CAPÍTULO 12Tala se sostuvo del brazo del brazo de Kailen en cuanto se lo ofreció. Apenas el alfa se fue, el hombre se acercó a ella con el semblante cargado de una preocupación que de verdad parecía genuina. Tal vez deseaba creer que era así, su mente no se detenía ni un solo segundo. Intentaba buscar una forma de conseguir liberar a Alaric y a Ethan antes de que ese monstruo los destrozara, pero eso solo podría conseguirlo con algo de ayuda interna. —¿Estás bien? —preguntó Kailen en cuanto estuvieron lo suficiente alejados para que nadie pudiera escucharlos. Tala negó con la cabeza y no pudo evitar que las lágrimas nublaran su visión. —¿Cómo podría estarlo? Cometí el peor error de mi vida al marcharme de mi manada y ahora arrastré en mi mala suerte a dos personas que no deberían estar aquí. De pronto, Kailen miró a su alrededor como si buscara algo y unos pasos más adelante la empujó con demasiada brusquedad hacia el interior de una casa. A Tala no le dio tiempo a quejarse o
Aquel tónico que el alfa le obligó a beber era diferente al del día anterior. Lo notaba, incluso tenía frío, algo que no sintió desde su transformación en lycan. Daba gracias a que les habían dado ropa con que cubrirse, pero el torso debían tenerlo al descubierto para que nada amortiguara los golpes. Quizá se debía a que era la segunda dosis y su lobo en lugar de parecer dormido, se había esfumado como si nunca hubiera existido. No iba a negar que estaba muy preocupado, pero continuaba pensando que había tomado la decisión correcta. Tala era su prioridad y mantenerla a salvo era todo lo que importaba. Aunque no tenía la menor idea de cómo iba a lograr hacerlo sintiéndose tan débil. —¿Estás bien? —escuchó el susurró de Alaric a su lado. Su amigo no parecía debilitado, al contrario, se dio cuenta de que el beta intentaba disimular su fuerza, pero había momentos en que se olvidaba y apartaba las piedras enormes como si no le costara el mínimo esfuerzo. —No tan bien como tú, por l
El día transcurrió como si cada hora estuviera envuelta en una bruma escalofriante. Tala aún continuaba procesando la conversación con Kailen. Se sentía una marioneta del destino que sin importar las decisiones que tomaba todo la llevaría al mismo punto. Quiso alejarse de su manada sin enfrentar a las personas que la dañaron, ahora tenía que regresar y no solo eso, deseaba hacerlo porque cualquier cosa era mejor que aquel infierno. Quiso vengarse de la persona que la desfiguró y fue a parar a la manada del verdadero culpable. Deseó alejarse del hombre que amaba y estaba allí, frente a él, observando cómo lo obligaban a trabajar hasta la extenuación mientras se divertían golpeándolo. Al menos, el alfa parecía haber cambiado de opinión y le dio órdenes a sus hombres para ser más suaves porque, cada vez que alguno de los guardias quería golpearlos con más rudeza, el beta intercedía y detenía el castigo. Kailen y ella se mantuvieron en silencio después de aquella conversación, casi t
Ethan podía morir de hambre, pero no quería salir de la habitación porque no era capaz de mirar a Tala a los ojos sin hacer algo impulsivo y decir cosas de las que después se arrepentiría.Alaric le repitió varias veces que no se dejara manipular por el alfa, pero su amigo había sido el primero en encerrarse en sí mismo cuando ese hombre comenzó a mencionar a Emma. No había duda de que el alfa sabía manipular e infligir dolor, que tomaba la información y la retorcía a su antojo hasta hacerlos sangrar, pero esa información solo podría haberla conseguido si alguien cercano a ellos se la contaba. Y si ellos nunca hablaron, la única que quedaba en esa ecuación era Tala. De alguna forma, ella llegó a saber antes de marcharse de la manada sobre los sentimientos de Alaric hacia Emma. Tala siempre fue muy observadora y quizá los estuvo vigilando sin que se dieran cuenta. Era la única explicación.Su compañera se había cargado de tanto rencor que no tuvo reparos en contarle al alfa todo cuan
Tala escuchó el grito de Alaric pocos segundos después de que Ethan huyera de ella.—¡Fuera de aquí! No necesito que me enjabones, pervertido. —Pero bien que querías enjabonarme a mí ayer.Negó con la cabeza al escucharlos, seguro comenzarían a discutir como siempre. Estaba claro que Ethan quería poner distancia entre ellos o no habría huido de esa forma y menos para meterse en un baño que sabía que estaba ocupado. Tuvo el impulso de acercarse e intentar escuchar cuando sus voces se hicieron susurros, pero al final retrocedió y se alejó de la puerta. Intentó centrarse en preparar la cena mientras pensaba en una forma de contarles todo lo que sabía sin que Ethan enloqueciera al saber que el alfa quería muerta a su hermana. Sobre todo, quería encontrar las palabras correctas para explicarle que ese monstruo que los torturaba, por más extraño que pareciera, era el padre de Endora.En algún momento terminó de preparar la comida y ninguno de ellos salió del baño. Se sirvió y se sentó a
Ethan cerró la puerta de la habitación después de dejar que Tala entrara y se dejó caer sobre ella para que no se le ocurriera volver a salir, pero ella no parecía querer escaparse. Sus miradas se encontraron y una mezcla de emociones se reflejó en los ojos de ambos. El dolor, el anhelo, el amor que aún persistía a pesar de todo lo que habían pasado revivió en cortos segundos en los que se vieron hasta que ella apartó el rostro. —No te quedes ahí, ven, siéntate, debes estar casando. —Su compañera le ofreció la mano para que la tomara y él no fue capaz de sostenerla a pesar de que deseaba hacerlo y no volver a soltarla nunca. Al ver que no se movía, Tala dejó caer el brazo y suspiró—. Está bien, si quieres quedarte ahí lejos de mí, lo entiendo. Al menos espero que me permitas explicarme. Ella se dirigió hacia la cama y se sentó a un lado. A simple vista parecía tranquila, como si Alaric no la hubiera atacado unos momentos antes ni acabara de reconocer que quería matar a Emma. Era v
Tala se quedó observando a Ethan después de su estallido. Una parte de ella se arrepentía de haber dicho lo que pensaba porque no quería perderlo, pero al final, nunca fue suyo. Por unos momentos, se permitió creer que era posible, pero cuando la soltó sobre la cama y comenzó a mirarla, todos los miedos regresaron. Ella siempre cargaría con las dudas y esa vocecita en la cabeza que le gritaba que él solo se comportaba así por lástima no la abandonaría nunca. —El día que me pidas que me marche porque de verdad lo deseas me iré, pero ese día aún no ha llegado y tú no quieres que te haga caso. No pienso irme, me voy a quedar aquí, hoy y siempre. Así que es mejor que te lo metas en la cabeza y te hagas a la idea porque no conseguirás que cambie de opinión. —Ethan la sacó de sus pensamientos y, antes de que pudiera impedírselo, la sujetó del tobillo y comenzó a acariciar con suavidad el inició de sus cicatrices. —¿Q-Qué estás haciendo? —balbuceó e intentó apartarse, pero la sujetó sin n
Quería decir que sí, que se la daría, aunque después todo fuera una mentira y la destrozara otra vez, pero de nuevo solo fue capaz de pronunciar su nombre.—Ethan… —Eso es lo único que necesito, tu boca pronunciando mi nombre y una oportunidad para que me dejes demostrarte lo hermosa que eres para mí —murmuró y su aliento caliente rozó sus labios. Tala asintió con la cabeza. Su cerebro era incapaz de enviarle la orden de hablar, pero para él no fue necesario porque en cuanto le dio su consentimiento, su boca se apropió de la suya en un beso que la hizo temblar. Ethan la sujetó de la nuca para atraerla más e impedirle separarse, pero, para ese instante, ella ya no tenía la fuerza para negarse a nada de lo que él le propusiera. Se aferraba a sus hombros para acercarlo más porque si no lo tenía pegado a su cuerpo iba a volverse loca. A pesar de sus intentos por fundir su cuerpo con el suyo, él parecía tener otros planes porque sonrió sobre sus labios y una de sus manos comenzó a baja