Tala despertó cuando sintió que el agua mojaba sus labios resecos y el agradable calor de una hoguera. —Está despertando —escuchó una voz masculina que no conocía y quiso fingir que volvía a perder el conocimiento. No podía creer que esos hombres la habían curado después de dañarla solo para continuar con su tortura. —Eso es bueno, se recupera rápido, así podrá caminar y no habrá que cargarla —contestó otra voz—. Ya quiero llegar a la manada. —Tú siempre tan práctico —le contestó el que se encontraba a su lado—. No le hagas caso, mujer, Kailen odia las interrupciones y está molesto. Puedes dejar de hacerte la dormida, sé que estás despierta. A Tala no le quedó otro remedio que abrir los ojos y el rostro que la recibió no tenía nada que ver con el de los hombres que la habían atacado. El semblante de este era amable y cuando intentó sentarse para poder ver al dueño de la otra voz, descubrió a otro hombre con el ceño fruncido y expresión malhumorada, pero no detectó peligro en ello
Ethan sentía rabia hacia sí mismo. Tala desapareció una semana antes de que Emma tuviera la visión y nadie dio la voz de alarma. Si él no le hubiera dejado espacio, ahora no estarían tan perdidos. Tendría que haberla vigilado así ella no quisiera. Se movilizaron con rapidez para averiguar quién la había visto por última vez, pero eso no sirvió de mucho. Uno de los guardias de la frontera admitió haberla visto en mitad de la noche, pero no le dio importancia porque el alfa no había prohibido que los miembros de la manada salieran, solo se les ordenó que nadie entrara. Una mujer sola, indefensa y escapándose en mitad de la oscuridad y ellos no le dieron importancia. Ethan quería estrangularlos. Por culpa de los guardias, Alaric y él llevaban un mes vagando sin rumbo y sin señales de su compañera. Si en algún momento hubo un rastro de Tala, la nieve lo había borrado. No tenían la menor idea de hacia dónde se había dirigido o si estaría bien. Tenía que estarlo, Ethan no podía pensa
Después de encontrar la única pista de su compañera y de que Alaric le diera una paliza para hacerlo reaccionar, habían descubierto que aquel territorio pertenecía a la manada de Valley of Shadows uno de los clanes de lobos más importantes y fuertes.—Esto no es bueno —murmuró Alaric. —¿Cómo que no es bueno? Por primera vez en un mes tenemos un rastro de Tala que nos lleva hasta aquí. Yo veo las cosas muy claras, voy a entrar ahí y me llevaré a mi compañera. Si quieres hacer tus negociaciones y alianzas en el proceso para lamerle el culo a Asher ese ya es tu problema. —Debí golpearte más fuerte —bufó el beta y suspiró como si ya no lo soportara más. En eso estaban a mano, después de aguantarlo día tras día y noche tras noche, él también necesitaba un descanso de soportar la presencia de Alaric. —Solo en tus sueños volverás a golpearme, lobo inferior. Ahora, ilústrame, rey del pesimismo, ¿por qué según tú esto no es bueno? —Diosa, dame paciencia porque si me das fuerza lo mato —gr
Tala llevaba un mes en la nueva manada y, aunque allí todo era diferente de Silvershade, continuaba siendo invisible para todo el mundo. El ambiente era extraño, aunque intentó pensar que solo eran imaginaciones suyas y que con el tiempo se adaptaría, podía notar la tristeza que se respiraba en el ambiente.Todavía no había conocido al alfa y tampoco había tenido contacto con otros hombres de la manada. Tampoco es que lo deseara, con que la hubieran admitido tenía más que suficiente. En cuanto llegó junto a Irvin y Kailen, ellos se retiraron y ella fue llevada a una casa, que si bien era humilde, era muy amplia y con muchas habitaciones. Para su sorpresa, era el lugar destinado para las omegas. Al saber eso, creyó que aquello era una señal del destino. Casi no lo podía creer. Tanto tiempo siendo la única en su manada y ahora estaba rodeada de mujeres iguales a ella.Al principio, aquello la hizo pensar que estaba en el lugar correcto y se negó a ver los comportamientos extraños que
Cuando escuchó a su compañera negar que lo conocía y recibió su mirada de rechazo, Ethan no pudo evitar golpear el suelo con los puños y recibir un nuevo latigazo de dolor por el roce de las cadenas. —Tala —volvió a susurrar su nombre y sintió que Alaric intentaba llamar su atención para que se mantuviera en silencio. Lo ignoró y no le importó que todos lo escucharan, necesitaba convencerla—. Sé que te hice daño, pero eres mi compañera, solo quiero llevarte de vuelta conmigo y que lo arreglemos. Siento mucho no haberme… —No sé de qué habla, alfa —Ella se apresuró a desmentirlo y le dio la espalda como si no tuviera el mínimo sentimiento hacia él—. Yo no he encontrado aún a mi compañero y a este hombre no lo conozco de nada —tras pronunciarlo con demasiada seguridad, lo miró con odio y murmuró—. Y si alguna vez lo conocí, he perdido la memoria. El dolor por sus palabras fue reemplazado por la rabia cuando vio que el alfa se acercaba a su compañera, le colocaba un brazo alrededor de
No tenía ni idea de qué esperar del alfa después de haber perdido el control y comenzar a gritar enloquecida, pero de lo que sí estaba segura es de que no habría esperado aquella reacción. El hombre comenzó a carcajearse como si ella fuera todo un espectáculo, su bufón personal del que podía reírse. Se notaba que disfrutaba viéndola mal y ella le estaba dando lo que deseaba.—Los lobos siempre tan dramáticos —se carcajeó—, con sus estupideces de parejas predestinadas, con ese amor para toda la vida. Te diré algo, omega, podría matarte —pronunció con lentitud e hizo aparecer unas enormes garras en sus manos que la hicieron dar un paso atrás—, pero no acostumbro a deshacerme de los lobos a los que puedo sacar provecho. Tala se abrazó a sí misma para evitar el temblor, pero solo consiguió verse más desvalida. —¿No va a matarme? —logró preguntar con la voz clara a pesar de los nervios. —No me has dejado terminar, lo que quería decir es que no acostumbro a deshacerme de los lobos a los
Cuando Ethan fue alejado de Tala en contra de su voluntad intentó defenderse a pesar de las cadenas, pero algo en él había cambiado. Se sentía más débil y como si una parte de sí mismo hubiera sido arrancada. Miró a Alaric de reojo y pudo ver que la expresión de su amigo era de desconcierto. Ethan intentó comunicarse con él a través del enlace mental, pero fue como si sus pensamientos dieran a parar a un canal sin salida. Todo era muy extraño. Sin poder evitarlo y sin saber si Tala estaría bien, se tuvo que convencer de que ella ya llevaba algún tiempo allí y había permanecido a salvo. A pesar de su rechazo hacia él, la seguridad de su compañera era lo único que le importaba. Entre risas de los guardias y empujones, fueron llevados como un trofeo al que exhibir por la zona más concurrida de la manada. Ethan esperó abucheos, quizá más agresividad hacia ellos, pero aquel lugar era demasiado extraño. Había una clara división entre su gente, las mujeres se encerraban asustadas en el
CAPÍTULO 7«Debes mirar, Tala. Si no lo haces, tendré que obligarte y no quiero hacerlo, por favor. No te beneficia en nada que me pongas todo más difícil, tampoco te interesa que sea otro el que se ocupe de que te quedes aquí y te obligue a ver lo que ocurre». Las palabras que Kailen le susurró en el oído y la mirada de lástima que le dedicó, se repetían una y otra vez en su mente a lo largo de las horas. Conforme pasaba el tiempo y aquella tortura se repetía sin descanso como en un bucle, el efecto en ella continuaba siendo el mismo. Dolía, cada latigazo que silbaba en el aire y chasqueaba en el cuerpo de Ethan era como si lo recibiera ella. Alaric apenas había recibido un par de ellos al comienzo y en cuanto comenzó a trabajar los guardias lo dejaron a un lado. Estaba muy claro a quién iba dirigida la tortura y más claro aún estaba que el alfa sabía lo que ella sentía por Ethan.—No me obligues a seguir mirando —rogó a Kailen, pero el hombre negó con la cabeza—. Por favor, no lo