Durante el desayuno Valentino se siente cohibido por la mirada curiosa de los demás, Leo se mantiene con expresión relajada ya que nota que el joven no representa ningún peligro a su familia pero igual necesita saber porque esos lobos lo atacaron. El chico de piel morena igualmente vigila a Kiara que se mantiene ignorante de la situación.
—¿De dónde eres Valentino? —Cuestiona Kara curiosa esbozando una sonrisa hacia el joven.
—Era de la manada del norte.
—La manada del alfa Sam, —comenta Leo con curiosidad observando la tristeza pasar por sus ojos.
—Sam era mi padre, pero pereció cuando un alfa de una manada sanguinaria lo ataco, mataron a todos los de mi familia, —masculla mientras sus ojos se cristalizan—Logre escapar gracias al beta, —haga su cabeza sintiéndose avergonzado por huir como un cobarde.
—Lamento mucho tú perdida, muchacho —musita. —Conocí a Sam en una reunión de alfas hace tres años, era un buen sujeto y me ofreció buenos consejos para manejar la manada de lobos que tengo, eres bienvenido aquí.
Esas palabras provocan que Valentino se sienta un poco mejor peor igual piensa las consecuencia que puede esto traerle a ellos. Observa a Kiara y luego lleva su mirada hasta Leonardo.
—Estarían en el ojo de ese alfa, ya que soy el heredero de Sam. —Leonardo alza sus hombros restándole importancia.
—Lo estaré esperando.
(…)
—¿Estás seguro de poder protegerlo? —Cuestiona la loba mirando a Leonardo secar su cuerpo.
Suspira.
—Es un cachorro, necesita apoyo y me veo reflejado en a pesar de que nuestras circunstancia son distintas —Kara asiente—¿No lo quieres en nuestra casa? —Indaga ya que ha tomado decisión sin consultarle a ella.
—Por mí no hay ningún problema, ya viste que cachorros lo reciben como uno más, —Leo sonríe, para dejar la toalla de lado y subir desnudo a la cama, se cubre con las colchas y atrapa el cuerpo de su hembra entre sus brazos.
—Esos niños han heredado cosas muy buena, —expresa mientras mira los ojos de Kara que asiente de acuerdo con sus palabras.
—Hemos hecho buen trabajo, —estira su mano y acaricia su mejilla—Leo —advierte cuando este empieza a dejar caricia por su abdomen.
Su mano se cuela dentro de la ropa interior de la loba hasta tocar su clítoris, Kara se remueve recibiendo las caricias de este, gime bajo.
—Mañana regresamos a casa. —Puntualiza con su voz ronca a lo que ella asiente, Leo rompe sus bragas y luego se coloca sobre ella apoyando su peso sobre sus brazos. —Ahora toca disfrutar mi último día libre.
Echa a un lado la colcha para repartir beso por su cuello, abdomen hasta llegar al centro de sus piernas las cuales coloca sobre su hombro evitando que sean cerradas, suspira sobre su sexo y luego desliza su lengua presionado de tal manera que separa sus labios juega entre ellos hasta tocar su clítoris, ronronea y succiona.
—Alfa, —gime ganando un gruñido de desaprobación, Leo puede tener ya once años controlando su manada pero no se acostumbra a que lo llamen de esa manera.
—Cachorrita, no me llames alfa, —le recuerda llevando su boca a la cara interna de su muslo y muerde con cuidado.
—Es inevitable que lo diga, —suspira colocando su mano en la mejilla del hombre que rueda sus ojos, Leo vuelve a llevar su boca hasta su sexo e inicia embestidas con su lengua. Toma su sabor y disfruta de los gemidos de su hembra hasta hacerla llegar al clímax.
Lame prolongando por más tiempo el orgasmo de Kara para luego girarla dejándola en cuatro, empina su trasero y observa con lujuria su humedad. Se arrodilla detrás de ella para tomar su pene erecto, frota contra su sexo para luego deslizarse en su interior hasta clavarse por completo, gruñe y deja ir su palma contra su blanca piel.
—Eres exquisita, no me cansare de decirlo —ronronea para iniciar sus embestidas. Da estocadas fuertes mientras gruñe extasiado, Leo vuelve firme su agarre en su cadera cuando esta se mueve en su búsqueda. —Nada de querer controlar. —Demanda.
Sale de su interior y vuelve a llenarla. Hace ese mismo movimiento varias veces para luego empujarse quedándose quieto, sintiendo el calor envolverlo, Kara gimotea sintiéndose ansiosa. El alfa desliza su mano por su espalda para luego bajarla a sus pecho y hacer que queden arrodillado, envuelve su brazo a su alrededor para mantenerla presa de su calor.
La cachorra deja salir un grito cuando este entierra sus colmillos en la unión de su cuello con su hombro, Leo lleva su mano a su boca callando a la loba para que no sea escuchada, espera a que esta se acostumbre a su invasión. Comienza a dar embestidas cortas para luego aumentar su ritmo cuando la loba se contrae a su alrededor. Solo es cuestión de minutos para que ambos tengan un orgasmo, suspiran extasiados y luego el león retira lento sus dientes de allí.
—¿Estas bien cachorrita?
Acaricia su abdomen y luego lame donde antes estaban sus colmillos, inhala sobre su cuello donde frota su nariz, ronronea en el oído de su hembra que gime al sentirlo salir de ella.
—Si —musita, Leo suspira para recostarla, cubre sus cuerpos desnudos con la colcha mientras que Kara deja su cabeza en su pecho y entrelaza sus piernas con las del alfa. Permanecen despiertos por varios minutos para luego caer profundamente dormidos.
(…)
Fer se desplaza por los pasillos de la mansión después de terminar de revisar un nuevo cargamento que llego, suspira totalmente agotado y se detiene cuando de la nada un hombre bastante pálido sale de un lugar no iluminado de la casa.
—¿Quién eres tú? —Cuestiona frunciendo su ceño, el hombre solo lo mira con una sádica sonrisa.
—Eso es algo que no importa, pero tú si eres de importancia, —aclara acercándose a Fer que en seguida saca su arma y apunta al desconocido que sonríe provocando que lo mire de manera confusa—Humanos ¿crees que podrás hacerme algo con eso? —Niega haciendo un extraño sonido con su boca.
—¿Qué mierda quieres? —Indaga colocando su dedo en el gatillo dispuesto a dispararle entre ceja y ceja.
—Quiero que le des un mensaje a tu hermanito, Leonardo, —expresa. —Ya que nuestros mensajes anteriores no fueron escuchados…
—Tu eres el maldito espía —expone con rabia.
—¡Bingo! —Se gorgoja para luego aplaudir. —Al fin dices algo de manera correcta, —pone los ojos en blanco.
—¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres con Leonardo?
—Venganza, —alza sus hombros. —Los míos quieren venganza por alguien de su linaje que el mato.
—Todos ustedes están muerto y tú eres el primero.
Dispara.
Uno…
Dos…
Tres…
Tres disparo en diferentes partes de su cuerpo y uno de ellos en su cabeza, provocando la molestia del desconocido al cual se le cambian los ojos a un rojo carmín, niega y a una velocidad sobre humana toma del cuello a Fer.
—Pésima elección.
Lo estrella contra una pared y luego encaja sus colmillos en su cuello, bebe de su sangre con brusquedad mientras Fer sueltan un alarido de dolor que le provoca. Eso para el hombre no es suficiente ya que se aventura a atravesar con sus manos su abdomen.
El líquido rojo empieza a brotar por su boca, retira sus colmillos para mirarlo directo a los ojos viendo el miedo clavado en ellos, sonríe con su boca manchada de su sangre.
—La guerra ha empezado, —suelta su cuerpo y con su velocidad sobre humana abandona la estancia, pasos corriendo al lugar de los hechos se escuchan y luego el grito de sorpresa por parte de Tamara al ver a Fer moribundo, se arrodilla a su lado con lágrimas brotando de sus ojos.
—Fernando, —lo llama tocando su mejilla tratando de mantenerlo consiente. —Por favor, no me abandones.—Llora mientras que este abre sus ojos mirando de manera el rostro borro de su mujer.
—Leo…
El insistente sonido de un teléfono sonar provoca que el Don deje salir un gruñido molesto, Kara se queja al sentirlo moverse en la cama.—¿Quién mierda llama a esta hora? —Se queja mirando el identificador de llamada el nombre de Tamara, frunce su ceño. —Tamara… —Se queda callado al escuchar el escándalo del otro lado y los sollozos de esta. —¿Qué está pasando?—Es Fernando —eso lo despierta y su corazón se salta un latido. —Algo lo ataco en la mansión, está muy mal, —sollozos salen de sus labios.—¿Qué tan mal esta?—Está muriendo, —su corazón se comprime y sale rápido de la cama.—¿Dónde están? —Indaga al escuchar ruido de autos del otro lado del teléfono.—Camino al hospital,<
—Es bueno verte de pies otra vez, —Leo lo abraza con fuerza mientras que inhala su olor, siente paz en su corazón por ver a su hermano en completamente bien. —Nunca pensé me quisieras tanto, —el alfa rueda sus ojos para separarse de este y cruzar sus brazos con expresión seria. —Eres como un callo en el culo, pero nunca permitiría que te pasara algo, —sentencia a lo que Fernando sonríe. —Gracias. —No tienes por qué darla, eres mi hermano. —Asiente y echa una mirada a los cachorros que vienen corriendo hasta llegar a Fer. Lo abrazan, Fer se siente a gusto y feliz de estar de vuelta. —Revoltosos, ¿Quién es el nuevo? —Mira a Valentino que se mantiene alejado de la familia. —Larga historia, —comenta Donato olfateando a Fer ya que huele como ellos. —Eres un león. Fer lo mira sorprendido y luego le echa una mirada a su hermano. —Debemos hablar. Fer asiente a lo que dice Leo y todos le dan su espacio dejándolos
—Debes ser más rápido, —suelta Leo después de haber dado un puñetazo a Fer que lo mira enfadado. —No tengo experiencia, —le recuerda a lo que su hermano rueda los ojos. —Esto es igual a las veces que peleamos en el gimnasio, usa las mismas técnicas y solo recordar que ahora tienes una increíble fuerza sobrenatural, —sugiere a lo que este asiente. Sube la guardia y observa a su oponente, Leo lanza el primer golpe y esta vez su hermano lo logra esquivar pero también lo hala del brazo para encajar su rodilla en su estómago y luego teclearlo haciéndolo caer, sonríe. —Bien hecho, —comenta el alfa aceptando la ayuda para levantarse del suelo. —Los chicos la llevan bien, —mira a los gemelos pelear con Valentino que se defiende de sus oponentes. —Son buenos, —le pasa una toalla y una botella de agua, se acercan a los chicos que se detienen. —Tienes buenos movimientos Valentinos, —halaga Leo a lo que el lobo asiente agradecido. —Mi padr
Observo los alrededores como solicito Eliecer y no veo nada nuevo, miro a los dos leones que me acompañan y ordeno que regresemos, ya que faltan aproximadamente dos horas para el nuevo amanecer. Después de que me convertí en león me siento más activo, con más energía y sobre todo con mucha fuerza, no he querido tener sexo con Tamara y eso me tiene frustrado. Cuando intente estar con ella utilice mucha fuerza y deje una marca en su brazo, me asuste y salí de la casa. Ahora la evito saliendo a hacer rondas nocturnas, sé que Tamara no me tiene miedo pero yo sí. Mi mayor temor es salirme de control y lastimarla, no me lo perdonaría, prefiero alejarme, camino hasta la parte trasera de la casa y observo a Leo llegar junto a los cachorros, regreso a mi forma humana para tomar una bata y cubrir mi desnudes. Saludo a mis sobrinos que se ven agotados y luego a mi hermano que se va a su habitación y yo a la mía donde Tamara yace dormida en la cama, suspiro. Entro al bañ
Kara deja salir un suspiro cuando logra terminar de arreglar el cabello de su hija, no entiende porque quiere estar bien peinada todos los días, pero tampoco le molesta arreglarla.—Mamma, ¿crees que Valentino se fije en mí cuando sea grande? —La loba se queda quieta sorprendida por lo que ha dicho su hija, nunca se esperó que algo como esto saliera de la boca de su pequeña Kiara.—¿No estás muy pequeña para eso?—Por eso dije cuando sea grande, sé que soy una niña, —la mira a través del espejo con una sonrisa y sus mejillas roja.—Bueno, ya para ese entonces Valentino será un hombre mayor para ti, —Kiara la mira desanimada por sus palabras, —Pero igual serás hermosa y cualquier chico te cortejara.—Pero yo quiero que sea Valentino, —reprocha.—El destino es el único que sabe, peq
—No tiene nada de qué preocuparse, sus bebés están perfecto, —anuncia mirando en la pantalla con una sonrisa.—¿Bebés? —Cuestiona asombrado Fer mirando a la mujer que frunce su ceño y asiente.—¿No lo siente?—Soy nuevo, mi querido hermano se empeña en no enseñarme mucho de este tipo de cosas, —masculla con sarcasmo lo de ‘‘querido hermano’’La señora asiente con una pequeña sonrisa.—Es porque le quita sentido el ser un león. Lo mejor es que todo le llegue por sorpresa, —anuncia a lo que Fer rueda los ojos.—¿Entonces no hay nada malo con mis bebés? —Tamara la observa ansiosa.—Así es. Las crías de leones suelen ser fuerte y por lo tanto solo deberá tomar algunas vitaminas y por supuesto alimentarse bien, —le entrega
Dos meses pasan y todo se mantiene en calma, Tamara como excusa le cuenta a su padre que estaba desde hace tiempo embarazada y que solo faltaban varias semanas para dar a luz a sus bebés pero como sabemos todo esto es falso, ya que lo que realmente sucede es que los embarazos producto de león suele ser cortos y ella no es la excepción.Su vientre se inflo bastante en esos meses que transcurrieron y el sexo de sus criaturas fue revelado, Leo se encargó de enviar a la médica de su manada para que cuide de sus sobrinos, no quiere que por nada del mundo algo salga mal durante el parto de la esposa de su hermano.—Hey, ¿Qué haces? —Cuestiona adormilado Fer cuando siente a su esposa pasear su mano por su cuerpo.—Quiero estar contigo, —masculla sentada en forma de indio en la cama, Fer abre uno de sus ojos y observa que la luz del nuevo amanecer se filtra por las cortinas.—Sabes que
—Tío, —Enzo saluda a Fer con un corto abrazo y este se alegra de que su sobrino allá llegado.—¿Por qué no ha venido Donato?—Tiene práctica de la escuela, —anuncia caminando hacia la mansión junto a Fer donde se encuentran con Tamara en el sofá, Enzo se acerca y le da dos besos en la mejilla para fijar su mirada en su abultado vientre.—Anda toca, —este la mira dudoso pero no se contiene de estirar su mano y tocarle el vientre sintiendo como sus primos se mueven ante su contacto. Acaricia por varios minutos hasta que llega Dominicko quien lo saluda eufórico.Los hijos de Leo para Dominicko son como sus nietos, a pesar de que este no contrajo nupcias con su hija, lo sigue queriendo igual.—¿Cómo está tu familia? —Cuestiona Dominicko con una sonrisa.—Bien, esperan el momento del nacimiento para venir, —anuncia.—Es bueno saberlo, tal vez nos montemos una parrillada y una pequeña fiesta entre familia, —Fernando asiente a gusto con la idea.