*—Ryan:Había trabajado como un perro hoy, sus hombros le dolían y su cuerpo estaba hecho una mierda. Quería irse a la cama de inmediato, pero era un hombre responsable y tenía que ayudar a su amada con sus pequeños.Después de que metieron a sus gemelos en sus cunas luego de una ajetreada noche, puesto que los mismo habían estado muy inquietos, Aimee y Ryan se fueron a la cama. Sin embargo, a pesar de que Ryan estaba cansado, no podía conciliar el sueño y menos con Aimee tan cerca de él. Su generoso trasero estaba presionado contra su pelvis y Ryan, quien era un hombre muy capaz, no podio evitar que su amigo, respondiera ante la cercanía del cuerpo de su esposa.¿Cómo es que podía aguantar tanto sin tocarla? ¿Sin tocar esos enormes pechos? ¿Sin delinear con sus manos sus generosas curvas? ¿Sin colocar su boca en su sexo y llevarla al cielo? ¿Sin hundirse en lo más profundo de su ser y ver las estrellas?Ryan apretó los dientes y se volvió en la cama para darle la espalda a Aimee. Est
*—Ryan:El día de la cita había llegado y Ryan estaba muy nervioso.¿Cuánto había pasado desde que tuvo una cita?Se agarró la barbilla libre de barba. Fue con su amada y recordaba que cuando estuvieron hablando sobre su relación, antes de que incluso los bebes nacieran, aun cuando las cosas entre ellos no estaban resueltas. Había sido en un restaurante y al final habían terminado en un parque que habían frecuentado cuando eran universitarios y en vez de un gran manjar, lo que habían comido fue un par de perros calientes.Sonrió.¿Quién diría que la situación cambiaria tanto desde entonces?Ryan se ajustó la corbata mientras miraba su reflejo en el espejo. Como su amada le había indicado que era formal donde irían a cenar esa noche, se había vestido con un traje, no un traje de esos que usaba para trabajar, sino algo más formal y elaborado. Quería verse bien para su amada como siempre, pero esta vez se había esmerado.Escuchó un barullo fuera de la habitación. Parecía que sus amigos h
*—Aimee:La velada había sido maravillosa.Estuvieron muy a gusto con ella, con la comida, con las bebidas, con el ambiente y el servicio. Aimee quería volver una vez más, pero por hoy, tenían que partir, pues la velada aún no había terminado, sin embargo, se alegraba de haber venido. El ligero y suave ambiente habían hecho que hablaran de cosas del pasado y de lo que les deparaba el futuro.Habían hablado de tantas cosas, como el deseo de Aimee de volver a trabajar. Aimee quería volver a trabajar cuando los chicos estuvieran más grandecitos y cuando lo había dicho, Ryan no se había negado, más bien, parecía a gusto. Se había sorprendido, pues sabía que su amado venia de una familia estricta, sin embargo, era muy permisivo.Además de esto, hablaron de los chicos. Aimee quería lo mejor para estos y la verdad es que se estaba rompiendo la cabeza pensando en el mejor jardín de niños, en la mejor niñera y en los mejores alimentos. No obstante, Ryan la tranquilizó diciendo que disfrutara d
*—Ryan:Todo había cambiado para bien.Después de aquella hermosa noche que tuvieron juntos, habían decidido volver a pasar tiempo de calidad, con los chicos y a veces ellos solos, pues, no querían que los niveles de ansiedad volvieran a subirse y de vez en cuando, decidían dejar correr la pasión, eso sí, siempre le pedían ayuda a su familia o a los chicos, quienes no decían que no.La verdad es que Ryan estaba viviendo muy feliz y se sentía muy pleno. Quizás era conformista, pero más de ahí, se dañaba. Estaba feliz con su vida y su familia.En estos momentos estaban cenando con su familia en la gran casa de los Rivers. Tanto Richard como Regina estaban allí y Ryan se sentía más feliz porque todos están reunidos. No sabía qué diablos pasaba con él últimamente, pero estaba más sensible que de costumbre, pues, Ryan muy rara vez se sentía emotivo porque su familia se reuniera, más bien, a veces era un fastidio.Sintió como Richard le pasaba un brazo por los hombros, acercándose.Si, un f
.Advertencia: Esta historia fue escrita en 2015 y refleja algunas normas y dinámicas de género que pueden ser consideradas problemáticas en la actualidad. Elementos como la sumisión femenina y ciertas relaciones con banderas rojas pueden resultar molestos para algunos lectores. Se recomienda la lectura con una mente crítica...*—Aimee:Aimee se sentía sola, terriblemente sola.Una suave sonrisa se asomó en sus labios pintados de rojo, pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos. Estaba rodeada de personas en un bar abarrotado, pero, aun así, el vacío la consumía por dentro. Tenía familiares y amigos en quienes confiar, pero su soledad no se debía a ellos. Era por otra razón, una que la atormentaba, y lo odiaba.Observó el vaso sobre la barra, el whisky empezaba a perder su frescura mientras ella se sumergía en sus pensamientos. Una carcajada amarga escapó de sus labios al recordar por qué se sentía así.Su vida era algo patética.Era una de las tantas razones por las que se sentía tan s
*—Aimee:Aimee observó con sorpresa a la figura frente a ella. Había elegido ese bar porque era el tipo de lugar que ninguno de sus amigos o conocidos frecuentaría. Lo había elegido precisamente por esa razón, pero parecía que había cometido un error.«¿Cómo diablos me encontró aquí?», pensó Aimee y bufó molesta para luego cruzarse de brazos, encarando a Ryan cruzaba de brazos.—¿Qué haces aquí? —espetó, sin molestarse en ocultar su irritación.El hombre alzó una ceja oscura, escrutándola con esos ojos ambarinos que parecían juzgarla.—Más bien, ¿qué estás haciendo tú? —replicó, su mirada tan severa que Aimee sintió como si la estuviera regañando en silencio.Un nudo de nervios se formó en su estómago. Desvió la vista, intentando evadir el intenso escrutinio de Ryan Rivers, su mejor amigo y, para complicar las cosas, el primer amor de su vida.«No dejaré que me regañe. No él», Aimee apretó los ojos, reafirmando su decisión. Era una mujer adulta, y no tenía que rendir cuentas a nadie, m
*—Ryan:Estar de nuevo en la ciudad que lo vio nacer a menudo lo llenaba de nostalgia. Boston, su antiguo hogar, seguía despertando recuerdos en él, aunque ya había construido la mayor parte de su vida en otro lugar. Ahora, su vida estaba en Nueva York, donde era presidente de una de las empresas del grupo familiar, y solo volvía a Boston en ocasiones especiales. Como ahora, cuando había venido por un motivo muy concreto: rescatar a su mejor amiga del caos emocional en el que se había sumido tras una ruptura. Pero no estaba allí para ser su niñera, o al menos eso se repetía a sí mismo.Ryan frunció el ceño mientras miraba a Aimee, quien yacía en la cama de una pequeña habitación de hotel. Estaba completamente ebria, acurrucada en un ovillo y refunfuñando incoherencias. Él se sentó al borde de la cama y, con suavidad, apartó un mechón de su cabello castaño claro que cubría su rostro. A pesar de su estado, Aimee seguía viéndose hermosa, lo que le provocó una incomodidad repentina.Frunci
*—Ryan:Aimee movía sus labios lentamente sobre los de él, con una paciencia que casi lo molestaba. Ryan permaneció inmóvil, atrapado entre el shock y la realidad. Aimee lo estaba besando y… ¡Dios! Se sentía increíble. Sus labios eran cálidos, suaves, con una dulzura inesperada.¿Así se sentía besarla?La lengua de Aimee trazó una línea delicada sobre su boca, incitándolo a corresponder. Cuando su lengua rozó los labios de Ryan, un deseo latente, desconocido hasta ese momento, despertó con fuerza. No pudo controlarse más, no cuando ella estaba tan cerca, apretada contra él, besándolo con una inocencia que solo lograba encenderlo aún más. Ryan abrió la boca, dejándola deslizar su lengua en su interior, y cuando la sintió tocar la suya, la chispa que los separaba se transformó en una explosión de pasión.El poco autocontrol que le quedaba desapareció por completo.Ryan ladeó la cabeza y llevó una mano hacia la nuca de Aimee, acariciando su piel suave antes de sostenerla con firmeza, empu