'¡Si! ¡Ese es! Es justo el que quiero' exclamó Amaris casi mareada por la emoción mientras se acercaba y acariciaba con la mano el hermoso material.
La tela blanca parecía brillar con la luz y el efecto era casi hechizante.
'Fantástico, ¿le gustaría probárselo ahora? Coincide con sus medidas, pero puede que necesite una pequeña modificación....' empezó a decir la vendedora antes de que Amaris la interrumpiera entusiasmada. 'No, está bien. Me lo llevaré a casa y haré que la costurera le eche un vistazo por si necesita algún arreglo. Vendrá esta noche a hacer unas modificaciones a unos trajes de fiesta que compré para la luna de miel, así que no será un problema' dijo sonriendo.
Con un gesto de la cabeza, la vendedora empaquetó todo y le entregó el vestido para que se lo llevara a casa.
Ella estaba deseando llegar a casa y probárselo.
Amaris se admiró feliz en el espejo de cuerpo entero mientras la costurera se despedía y salía de la habitación con un montón de vestidos.
Sonrió con nostalgia mientras alisaba con las manos la delicada tela de su vestido de novia.
Esta era la última noche que sería Amaris Anderson, hija del Rey Alfa. Mañana sería Amaris Lunaris, esposa y compañera de Fernando Lunaris, el futuro Rey Alfa.
Se tapó la boca con la mano y reprimió el chillido que casi se le escapa de los labios.
Por fin saldría de aquella ala de la mansión olvidada por Dios y se trasladaría a su propio piso con su marido. Solo tendría que ver a su madrastra y a su hermanastra en días especiales y podría evitar cualquier contacto con ellas la mayoría de los días.
Se mordió el labio con nerviosismo. ¿Debería ir a enseñarle el vestido a su padre? Él lo vería mañana, pero… ya tenían tan poco tiempo juntos que sería agradable pasar la última noche aquí con él como su hija.
Amaris suspiró. Deseaba que su madre estuviera aquí. Aunque su padre había traicionado a su madre y se había buscado una amante, Amaris no podía evitar sentir que si ella hubiera vivido, las cosas habrían sido mucho más fáciles. Tal vez habría tenido más hermanos.
Con un último giro y una risita de satisfacción, abrió la puerta de su habitación y salió al pasillo.
A medida que avanzaba por las habitaciones y suites de esta planta, podía oír los gemidos y gruñidos de una pareja en una intensa sesión de s*xo. Soltó una risita y puso los ojos en blanco.
Aún no había tenido la oportunidad de intimar con Fernando, ya que se había propuesto reservarse hasta que se marcaran el día de su boda.
Tras pronunciar sus votos y celebrarlo con la manada, la familia se retiraba al templo interior de la luna, donde esperaban los ancianos. Se trataba de un asunto sencillo, con palabras íntimas entre la pareja apareada y un intercambio de votos que volvería a producirse, pero esta vez, sus lobos tendrían la oportunidad de decir sus votos a su pareja predestinada.
Era un ritual que fomentaba los actos de servicio mutuo y, una vez concluida la ceremonia, regresaban a su habitación y disfrutaban el uno del otro como pareja apareada. Amaris se sonrojó intensamente al pensarlo y ahogó una risita. Llevar la marca de Fernando no le aportaría más que orgullo, era leal hasta la exageración…
'M*erda, Jess...'
El golpeteo de la cabecera contra la pared se intensificó mientras Amaris se quedaba paralizada. 'No... ¡No puede ser!'
Giró la cabeza hacia la puerta que estaba a punto de cruzar y vio que estaba entreabierta. Tragó saliva nerviosa mientras su corazón se aceleraba. Se había equivocado... ¡Tenía que haberse equivocado!
'¡Fernando.... oh, m*erda... más profundo... más fuerte!' La voz chillona de Jess suplicaba entre gemidos jadeantes.
Las piernas de Amaris parecían tener mente propia cuando se colocó junto a la rendija de la puerta. La empujó y trató de mirar la tenue luz de la habitación, pero no fue suficiente.
Respiro hondo y empujó un poco más la puerta. Sintió que el pecho le iba a estallar al contener la respiración mientras se abría la grieta.
Cuando vio a su hermana tumbada debajo de su futuro marido, se llevó las manos a la boca para ahogar el grito de horror mientras cu corazón se hacía añicos al instante.
Mientras Fernando rugía liberándose dentro de su hermana, Jess giró la cabeza hacia la puerta con una sonrisa burlona. Un frío intenso se apoderó de Amaris como si le hubieran echado un cubo de agua helada por encima mientras se quedaba mirando, con los ojos muy abiertos y la boca abierta por la incredulidad.
Jess levantó la mano e hizo un gesto en su dirección con una sonrisa de suficiencia dibujada en el rostro mientras Fernando se desplomaba sobre ella, besándole el cuello con ternura.
Amaris tenía ganas de gritar, enfurecerse y sollozar, pero guardó silencio mientras cerraba la puerta y los puños con rabia.
Con la mirada perdida, bajó las escaleras y salió en medio de la noche. Amaris había caminado aturdida durante un buen rato, con la mente en blanco por la escena con la que se había topado.
Se suponía que eran compañeros predestinados… ¿Qué había pasado? Era tan raro encontrar a la otra persona hecha exactamente para ti que, cuando sucedía, las relaciones eran casi infalibles. Era muy raro que alguno de los dos buscara a otros para sentirse satisfecho, porque sus lobos simplemente no lo permitían.
Maena, la loba de Amaris, había permanecido en silencio durante todo esto, pero ella podía sentir la furia que la recorría.
A Maena nunca le había gustado hablar demasiado. Cuando Amaris intentaba hablar con ella, la mayoría de las veces se quedaba callada. En ese momento comunicaba sus sentimientos sobre los temas con suficiente claridad y rara vez eran necesarias las palabras para conocer su opinión.
El entumecimiento que había llevado a Amaris a la ciudad había empezado a desvanecerse y el dolor que recorría su corazón era insoportable.
Amaris resopló miserablemente mientras miraba a su alrededor. De algún modo, había acabado en el popular barrio de discotecas de la ciudad, conocido por su ambiente nocturno. Los fuertes ruidos que emanaban del interior de algunos edificios no hacían más que recordarle los intensos y rítmicos latidos que oía cuando apoyaba la cabeza en el pecho de Fernando. Esto hizo que la pena volviera a invadirla. Tal vez puedas encontrar un bar más tranquilo, gruñó Maena. Amaris dio un respingo al oír de pronto una voz ronca en su cabeza y tardó un momento en recuperarse lo suficiente para responder. 'Pero… Maena… Yo no bebo… Nunca lo he hecho' protestó. 'Tampoco los compañeros predestinados se acuestan con la hermana de su compañera… y, sin embargo, aquí estamos. Ahora parece el momento perfecto para empezar a beber' respondió brutalmente sin tacto en sus palabras, duelen, pero es la cruel verdad. Amaris se mordió el labio, insegura de qué responder, y sintió que Maena suspiraba con fuerza. 'A
'¿Puedes estar seguro de que serían sinceras sobre ese asunto? La maldición te quitó la capacidad de encontrar a tu verdadera pareja. ¿Quién dice que las malditas brujas no enviarán impostoras para intentar apoderarse de la manada? Esto no es algo trivial de lo que reírse' respondió frustrado Ben' Amaris abrió mucho los ojos. ¿En qué se había metido? No reconoció la voz, pero su situación parecía difícil. Cuando se inclinó hacia adelante sobre la puerta para intentar ir mejor, esta se abrió de golpe y ella salió dando tumbos, golpeándose contra la pared de enfrente con un sonoro gruñido. De dolor, dejando ver sus colmillos y el brillo de sus ojos dorados. Maena soltó una risita. '¿Olvidaste cerrar bien la puerta?' 'No estás ayudando…' Amaris replicó mientras se agarraba el punto de la cabeza que había impactado contra la pared y hacía una mueca de dolor, era inevitable que en una pequeña muestra de dolor sus colmillos no saliera, resplandecientes con un blanco perlado perfecto. Cu
'También se te pedirá que no reveles a nadie información sobre este contrato o sobre la maldición de Alfa. Las consecuencias serán inmediatas y brutales si lo haces ¿Esta claro?' 'Me parece bien. Aunque tengo una petición propia' El Alfa Nocturne entrecerró los ojos ¿Que iba a exigirle exactamente? se preparo para unas exigencias desorbitadas y se mantuvo impasible mientras esperaba. 'Puedes pedirlo...' Ben declaro en un tono no comprometedor, mientras le hacia señas para que continuara aunque se veía dudoso en sus movimientos. Ella respiro hondo y sonrió dejando ver sutilmente sus colmillos. 'No es nada importante, no te preocupes. En primer lugar, antes de volver a la manada con ustedes, quiero tener la oportunidad de despedirme de mi familia. Segundo, quiero poder continuar con mi trabajo en la empresa de mi antigua manada si es posible. Tercero... quiero poder seguí viendo a mis amigos' 'Deberías haberle pedido las b*las de nuestro compañero b*stardo en una bandeja de oro' re
Ella resopló en voz baja y se inclinó para susurrar al oído de Amaris. ‘No me extraña que Fernando no pudiera esperar a estar adentro de mí, solo mira como estás’ dijo burlándose. Amaris cerró los dedos de sus manos en puños mientras luchaba desesperadamente por impedir que Maena se lanzara sobre Jess y agravará la situación. ‘No te quedes ahí sin hacer nada, la p*utita tiene que saber cuál es su sitio. Déjame darle su lección que no olvidará’ gruño Maena enfadada. ‘Maena, no podemos, aún no tiene una loba. Conoces las leyes, no sería una pelea justa, y el castigo…’ ‘A la m*eres con el castigo, Amaris, déjame morder un poco de ella, tal vez quitarle uno de sus miembros. Al menos así tendrá menos partes que envolver alrededor de los compañeros de otras personas’ chasqueo la lengua con maldad mientras intentaba avanzar. Amaris cerró los ojos con fuerza, apretó la mandíbula y luchó contra su loba mientras Jess soltaba una risita. ‘Ahh ¿Qué pasa? ¿Esta molesta tu loba? ¿Celosa? Es p
El impactante silencio duro solo unos segundos antes de que su padre estallara furioso, gritando incoherencias, mientras Jess y Amanda hacían todo lo posible por calmarlo.Amaris observó su lucha sin emoción ni temor. Ya era hora de que todos escucharán algunas verdades.‘¡Amaris, ya basta, has ido demasiado lejos! ¡Mira cómo está tu padre! Después de todo lo que he hecho…’ Espetó Amanda mientras forcejeaba con su marido tratando de calmar a su lobo.‘¡¿Todo lo que has hecho?!’ río incrédula.‘¿Dime qué parte debería agradecerte, Amanda? ¿La parte en la que seducías a mi padre para que rompiera su sagrado vínculo de pareja? ¿Quizás, la parte en la que mi madre perdió su lucha y se rindió ante la vida? ¿O tal vez debería estar agradecida por las veces que me has expulsado de esta miserable fachada de familia y me has excluido en favor de tu propia sangre?’ espeto con desdén.Jess hizo todo lo posible por apaciguar a su madre antes de girar furiosa y segui a Amaris deteniéndose a milíme
Amaris se despertó sobresaltada por el incesante vibrar de su teléfono en la mesita de noche.Con el corazón latiéndole desbocado por haber sido despertada a la fuerza de forma inesperada, tanteo el lugar tratando de encontrar el dichoso aparato con la vista nublada.Cuando sus dedos se cerraron finalmente en torno a la familiar superficie de su teléfono, se apresuró a comprobar la pantalla de llamadas y vio el nombre de su infiel ex parpadear en la pantalla.Entrecerró los ojos y pulso el botón de rechazo antes de tirarse de nuevo en la cama. En sus notificaciones aparecieron treinta dos llamadas perdidas y un torrente de mensajes de él a través de SMS y redes sociales. Amaris resoplo de forma burlona ¿Ahora me necesita?Giro la cabeza sobre la almohada y observo su habitación. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro cuando sus ojos se posaron en el vestido de novia desechado y arrugado en un rincón de su habitación, lanzado ahí con desprecio.Se suponía que iba a casarse hoy… El
Los ojos de Amaris ardían con una furia que desconocía y gruñó de forma amenazadora, con un tono que transmitía su intención mortal.‘Esta vez me has presionado demasiado, Jess. Puedes quedarte con el b*stardo. Quédatelo, móntalo a tu antojo, dale tantos cachorros como puedas y vive feliz. Mientras lo haces… ¡Nunca! Pero nunca, vuelvas a acercarte a mi puerta ni a dirigirme la palabra, ¿Me entiendes?’Jess asintió furiosa, adquiriendo un espantoso tono púrpura mientras arañaba desesperadamente el brazo de Amaris.‘Si alguna vez me entero de que mi padre ha sido maltratado o tiene una muerte prematura, que sepas que volveré aquí con una furia que nunca has visto antes y te aniquilaré a ti y a tu madre, ¿Me he explicado bien?’ Rugió Amaris.Jess volvió a asentir irritada, con los ojos en blanco, mientras sus intentos de apartar el brazo de Amaris se debilitaban. Con un bufido, Amaris, la soltó bruscamente y, con una última mirada de desprecio, se encaminó hacia la puerta principal para
'¿No hechas de menos a tu padre? ¿Alguna vez hablo contigo?', pregunto Amaris vacilante. Sintio una punzada de dolor y solto un suave quejido, seguido rapidamente de un gruñido rapidamente por un gruñido de ira. 'Es peor que tu padre. Guarda silencio constantemente y nunca responde a mis intentos de relacionarme con el. Es como si estuviera muerto' se quejo 'Si eso es lo que quiere, que asi sea. Una excusa de m*erda para un padre para ambas' La boca de Amaris se torcio mientras se concentraba en la carretera. En ese momento sono su telefono y la llamada se transfirio al sistema integrado del coche, conectado con la pantalla HUD de diagnostico a bordo. Toco la pantalla para aceptar y respondio a la llamada. '¿Hola?' 'Amaris, ¿Donde estas?', sono la voz preocupada de su mejor amiga. Amaris se estremecio y bajo rapidamente el volumen mientras contestaba. 'Estoy conduciendo en este momento ¿Esta todo bien?' '¡Iba a preguntarte lo mismo! Escucha, estoy en el trabajo en este momento