—Enzo, no puedes estar peleándote con todos los niños del colegio, —suelta el Don mirando serio a su cachorro de once años.
—Se lo merecían, —murmura mirando hacia la puerta donde detrás de esta se encuentran sus hermanos escuchando la conversación, Leonardo sabe que sus cachorros están allí. Puede olerlos y escuchar sus corazones latir, gruñe para ponerse de pie y agrande zancada ir hasta esta y abrirla dejando al descubierto a los intrusos.
—Entren, ahora, —ordena y estos con sus cabezas agachada ingresan a la oficina, Donato sujeta la mano de su pequeño hermano Dantes y todos se quedan quietos para escuchar lo que dirá su padre—¿Quiero que me cuenten que paso? —No es la primera vez que los revoltosos gemelos terminan en peleas con otros niños.
—Un niño de curso superior estaba molestando a otro más pequeño, no me gusta que maltraten a las personas por tener alguna discapacidad, —Leonardo arquea sus cejas mientras mirada a Enzo que tiene su ceño fruncido disgustado por lo que sucedió.
—¿Qué le hacia ese niño? —Se arrodilla frente a Enzo mientras lo hace levantar su rostro para que lo mire directo a los ojos.
—Se burlaban porque es muy pálido y tiene ojos de diferentes colores —murmura, —el niño lloraba y el brabucón no paraba de insultarlo.
El Don asiente.
Aunque se siente orgulloso de su hijo y la manera en que Kara lo está educando no puede apoyar que se pelee con otros.
—Mira Enzo, estuvo bien que quieras intervenir en este tipo de cosas, pero lo que no es correcto es que golpees a otros porque te volverías igual que ese chico que estuvo burlándose de aquel niño, —comenta. —Si algo así vuelve a suceder debes hablar con Torney la directora y ella se hará cargo de la situación ¿Entendido? —Mira a sus cachorros que asiente para luego mirar a su hijo mayor el cual murmura un ‘‘Está bien’’—Vayan hacer sus tareas, mañana iremos con el tío Fer, —anuncia y esto sonríen para salir de la oficina.
(…)
—Leo, —Kara entra a la oficina encontrando a su alpha mirando por el gran ventanal que tiene en esta, se acerca y lo abraza desde atrás—¿Qué haces? Estuve esperando por ti desde hace rato, —comenta.
—Deberías estar dormida cachorrita, —se gira para mirarla a los ojos—Estoy ocupado con el reforzamiento de la frontera.
Kara suspira.
—Sabes que no me gusta dormir sino estas a mi lado, —el Don sonríe mostrando sus perfectos dientes blancos.
—¿Segura que solo es por eso? —Ronronea.
Kara hace un puchero el cual este besa con mucha ternura.
—¿Qué paso con los niños?
—Enzo peleo en la escuela, pero ya resolví el asunto, —murmura, Kara arquea sus cejas y antes de que pregunte el Don aclara—Lo trate bien, —anuncia y esta asiente.
—Vamos a la cama, —pide pasando sus brazos por el cuello del enorme hombre.
—Necesito terminar lo que estoy haciendo aquí, —Kara deja salir un suspiro para luego mirarlo con su ceño fruncido.
—Llevas dos días sin dormir a mi lado, solo entras a nuestra habitación a cambiarte de ropa y ducharte, ya casi ni duerme ¿Pasa algo? —El Don niega pero la loba sabe que algo oculta—Vamos a la cama.
—Kara, —suelta serio, pero esta sabe cómo persuadirlo.
Desata su bata quedando desnuda frente al mayor, se arrodilla y con agilidad desabrocha su pantalón para bajarlo junto a su bóxer dejando a la vista el miembro del Don que se cruza de brazos, pero sus oscuros ojos le dejan en claro a la loba que está deseoso de que continúe. Lo toma con ambas manos y lo acaricia hasta tenerlo erecto entre ellas.
Leonardo se remueve esperando por más.
—¿Entonces no vas conmigo a la cama? —Cuestiona curiosa, el Don sabe que si su respuesta es negativa la cachorrita lo dejaría caliente, gruñe para hacer que la loba se ponga de pie y cargarla, se desviste para salir de la oficina desnudo hacia su habitación donde coloca a Kara en el centro de la cama—Buena elección, —murmura con una sonrisa que es borrada por una expresión de total satisfacción cuando Leonardo llena su interior en una embestida.
—Cachorrita, no juegues con fuego porque te quema y sabes que no dudare en consumirte completa, —ronronea moviéndose lento mientras apoya su peso en sus antebrazos, frota su nariz con la de la loba mientras que sus ojos toman el color de su forma animal—Mía.
Leonardo observa su cachorra dormir después de haberla tomado varias veces, suspira y acaricia los costados del cuerpo desnudo de Kara. La loba se remueve y se pega al calor que emana desde el Don que deja salir un bajo gruñido.Deposita un beso en su frente para abrazarla fuerte, escucha como pasos rápidos se acercan hacia la habitación y el olor de sus cachorros también llega a su nariz, sonríe y se levanta para ir hasta su cajón de donde toma un bóxer, se acerca a la puerta y quita el seguro para volver a la cama donde sube y toma las colchas para cubrir a la mujer que duerme a su lado.Los cachorros atraviesan la puerta y rápido suben a la cama, el ruido inunda la habitación mientras abrazan a su padre y lo llenan de besos, Leonardo se ríe al sentirlo tan animados.—Buenos días cachorros, —murmura—Su mamá está dormida, no hagan ruido…
Después de un agradable día en casa de Fer, el alfa y familia partieron a la manada, Kara tuvo que irse a ayudar a los niños con sus tareas y Leonardo a hacer una vigilancia de rutina junto a su beta Eliecer. Cuando regresa todos están dormidos, pasa por la habitación de sus cachorros y deja un beso en la frente de cada uno de ellos para luego irse hasta su aposento.El Don observa a su cachorrita dormida, suspira para ir hasta el baño donde se ducha y luego sale para entrar desnudo a la cama, pasa su brazo por la cintura de Kara y la pega a su cuerpo, respira su dulce olor y deja un beso en su cuello.—Te amo cachorrita, —ronronea cubriendo con su olor de alfa a su hembra y quedar dormido minutos después.(…)Kara es la primera en despertar sintiendo el calor que emana desde su macho alfa, suspira para girar en los brazos de este hasta quedar cara a cara, eleva su mano hasta su rostro pa
La loba no pudo pegar un ojo en toda la noche, preocupada porque tal vez volvería a ver a su hermano y no sabe cómo tomaría este su unión con el Don, no le importa que este no la acepte, pero tampoco quiere que rechace o se sienta decepcionado.—Cachorrita, —el Don la mira y pasa su mano por su rostro trayéndola a la realidad. —No debes preocuparte, alégrate de que tu hermano viene, —sentencia para que ella se sienta mejor.—Estoy feliz de que Adriano venga, pero y ¿si no acepta que este contigo? —El don frunce su ceño.—Que se joda, eres mía, —gruñe abrazándola, Kara ríe para suspirar olfateando el olor fuerte que emana del Don y sabe que este deja muy marcado su territorio.—No debes estar celoso, —este arquea sus cejas.—No estoy celoso ¿debería estarlo? —Cuestiona y Kara niega
Después de dos días el hermano de Kara regreso a su manada dejándola feliz pero al mismo tiempo nostálgica por su partida, Leonardo notando esto en su hembra tomo la iniciativa de ir junto a sus hijos a la cabaña donde pasaron su luna de miel y a la cual van en tiempo de apareamiento.—Con cuidado, —sentencia el alfa al ver a los pequeños revoltosos correr por la orilla de la alberca mientras toma el sol junto a la loba—¿Estas mejor? —Cuestiona alcanzando su mano en la cual deposita una caricia.—Gracias, eres el mejor, —masculla sacándole una sonrisa al hombre.—No me gusta olerte cuando estas triste —es lo que dice—Kiara no vayas al fondo, —gruñe al ver a esta intentar pasar al lado profundo de la piscina.—Yo me encargo, —comenta Enzo dejando de lado su libro para ir con su hermana.—Quiero nadar como Dante
Durante el desayuno Valentino se siente cohibido por la mirada curiosa de los demás, Leo se mantiene con expresión relajada ya que nota que el joven no representa ningún peligro a su familia pero igual necesita saber porque esos lobos lo atacaron. El chico de piel morena igualmente vigila a Kiara que se mantiene ignorante de la situación.—¿De dónde eres Valentino? —Cuestiona Kara curiosa esbozando una sonrisa hacia el joven.—Era de la manada del norte.—La manada del alfa Sam, —comenta Leo con curiosidad observando la tristeza pasar por sus ojos.—Sam era mi padre, pero pereció cuando un alfa de una manada sanguinaria lo ataco, mataron a todos los de mi familia, —masculla mientras sus ojos se cristalizan—Logre escapar gracias al beta, —haga su cabeza sintiéndose avergonzado por huir como un cobarde.—Lamento mucho tú perdida,
El insistente sonido de un teléfono sonar provoca que el Don deje salir un gruñido molesto, Kara se queja al sentirlo moverse en la cama.—¿Quién mierda llama a esta hora? —Se queja mirando el identificador de llamada el nombre de Tamara, frunce su ceño. —Tamara… —Se queda callado al escuchar el escándalo del otro lado y los sollozos de esta. —¿Qué está pasando?—Es Fernando —eso lo despierta y su corazón se salta un latido. —Algo lo ataco en la mansión, está muy mal, —sollozos salen de sus labios.—¿Qué tan mal esta?—Está muriendo, —su corazón se comprime y sale rápido de la cama.—¿Dónde están? —Indaga al escuchar ruido de autos del otro lado del teléfono.—Camino al hospital,<
—Es bueno verte de pies otra vez, —Leo lo abraza con fuerza mientras que inhala su olor, siente paz en su corazón por ver a su hermano en completamente bien. —Nunca pensé me quisieras tanto, —el alfa rueda sus ojos para separarse de este y cruzar sus brazos con expresión seria. —Eres como un callo en el culo, pero nunca permitiría que te pasara algo, —sentencia a lo que Fernando sonríe. —Gracias. —No tienes por qué darla, eres mi hermano. —Asiente y echa una mirada a los cachorros que vienen corriendo hasta llegar a Fer. Lo abrazan, Fer se siente a gusto y feliz de estar de vuelta. —Revoltosos, ¿Quién es el nuevo? —Mira a Valentino que se mantiene alejado de la familia. —Larga historia, —comenta Donato olfateando a Fer ya que huele como ellos. —Eres un león. Fer lo mira sorprendido y luego le echa una mirada a su hermano. —Debemos hablar. Fer asiente a lo que dice Leo y todos le dan su espacio dejándolos
—Debes ser más rápido, —suelta Leo después de haber dado un puñetazo a Fer que lo mira enfadado. —No tengo experiencia, —le recuerda a lo que su hermano rueda los ojos. —Esto es igual a las veces que peleamos en el gimnasio, usa las mismas técnicas y solo recordar que ahora tienes una increíble fuerza sobrenatural, —sugiere a lo que este asiente. Sube la guardia y observa a su oponente, Leo lanza el primer golpe y esta vez su hermano lo logra esquivar pero también lo hala del brazo para encajar su rodilla en su estómago y luego teclearlo haciéndolo caer, sonríe. —Bien hecho, —comenta el alfa aceptando la ayuda para levantarse del suelo. —Los chicos la llevan bien, —mira a los gemelos pelear con Valentino que se defiende de sus oponentes. —Son buenos, —le pasa una toalla y una botella de agua, se acercan a los chicos que se detienen. —Tienes buenos movimientos Valentinos, —halaga Leo a lo que el lobo asiente agradecido. —Mi padr