podría controlar a su voluntad el poder de su fuerza natural y manipular los elementos con la magia.

Fuerzas contrarias y voluntades encontradas en el momento en el que parecía ser que la guerra entre vampiros y lobos se desataría nuevamente como hace mil años atrás, pero Farager se sentía confiado y con la plena certeza que podría vencer a los lobos blancos de la familia Blood sin problema alguno.

Farager tras escuchar a Amadeus exclamar su voluntad, no dudó en ese instante en responder con el orgullo y prepotencia de un rey del inframundo. —¡No dudaré en utilizar mi magia y fuerza en su contra si se atreven a ingresar por la fuerza a mi castillo!