“Bueno, Sr. Thomas, para una herida de tamaño considerable debo decir que se está curando bien. La piel muestra signos de curación y no veo signos de infección, lo cual es excelente, ha cuidado muy bien su herida”. Dijo el hombre mientras envolvía las vendas alrededor de la herida nuevamente, unos días después ya había comenzado a sanar, quienquiera que estuviera atendiendo las heridas del Sr. Hammond lo hizo maravillosamente. Thomas asintió en señal de agradecimiento cuando el médico habló. Bajó la mirada hacia la herida y notó que se estaba curando mejor de lo que había pensado. Pensó en Anfisa y en cómo ella había sido la que lo cuidaba por la noche y le cambiaba los vendajes; sintió una extraña satisfacción y posesividad al saber que ella había tocado su piel. No le dijo nada al médico cuando mencionó quién lo había estado cuidando. “Parece que se ha estado cuidando bien, eso marca una gran diferencia en el proceso. Ahora, sólo recuerde: no haga esfuerzos extenuantes ni mo
“Tienes que ser fuerte, no siempre habrá alguien ahí cuando más lo necesites.” Thomas habló con voz profunda y sería mientras miraba a Anfisa que parecía prestarle mucha atención, estaban fuera de la mansión. Los acontecimientos de los últimos días le habían hecho tomar la decisión de enseñarle a Anfisa a defenderse en caso de que lo necesitara, su herida estaba casi curada así que no había problema. En este momento su preocupación era Vito y que él fuera libre de nuevo, y aunque había decidido ocultarle esta información, sería una precaución enseñarle a defenderse. “¿Estás lista?” preguntó para poder comenzar. Anfisa asintió repetidamente, sí, estaba lista o al menos eso creía. Era la primera vez que veía a Bruce en ropa deportiva, y la imagen le tomó por un poco por sorpresa. La camiseta le quedaba ligeramente ajustada, destacando los músculos definidos de sus brazos y el pecho amplio. Se veía diferente, más relajado, casi juvenil, como si el peso de su eterna seriedad se h
A través de la pantalla del monitor pudo ver a Anfisa quejándose de su dolor de cuerpo y cuando ella empezó a quitarse la ropa sucia del entrenamiento, rápidamente miró hacia otro lado.Aunque no la miraba a través de las cámaras pudo escucharla quejarse del entrenamiento y de él, aunque le dijo un par de insultos, ni siquiera se molestó, todo lo que hacía era por su bien, le gustara o no.Se reclinó en su silla y se masajeó las sienes, sintiéndose un poco culpable por sus acciones. Sabía que era duro con ella, y sabía que probablemente ella no apreciaba la forma en que estaba manejando la situación, pero era por su propio bien. Tenía que protegerla de los peligros que la rodeaban, incluso si ella no se daba cuenta. Tomó los papeles que le había traído el día del funeral de su madre, Anfisa tenía que aceptar su apellido lo antes posible.Miró los papeles por un momento antes de dejarlos a un lado.Sabía que tenía que explicarle a ella, pero no sabía cómo, ¿cómo le explicas a alguien
Ella bajó la cabeza y observó como él intentaba ponerle el zapato pero ella apartó el pie ante su toque, si él quería ayudarla tanto ¿por qué quería tomar decisiones sobre ella sin su consentimiento?Sí, ella estaba enojada con él.Thomas observó cómo el pie de Anfisa se alejaba de su contacto y, en lugar de apartarse, hizo algo impulsivo y poco habitual en él. Sin decir una palabra, tomó suavemente su pie, sujetándolo con firmeza pero sin brusquedad, atrapando su mirada con la suya mientras lo hacía. “Anfisa, escúchame.” Dijo en voz baja, con un tono serio pero inesperadamente cercano. “Sé que crees que estoy tomando decisiones por ti, pero esta vez no estoy dispuesto a soltarte. Si tengo que ser yo quien te proteja de todo lo que venga de afuera, que así sea. “Por un segundo, sus dedos se demoraron en su pie con una extraña mezcla de gentileza y autoridad, como si quisiera hacerle entender, sin palabras, que no estaba dispuesto a ceder en esto. No se trataba de imponerse, sino de
Anfisa miró la hoja que definiría si pertenecía o no a la familia Hammond, honestamente no quería ser adoptada por él ya que eso le resultaba extraño, y no entendía, ¿debería ver a Thomas como una figura paterna? Este pensamiento la hizo sacudir la cabeza rápidamente, sonaba ridículo incluso pensar en eso. Pero era lo que él quería. Anfisa se quedó allí, sola en la penumbra de la habitación, mirando la hoja de papel que reposaba sobre la mesa como si fuera un objeto sagrado y profano a la vez. El sonido de la lluvia golpeando las ventanas parecía acompañar su incertidumbre, llenando el espacio con un susurro que se sentía tan vacío y frío como la mansión en la que se encontraba. El sonido le recordó a su madre, a los días en que los truenos la hacían acurrucarse bajo las sábanas, asustada pero con la sensación de que nada podría hacerle daño. Ahora, el miedo era diferente. Era miedo a ser vista, a ser juzgada, a que la sombra de su linaje se extendiera sobre ella y la encerrara e
La voz de Thomas tenía un dejo de irritación que desapareció en cuanto la escuchó. “Selina”, comentó, casi con un suspiro, mientras se sentaba en su escritorio, tomándose un momento para recomponerse. “¿Qué quieres?”, preguntó, con un dejo de cansancio en su voz.“Eres malo, Thomas.” Se detuvo con una sonrisa mientras se colgaba el teléfono al hombro y continuaba con su baño.“Yo también estoy ocupado.” Respondió secamente. “Y cansado.” Se frotó los ojos con cansancio, tratando de apartar los pensamientos inusuales que nadaban en su mente y que no lo dejaban en paz.“Tan frío como siempre.” Dijo sin sentirse ofendida, ya estaba acostumbrada así que ya no le molestaba, en cambio sonrió al imaginar la expresión de Thomas en ese momento.Un destello de fastidio se dibujó en su rostro, pero no por el comentario. Estaba cansado e irritado por sus propios pensamientos. Como no quería lidiar con sus bromas, decidió saltarse las bromas y pasar directamente al grano. “¿Por qué llamaste?”, p
“¿Qué pasa?” preguntó Selina mientras se acercaba a él. Había ido a saludar a unas personas y acababa de regresar cuando la expresión de Thomas le llamó la atención.Thomas se volvió hacia Selina, con expresión tensa y seria. La noticia de la fuga de Anfisa lo había sacudido profundamente y eso se notaba en sus ojos. “Tengo que irme”, dijo con voz tensa. “Pasó algo en casa y tengo que irme”.Selina frunció el ceño ante la urgencia de su tono y la preocupación en sus ojos. Ella conocía a Thomas mejor que nadie allí y podía reconocer que algo grave había sucedido. Pero sin ninguna explicación, Thomas ya se alejaba caminando hacia la salida, con una mezcla de preocupación y furia recorriéndolo.Thomas no perdió el tiempo. Rápidamente se subió a su auto y condujo por las calles con una sensación de urgencia. Su mente era un caos, la idea de que ella estuviera allí, sola y sin protección, le provocó una oleada de pánico. No podía quitarse de encima la preocupación y la culpa que le arañ
Un hombre se encontraba de pie sobre un techo, mirando hacia el cielo nocturno sin estrellas. Su postura era dura y degradante, aterradora en cierto modo. Era temprano de madrugada y respiraba profundamente, aunque se sobresaltó cuando escuchó movimiento detrás de él. Sus ojos se abrieron un poco.Thomas giró bruscamente la cabeza. “¿Hola? ¿Quién anda ahí?”, dice con voz ronca y amenazante."Detective tonto", lo llamó la mujer sonriendo y levantando las manos, estaba indefensa, no era una amenaza en ese momento, por ahora.Los hombros de Thomas se relajaron un poco, aunque permaneció en guardia. "Lorena", dice en voz baja. "¿Qué estás haciendo aquí?", pregunta con los ojos entrecerrados. "¿Y dónde está Vito?", pregunta con cautela."Yo que sé, la última vez que nos vimos casi me mata." Se encogió de hombros restándole importancia, no quería hablar de eso ahora y se sentó en una banca de concreto que había allí. "Por otro lado mírate, viejo, hace años que no te veo. Los años ya habían