CAPITULO XLIV
Thomas la miró en silencio, fijamente. Sin apartar la vista de sus ojos que, a pesar de lo que intentaba ocultar, revelaban un anhelo evidente. Era el mismo deseo que él sentía, pero había algo en ella que lo hacía aún más intenso.

La calma de la noche se había desvanecido, reemplazada por la creciente tensión entre los dos. Anfisa no lo apartaba de sí, y eso le hizo entender algo que no había querido aceptar hasta ahora: Ella estaba lista, y lo que más le aterraba de la idea de tomarla, era de no ser lo suficientemente cuidadoso.

A medida que sus ojos recorrían su rostro, una parte de él quería ceder a la tentación y poseerla. La cercanía de su cuerpo le hablaba más que cualquier palabra. Pero había algo más en juego aquí. No era solo el deseo que lo quemaba, sino la sensación de responsabilidad que sentía por ella.

No era un deseo egoísta. Quería que ella se sintiera como una princesa, que fuera un acto de adoración a ella. No solo un deseo saciado.

Sin decir una palabra,
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP