Capítulo 9.1

Curarlo fue lo primero que tuvo que hacer, pero se tardó a propósito con tal de no enfrentarlo de nuevo y ahora había empeorado. Era extraño, Alaric no mostraba los mismos síntomas, aunque no estaba tan herido.

Con las manos temblorosas comenzó a recorrerle la espalda para inspeccionar las heridas, pero en lugar de empeorar estaban sanando con rapidez.

Su lobo parecía luchar contra lo que le había dado el alfa y eso parecía estar provocándole fiebre. El beta le contó que le ocurría lo mismo y no mencionó que su lobo estuviera tan inquieto.

«Pero Alaric no tiene una compañera por la que quiere luchar», le dijo una voz en su mente que asoció a su conciencia.

—¿Por qué tienes fiebre? —susurró y Ethan abrió los ojos.

Su mirada era vidriosa, parpadeó con lentitud e intentó enforcar sus ojos en ella.

—¿Tala? —Se frotó los párpados y volvió a mirarla—. ¿Estás aquí o estoy soñando? —Intentó moverse, pero emitió un gemido de dolor y volvió a quedarse quieto.

Por inercia, su mano se movió
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