Capítulo 57

Desde que Asher se marchó de la cocina, Emma pasó las siguientes horas con su tatarabuela. Encontró a Endora en la habitación en la que se había instalado. La mujer estaba acostada en la cama y no tenía buen aspecto.

Se veía muy enferma.

—¿Te sientes bien? —Su tatarabuela intentó sentarse en la cama con esfuerzo y Emma la detuvo—. No hace falta que te levantes, abuela.

Se apresuró a acercarse a la cama y se sentó a su lado. En tan poco tiempo, sentía un amor profundo por esa mujer, quizá era por los lazos familiares que las unían, o porque era incapaz de creer todas las cosas malas que hablaban de ella. Sin importar la razón, la amaba.

—No te preocupes, solo son los achaques de una anciana, y tú, ¿cómo te sientes? ¿Fue productiva la charla con ese lobo tonto? Tardaron tanto en ponerse a hablar que al final agoté mis fuerzas y no logré enterarme de nada.

—¡Abuela! ¿Me estabas espiando? —le reprochó y Endora se encogió de hombros sin ningún tipo de arrepentimiento.

—A mi edad ya no
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